📝HISTORIA EN BREVE

  • La disfunción mitocondrial es un factor clave de la neurodegeneración; las investigaciones demuestran que una sola neurona cortical en reposo requiere 4.7 mil millones de moléculas de ATP cada segundo para obtener energía
  • Cuando las mitocondrias pierden su forma eficiente, los electrones escapan y forman especies reactivas de oxígeno (ROS, por sus siglas en inglés), lo que desencadena daño de las células y estrés que afecta en particular a las células del cerebro
  • Las investigaciones demuestran que el 42 % de los adultos mayores de 55 años desarrollan demencia a los 95 años, y se proyecta que los casos nuevos se dupliquen de 514 000 en 2020 a 1 millón en 2060
  • Las mitocondrias actúan como amortiguadores de calcio celular: cuando esta función falla, el calcio inunda las células y activa el poro de transición de permeabilidad mitocondrial, lo que causa la muerte generalizada de neuronas
  • Las estrategias clave para la salud de las mitocondrias incluyen eliminar los aceites de semillas, optimizar el consumo de carbohidratos, reducir la exposición a toxinas del ambiente, obtener una exposición adecuada al sol y aumentar los niveles de NAD⁺ a través de suplementos

🩺Por el Dr. Mercola

Tal vez le sorprenda saber que el 42 % de los adultos mayores de 55 años desarrollan demencia a los 95 años.1 La demencia se caracteriza por la pérdida de memoria, dificultades con el lenguaje y el razonamiento y una disminución general de la habilidad para realizar las tareas cotidianas. Si no se trata, puede derivar en trastornos neurodegenerativos más graves que perjudican la independencia y la calidad de vida.

Una revisión publicada en Neurotherapeutics destacó que una sola neurona cortical en reposo consume 4.7 mil millones de moléculas de trifosfato de adenosina (ATP, por sus siglas en inglés) cada segundo, lo que destaca que las demandas de energía en el cerebro son inmensas y continuas.2

Veo esto como una evidencia directa de por qué apoyar a las fuentes de energía de las células (las mitocondrias) es tan fundamental para preservar la salud cognitiva. Alterar de forma crónica esos procesos de energía imponen un estrés implacable a las células nerviosas, lo que sienta las bases para problemas de memoria y otros problemas neurológicos.

La disfunción mitocondrial es la causa principal de la neurodegeneración

La revisión de Neurotherapeutics3 examinó cómo diferentes formas de procesos de energía alterados en las células del cerebro sientan las bases para la enfermedad neurológica progresiva. Los investigadores analizaron diversos hallazgos de investigaciones que vinculan la mala función de las mitocondrias con trastornos que afectan la cognición, el control motor y otras tareas de nivel superior.

Su objetivo principal fue determinar cómo el mal funcionamiento de las mitocondrias provoca las reacciones en cadena observadas en enfermedades como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y muchos otros síndromes neurológicos.

• La evidencia demostró cómo la disfunción mitocondrial impulsa cambios en el cerebro: los investigadores en esta revisión no limitaron su análisis a un grupo específico de pacientes. En lugar de ello, consolidaron evidencia de numerosos experimentos de laboratorio y observaciones clínicas dirigidas a poblaciones envejecidas, personas con trastornos mitocondriales raros y personas portadoras de mutaciones genéticas conocidas que alteran la función de las mitocondrias.

Con la combinación de estas áreas, los autores buscaron crear una imagen más clara de cómo la producción de energía comprometida genera cambios característicos en el cerebro.

• Incluso cambios pequeños provocan daños significativos: una de las observaciones más sorprendentes del artículo es cómo cambios estructurales pequeños en el interior de las mitocondrias se convierten en daños a gran escala.4 Cuando estos orgánulos pierden su forma eficiente, los electrones se salen de la vía normal de energía y se unen al oxígeno para formar moléculas corrosivas llamadas especies reactivas de oxígeno (ROS, por sus siglas en inglés).

Ese aumento de ROS causa una cascada de factores estresantes bioquímicos en las células del cerebro, incluyendo ataques directos a proteínas y grasas importantes.

• La estructura de la mitocondria tiene una gran influencia en la neurofunción: como afirman los autores, "la producción excesiva de ROS daña múltiples componentes de las células, incluyendo las proteínas, los lípidos y el ADN".5 En resumen, la forma y la integridad de la mitocondria tienen más poder sobre la neurofunción de lo que muchas personas imaginan.

