📝HISTORIA EN BREVE

  • La diabetes tipo 2 daña de manera directa la habilidad del corazón para producir energía, lo que aumenta la vulnerabilidad a la fatiga, la inflamación y la insuficiencia cardíaca
  • Estudios de tejido cardíaco humano demuestran que las mitocondrias (que son las fuentes de energía de las células) pierden componentes clave en los corazones de las personas con diabetes, lo que obliga al corazón a latir con menos energía
  • El metabolismo de las grasas y los azúcares pierde efectividad, y las reservas de combustible no pueden brindar apoyo, lo que deja al corazón sin fuentes de energía confiables
  • Los cambios estructurales dentro del corazón, incluyendo la acumulación de colágeno similar a una cicatriz y el debilitamiento de las proteínas que controlan el calcio, hacen que cada latido sea menos coordinado y menos potente
  • Puede abordar esto si reduce el ácido linoleico (AL) de su alimentación, elige los carbohidratos adecuados, limita las toxinas ambientales, utiliza la luz del sol de manera estratégica y controla su resistencia a la insulina con HOMA-IR para proteger los sistemas energéticos de su corazón

🩺Por el Dr. Mercola

La diabetes tipo 2 es una afección que altera la forma en que funciona todo el cuerpo. Se caracteriza por la resistencia a la insulina y los niveles elevados de glucosa, pero lo primero que se suele sentir son dificultades cotidianas, como fatiga constante, micción frecuente, sed insaciable o debilidad que no desaparece. Si no se trata, deteriora poco a poco los nervios, los riñones, la visión y, en última instancia, el corazón. Además, si no se controla, la diabetes supone una gran carga para el sistema cardiovascular.

El corazón comienza a perder su ritmo natural, se acumula líquido en los tobillos y algunas tareas sencillas como subir escaleras se vuelven agotadoras. Los síntomas sutiles a menudo progresan hasta convertirse en complicaciones cardíacas graves, incluyendo la insuficiencia del músculo cardíaco para bombear sangre de manera efectiva. Estos cambios explican por qué las personas con diabetes se enfrentan a un riesgo mucho mayor de insuficiencia cardíaca, incluso cuando sus arterias están saludables.

Analizar más de cerca cómo la diabetes remodela el corazón a nivel celular le ha permitido a los investigadores descubrir respuestas que ayudan a explicar estos síntomas preocupantes. Sus hallazgos demuestran por qué la energía falla dentro del corazón y señalan las causas fundamentales que impulsan su declive. Esto sienta las bases para explorar cómo la diabetes perjudica los sistemas energéticos de los que depende el corazón.

La diabetes altera los sistemas de energía del corazón

En un estudio que se publicó en EMBO Molecular Medicine, los investigadores examinaron cómo la diabetes tipo 2 altera la estructura y la función del corazón humano.1 En lugar de basarse solo en modelos animales o predicciones por computadora, los investigadores analizaron tejido del ventrículo izquierdo humano de personas con y sin diabetes. Esto les permitió observar con gran detalle cómo la diabetes remodela el corazón a nivel celular, en particular en casos de insuficiencia cardíaca.

El equipo identificó cambios exclusivos de la diabetes cuando examinaron corazones tanto de personas con diabetes como sin ella. Los hallazgos resaltan que estos cambios no son solo el resultado de arterias obstruidas o enfermedades cardíacas en general, sino que se relacionan de manera directa con la forma en que la diabetes altera el metabolismo energético y la remodelación de los tejidos.

• Evidencia clara de colapso del sistema energético: los componentes clave de mitocondrias se redujeron de forma significativa en los pacientes con diabetes. Esto significa que el corazón tuvo menos partes funcionales para crear adenosín trifosfato (ATP), que es la molécula que impulsa cada latido. Sin suficiente ATP, el corazón tiene dificultades para mantener su fuerza de bombeo, lo que provoca falta de aire y fatiga incluso con un esfuerzo leve.

• El metabolismo de las grasas está afectado: un hallazgo sorprendente fue la incapacidad de los corazones de las personas con diabetes para utilizar la grasa como energía de manera efectiva. Por lo general, el corazón depende en gran medida de la oxidación de grasas para generar energía. Pero en estas muestras, las enzimas y los transportadores necesarios para descomponer la grasa estaban reducidos, y ciertas moléculas que ayudan a transportar la grasa a las mitocondrias estaban bastante disminuidas. Esto hace que el corazón se quede sin energía rápido, en especial cuando está bajo estrés o durante el ejercicio.

