📝HISTORIA EN BREVE
- Más de 1 de cada 5 jóvenes varones padecen trastornos alimenticios, y los más comunes son los atracones y las purgas; sin embargo, los médicos suelen pasar por alto estos problemas debido a que buscan síntomas diferentes
- Los jóvenes varones con trastornos alimenticios suelen aspirar a tener músculos y que sus cuerpos sean magros en lugar de ser muy delgados, y siguen planes alimenticios estrictos y se ejercitan en exceso sin dejar de parecer "saludables" para los demás
- Los jóvenes homosexuales y bisexuales tienen el doble de riesgo que los jóvenes heterosexuales, y los jóvenes varones con mayor peso corporal también son más propensos a desarrollar estos trastornos
- Las herramientas médicas para detectar trastornos alimenticios fueron diseñadas pensando en las mujeres, por lo que no detectan síntomas importantes en los hombres, como estar obsesionado con los músculos, tener atracones de "comidas trampa" (o "cheat meals" en inglés) y hacer rutinas de ejercicios agotadoras
- La salud intestinal es fundamental para la recuperación a través del eje intestino-cerebro, y emplear estrategias como eliminar aceites vegetales y reconstruir bacterias intestinales beneficiosas alivian los síntomas de los trastornos alimenticios
🩺Por el Dr. Mercola
Los niños y los jóvenes se enfrentan a una crisis de salud mental de la que casi nadie habla. Los trastornos alimenticios, que durante mucho tiempo se consideraron como un "problema femenino", ahora afectan a los hombres de maneras que el sistema médico no sabe reconocer, y mucho menos tratar. Los comportamientos son diferentes, los síntomas a menudo se ignoran, el daño se produce antes y es más profundo de lo que muchas personas creen.
Lo más preocupante es la frecuencia con la que estos trastornos pasan desapercibidos. Los padres, maestros e incluso los médicos a menudo no detectan los síntomas en los jóvenes varones ya que no se parecen a los síntomas convencionales, los cuales incluyen delgadez extrema, miedo a aumentar de peso o angustia emocional en torno a la comida. En cambio, tienden a aspirar tener cuerpos magros y con definición muscular.
Los jóvenes varones siguen planes de alimentación estrictos, tienen atracones en privado o se ejercitan como una forma de castigo, mientras que por fuera parecen estar "bien".
En el centro del problema está la discordancia entre cómo se manifiestan los trastornos alimenticios en los jóvenes varones y cómo se diagnostican de forma oficial. La mayoría de las herramientas clínicas se diseñaron con base en las experiencias femeninas y no identifican los comportamientos que perjudican la salud física y mental de los hombres desde adentro hacia afuera. Este artículo explora los datos más recientes sobre qué tan extendidos están los trastornos alimenticios en los hombres, por qué a menudo se pasan por alto y cómo revertir esta epidemia.
La epidemia de trastornos alimenticios de la que nadie habla
Un estudio de 2025 publicado en Eating Behaviors se propuso determinar qué tan comunes son los trastornos alimenticios entre los hombres, que durante mucho tiempo no han tenido suficiente representación en la investigación sobre salud mental.1
Los investigadores utilizaron herramientas de diagnóstico estandarizadas en una muestra grande de 1 553 jóvenes y adultos hombres de entre 15 y 35 años de Estados Unidos y Canadá, con el objetivo de evaluar quiénes cumplían los criterios para diversos trastornos alimenticios. El objetivo fue obtener tasas de prevalencia actualizadas y precisas e identificar qué factores sociales y personales aumentan el riesgo.
• Más de 1 de cada 5 hombres cumplieron con los umbrales clínicos para un trastorno alimenticio: los hallazgos fueron sorprendentes, ya que el 21.3 % de los participantes calificaron para un posible trastorno alimenticio. El diagnóstico más común fue la bulimia nerviosa con un 5.8%, seguida del trastorno por atracones. En comparación, la anorexia nerviosa fue poco frecuente y se diagnosticó solo en el 0.3% de la muestra.
• Los jóvenes más afectados por los trastornos alimenticios no fueron los que se esperaban: los dos grupos principales con las mayores probabilidades de sufrir trastornos alimenticios fueron los varones de minorías sexuales (homosexuales y bisexuales) y aquellos con un índice de masa corporal (IMC) más elevado.