Además de la forma física, los investigadores también se centraron en la influencia del equilibrio del calcio. Las mitocondrias sanas funcionan como un amortiguador, ya que absorben y liberan iones de calcio para mantener las células en equilibrio.6

• El poro de transición de la permeabilidad mitocondrial causa la muerte celular: cuando ocurre una falla, el calcio inunda la célula y se activa un proceso de emergencia llamado poro de transición de la permeabilidad mitocondrial.

El artículo destacó que una apertura incontrolada de este poro causa una ola de muerte celular, en especial en las neuronas vulnerables del cerebro, donde las demandas de energía ya son muy elevadas. Es como ver una presa derrumbarse debido a que la compuerta principal se atascó.

Otro ángulo interesante es cómo las mitocondrias defectuosas perturban los procesos normales de limpieza de proteínas en la célula.7 Los autores detallaron un escenario en el que las mitocondrias dañadas liberan señales proinflamatorias, lo que ralentiza o bloquea por completo la autofagia, que es el sistema que las células utilizan para eliminar la basura.

Esta desaceleración promueve la acumulación de placas tóxicas y proteínas mal plegadas que caracterizan varias enfermedades neurodegenerativas. En términos prácticos, significa que el sistema de limpieza habitual de su cuerpo no puede con todo ese desorden, y su cerebro sufre las consecuencias.

La disfunción mitocondrial se relaciona con el Parkinson, el Alzheimer y otros trastornos

A lo largo de la revisión, hay un enfoque claro en cómo cada enfermedad neurodegenerativa se aprovecha de las mismas debilidades de las mitocondrias. 8 Por ejemplo, mientras que la enfermedad de Parkinson implica un deterioro de las neuronas productoras de dopamina, y el Alzheimer se centra en las placas beta-amiloide, ambas afecciones involucran una alteración del transporte de electrones dentro de las mitocondrias.

• Una intervención dirigida puede influir en muchas afecciones: con la comparación de estos procesos uno al lado del otro, los autores ilustraron cómo una intervención dirigida tiene beneficios en múltiples trastornos. Es una perspectiva refrescante que alienta a ver más allá de la investigación aislada en busca de curas o terapias. Los investigadores también abordaron cómo los hallazgos del artículo se reflejan en la población más amplia y en nuestra comprensión de la memoria relacionada con la edad y el deterioro motor.9

• La relación entre el envejecimiento normal y el colapso de las mitocondrias: los investigadores encontraron la relación entre el envejecimiento normal, que a menudo presenta una disfunción mitocondrial leve, y el colapso de las mitocondrias más severo que se observa en estados de enfermedad avanzados.

Esto significa que muchas personas podrían estar en riesgo mucho antes de que aparezcan los síntomas típicos. Según el artículo, identificar biomarcadores del daño de las mitocondrias ayuda a los médicos a detectar las vías de la enfermedad a tiempo para realizar intervenciones efectivas.

• La producción de ROS modifica las señales de las células: los autores también describen una secuencia intrincada de reacciones oxidativas que dañan el ADN, alteran los telómeros (que son las tapas protectoras en los extremos de los cromosomas) e incluso alteran la forma en que se expresan los genes.10

La revisión sugirió que una vez que se acelera la producción de ROS, no solo drena energía, sino que también modifica las señales de las células que mantienen a las neuronas vivas y funcionales. Estas modificaciones terminan por causarle a las células a una crisis de energía de la que no pueden recuperarse, lo que lleva a una pérdida imparable de células.

• Los antioxidantes ayudan a estabilizar el transporte de electrones: además, se debatió cómo ciertas estrategias antioxidantes podrían estabilizar el transporte de electrones, ya que protegen a las proteínas y los lípidos dentro de las mitocondrias.11

De acuerdo con el artículo, algunos ensayos clínicos en fase inicial demostraron resultados prometedores en el uso de compuestos que bloquean los ataques oxidativos más fuertes. Si bien, estas líneas de investigación aún están en evolución, explican la posibilidad de detener los problemas de las mitocondrias antes de que se consoliden daños neurológicos graves.

En general, esta revisión destacó que proteger las fuentes de energía de nuestras células es una ruta directa para preservar la función del cerebro.12 Con el mapeo de las múltiples encrucijadas donde el deterioro de las mitocondrias se cruza con el deterioro cognitivo, los investigadores abren las puertas a terapias que restauran la producción de energía saludable y ayudan a mantener una memoria más aguda, una mejor coordinación y una mayor resiliencia frente a las demandas crecientes en el cerebro.

