📝HISTORIA EN BREVE
- Aunque la fortificación de la sal con yodo se introdujo en la década de los 20 para prevenir el bocio, ésta provocó un aumento dramático de las enfermedades tiroideas
- La producción y la industria alimenticia moderna crearon una sobrecarga general de yodo, a través de múltiples fuentes: los alimentos yodados para animales, las prácticas de limpieza de productos lácteos, los alimentos procesados, los productos de cuidado personal y los suplementos
- El consumo elevado de yodo se relaciona con un riesgo mayor de cáncer de mama, en particular en poblaciones con sobreexpresión de simportadores de yoduro de sodio, contrario a las creencias anteriores sobre los efectos protectores de este
- Los anticuerpos tiroideos son más predictivos de los síntomas tiroideos que los niveles de T4 o TSH por sí solos, y las variaciones genéticas influyen de manera importante en cómo los individuos metabolizan el yodo a lo largo de las generaciones
- Para disminuir su exposición al yodo, limite los alimentos procesados, elija productos lácteos y huevos de fuentes no suplementadas con yodo, revise los productos de cuidado personal y controle su consumo general de yodo
📝Por el Dr. Mercola
Hace poco entrevisté al Dr. Alan Christianson, a quien se le considera un experto en problemas de tiroides, y a Ashley Armstrong, agricultora regenerativa y fundadora de la cooperativa Angel Acres. En nuestra entrevista hablamos sobre la relación entre el consumo de yodo y la salud de la tiroides, al igual que descubrimos una paradoja que tiene implicaciones importantes para su salud.
Para entender el dilema actual del yodo, debemos remontarnos a principios del siglo XX. En la década de los 20 se añadió yodo a la sal de mesa como medida de salud pública para prevenir el bocio, la cual es la inflamación de la glándula tiroides. El Dr. Alan explicó que antes de la fortificación con yodo, la enfermedad tiroidea autoinmune era muy poco común. No obstante, una década después de añadir yodo a los alimentos, las tasas entre las mujeres adultas se dispararon, pues se incrementaron hasta 26 veces.
Dicha intervención histórica que estaba destinada a corregir deficiencias, preparó el terreno de manera inadvertida para problemas generalizados de tiroides. Ashley enfatizó la interconexión de la fortificación con yodo a lo largo de la cadena alimenticia, incluyendo la creencia errónea de que "si los seres humanos tienen deficiencia de yodo, entonces los animales también deberían tenerla".1 Por lo tanto, se agregó yodo no sólo a la sal de consumo humano, sino también al alimento animal, lo que resultó en niveles mucho más altos de yodo en productos de origen animal y alimentos procesados.
La sobrecarga de yodo es una epidemia actual
En la actualidad, la narrativa en torno al yodo ha tomado un giro preocupante. Aunque alguna vez hubo una preocupación real por la deficiencia de yodo, los sistemas modernos de producción de alimentos transformaron al yodo en una toxina sigilosa.
Ashley destacó que "el contenido de yodo, que afecta la salud de la tiroides, aumentó mucho en nuestro sistema de producción de alimentos durante los últimos 20 a 30 años". Esta suplementación excesiva provocó una epidemia de disfunción tiroidea, incluyendo la enfermedad tiroidea autoinmune en la que el cuerpo ataca su propia glándula tiroides.
El Dr. Alan agregó lo siguiente:
"La acumulación de yodo es un problema muy grande al que se enfrenta nuestra nación. Es una de esas intervenciones del gobierno que tienen consecuencias indeseadas".2
El consumo excesivo de yodo es generalizado y proviene de diversas fuentes más allá de la sal fortificada, lo que dificulta que las personas controlen sus niveles de yodo.
Además de la sal de mesa hay otras fuentes con exceso de yodo
Las fuentes subyacentes de la sobrecarga moderna de yodo no se limitan a la sal de mesa fortificada. El Dr. Alan y Ashley mencionan las diferentes fuentes que contribuyen al consumo excesivo de yodo:
- Alimentación animal: el ganado criado de manera convencional recibe de manera habitual suplementos de yodo, lo que aumenta mucho los niveles de yodo en los productos de origen animal. Ashley mencionó que, si a los animales se les suministra yodo, los niveles de éste en productos como los huevos aumentan de cinco a diez veces.