• La entrada de azúcar en las células del corazón se vuelve menos efectiva: en los corazones de personas con diabetes, se reduce la "entrada" principal que suele permitir que ingrese el azúcar con la ayuda de la insulina. Otra entrada, que no depende de la insulina, se abre más para compensar. Aunque este cambio ayuda a que el azúcar aún ingrese, es un sistema menos efectivo. Esto resulta en una menor producción de energía, lo que obliga al corazón a trabajar más y a agotarse más rápido.

• Las fuentes de energía de reserva no intervienen de manera efectiva: cuando falla la descomposición de grasas y glucosa, el corazón debería poder confiar en fuentes de energía de reserva como cetonas o aminoácidos de cadena ramificada (BCAAs, por sus siglas en inglés). Sin embargo, este estudio descubrió que las proteínas necesarias para metabolizar tanto las cetonas como los BCAAs estaban reducidas en los corazones de las personas con diabetes. Esto significa que su corazón pierde su red de seguridad, lo que lo deja sin fuentes de energía confiables cuando la demanda aumenta de manera repentina.

• Las remodelaciones estructurales empeoran el problema: más allá del metabolismo de la energía, el estudio demostró cambios importantes en la estructura del corazón. El colágeno similar a una cicatriz y otras proteínas de la matriz extracelular aumentaron, lo que endureció las paredes del corazón.

Se debilitaron las proteínas del citoesqueleto que mantienen la alineación dentro de las células y disminuyeron las proteínas que regulan el calcio. Esto hace que cada latido del corazón sea menos coordinado y menos potente, lo que explica por qué los pacientes con diabetes experimentan síntomas como inflamación, fatiga y ritmos irregulares.

El atasco de mitocondrias promueve los síntomas

La pérdida de proteínas mitocondriales limita de manera directa el flujo de electrones y la producción de ATP. Este atasco conduce a un aumento del estrés oxidativo, lo que daña aún más las estructuras celulares. Para una persona que padece diabetes, esto significa que el corazón no solo produce menos energía, sino que también sufre mayores niveles de estrés celular, lo que lo hace más frágil y menos capaz de recuperarse del esfuerzo.

• El atasco de energía hace que el uso de energía no sea efectivo: una menor quema de grasa y un menor nivel de acilcarnitina (las moléculas auxiliares que transportan la grasa a las fuentes de energía de las células) crean una especie de "atasco" dentro del sistema energético del corazón. Las moléculas de energía se acumulan pero no llegan a las mitocondrias para quemarlas. Esta falta de efectividad explica por qué los corazones de las personas con diabetes se vuelven menos flexibles a la hora de cambiar entre fuentes de energía, lo que los hace más vulnerables a la insuficiencia cardíaca incluso sin obstrucciones arteriales graves.

• La debilidad del sistema de bombeo del calcio perjudica la contracción: la disminución de las proteínas que manejan el calcio reduce la habilidad del corazón para contraerse y relajarse de forma adecuada. Cada latido requiere un flujo preciso de calcio, y cuando este sistema se debilita, se producen ritmos irregulares, mala circulación y acumulación de líquido. Con el tiempo, esto contribuye de manera directa al desarrollo de insuficiencia cardíaca.

• Implicaciones para proteger el corazón: al mapear estos cambios, el estudio explica por qué la diabetes aumenta en gran medida el riesgo de insuficiencia cardíaca. Además, destaca por qué solo controlar el azúcar en la sangre no es suficiente, sino que también se necesitan estrategias que protejan la función de las mitocondrias, apoyen la oxidación de las grasas y mantengan el equilibrio del calcio. Este conocimiento le permite tomar medidas que favorezcan los sistemas energéticos de su corazón en lugar de centrarse solo en los niveles de glucosa.

Estrategias prácticas para proteger la energía de su corazón

El corazón no puede funcionar de forma adecuada si su suministro de energía está bajo ataque de manera constante. La diabetes altera la quema de grasas, el procesamiento de la glucosa y el funcionamiento de las mitocondrias, pero hay estrategias específicas que puede implementar para restablecer el equilibrio. Piense en esto como en una mejora de la "sala de motores" de su corazón para que tenga la energía, las partes y la protección que necesita. Si tiene problemas de azúcar en la sangre, fatiga o signos tempranos de sobrecarga cardíaca, estos pasos son la base para recuperar su energía y proteger su corazón.

1. Reduzca el consumo de ácido linoleico (AL) a menos de 5 gramos al día: la medida más efectiva que puede implementar es reducir el consumo de AL, que es una grasa poliinsaturada que se encuentra en el aceite vegetal, se adhiere a los tejidos y permanece allí durante años. El exceso de AL provoca resistencia a la insulina, inflamación y estrés mitocondrial, que son problemas que se han detectado en el tejido cardíaco de personas con diabetes.

Si consume alimentos fuera con frecuencia o depende de los alimentos envasados, es casi seguro que su cuerpo está saturado de AL. Sustituya los aceites vegetales como el de soya, canola y girasol por grasas estables como la mantequilla de animales alimentados con pastura, el ghee o el sebo. Para tener éxito en esta estrategia, realice un seguimiento de su consumo con una aplicación como Food Buddy en mi aplicación de Health Coach, que estará disponible este año. Intente consumir menos de 5 gramos al día, aunque lo ideal es que se acerque a 2 gramos.

2. Elija los carbohidratos de manera estratégica para alimentar sus células: la glucosa es la fuente de energía más rápida y limpia para su cuerpo, pero el tipo y el momento importan. Si tiene problemas digestivos, es probable que su intestino tenga dificultades para procesar las variedades ricas en fibra. Empiece con alimentos sencillos, por ejemplo, la fruta y el arroz blanco se digieren con facilidad y proporcionan un flujo constante de energía.

A medida que su intestino se fortalece, incorpore poco a poco vegetales de raíz, luego vegetales sin almidón, vegetales con almidón como la calabaza y el camote, frijoles y legumbres y, por último, granos poco procesados. Esta progresión permite que las bacterias del intestino se adapten sin liberar toxinas dañinas que empeoran la resistencia a la insulina. La mayoría de las personas necesitan alrededor de 250 gramos de carbohidratos al día para mantener sus músculos y células cardíacas con energía.

3. Disminuya su exposición a toxinas ocultas que estresan su metabolismo: todos los días, su cuerpo se expone a disruptores endocrinos que provienen de plásticos, productos de limpieza y artículos de cuidado personal. Estos compuestos que imitan a las hormonas interfieren con la señalización de la insulina y debilitan la producción de energía.

Si a esto le sumamos la carga constante de campos electromagnéticos (EMF) procedentes del Wi-Fi, los teléfonos móviles y los dispositivos inteligentes, nuestras mitocondrias se ven sometidas a un ataque. Para combatirlo, guarde los alimentos en recipientes de vidrio o acero inoxidable, opte por productos libres de toxinas y apague el Wi-Fi por la noche.

4. Expóngase la luz del sol de manera adecuada y mejores sus niveles de NAD+: la luz del sol no solo aporta vitamina D, sino que también estimula la producción de melatonina dentro de las mitocondrias, donde actúa como un escudo contra el daño oxidativo y mejora la producción de energía. Si sus tejidos están sobrecargados de AL, es más propenso a sufrir quemaduras, por lo que debe recuperarse poco a poco. La exposición al sol a primera hora de la mañana y al final de la tarde es la más segura hasta que haya reducido sus niveles de AL durante al menos seis meses.

Además de adoptar hábitos saludables para exponerse al sol, proporcione a sus mitocondrias la materia prima que necesitan con niacinamida, que es una forma de vitamina B3. Una dosis de 50 miligramos tres veces al día aumenta el NAD+, que es un cofactor clave para la producción de energía. El resultado es una mayor producción de mitocondrias y un corazón más resistente.

5. Evalúe su resistencia a la insulina con la prueba HOMA-IR: reconocer la resistencia a la insulina a tiempo es esencial, ya que es una señal de advertencia para su salud metabólica, una que suele preceder a la diabetes tipo 2. La prueba HOMA-IR (Homeostatic Model Assessment of Insulin Resistance) es una herramienta de diagnóstico que ayuda a evaluar la resistencia a la insulina a través de un análisis de sangre sencillo, lo que ayuda a detectar a tiempo el problema y hacer los cambios necesarios en el estilo de vida.

La crearon en 1985, y calcula la relación entre los niveles de insulina y glucosa en ayunas para evaluar la efectividad con la que el cuerpo utiliza la insulina. A diferencia de otras pruebas más complejas, la HOMA-IR requiere solo una muestra de sangre en ayunas, lo que la hace práctica y accesible. La fórmula de la HOMA-IR es la siguiente:

HOMA-IR = (glucosa en ayunas x insulina en ayunas) / 405, en donde

  • la glucosa en ayunas se mide en mg/dL
  • La insulina en ayunas se mide en μIU/mL (microunidades internacionales por mililitro)
  • 405 es una constante que normaliza los valores

Si utiliza mmol/L para la glucosa en lugar de mg/dL, la fórmula cambia un poco:

HOMA-IR = (glucosa en ayunas x insulina en ayunas) / 22.5, en donde

  • la glucosa en ayunas se mide en mmol/L
  • La insulina en ayunas se mide en μUI/mL
  • 22.5 es el factor normal para ésta unidad de medida

Cualquier valor inferior a 1.0 se considera una puntuación HOMA-IR saludable. Si está por encima de ese nivel, se le considera resistencia a la insulina. Mientras más altos sean sus valores, mayor será su resistencia a la insulina. Por el contrario, cuanto menor sea su puntuación HOMA-IR, menor resistencia a la insulina tendrá, suponiendo que no tenga diabetes tipo 1.

Resulta curioso, pues mi puntuación en la escala HOMA-IR es de tan solo 0.2. Lo cual es un testimonio de la mayor eficiencia de mi cuerpo para quemar combustible, lo cual resulta de una mayor disponibilidad de glucosa. Incorporar más carbohidratos a mi alimentación le brindó a mis células la energía necesaria para funcionar de manera más efectiva.

Esta mejora en la función de mis células también optimizó mi salud metabólica, lo que demuestra que hacer ciertos ajustes en la alimentación mejora la sensibilidad a la insulina y el rendimiento metabólico.

Preguntas frecuentes sobre cómo la diabetes tipo 2 afecta al corazón

P: ¿Cómo afecta la diabetes tipo 2 al corazón además de elevar el azúcar en la sangre?

R: La diabetes tipo 2 no solo eleva los niveles de glucosa, sino que cambia la forma en que el corazón genera energía. Las investigaciones demuestran que daña las mitocondrias, lo que reduce la producción de ATP y obliga al corazón a trabajar más con menos energía. Este déficit de energía explica por qué las personas con diabetes a menudo desarrollan fatiga, inflamación, arritmias e insuficiencia cardíaca incluso sin arterias obstruidas.

P: ¿Qué cambios específicos ocurren dentro del corazón de una persona con diabetes?

R: Los estudios del tejido cardíaco humano revelan cinco cambios principales:

•Las proteínas mitocondriales disminuyen, lo que limita la producción de energía.

•El metabolismo de las grasas se ve alterado, por lo que el corazón no puede quemar grasas de manera efectiva.

•El transporte de glucosa cambia de forma poco efectiva, lo que conlleva una menor producción de energía.

•Las fuentes de energía de reserva como las cetonas y los aminoácidos no se utilizan de manera efectiva.

•La remodelación estructural añade colágeno similar a una cicatriz y debilita las proteínas que manejan el calcio, lo que provoca rigidez en el corazón y reduce su capacidad de bombeo.

P: ¿Por qué es tan importante reducir el consumo de AL para la salud del corazón?

R: El ácido linoleico, que está presente en los aceites vegetales y los alimentos procesados, se adhiere a los tejidos durante años y provoca inflamación, resistencia a la insulina y estrés mitocondrial. Reducir el consumo de ácido linoleico a entre 2 y 5 gramos al día es una de las maneras más efectivas de restablecer el equilibrio energético y disminuir la carga sobre el corazón.

P: ¿Cómo puedo nutrir mis células de manera más efectiva si tengo diabetes o resistencia a la insulina?

R: Elija carbohidratos que su intestino tolere bien, y empiece con opciones sencillas como frutas y arroz blanco, luego agregue poco a poco vegetales de raíz, vegetales sin almidón y con almidón, legumbres y granos poco procesados. La mayoría de los adultos necesitan unos 250 gramos al día para alimentar sus células de manera efectiva. El consumo estratégico de carbohidratos favorece la salud intestinal, evita que las toxinas bacterianas empeoren la resistencia a la insulina y mantiene el corazón con un suministro constante de energía.

P: ¿Qué medidas prácticas protegen los sistemas de energía del corazón?

R: Las estrategias prácticas para proteger los sistemas de energía del corazón no solo implican controlar el azúcar en la sangre. Limite el consumo de ácido linoleico a entre 2 y 5 gramos al día, elija los carbohidratos correctos y en las cantidades adecuadas a su estilo de vida, y reduzca la exposición a toxinas como plásticos, disruptores endocrinos y campos electromagnéticos.

Expóngase a la luz del sol todos los días y apoye los niveles de NAD+ con niacinamida para fortalecer la función de las mitocondrias. Por último, realice un seguimiento de la resistencia a la insulina con HOMA-IR para medir si sus esfuerzos dan resultados. Estas estrategias abordan las causas subyacentes de la falta de energía en el corazón, lo que le proporciona una guía clara hacia una salud cardiovascular más fuerte y resistente.