El riesgo creciente de Alzheimer en los adultos mayores

Comprender la influencia de la disfunción mitocondrial en la neurodegeneración se vuelve urgente ante el aumento de casos de demencia. Un estudio publicado en Nature Medicine13 abordó un conjunto masivo de datos sobre la demencia, y se centró en qué grupos son diagnosticados con mayor frecuencia, qué tan temprano en la vida ocurre y cómo estas tendencias cambian con el tiempo.

En lugar de explorar los cambios microscópicos en el cerebro, este trabajo examinó de cerca cómo los elementos sociales, genéticos y relacionados con la edad determinan si una persona desarrolla deterioro cognitivo.

• La identificación de la influencia de APOE ε4 en el desarrollo de la demencia: los investigadores extrajeron información de un estudio comunitario de miles de participantes, todos ellos sin demencia al inicio, pero con diferentes edades, antecedentes y rasgos genéticos.14 Su prioridad principal fue medir cómo cambiaron las probabilidades de que una persona desarrolle demencia cuando influyen factores como el sexo, la raza y un marcador genético específico conocido como APOE ε4.

• Se observaron diferencias entre géneros: con la combinación de datos de seguimiento a largo plazo y estadísticas de población, buscaron predecir cuántos diagnósticos de demencia nuevos aparecerían cada año durante las próximas décadas. Una mirada más cercana demostró algunas diferencias pronunciadas entre hombres y mujeres.15

El artículo encontró que el riesgo general de padecer demencia en las mujeres fue mayor que en los hombres cuando se consideró a lo largo de la vida, aunque los hombres a menudo enfrentaron una mayor probabilidad de morir por otras causas antes de que los problemas cognitivos se manifestaran por completo.

• Los factores hormonales aumentan el impacto: en términos más simples, los hombres no siempre alcanzan las edades en las que la demencia aparece con mayor frecuencia. Esta brecha generó preguntas acerca de cómo los factores hormonales únicos y las vidas más largas intensifican el impacto en las mujeres mayores.

La misma investigación descubrió que a los adultos de raza afroamericana se les diagnosticó demencia en tasas más elevadas que a los adultos de raza blanca. 16 Esta tendencia comenzó antes, lo que da a entender que ciertas condiciones estructurales o sociales aceleran la aparición de la pérdida de memoria.

• Ciertos factores afectan el desarrollo de la demencia: el documento señaló que las mayores cargas de complicaciones vasculares, los desafíos con el acceso a la atención médica y las desigualdades de larga data podrían ser parte de la razón por la que más adultos afroamericanos desarrollaron demencia a edades más tempranas. Los investigadores destacaron otro aspecto: la variante del gen APOE ε4.17

Este factor genético a menudo indica un riesgo mayor de padecer enfermedad de Alzheimer, que se incluye dentro del grupo más amplio de la demencia. Las personas que portaron una copia presentaron una mayor probabilidad de enfrentar problemas cognitivos, y las que portaron dos copias vieron sus probabilidades aumentar aún más.

• Los casos de demencia pueden aumentar a 1 millón para 2060: de cara al futuro, el documento demostró una proyección cruda: alrededor de 514 000 nuevos casos de demencia ocurrieron en 2020, pero se espera que ese total alcance alrededor de 1 millón para 2060.18 Este aumento tan elevado en los individuos recién diagnosticados apunta a un envejecimiento significativo de la población, donde grandes segmentos de personas pasan a los tramos de edad de mayor riesgo a la vez.

En general, el artículo de Nature Medicine19 sugirió que el número creciente de casos nuevos de demencia no disminuirá a menos que los adultos mayores obtengan un acceso más consistente a la detección temprana, mejores opciones de estilo de vida e intervenciones que protejan sus capacidades cognitivas, incluyendo la optimización de su función de las mitocondrias.

Cómo apoyar la salud de las mitocondrias

Merece formas sencillas de abordar una causa real de la neurodegeneración: una caída en la energía de las células que desgasta sus células nerviosas. Creo que, si apoya de forma adecuada a sus mitocondrias, fortalece su cerebro y se evita muchos problemas que vienen con la disfunción mitocondrial. A continuación, descubrirá cinco pasos que se centran en restaurar la salud de las mitocondrias para aumentar el poder de sus células:

1. Elimine los alimentos procesados y los aceites de semillas: le recomiendo cambiar su alimentación y dejar de consumir aceites de semillas como el de maíz, soya, cártamo o canola. Estos aceites contienen ácido linoleico (AL), el cual es un veneno para sus mitocondrias que compromete la producción de energía de las células. Procure centrar sus comidas en alimentos saludables, como vegetales frescos, sebo o mantequilla de animales alimentados con pastura y proteínas ricas en colágeno.