Los jóvenes homosexuales y bisexuales tuvieron más del doble de probabilidades de ser diagnosticados en comparación con los heterosexuales. Cada aumento de una unidad en el IMC también aumentó en un 18 % la probabilidad de padecer un trastorno alimenticio, lo cual es un indicador de que los prejuicios sobre el peso promueven estos problemas.
• Los planes de alimentación extremos y los atracones fueron comunes, pero a menudo los ocultaron: los jóvenes del estudio reportaron numerosos comportamientos desordenados, como la restricción estricta de calorías, planes de alimentación para desintoxicar, atracones, uso de laxantes y hacer ejercicio de forma compulsiva.
Es fácil que estos comportamientos pasen desapercibidos en los entornos clínicos debido a que muchos de ellos no coinciden con el perfil estereotipado de los trastornos alimenticios, como la delgadez o la aversión a la comida. Este punto ciego retrasa los diagnósticos y empeora los resultados a largo plazo.
• Los hombres que aspiraban a la musculatura perfecta tuvieron los peores síntomas: los hombres con trastornos alimenticios no siempre intentaban ser delgados. Muchos se esforzaban por conseguir un físico magro y "esculpido", con hombros anchos, cintura estrecha y abdominales definidos.
Este enfoque en la forma del cuerpo más que en el tamaño implicó que a menudo tuvieran atracones, ayunaran o se ejercitaran en exceso para esculpir su cuerpo. Pero, como tenían un peso “normal” o incluso superior al promedio, a menudo se subestimaba la gravedad de su trastorno.
El diseño de las evaluaciones estándar les impide detectar los trastornos alimenticios en los hombres
El video "Hidden in Plain Sight: Men with Eating Disorders" exploró por qué a los jóvenes y adultos hombres no se les diagnostica lo suficiente con trastornos alimenticios y cómo las herramientas de detección actuales fallan.2 Los trastornos alimenticios son uno de los problemas de salud mental con mayor sesgo de género, lo cual es un fracaso que se remonta a décadas de investigación construida casi solo en torno a las experiencias de las mujeres.
• Las herramientas de diagnóstico actuales se basan en criterios obsoletos que se centran en las mujeres: según el video, gran parte de la comprensión médica estándar de la anorexia se construyó en un principio con base en los síntomas en las mujeres, como la amenorrea, que es la ausencia de menstruación.
Como los hombres no menstrúan, quedaron excluidos durante décadas de ser investigados y reconocidos. Los hombres suelen obsesionarse por los músculos, hacer ejercicio de forma compulsiva y llevar un control rígido de sus hábitos alimenticios, en lugar de aspirar a ser muy delgados o perder mucho peso.
• Los hombres presentan diferentes síntomas, pero los médicos no están capacitados para buscarlos: para los hombres, los atracones a menudo están ocultos dentro de comportamientos que la sociedad acepta, como las "comidas trampa" o los ciclos estrictos de aumento y definición de volumen. Algunos hombres consumen hasta 9 000 calorías en una sola sesión y, sin embargo, no sienten la misma angustia emocional que las mujeres. Debido a esto, las evaluaciones convencionales no detectan a muchos pacientes varones.
• A menudo se juzga de forma equivocada a los pacientes varones debido al tamaño de su cuerpo o la masa muscular: muchos jóvenes con trastornos alimenticios tienen un peso corporal normal o elevado, lo que los hace parecer "saludables" a los médicos que asocian el riesgo con tener un peso bajo. Sin embargo, estos jóvenes suelen someterse a restricciones alimenticias intensas, al uso de pastillas para adelgazar o a regímenes de ejercicios extenuantes.
• La dismorfia muscular tiene una gran influencia, pero a menudo pasa desapercibida: la dismorfia muscular es una afección en la que los jóvenes creen que no tienen suficiente musculatura, sin importar lo en forma que estén. Esto promueve conductas extremas, como el levantamiento constante de pesas, uso extremo de suplementos, restricciones alimenticias y aislamiento social. El video describe esto como una "búsqueda patológica de muscularidad", el cual es un deseo que refleja la necesidad de delgadez que se observa en las mujeres con anorexia pero que rara vez se reconoce en los hombres.