- Prácticas de limpieza en la industria láctea: es común que esta industria utilice desinfectantes a base de yodo para limpiar ubres y equipos. Aunque un enjuague con agua caliente ayuda a mitigar los residuos de yodo, el uso ubicuo de selladores de pezones con yodo son una fuente adicional de yodo en los productos lácteos.
- Alimentos procesados: los aditivos de yodo presentes en los granos procesados y la sal enriquecen en gran medida el suministro de alimentos, lo que dificulta el control del consumo de yodo por persona si se consumen alimentos procesados. El Dr. Alan indicó que muchos granos procesados contienen acondicionadores de masa yodados. Incluso aquellos que no mencionan de manera explícita el yodo suelen presentar niveles significativos cuando se analizan.
- Productos de cuidado personal: el yodo está presente en numerosos productos de cuidado personal, incluyendo algunos tratamientos para el acné, lo que contribuye a la exposición diaria al yodo sin que los consumidores lo sepan. Ashley señaló que "muchos tratamientos comunes contra el acné contienen mucho yodo debido a sus propiedades antimicóticas y antimicrobianas".
- Suplementos de mariscos y algas marinas: Aunque los mariscos son una fuente natural de yodo, la harina de pescado también es una fuente común de proteínas para la alimentación del ganado, lo que aumenta los niveles de yodo en los huevos y los productos lácteos.
Cómo equilibrar los beneficios y riesgos de la suplementación con hormona tiroidea
En nuestra conversación también hablamos sobre la suplementación con hormona tiroidea, un tratamiento común para el hipotiroidismo. El Dr. Alan proporcionó una perspectiva importante: tomar hormonas tiroideas, incluso en formas bioidénticas, es diferente a que el cuerpo las produzca de forma natural. Como resultado, hay complicaciones a largo plazo.
El Dr. Alan hizo la distinción entre medicamentos que sólo contienen T4 y terapias combinadas (T4 más T3), y señaló que éstas últimas suelen producir mejores resultados para los pacientes. Asimismo, ambas formas presentan desafíos, especialmente dada la variabilidad en el contenido de yodo de los productos tiroideos desecados de forma natural. Ashley planteó inquietudes sobre prácticas históricas y modernas, incluyendo el hecho de que a principios del siglo XX el ganado no recibía suplementos de yodo, por lo que sus tiroides tenían niveles bajos.
Hoy en día, el ganado está sobrecargado de yodo, por lo que es probable que los suplementos naturales de tiroides desecada tengan un contenido mucho más alto de yodo. El Dr. Alan explicó el panorama regulatorio, en el que las formas de prescripción de tiroides desecada están estandarizadas en cuanto al contenido de yodo, pero a menudo las versiones de venta libre carecen de este control de calidad, lo que lleva a niveles de yodo impredecibles.
Conexión entre el yodo y la salud mamaria
Nuestra discusión también abordó la función del yodo en la salud del tejido mamario. El Dr. Alan habló sobre estudios que vinculan el consumo elevado de yodo con un riesgo mayor de cáncer de mama, en particular en poblaciones con simportadores de yoduro de sodio sobreexpresados en el tejido mamario. Explicó que, en el tejido mamario patológico, el simportador de yoduro de sodio está sobreexpresado, lo que conduce a una mayor captación de yodo y daño celular.
Dicha sobreexpresión se correlaciona con tasas más altas de cáncer de mama, lo que desacredita las teorías anteriores de que la suplementación con yodo podría proteger. Por lo tanto, las recomendaciones que fomentan la suplementación con yodo como medida de protección contra las enfermedades mamarias son erróneas.
El Dr. Alan aclaró que, si bien, el yodo en dosis altas reduce de forma temporal la absorción de éste en la enfermedad fibroadenomatosa de la mama, los estudios de población indican que un mayor consumo de yodo se asocia con un riesgo mayor de cáncer de mama. Por lo tanto, el yodo no es un factor protector para el tejido mamario. El Dr. Alan agregó lo siguiente:
"En el caso del cáncer de mama, se han realizado ensayos con mujeres de Japón en los que se analizan y contrastan su excreción de yodo, su yodo urinario en grupos con riesgo general de cáncer de mama. Y aquellos en los quintiles y cuartiles más altos tienen riesgos mayores de padecer cáncer de mama. Además, hay una relación lineal. Por lo tanto, cuanto más consumen, mayor es su riesgo".
Explorar la salud de la tiroides desde los anticuerpos y la autoinmunidad hasta la epigenética
Nuestra conversación también se centró en la función de los anticuerpos tiroideos en la enfermedad tiroidea autoinmune. El Dr. Alan enfatizó que los anticuerpos tiroideos, tales como la peroxidasa antitiroidea y la antitiroglobulina, son más predictivos de los síntomas y riesgos de la tiroides que los niveles de T4 o de la hormona estimulante de la tiroides (TSH) por sí solos.
Los anticuerpos tiroideos elevados indican una respuesta autoinmune, que es la principal causa de la disfunción tiroidea en la actualidad. La epigenética también interviene, ya que la exposición temprana al yodo afecta la salud de la tiroides a lo largo de las generaciones. Como lo mencionó Ashley, imagine nacer en un útero con niveles más altos de yodo, luego suplementar con yodo durante toda la vida y consumir una alimentación rica en yodo. Dicha exposición da lugar a una acumulación de yodo generación tras generación.
El Dr. Alan estuvo de acuerdo y explicó que las variaciones genéticas influyen mucho en cómo los individuos metabolizan el yodo. Las personas adaptadas a entornos con bajo contenido de yodo son muy susceptibles a la disfunción tiroidea cuando se exponen a un exceso de éste. Dicha interacción epigenética y genética complica la relación yodo-tiroides.
Además, la temperatura corporal basal a veces se utiliza como una métrica para la salud de la tiroides, una práctica que el Dr. Broda Barnes apoya. No obstante, el Dr. Alan indicó que el desarrollo de ensayos de TSH de alta sensibilidad y la comprensión del metabolismo de T3 alejaron la evaluación de la tiroides de la temperatura corporal basal. Aunque es cierto que muchas personas con hipotiroidismo tienen temperaturas corporales más bajas, la relación no es tan lineal ni confiable como se pensaba. El Dr. Alan indicó lo siguiente:3
"Desde la época del Dr. Broda aprendimos que las conexiones entre la temperatura corporal basal y la tiroides son muy reales, pero no son tan lineales ni tan estrechas como uno podría pensar. Por lo que muchas personas con hipotiroidismo tendrán una temperatura corporal basal más baja.
Y durante la tormenta hipertiroidea, las personas a menudo presentan una respuesta febril, pero no hay un aumento lineal en la temperatura corporal basal a medida que uno avanza en el hipertiroidismo. Eso no se entendía en la época del Dr. Broda".
Energía celular y función de la tiroides
Ashley recalcó una visión holística de la salud de la tiroides y destacó los múltiples pasos involucrados en la producción de energía celular:
"La salud metabólica y la energía celular no dependen sólo de la glándula tiroides. Hay cuatro pasos después de que la tiroides produce hormonas tiroideas: se produce T4. Luego están las proteínas transportadoras que tienen que llevar a esas hormonas tiroideas a todo el cuerpo.
Esa T4 debe convertirse en T3, las células deben ser capaces de aceptar esa T3 y utilizarla como bujía para la producción de energía. Entonces, hay una serie de cosas que impiden la utilización celular de la hormona tiroidea activa. Incluso si su tiroides funciona bien, el uso de la hormona tiroidea activa en otras partes de su cuerpo puede verse obstaculizada".
El Dr. Alan explicó que los diferentes tejidos corporales tienen su propio ecosistema de hormona tiroidea con diferentes equilibrios de tironaminas. Lo que significa que la función de la tiroides a nivel celular es individualizada y está influenciada por varios factores, tales como los niveles de insulina, el estrés y el consumo de nutrientes.
Ashley relacionó esto con las prácticas modernas alimenticias, y explicó que las alimentaciones bajas en carbohidratos regulan de forma descendente las hormonas tiroideas, lo que aumenta la T3 inversa y afecta la utilización celular de la T3. El consumo elevado de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) omega-6 y el estrés complican aún más la situación, lo que reduce la capacidad del organismo para utilizar de manera efectiva las hormonas tiroideas.