Si come fuera de casa, investigue qué tipo de aceite usan en la cocina. Este paso ayuda a proteger sus mitocondrias del daño que se acumula con el tiempo, lo que, en última instancia, preserva la vitalidad de su cerebro.

2. Optimice su consumo de carbohidratos: ciertos carbohidratos son esenciales para una producción constante de energía, en especial para mantener sus neuronas alimentadas. Si su intestino está comprometido, es importante comenzar con opciones más fáciles de digerir, como arroz blanco o beber poco a poco agua con dextrosa.

Con el tiempo, incorpore a su alimentación frutas enteras y otros carbohidratos ricos en nutrientes. Si es una persona activa, sus necesidades son mayores, por lo que adaptar su consumo garantiza que no agote sus mitocondrias al consumir una alimentación baja en carbohidratos.

3. Reduzca la exposición a las toxinas del ambiente: sus células son atacadas todos los días por químicos sintéticos. La exposición a sustancias químicas disruptoras del sistema endocrino (EDCs, por sus siglas en inglés) en el plástico, estrógeno y campos electromagnéticos omnipresentes (EMFs, por sus siglas en inglés) afectan la capacidad de las células para generar energía de manera efectiva. A medida que estos contaminantes se acumulan, las mitocondrias pierden efectividad.

Por eso recomiendo ser proactivo a la hora de reducir la exposición a las toxinas del ambiente. Considere usar productos para el hogar elaborados con materiales naturales y recipientes de vidrio para guardar los restos de comida. Dormir en un entorno libre de EMFs también es importante, ya que le da a sus células un descanso mientras su cuerpo se recarga durante la noche. Todo esto disminuye el estrés que su cuerpo debe soportar.

4. Obtenga una exposición adecuada al sol: exponerse al sol todos los días es importante, ya que promueve la producción de energía de las células debido a que estimula la melatonina de las mitocondrias, lo que ofrece una gran protección antioxidante. Evite la luz del sol directa durante las horas pico (de 10 a.m. a 4 p.m. en la mayoría de las regiones de Estados Unidos) hasta que elimine los aceites de semillas de su alimentación durante al menos seis meses, ya que el AL acumulado en sus tejidos favorece las quemaduras solares.

5. Aumente los niveles de NAD+: tome niacinamida (50 miligramos tres veces al día) para favorecer la producción de NAD+ , lo que ayuda a sus mitocondrias a generar más energía. El NAD+ promueve la muerte celular y mejora la capacidad del sistema inmunológico para identificar y eliminar las células dañadas.

Preguntas frecuentes sobre la disfunción mitocondrial

P: ¿Por qué las mitocondrias son tan importantes para la salud del cerebro?

A: Las mitocondrias son las fuentes de energía del cerebro: una sola neurona cortical en reposo utiliza 4.7 mil millones de moléculas de ATP cada segundo. La disfunción mitocondrial causa déficits energéticos, estrés oxidativo y daño neuronal, todo lo cual promueve las enfermedades neurodegenerativas.

P: ¿Cómo contribuye la disfunción mitocondrial a los trastornos neurodegenerativos como el Alzheimer y el Parkinson?

A: Las mitocondrias dañadas liberan especies reactivas de oxígeno (ROS) y alteran el equilibrio del calcio, lo que promueve la muerte celular y bloquea los sistemas de limpieza de las células. Este proceso genera una acumulación tóxica y acelera enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson.

P: ¿Qué tan extendida está la demencia y cuáles son las proyecciones a futuro?

R: Hoy en día, el 42 % de los adultos mayores de 55 años desarrollan demencia a los 95 años. Se proyecta que los nuevos casos de demencia se duplicarán de 514 000 en 2020 a alrededor de 1 millón en 2060 debido al envejecimiento de la población y a factores de riesgo genéticos como la variante del gen APOE ε4.

P: ¿Qué factores del estilo de vida ayudan a proteger la función de las mitocondrias y reducen el riesgo de neurodegeneración?

R: Las estrategias clave incluyen eliminar los aceites de semillas, optimizar los carbohidratos saludables, reducir la exposición a las toxinas del ambiente, obtener una exposición adecuada al sol y aumentar los niveles de NAD+ a través de los suplementos de niacinamida.

P: ¿Qué señales tempranas e intervenciones son importantes para prevenir el deterioro cognitivo?

A: La detección temprana del daño de las mitocondrias a través de biomarcadores, junto con terapias antioxidantes y cambios específicos en el estilo de vida, pueden ayudar a retardar o prevenir la aparición de enfermedades neurodegenerativas y el deterioro de la memoria que se relaciona con la edad.


🔎Fuentes y Referencias: