📝HISTORIA EN BREVE
- Si bien implementar una dieta cetogénica por un período corto de tiempo podría ayudar a bajar de peso, investigaciones recientes relacionan la cetosis crónica con estrés en el hígado, alteraciones en la insulina y problemas cardiovasculares
- Depender del consumo de grasas durante mucho tiempo, incrementa los niveles de ácidos grasos libres que circulan en el sistema, lo que sobrecarga el hígado, altera la regulación de la glucosa y deteriora la flexibilidad metabólica; que son factores clave para la estabilidad energética y la salud del corazón
- Los niveles elevados de enzimas hepáticas y triglicéridos en la dieta cetogénica son una señal de sobrecarga en el hígado. Esto indica que el recambio y la oxidación de grasas se salió de control
- Considere la dieta cetogénica como una intervención metabólica a corto plazo, no como parte de su estilo de vida. Agregue de forma gradual carbohidratos de alimentos enteros para tener una fuente de energía constante, mantener el equilibrio hormonal y reforzar la salud metabólica
- Para mantener su metabolismo, hígado y sistema cardiovascular en buen estado, asegúrese de que su consumo total de grasa esté por debajo del 30 % de sus calorías diarias, elimine los aceites vegetales de su alimentación y consuma suficiente fibra alimentaria
🩺Por el Dr. Mercola
Durante varios años, recomendé la dieta cetogénica como una forma de optimizar la salud del metabolismo y las mitocondrias. En aquel momento, restringir los carbohidratos y hacer que el cuerpo dependiera de la grasa como combustible principal me parecía una buena estrategia para estabilizar los niveles de azúcar y mejorar la resiliencia. De hecho, había muchas investigaciones al respecto, por lo que, parecía una vía lógica y efectiva para mejorar la regulación energética y la flexibilidad metabólica.
Pero, después de estudiar el trabajo del Dr. Ray Peat, mi perspectiva cambió por completo. Sus aportaciones a la teoría bioenergética de la salud demuestran que, la capacidad del cuerpo para mantener una producción de energía saludable depende de la disponibilidad de carbohidratos. Mientras más analizaba su trabajo, más claro me quedaba que la restricción crónica de carbohidratos podría ser contraproducente para muchos sistemas del cuerpo.
Pero, el hígado y el corazón parecen ser los más vulnerables al estrés metabólico que causa una alimentación baja carbohidratos y alta en grasas. Y, hace poco, un estudio que se publicó en Science Advances1 analizó el impacto de una dieta cetogénica a largo plazo en el equilibrio metabólico, la regulación de la insulina y la función de los órganos. Sus hallazgos ponen en duda la seguridad de la dieta cetogénica.
La dieta cetogénica podría representar una amenaza para la salud del hígado
En el estudio en cuestión, los investigadores analizaron los efectos a largo plazo de la cetosis hepática en ratones durante casi un año. El objetivo fue determinar si la dieta cetogénica, que se promociona como una estrategia para controlar el peso y acelerar el metabolismo, produce un impacto negativo en la capacidad del hígado para procesar y regular las grasas, lo que termina por dañar el metabolismo. 2
• A pesar de que sí produjo una pérdida de peso, también surgieron problemas en el hígado: el estudio descubrió que, aunque los ratones que se sometieron a una dieta cetogénica tuvieron un mejor control de peso que los ratones que recibieron una alimentación alta en grasas y carbohidratos, sus perfiles hepáticos revelaron signos de problemas. Tuvieron niveles elevados de triglicéridos plasmáticos y grasas no esterificadas (ácidos grasos libres liberados de la grasa almacenada), lo que es una señal de hiperlipidemia, que es un estado de exceso de grasa en el torrente sanguíneo.
Los ratones machos también desarrollaron esteatosis hepática (acumulación de grasa en el hígado), así como una mayor actividad de la alanina aminotransferasa (ALT). La ALT es una enzima que se concentra dentro de las células hepáticas y participa en el metabolismo de los aminoácidos. Cuando las células hepáticas se dañan o mueren, la ALT se filtra al torrente sanguíneo, lo que incrementa sus niveles. Por su parte, los niveles elevados de ALT reflejan una lesión hepatocelular e indican que el hígado está bajo estrés metabólico o inflamatorio.