Las normas culturales en torno a la masculinidad hacen aún más complicada la situación. Cuando un joven come en exceso, a menudo se considera que carece de disciplina y no que padece una enfermedad mental. Esto impide que los jóvenes varones hablen, pidan ayuda o incluso reconozcan que tienen un problema.
• Los espacios de tratamiento a menudo son poco acogedores o sienten alienantes para los pacientes varones: muchos hombres reportan que se sienten fuera de lugar en los programas de tratamiento de trastornos alimenticios, los cuales suelen estar dirigidos a las mujeres. A menudo, todo, desde las lecturas hasta cómo se describe el tratamiento, no refleja las experiencias de los hombres. Como resultado, los jóvenes varones suelen comenzar la terapia con una actitud defensiva, se sienten avergonzados o que no pertenecen, y estas barreras reducen la posibilidad de que se recuperen.
Restaurar la salud intestinal alivia los síntomas ya que influye en el eje intestino-cerebro
Si lucha contra trastornos alimenticios, restricciones alimenticias o pensamientos obsesivos sobre su cuerpo, en especial si siente que esos hábitos están fuera de su control, su intestino podría ser parte del problema. No me refiero solo a la digestión,
sino a cómo el intestino se comunica con el cerebro, lo que moldea el estado de ánimo y regula las hormonas. Esa relación se denomina eje intestino-cerebro, y cuando está alterada, se pierde la capacidad de tomar decisiones tranquilas y racionales sobre la comida y la imagen corporal.
Corregir la salud intestinal ayuda a aliviar la anorexia,3 mientras que el eje intestino-cerebro también influye en la adicción a la comida y los trastornos de atracones.4 Es probable que su intestino esté dañado si tiene muchas intolerancias alimenticias, inflamación frecuente, movimientos intestinales que no son consistentes o heces blandas. Debe abordar ese daño para que un cambio de mentalidad o un protocolo terapéutico funcione por completo. Esto es lo que le recomiendo que haga:
1. Evalúe su intestino antes de implementar cualquier cambio: debe saber el estado de su intestino antes de revisar su rutina de alimentación o ejercicios. Pregúntese lo siguiente: ¿se siente inflamado después de comer? ¿Pasa días sin evacuar? ¿La fibra lo hace sentir peor?
¿Sufre de diarrea crónica o heces blandas? Si respondió que sí a al menos tres, su intestino le pide ayuda y aún no está listo para consumir alimentos saludables con contenido elevado de fibra. Comience con esto para tener más poder sobre su progreso.
2. Evite la fibra hasta que su intestino sane: cuando el revestimiento intestinal está inflamado o permeable, incluso los carbohidratos saludables como las lentejas, la avena y los vegetales crudos pueden dañarlo. Estos alimentos se fermentan rápido en un entorno microbiano inadecuado, lo que produce gases, presión e inflamación. Por ahora, mantenga su alimentación simple. Le recomiendo consumir arroz blanco y frutas enteras, ya que son alimentos suaves para el organismo y brindan a las células combustible limpio sin alimentar a los invasores.
3. Elija carbohidratos que lo nutran sin alimentar a los microbios dañinos: el intestino delgado está diseñado para absorber, no para fermentar. Los carbohidratos de digestión rápida, como el arroz blanco o la fruta, pasan sin permanecer en el intestino, lo que significa que no alimentarán a las bacterias dañinas. Una vez que los síntomas mejoren, consuma alimentos como papas peladas, calabaza cocida y luego vegetales de raíz. Sin embargo, no se apresure, necesita una buena base de microbios antes de volver a consumir fibras pesadas.
4. Elimine los aceites vegetales y favorezca su intestino a nivel celular: consumir aceites vegetales como el de canola, soya o girasol, es como echar gasolina al fuego de un intestino. Estos aceites dañan las mitocondrias y el revestimiento intestinal, lo que afecta la energía celular y hace que curarse sea casi imposible. Por ello, sustitúyalos por mantequilla, ghee o sebo.
Asimismo, reduzca su exposición a los campos electromagnéticos (EMFs) y a las sustancias químicas que alteran el sistema endocrino, ya que deterioran aún más la energía celular y perjudican el entorno intestinal libre de oxígeno que las bacterias beneficiosas necesitan para desarrollarse, en especial la Akkermansia, que es una especie que mantiene la capa de mucosidad y favorece la curación desde dentro hacia fuera.