Existen muchos factores que influyen en el metabolismo de la hormona tiroidea, incluyendo los niveles de insulina, la disponibilidad de nutrientes y la salud metabólica general. Por lo tanto, abordar los problemas de tiroides requiere un enfoque integral que considere estos sistemas interconectados.
En una revelación personal, también hablé sobre mi uso de fotobiomodulación (la cual antes era conocida como terapia láser de baja intensidad), para apoyar la salud de la tiroides en mi proceso para dejar los medicamentos de la tiroides. El Dr. Alan reconoció los beneficios y explicó que la fotobiomodulación ayuda a mejorar el estado antioxidante de la tiroides, lo cual es necesario para procesar el yodo sin daño celular.
Consejos prácticos para evitar el exceso de yodo
La interacción entre el consumo de yodo y la función de la tiroides es compleja y, en ocasiones, se malinterpreta. El exceso de yodo, un subproducto de los esfuerzos históricos de fortificación y las prácticas agrícolas modernas, representa una amenaza importante para la salud de la tiroides y contribuye a las enfermedades autoinmunes y otras disfunciones.
Al implementar cambios alimenticios estratégicos, elegir fuentes de alimentos de alta calidad y mantenerse informado sobre el papel del yodo en su cuerpo, podrá recuperar su capacidad para alcanzar una salud tiroidea óptima.
El Dr. Alan escribió el libro titulado: "The Thyroid Reset Diet", en el que se enfocó en un régimen bajo en yodo durante uno a tres meses para desintoxicar al cuerpo. Aunque Ashley compartió sus preocupaciones sobre mantener el equilibrio nutricional durante esta fase, especialmente con respecto a nutrientes como la colina, la biotina y el calcio, el Dr. Alan sugirió que seleccionar huevos y productos lácteos de alta calidad con bajo contenido de yodo ayuda a satisfacer estas necesidades nutricionales sin introducir un exceso de yodo.
Ashley elaboró estrategias prácticas para reducir el consumo de yodo, entre ellas: "no comer mucho fuera de casa, no comer alimentos con una lista de ingredientes, priorizar las comidas caseras, evaluar los suplementos, dejar de tomar suplementos de yodo y revisar los productos de cuidado personal". A continuación, se presentan estrategias prácticas para evitar el exceso de yodo y proteger la salud de la tiroides:
1. Limite los alimentos procesados: por lo regular, los granos procesados y los alimentos envasados contienen niveles elevados de yodo, debido a la yodación de la sal y los aditivos a base de iodo. Dar prioridad a los alimentos enteros y no procesados para controlar mejor el consumo de yodo. Además, una alimentación equilibrada rica en carbohidratos adecuados y sin alimentos procesados, favorece la producción de energía celular necesaria para la salud de la tiroides.
El consumo excesivo de PUFA, incluyendo el ácido linoleico presente en los aceites de semillas, es un culpable importante, ya que los PUFA interfieren con la capacidad de las células de utilizar la hormona tiroidea activa.
2. Elija productos lácteos y huevos de alta calidad: elija productos lácteos y huevos de granjeros que no le den suplementos con yodo al ganado y que no utilicen desinfectantes a base de este. Es más probable que las opciones orgánicas y criadas con pasturas tengan niveles más bajos de yodo.
Ashley señaló que los huevos de gallinas alimentadas con pastura, sin yodo en su comida, tienen tan sólo 5 microgramos por huevo, en comparación con los huevos de gallinas suplementadas con yodo, que tienen hasta 100 microgramos por huevo.
3. Evalúe los productos de cuidado personal, suplementos y medicamentos: revise todos los suplementos y medicamentos para determinar el contenido de yodo. Evite los suplementos ricos en yodo, a menos que sea necesario por instrucción médica. Muchos artículos de cuidado personal, como los tratamientos para el acné, contienen yodo. Opte por alternativas sin yodo para reducir la exposición a éste.
4. Realice un inventario de yodo: utilice herramientas como iodineinventory.com para realizar un seguimiento de su consumo de yodo de todas las fuentes, incluyendo la alimentación, los suplementos y los productos de cuidado personal.
5. Explore terapias adicionales: considere terapias como la fotobiomodulación para apoyar la salud de la tiroides junto con ajustes en la alimentación.