• Los niveles elevados de estrés metabólico causaron una lesión hepática: los ratones que se sometieron a una dieta cetogénica desarrollaron intolerancia a la glucosa, lo que significa que su cuerpo no podía estabilizar los niveles de azúcar después de comer, y también experimentaron una reducción en la secreción de insulina, lo que demuestra que el páncreas no liberaba la insulina necesaria para regular la glucosa. Estos hallazgos indican que el estrés en el hígado era parte del desequilibrio en todo el organismo.
En particular, las células β pancreáticas (las células que producen y liberan insulina) mostraron alteraciones en el tráfico de proteínas dentro del retículo endoplásmico y el aparato de Golgi, que pliegan y envuelven las proteínas para que puedan segregarse. Esta disfunción es similar a lo que se observa en la diabetes temprana, en donde falla el mecanismo de liberación de insulina.
• La evidencia microscópica confirmó el daño celular: el análisis microscópico reveló una lesión lipotóxica en las células del hígado. El aparato de Golgi estaba dilatado y fragmentado, y los genes que se relacionan con las respuestas al estrés proteico experimentaron una regulación ascendente. Este patrón demuestra que la exposición crónica a niveles elevados de lípidos no solo provoca que se acumule grasa, sino que también interfiere con el procesamiento y la comunicación de proteínas dentro de las células, lo que empeora la disfunción en el hígado.
• Los hallazgos en animales sugieren paralelismos con las respuestas del hígado humano: aunque este estudio se realizó con ratones, los mecanismos centrales que participan en la regulación de la grasa, el control de la glucosa y el procesamiento de proteínas son similares entre las especies. Los autores escribieron que sus hallazgos «tienen importantes implicaciones traslacionales» y «advierten contra el uso sistemático de una dieta cetogénica como intervención para promover la salud». La siguiente tabla resume los hallazgos en animales junto con su relevancia para los humanos:
Resultados hepáticos: enzimas y esteatosis
Aspecto | Preclínico | Relevancia humana |
Población | Ratones | No se estudió de forma directa; los autores mencionaron la necesidad de realizar investigaciones en humanos para confirmar si se producen efectos similares |
Exposición | Alimentación cetogénica a largo plazo (alrededor de 1 año) | El consumo crónico de grasas con restricción de carbohidratos puede tener implicaciones metabólicas similares en humanos, pero se requieren más ensayos |
Señal principal | Hiperlipidemia marcada, esteatosis hepática, niveles elevados de ALT, intolerancia a la glucosa y menor secreción de insulina | Los hallazgos tienen "implicaciones traslacionales relevantes", lo que sugiere que implementar dietas cetogénicas a largo plazo puede tener consecuencias en la salud metabólica |
Interpretación | La dieta cetogénica crónica causa estrés en el metabolismo hepático y pancreático, lo que incrementa el riesgo de daño en el hígado y problemas con la glucosa | Los autores advierten que implementar una dieta cetogénica crónica podría dañar la salud metabólica, sobre todo en lo que respecta a la función de las células β, los niveles de lípidos plasmáticos y la salud hepática |
• El deterioro metabólico no se limita al hígado: en su análisis del estudio de Science Advances, Georgi Dinkov, especialista en bioenergía, agregó que los patrones cetogénicos crónicos no solo dañan el hígado, sino que también afectan el metabolismo energético a través de su efecto en la masa muscular magra. Esto tiene consecuencias metabólicas importantes, ya que el músculo es el tejido más activo del cuerpo en términos metabólicos, lo que significa que quema energía incluso en reposo. También explicó que:
“la tasa metabólica en reposo (TMR) depende mucho de la proporción entre la masa magra y la masa grasa. A medida que la pérdida muscular supera la pérdida de grasa como resultado de una dieta cetogénica crónica, el metabolismo basal disminuye bastante. Por lo tanto, después de que la persona deja la dieta cetogénica y vuelve a consumir carbohidratos a niveles bajos o moderados, recupera rápido el peso que había perdido, y casi todo en forma de grasa.
Dado que la grasa no es tan activa en términos metabólicos como el tejido muscular, la persona no solo recupera todo el peso que había perdido, sino que casi siempre supera el peso inicial, y el problema de aumento de peso continúa incluso si restringe las calorías muy por debajo de lo que consumía antes de implementar la dieta cetogénica.
Esto se debe a que la TMB disminuyó como resultado de la dieta cetogénica (y la pérdida muscular), y su alimentación regular (la que llevaba el paciente antes de implementar la dieta cetogénica y que lo ayudaba a mantener un peso estable aunque elevado), se vuelve obesogénica debido a que ahora su TMB es mucho más baja.3
Estos efectos secundarios de la cetosis suelen desarrollarse sin síntomas evidentes. Si nota un incremento en las enzimas hepáticas o un dolor sordo debajo de la caja torácica derecha, puede ser una señal de que su hígado está bajo estrés debido a la carga metabólica. Significa que debe cambiar su consumo de macronutrientes antes de que el problema se vuelva crónico.
La relación entre la dieta cetogénica y los niveles de LDL
En una revisión que se publicó en American Journal of Preventive Cardiology, los investigadores de Mayo Clinic analizaron un patrón sorprendente entre las personas que experimentan elevaciones extremas de colesterol mientras siguen una dieta cetogénica. Este grupo, que también se conoce como “hiperrespondedores”, experimenta un incremento exagerado en sus niveles de colesterol “malo” de lipoproteínas de baja densidad (LDL) y apolipoproteína B (apoB), que son las partículas que transportan el colesterol a través de la sangre.4,5
• Los niveles de LDL incrementaron bastante en las personas que implementaron la dieta cetogénica: el estudio revisó los registros clínicos de 17 adultos que presentaban niveles de colesterol LDL superiores a 190 miligramos por decilitro (mg/dl) mientras implementaban una alimentación alta en grasas y muy baja en carbohidratos. Antes de comenzar la dieta cetogénica, su nivel medio de LDL era de unos 129 mg/dl. Después de casi 12 meses de dieta estricta, ese valor incrementó un promedio del 245 %.
• La ApoB refleja el número de partículas que transportan colesterol: cada partícula LDL contiene una molécula de apolipoproteína B (apoB), que es una proteína estructural que ancla el colesterol y los triglicéridos dentro de la partícula. Por lo tanto, la ApoB no solo refleja la cantidad de colesterol presente, sino también la cantidad de partículas LDL que circulan. Mientras más partículas haya, mayor será la probabilidad de que penetren las paredes arteriales inflamadas y promuevan la aterosclerosis o acumulación de placa.
• La predisposición genética amplificó el efecto: diez de los 17 pacientes tenían antecedentes familiares de enfermedades cardíacas tempranas o trastornos lipídicos hereditarios. Cinco se sometieron a pruebas genéticas y dos tenían mutaciones en el gen del receptor de LDL (LDL-R), lo que afecta la capacidad del cuerpo para eliminar el LDL de la circulación.
Esto significa que las partículas LDL permanecen más tiempo en la sangre, lo que empeora el estado del colesterol. Los investigadores sugirieron que tanto la composición de la alimentación como la predisposición genética contribuyeron a esta respuesta lipídica extrema.
• Las personas delgadas experimentaron el mayor incremento de LDL: los participantes con un menor índice de masa corporal (IMC) experimentaron el mayor incremento en sus niveles de LDL. Los autores propusieron que cuando se restringe de manera extrema el consumo de carbohidratos, las personas más delgadas dependen mucho de la oxidación de grasas.
Este cambio incrementa la producción de partículas de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), que transportan los triglicéridos desde el hígado. A medida que las VLDL liberan su carga grasa, se convierten en LDL y HDL, lo que explica por qué incluso las personas con un metabolismo saludable o en buena forma física pueden experimentar incrementos drásticos en sus niveles de LDL durante la adaptación a la cetosis.
• Dejar la dieta cetogénica revirtió los efectos: en el estudio, cuando los pacientes dejaron la dieta cetogénica, sus niveles de LDL disminuyeron en un promedio del 220 % en nueve meses. Esto demuestra la importancia de que las personas con antecedentes familiares de cardiopatía temprana, variantes del metabolismo lipídico o un aumento inexplicable de LDL o apoB, tengan supervisión médica con un control regular de los lípidos cuando implementen este tipo de dieta.
Si bien los autores atribuyeron a las grasas saturadas el mayor riesgo cardiovascular entre las personas que llevan una alimentación alta en grasas y baja en carbohidratos, creo que esto repite la misma narrativa errónea que ha engañado al público durante décadas. Más adelante hablaré a detalle sobre este tema, pero por ahora, recuerden que cualquier discusión sobre los efectos de la dieta cetogénica en el corazón debe ir más allá del mito obsoleto de que “las grasas saturadas están detrás de las enfermedades cardíacas”. El problema no se debe a las grasas saturadas en sí, sino a la sobrecarga metabólica que se produce por el consumo extremo de grasas.