5. Reconstruya el revestimiento intestinal con las bacterias adecuadas: después de dejar de comsumir aceites vegetales por seis meses, puede comenzar a reconstruir su intestino con un suplemento de Akkermansia de liberación prolongada. Estas bacterias fortalecen la capa de moco en el colon, lo que crea la base ideal para los microbios que producen butirato. El butirato es la molécula maestra curativa de su cuerpo.
El butirato repara el revestimiento intestinal, calma la activación excesiva del sistema inmunológico y detiene la inflamación de todo el cuerpo. Sin esta molécula, su intestino (y cerebro) quedan atrapados en el modo de supervivencia.
Restaurar su intestino no se trata solo de arreglar la digestión, sino de recuperar el control sobre sus pensamientos, hábitos y resiliencia emocional. Un intestino equilibrado hace que su cerebro esté más despejado, que sus antojos desaparezcan y que su relación con la comida se normalice otra vez. Sanar su salud intestinal es una de las medidas más poderosas para recuperarse a largo plazo, ya sea que luche contra la anorexia, los atracones o los pensamientos obsesivos con la comida.
Preguntas frecuentes sobre los trastornos alimenticios en los jóvenes y adultos hombres
P: ¿Qué tan comunes son los trastornos alimenticios en los jóvenes varones?
R: Las investigaciones recientes demuestran que el 21.3 % de los jóvenes y adultos hombres de entre 15 y 35 años cumplen los criterios de diagnóstico para un posible trastorno alimenticio.5 Esto incluye afecciones como la bulimia, el trastorno por atracón y la anorexia atípica. La mayoría de los hombres no son diagnosticados debido a que las herramientas de detección actuales están diseñadas en función de los síntomas de las mujeres y no de los patrones de comportamiento de los hombres.
P: ¿Cómo se manifiestan los trastornos alimenticios en los jóvenes varones en comparación con las mujeres?
R: Los hombres tienen más probabilidades de obsesionarse con tener músculos y cuerpos magros que con ser delgados. A menudo siguen planes alimenticios estrictos, se dan atracones durante las "comidas trampa" (o "cheat meals" en inglés) y hacen ejercicio de forma compulsiva como una forma de controlar sus emociones. Las evaluaciones estándar no siempre detectan estos comportamientos, ya que se centran más en la pérdida de peso y la angustia emocional en torno a la comida.
P: ¿Qué hombres corren más riesgo de sufrir trastornos alimenticios?
R: Los jóvenes homosexuales y bisexuales tienen un resigo dos veces más elevado en comparación con los heterosexuales.6,7 Los jóvenes con índices de masa corporal (IMC) más elevados también tienen más probabilidades, quizás debido al estigma internalizado y la presión de alcanzar ideales corporales poco realistas. Estos grupos reciben poco apoyo tanto en materia de investigación como de tratamiento.
P: ¿Por qué las herramientas de diagnóstico actuales no son adecuadas para los jóvenes y adultos hombres?
R: La mayoría de las herramientas se desarrollaron en torno a síntomas centrados en las mujeres, como el miedo a aumentar de peso y los cambios menstruales. Estas herramientas no tienen en cuenta las conductas como las "comidas trampa", el abuso de suplementos o la dismorfia muscular. Debido a esto, a muchos hombres se les diagnostica mal o nunca se les diagnostica en absoluto, incluso cuando sus conductas son graves.
P: ¿Cómo influye la salud intestinal en la recuperación de los trastornos alimenticios?
R: Los desequilibrios intestinales generan ansiedad, obsesión por la comida y pensamientos distorsionados a través del eje intestino-cerebro. Primero debe crear una base estable para su recuperación a través de sanar su intestino, lo cual puede lograr si elimina los aceites vegetales, consume arroz blanco y fruta antes que la fibra hasta que la salud intestinal mejore, y luego restaura las bacterias beneficiosas como la Akkermansia.
Es importante que apoye la producción de butirato, ya que este compuesto repara el revestimiento intestinal, reduce la inflamación y ayuda a que el cerebro funcione con mayor claridad.