Las palpitaciones cardíacas en la dieta cetogénica
Las palpitaciones cardíacas son uno de los efectos secundarios más comunes que las personas notan poco después de comenzar esta dieta, sobre todo durante los primeros días o semanas de restricción de carbohidratos. Si bien las palpitaciones leves y de corta duración suelen resolverse por sí solas, cuando el problema empeora puede ser una señal de una mayor tensión en el sistema cardiovascular. Reconocer esta diferencia le permitirá actuar a tiempo.6,7
• La pérdida de electrolitos causa palpitaciones tempranas: cuando disminuye de forma drástica su consumo de carbohidratos, bajan los niveles de insulina y se agota el glucógeno (carbohidrato almacenado). Este cambio provoca que los riñones excreten agua junto con minerales clave, como sodio, potasio y magnesio.
Estos son los electrolitos del cuerpo, que regulan las señales eléctricas que controlan el latido del corazón y la contracción muscular. Cuando disminuyen los niveles de glucosa, el ritmo cardíaco puede volverse irregular o más rápido de lo normal (taquicardia), en especial si no se hidrata lo suficiente. Reponer los electrolitos suele estabilizar los síntomas en cuestión de días.
• Utilizar las grasas como combustible afecta el metabolismo cardíaco: debido a que las dietas cetogénicas hacen que el corazón dependa casi por completo de la oxidación de grasas en lugar de la glucosa como combustible, este cambio metabólico puede tener efectos negativos en el rendimiento cardíaco, que incluyen alteraciones en el ritmo eléctrico del corazón.
Los estudios experimentales en animales también sugieren que la dieta cetogénica a largo plazo podría promover una remodelación adversa del músculo cardíaco, que se caracteriza por fibrosis y cambios en la estructura del tejido, que puede interferir con la conducción eléctrica normal e incrementar el riesgo de arritmias como la fibrilación auricular.8
• Cuándo abordar los síntomas: las palpitaciones ocasionales durante la adaptación a la cetosis suelen resolverse con hidratación y alimentos ricos en minerales como vegetales de hoja verde y caldo de huesos. Pero, los latidos cardíacos rápidos o irregulares persistentes, la opresión en el pecho o las palpitaciones acompañadas de mareos o dificultad para respirar requieren una evaluación inmediata. Estos síntomas pueden reflejar una tensión eléctrica o estructural en el corazón, sobre todo en personas con niveles elevados de colesterol, hipertensión o enfermedades cardíacas preexistentes.
• Comprobaciones sencillas antes de la evaluación médica: asegúrese de hidratarse bien, evite el consumo de cafeína y estimulantes y vuelva a evaluar si las palpitaciones persisten una vez que los electrolitos se estabilicen. Otros factores que pueden influir en este problema incluyen: la dosificación de hormona tiroidea, la anemia y el entrenamiento excesivo. Si los síntomas persisten después de abordar estos factores, significa que necesita una evaluación médica. Un electrocardiograma (ECG) básico y un análisis de sangre pueden identificar alteraciones eléctricas o metabólicas tempranas antes de que progresen.
Una alternativa más segura para su hígado y corazón
Lo cierto es que su cuerpo necesita glucosa para funcionar de forma correcta. Cuando disminuye de forma drástica el consumo de carbohidratos durante un período prolongado, para compensarlo el cuerpo produce glucosa a partir de cortisol a través de un proceso que se denomina gluconeogénesis. Esto implica descomponer los aminoácidos del tejido muscular para crear glucosa y satisfacer las necesidades energéticas esenciales.
• La verdadera función del cortisol en el metabolismo: el cortisol pertenece a una clase de hormonas esteroides que se conocen como glucocorticoides. 9 El prefijo gluco se refiere a la glucosa (azúcar),10 mientras que cortico indica su origen en la corteza suprarrenal.11
Aunque suele considerarse una hormona del estrés, la función principal del cortisol es incrementar los niveles de azúcar cuando no hay suficiente glucosa, ni glucógeno (la forma de glucosa que se almacena en el hígado). Cuando el cuerpo detecta niveles bajos de glucosa, el cortisol estimula la expresión de la enzima PEPCK, lo que activa la gluconeogénesis.12
• Los niveles elevados de cortisol son una señal de un desequilibrio metabólico : cuando el cortisol permanece elevado debido a una restricción prolongada de carbohidratos, causa inflamación y debilita la función inmunológica. 13 Este estado de estrés crónico daña la salud metabólica y hormonal. Si bien las alimentaciones bajas en carbohidratos pueden promover la pérdida de peso a corto plazo o el control glucémico, la privación crónica de glucosa hace que el cuerpo entre en un modo catabólico impulsado por el estrés, y comience a descomponer los tejidos para satisfacer sus necesidades energéticas.
• El ciclo de Randle explica la competencia entre grasa y glucosa: los conocimientos del marco bioenergético del Dr. Ray Peat y la investigación metabólica al respecto mencionan el ciclo de Randle, un “interruptor de combustible” celular que determina si sus mitocondrias queman grasa o glucosa en un momento dado. Digamos que es como un cruce ferroviario: solo puede pasar un tren (fuente de combustible) a la vez.

• Para un metabolismo eficiente de la glucosa, la carga de grasa debe ser moderada: cuando la grasa alimentaria supera el 30 % del total de calorías, menos si tiene sobrepeso, el cuerpo comienza a oxidar grasas. Esto suprime el uso de glucosa dentro de las mitocondrias, lo que obliga a la glucosa a permanecer en el torrente sanguíneo e incrementa los niveles de azúcar.
El equilibrio entre el consumo de carbohidratos y grasas garantiza que el ciclo de Randle trabaje con la demanda energética en lugar del estrés metabólico. En una de mis entrevistas con Georgi Dinkov, dijo:
“descubrí que la mayoría de las personas pueden metabolizar entre el 15 % y el 20 % de la grasa alimentaria sin alterar el estado de la glucosa, esto a través del ciclo de Randle. En el caso de las personas con diabetes tipo 2,
la mayoría tienen sobrepeso u obesidad, lo que significa que tienen dos fuentes de grasas: su alimentación y su tejido graso, porque siempre hay algo de lipólisis. Entonces, a las personas con diabetes les recomendaría que reduzcan aún más su consumo de grasas, ya que obtienen una gran cantidad de su propio cuerpo.
Hay muchas clínicas alrededor del mundo que tratan e incluso curan la diabetes tipo 2 con dietas restrictivas que ayudan a eliminar casi toda la grasa. Y una vez que esto sucede, se restaura el metabolismo de la glucosa. Creo que esto demuestra que el problema no es la glucosa en sí.
La glucosa no hace que suba de peso, sino el exceso de grasa en su cuerpo, y una vez que se elimina esa grasa, sin importar cómo lo haga, desaparecen los problemas porque la glucosa comienza a metabolizarse, lo que creo es uno de los mayores beneficios del ciclo de Randle”.
Pasar de un patrón alimentario bajo en carbohidratos a una alimentación más equilibrada que incluya carbohidratos es una de las maneras más sencillas de restaurar el equilibrio metabólico. Al hacerlo, se crea un entorno interno donde tanto el corazón como el hígado pueden funcionar a su ritmo natural: enérgico, constante y libre de la tensión bioquímica constante que causa la cetosis a largo plazo. Para conocer más a fondo por qué la glucosa es el combustible más limpio y eficiente del cuerpo, consulte: “ El mejor aliado para el funcionamiento óptimo de sus células ”.
El consumo equilibrado de macronutrientes optimiza el metabolismo
Cuando se trata de ajustar el consumo de macronutrientes, se necesita un enfoque integral y equilibrado. El objetivo no es evitar ningún macronutriente, sino consumirlos en la proporción adecuada para ayudar a su metabolismo a funcionar de forma correcta.
1. Consumir grasas con moderación: si bien necesita reducir su consumo de grasas, eso no significa que deba evitarlas por completo. No caiga en ese error, las grasas, en especial las que provienen de fuentes limpias y estables, son esenciales para una salud óptima. El objetivo es mantener su consumo total de grasa por debajo del 30 % de las calorías diarias.
2. Eliminar el ácido linoleico (AL) de su alimentación: algunas fuentes comunes incluyen aceites de semillas como el aceite de soya, maíz, canola, girasol y cártamo. Mantenga su consumo total de AL por debajo de 5 gramos por día, aunque lo ideal es que sea menos de 2 gramos. Sustituya los aceites industriales por grasas tradicionales que resistan la oxidación, como la mantequilla, el sebo y el aceite de coco.
Durante décadas, las directrices alimentarias en los Estados Unidos, recomendaron a su población sustituir las grasas tradicionales con los llamados aceites vegetales “saludables para el corazón”. Estas directrices, que se basan en teorías obsoletas sobre los lípidos, convencieron a gran parte del público de que los aceites de semillas eran más seguros que las grasas saturadas. Pero, la evidencia bioquímica y clínica moderna demuestra que el AL se oxida fácil, lo que produce subproductos tóxicos que dañan las células, causan inflamación y empeoran el estrés oxidativo.14,15
Para ayudarle a realizar un seguimiento de su consumo, le recomiendo que descargue la aplicación Mercola Health Coach, que estará disponible este año. Una de sus funciones principales es Seed-Oil Sleuth, que calcula el consumo de aceite vegetal hasta una décima de gramo.
3. Optar por carbohidratos saludables: remplace los almidones refinados y los azúcares procesados con carbohidratos de alimentos enteros y nutritivos como frutas maduras, vegetales de raíz, camote y arroz blanco. Estas sustancias restauran las reservas de glucógeno en el hígado y los músculos, regulan los niveles de azúcar y reducen la producción de glucosa inducida por el estrés que se produce durante la restricción de carbohidratos.
Agregar almidones resistentes, como plátanos verdes o papas cocidas también alimenta a las bacterias beneficiosas, lo que incrementa los niveles de ácidos grasos de cadena corta (AGCC), como el butirato, que combaten la inflamación y protegen la mucosa intestinal.
4. Consumir suficiente fibra alimentaria: lo ideal es consumir unos 30 gramos de fibra. Pero, si su intestino está inflamado o tiene un desequilibrio, incremente poco a poco el consumo de fibra, ya que las bacterias patógenas también pueden fermentarla, lo que produce endotoxinas.
A medida que recupere el equilibrio en su microbioma intestinal, procure consumir entre 200 y 250 gramos de carbohidratos provenientes de alimentos enteros y sin procesar para favorecer la diversidad microbiana y la curación de la mucosa. Para más información sobre este tema, consulte: “El impulso que su intestino necesita para mantenerse saludable y activo”.
5. Implementar de forma inteligente la dieta cetogénica: si bien consumir más carbohidratos puede ayudar a promover su salud, eso no significa que no pueda implementar la dieta cetogénica, la clave está en hacerlo de forma correcta. De hecho, si apenas comienza el camino por restaurar su salud, puede ayudarlo a mejorar su flexibilidad metabólica. Pero recuerde que, si bien la cetosis a corto plazo tiene varios beneficios, la cetosis crónica (que es el tipo de cetosis de la que hablamos en este artículo) puede ser dañina.
Cuando se utiliza la dieta cetogénica como un reinicio metabólico a corto plazo, debe observar cómo responde su cuerpo. La siguiente tabla resume los indicadores clave que muestran si la dieta está favoreciendo la recuperación o comenzando a alterar el equilibrio metabólico.
Indicadores clave a considerar en una dieta cetogénica
Indicador | Efecto típico de la cetosis | ¿En qué casos debe preocuparse? | Estrategias prácticas |
LDL/apoB | Hay personas que podrían responder de forma más abrupta, sobre todo las personas delgadas | Un incremento considerable o sostenido con respecto al nivel inicial, en especial con signos de estrés oxidativo o inflamación | Eliminar los aceites de semillas y otras fuentes de ácido linoleico; priorizar las grasas estables como la mantequilla, el sebo y el aceite de coco; consumir más alimentos ricos en antioxidantes (vitamina E, polifenoles); optimizar la función tiroidea y hepática |
Niveles de triglicéridos | Suelen disminuir durante la fase inicial de la adaptación a la cetosis | Podría ocurrir un incremento debido a un exceso de calorías, alcohol o una oxidación de grasas deficiente | Evitar el alcohol y reducir el consumo total de grasas; consumir más fibra y carbohidratos de alimentos enteros para promover la eliminación de grasa |
HDL | Suele incrementar un poco | No es motivo de preocupación a menos que también expertamente inflamación o niveles elevados de apoB | Mantener una nutrición equilibrada y la estabilidad oxidativa; incrementar los niveles de HDL por sí solo no compensará el estrés metabólico |
Síntomas de arritmia | Las palpitaciones suelen relacionarse con la pérdida de electrolitos o alteraciones tiroideas | Palpitaciones persistentes, ECG irregular, opresión en el pecho o mareos | Rehidratarse; restablecer los electrolitos (sodio, magnesio, potasio); regular el equilibrio tiroideo y suprarrenal; consultar a un médico si los síntomas persisten |
Preguntas frecuentes sobre la dieta cetogénica
P: ¿Es verdad que la dieta cetogénica causa hígado graso o ayuda a revertirlo?
R: El estudio de Science Advances demostró que la cetosis a largo plazo elevó los ácidos grasos libres, la hiperlipidemia y la acumulación de grasa dentro de las células hepáticas, que son signos clásicos de esteatosis hepática. Estos cambios se produjeron incluso sin aumento de peso, lo que demuestra que la sobrecarga de grasas, y no solo las calorías, puede dañar el hígado. En esencia, la dieta cetogénica puede parecer beneficiosa al principio, pero su uso prolongado representa un riesgo para su hígado.
P: ¿Puede una dieta cetogénica elevar el colesterol LDL incluso si estoy perdiendo peso?
R: Sí, la revisión de Mayo Clinic encontró incrementos drásticos en los niveles de LDL y apoB entre los “hiperrespondedores”, la mayoría eran delgados y tenían una buena salud metabólica. La pérdida de peso en sí no previene esto, porque el aumento de las grasas circulantes refleja la forma en la que el cuerpo procesa la grasa como combustible bajo una restricción severa de carbohidratos, y no solo cuánta grasa almacena.
P: ¿Por qué mis niveles de alanina aminotransferasa (ALT) incrementan después de comenzar la dieta cetogénica?
R: La ALT es una enzima que se encuentra en las células del hígado, y los niveles elevados suelen ser una señal de que el hígado está bajo estrés. Durante las primeras etapas de la cetosis, se acelera la descomposición de las grasas, lo que llena el hígado con ácidos grasos libres que se convierten en cetonas. Esta carga metabólica repentina puede incrementar de forma temporal los niveles de ALT.
Pero, si los niveles permanecen elevados, puede ser una señal de que está acumulando un exceso de grasa en las células hepáticas o que el estrés oxidativo las está dañando. Mantener niveles elevados de ALT significa que el hígado no puede procesar las grasas, lo que es una señal de que la dieta está causando más daños que beneficios.
P: ¿Son normales las palpitaciones cardíacas que se producen en la dieta cetogénica?
R: Las palpitaciones transitorias son comunes durante los primeros días o semanas de restricción de carbohidratos debido a la pérdida de líquidos y electrolitos. Cuando disminuyen las reservas de glucógeno, los riñones excretan sodio, magnesio y potasio, que son minerales esenciales para mantener un ritmo cardíaco normal. Si las palpitaciones persisten después de hidratarse y reponer los electrolitos, o si van acompañadas de mareos u opresión en el pecho, debe buscar atención médica.
P: ¿Qué dicen las directrices sobre los patrones de consumo de grasas y el riesgo cardíaco?
R: Durante décadas, las directrices alimentarias de Estados Unidos han promovido un enfoque bajo en grasas saturadas para la salud del corazón, y recomiendan a su población depender de los llamados aceites vegetales “saludables para el corazón”, como el de soya, maíz, canola y girasol.
Pero, si bien moderar el consumo total de grasas es buena idea, las grasas saturadas naturales que provienen de fuentes tradicionales como la mantequilla de vacas alimentadas con pastura, los huevos y la carne no son el problema. El objetivo debería ser eliminar los aceites industriales inestables y llevar una alimentación balanceada y nutritiva que incluya carbohidratos de alimentos enteros que refuerzan la salud metabólica.
🔎Fuentes y Referencias:
- 1, 2 Sci. Adv. 11, eadx2752(2025)
- 3 Haidut, October 3, 2025
- 4 American Journal of Preventive Cardiology Volume 15, Supplement, September 2023, 100548
- 5 Am J Prev Cardiol. 2023 Apr 6;14:100495
- 6 Ketogenic, November 13, 2023
- 7 AFIP Foundation, “Can the Keto Diet Trigger Atrial Fibrillation? Exploring the Science Behind This Diet-Heart Connection”
- 8 Nutrition & Metabolism volume 17, Article number: 91 (2020)
- 9 StatPearls [Internet], Physiology, Cortisol
- 10 Dictionary, gluco-
- 11 Dictionary, cortico-
- 12 StatPearls [Internet], Physiology, Glucocorticoids, Function
- 13 Cleveland Clinic, Cortisol
- 14 Seven Countries Study, About the study
- 15 BMJ 2016;353:i1246
