📝HISTORIA EN BREVE

  • Los estilos de vida modernos han reducido bastante la capacidad de nuestro cuerpo para producir energía celular. En la actualidad, los seres humanos producen 75 % menos de trifosfato de adenosina (ATP), la energía que utilizan las células, que hace un siglo
  • Las alimentaciones modernas se basan en alimentos ultraprocesados, exceso de azúcar y aceites vegetales dañinos, y a pesar de que contienen suficientes calorías sus nutrientes son escasos, lo que ha causado muchas deficiencias nutricionales
  • Además, el sedentarismo es otro de los aspectos principales de los estilos de vida modernos. En los Estados Unidos, un tercio de su población pasa más de ocho horas al día sin moverse encima de una silla, lo que incrementa el riesgo de problemas de salud como la diabetes, las enfermedades cardíacas y el deterioro cognitivo
  • Las toxinas ambientales, que incluyen las sustancias químicas agrícolas y los disruptores endocrinos que se encuentran en los plásticos, se han filtrado en los alimentos que comemos, el agua que bebemos y el aire que respiramos. Estas toxinas incrementan el riesgo de alteraciones hormonales y metabólicas
  • Para revertir las enfermedades crónicas que causan los estilos de vida modernos, es necesario abordar su causa subyacente a nivel celular a través de cambios en el estilo de vida en lugar de depender de medicamentos que solo enmascaran los síntomas

🩺Por el Dr. Mercola

El cuerpo humano está diseñado para prosperar siempre y cuando reciba las herramientas que necesita para hacerlo, tales como una nutrición apropiada, movimiento regular y exposición mínima a las toxinas. Estos factores crean la base para una salud óptima, lo que permite que cada sistema funcione según lo previsto.

Pero, los estilos de vida modernos van en contra de estas necesidades básicas y causan problemas a nivel celular. El resultado: las crecientes tasas de enfermedades crónicas, la dependencia a los medicamentos de prescripción y un sistema de atención médica que trata los síntomas en lugar de abordar la causa subyacente. Para restaurar su salud, es necesario deshacer el daño que ya causó su estilo de vida moderno, lo que puede lograr a través de cambios que refuercen su salud celular y mejoran su bienestar.

El cambio radical en nuestro suministro de alimentos

En cualquier supermercado, verá estantes llenos de productos que afirman ser "saludables", "naturales" o incluso "nutritivos", pero cuando lee bien la lista de ingredientes, la historia es muy diferente. Estos alimentos están llenos de ingredientes dañinos como saborizantes artificiales, conservadores y rellenos baratos que prolongan su vida útil y los hacen irresistibles y adictivos.1 Contienen todo, menos nutrientes reales.

• Los nutrientes esenciales desaparecen de los alimentos cuando se procesan: cuando lleva una alimentación a base de productos empaquetados, cereales azucarados, comidas preparadas y otras opciones procesadas, consume muchas calorías vacías, es decir, sin nutrientes importantes, como el magnesio, las vitaminas B, la vitamina E, los omega-3 y el zinc.2 Esto provoca un estado de desnutrición a pesar de comer suficiente comida.3

• El exceso de azúcar es otra de las peores amenazas de las alimentaciones modernas: hace décadas, el azúcar era un lujo,4 pero ahora está por todos lados, desde aderezos para ensaladas hasta yogur y las llamadas barras de proteínas "saludables". Esto hace que consuma mucho más azúcar de lo que su cuerpo puede procesar, lo que causa problemas de peso, resistencia a la insulina y, a la larga, enfermedades como la diabetes tipo 2.5

• Los aceites de semillas son las toxinas más dañinas en la alimentación moderna: se extraen a través de calor y presión extremos de fuentes como la soya, la canola, el maíz, el cártamo y el girasol, estos aceites de semillas industriales ni siquiera existían en la alimentación humana hasta el siglo XX. En la actualidad, representan una parte importante del consumo diario de grasas.6

Se venden como "aceites vegetales" y promocionan como alternativas saludables a las grasas animales tradicionales, pero en realidad están cargados de ácido linoleico (AL), una grasa poliinsaturada omega-6 (PUFA) que es muy inestable y se oxida con facilidad.

• El AL promueve la inflamación a nivel celular: a diferencia de las grasas saturadas, que mantienen su estructura química, el AL sufre peroxidación lipídica, lo que produce subproductos tóxicos que se conocen como metabolitos oxidativos del ácido linoleico (OXLAM). Un ejemplo es el 4-HNE (4-hidroxinonenal), un compuesto que daña el ADN, las proteínas y las mitocondrias.

• El AL se adhiere a la grasa e incrementa el riesgo de enfermedades, y una vez dentro del cuerpo es muy difícil eliminarlo, y con el tiempo, se transforma en metabolitos tóxicos que causan inflamación crónica. A la larga, se produce una disfunción mitocondrial, que es la causa subyacente de enfermedades metabólicas como la obesidad, la diabetes, los problemas cardiovasculares y los trastornos neurodegenerativos.

• Ahora las personas ponen la comodidad por encima de la nutrición: antes, las comidas se preparaban con ingredientes frescos y enteros, pero ahora la comodidad es la prioridad. En lugar de comida real, los alimentos procesados y la comida rápida se convirtieron en la base de la alimentación diaria de la mayoría de las personas. Esto produce un deterioro lento pero constante en la salud, lo que hace que las personas sean más vulnerables que nunca.

• Los alimentos ultraprocesados están diseñados para ser adictivos: las compañías de alimentos contratan a científicos para diseñar la combinación perfecta de grasa, azúcar y sal para provocar antojos y enganchar al sistema de recompensa del cerebro de una manera que la comida real nunca podría. 7 Mientras más alimentos ultraprocesados coma, más difícil será dejarlos: sus papilas gustativas se adaptan, su metabolismo se ralentiza y su cuerpo se vuelve adicto a esas sustancias que lo están destruyendo.

Para más información sobre el ácido linoleico y su impacto en el riesgo de enfermedades crónicas, consulte: "Esta grasa actúa como un veneno metabólico y destruye su salud".

El sedentarismo es una de las mayores amenazas para la salud

El cuerpo humano está diseñado para mantenerse en movimiento, pero en la actualidad, la mayoría de las personas llevan un estilo de vida sedentario. En 2024, una encuesta descubrió que un tercio de las personas que viven en los Estados Unidos pasan al menos ocho horas al día sentados, ya sea en un escritorio, un automóvil o frente a una pantalla.8 Este nivel de sedentarismo hace que el cuerpo se deteriore más rápido e incrementa hasta en un 30 % el riesgo de muerte prematura, y por más ejercicio que haga no se puede contrarrestar el daño.9

• Permanecer sentado durante mucho tiempo altera la regulación del azúcar: cuando pasa mucho tiempo sentado, no se produce actividad muscular, lo que dificulta que el cuerpo absorba la glucosa, y eso causa resistencia a la insulina y, a la larga, diabetes tipo 2.10 Las investigaciones demuestran que las personas que permanecen sentadas más de ocho horas al día tienen un riesgo 17 % mayor de desarrollar diabetes que aquellos que se mantienen más activos.11

• La falta de actividad daña el corazón: la falta de actividad hace que se endurezcan los vasos sanguíneos, lo que ralentiza la circulación y promueve la acumulación de colesterol.12 Los estudios demuestran que las personas que permanecen sentadas casi todo el día tienen un riesgo mayor de enfermedades cardíacas, incluso si hacen ejercicio de forma ocasional.13

• Un estilo de vida sedentario promueve el almacenamiento de grasa: el sedentarismo altera el metabolismo, lo que hace que sea más fácil acumular grasa y más difícil quemarla.14 Las personas sedentarias tienen un riesgo 52 % mayor de obesidad que las personas más activas.15 Esto crea un círculo vicioso donde la falta de actividad provoca aumento de peso y el exceso de peso dificulta aún más el movimiento, lo que crea aún más problemas de salud.

• La falta de actividad también daña el cerebro: el ejercicio estimula la liberación del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), que es una proteína esencial para la función cognitiva y la claridad mental. Esto, a su vez, provoca que la memoria, la concentración y el estado de ánimo comiencen a deteriorarse.16 Los estudios relacionan los estilos de vida sedentarios con un riesgo 39.8 % mayor de síntomas de depresión,17 y un riesgo 30 % mayor de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.18

• La falta de actividad también afecta la salud emocional y mental: las personas que no se mueven lo suficiente suelen sentirse desconcertadas, desmotivadas e incluso ansiosas, ya que el movimiento físico es esencial para que el cerebro funcione de forma correcta, lo que, a su vez, ayuda a regular las emociones.

• Los niños no se salvan, e incluso podrían ser los más afectados: mientras que, en el pasado, los niños trepaban árboles, andaban en bicicleta y corrían por horas, en la actualidad, pasan un promedio de 7.5 horas al día frente a una pantalla.19 ¿El resultado? un incremento en las tasas de obesidad infantil, músculos más débiles y una generación más propensa a las enfermedades crónicas.20

• La falta de actividad a temprana edad tiene consecuencias a largo plazo: alrededor del 19.7 % de los jóvenes entran en la clasificación de obesidad, lo que representa a 14.7 millones de niños y adolescentes de entre 2 y 19 años.21 Los hábitos que se forman en la infancia no desaparecen en la edad adulta: condicionan la salud a largo plazo de maneras que son difíciles de deshacer.

Los peligros que acechan en su entorno

A diario, nos exponemos a diversas toxinas ambientales, algunas que ni siquiera existían hace un siglo. Los contaminantes industriales, los plásticos, los pesticidas y los aditivos sintéticos se filtraron a los alimentos que comemos, el aire que respiramos y el agua que bebemos. Muchas de estas sustancias interfieren con las funciones naturales del cuerpo y, mientras más tarde en hacer algo al respecto, mayor será el daño que causarán.

• Los disruptores endocrinos interfieren con la actividad hormonal: los disruptores endocrinos (EDC) son una de las mayores amenazas en entorno. El sistema endocrino regula todo, desde el metabolismo hasta la reproducción, e incluso alterarlo un poco tiene consecuencias considerables.22 Los EDC imitan, bloquean o alteran la actividad hormonal, lo que causa problemas de fertilidad, trastornos de la tiroides, disfunción metabólica y algunos tipos de cáncer que se relacionan con las hormonas.

• Los plásticos son una fuente importante de exposición a EDC: las botellas de agua, los empaques de alimentos y las envolturas de plástico filtran sustancias químicas dañinas como el bisfenol A (BPA) y ftalatos en los alimentos y las bebidas. Muchos de estos compuestos actúan como xenoestrógenos, lo que significa que imitan al estrógeno y alteran el equilibrio hormonal.

• La exposición al plástico afecta a hombres y mujeres de una forma diferente: en el caso de los hombres, esto significa menores niveles de testosterona y masa muscular, y más grasa.23 En mujeres, causa ciclos menstruales irregulares, problemas de fertilidad y un riesgo mayor de los tipos de cáncer que se relacionan con el estrógeno.24 Las investigaciones demuestran que más del 90 % de las personas que viven en los Estados Unidos tienen niveles detectables de BPA en la orina,25 lo que demuestra el impacto tan profundo de la contaminación por plástico.

• Los COV contaminan los interiores: algunos compuestos orgánicos volátiles (COV) también actúan como EDC.26 Los COV son un grupo de sustancias químicas que se evaporan muy fácil en el aire. Los emiten aromatizantes, sustancias químicas en los productos de limpieza, desinfectantes e incluso muebles.27 El aire interior suele estar entre dos y cinco veces más contaminado que el aire exterior,.28 lo que significa que, sin una ventilación adecuada, inhala un flujo constante de toxinas en su propia casa.

• Los COV dañan mucho la salud: se sabe que los COV causan problemas respiratorios, fatiga, dolor de cabeza y daños al sistema nervioso. Algunos COV, como el benceno y el formaldehído, también se clasifican como carcinógenos. La exposición a largo plazo se relaciona con daños en el hígado y los riñones, así como con problemas inmunológicos y hormonales.29,30

• La contaminación del agua es otro peligro oculto: la contaminación del agua es otro problema importante, ya que expone a las personas a una serie de sustancias químicas dañinas que entran a su cuerpo cuando la beben. Los suministros de agua municipales contienen cloro, fluoruro, metales pesados y residuos de pesticidas, que se acumulan dentro de su cuerpo.31

El cloro altera las bacterias intestinales,32 el fluoruro interfiere con la función tiroidea33 y los metales pesados como el plomo, el arsénico y el mercurio dañan el cerebro y el sistema nervioso.34

• Los residuos farmacéuticos contaminan el agua potable: los antibióticos, las hormonas anticonceptivas, los antidepresivos y los medicamentos para la presión arterial también contaminan el agua potable e incrementan el riesgo de problema endocrinos, resistencia a los antibióticos, enfermedades reproductivas y trastornos de desarrollo.35 Ni siquiera el agua embotellada es segura, ya que muchas marcas dan positivo en microplásticos,36 y rara vez se someten a una purificación adicional.

Otra amenaza invisible para su salud

Otra amenaza oculta pero grave para la salud de sus células es la exposición a los campos electromagnéticos (EMF). A diferencia de las toxinas químicas, que se consumen o inhalan, los campos electromagnéticos son invisibles y nos rodean todos los días a través de teléfonos celulares, enrutadores Wi-Fi, medidores inteligentes y otras tecnologías inalámbricas. Debido a que se encuentran de forma invisible en el medio ambiente, son casi imposibles de evitar, lo que los convierte en una de las mayores amenazas para la salud humana, pero por desgracia, no recibe la atención que merece.

• Los campos electromagnéticos modernos operan a frecuencias que alteran la biología humana: los campos electromagnéticos abarcan un amplio espectro, que incluyen fuentes naturales como la luz solar, que realizan funciones esenciales en la función biológica. Pero, los campos electromagnéticos de alta frecuencia que emiten los teléfonos móviles, el wifi y las redes 5G operan en el rango de los gigahercios y alteran los procesos celulares de maneras mucho más dañinas de lo que se cree.

• Los campos electromagnéticos no térmicos alteran la señalización celular: a diferencia de la radiación ionizante, como los rayos X, que rompen el ADN, los campos electromagnéticos causan daño a través de efectos no térmicos, lo que significa que alteran las células sin elevar la temperatura del tejido. Esto hace que el daño sea menos visible, pero igual de peligroso. Los campos electromagnéticos alteran la señalización celular, interrumpen los canales de calcio dependientes del voltaje y deterioran la función mitocondrial, lo que causa estrés oxidativo, daño al ADN y disfunción metabólica.

• Los campos electromagnéticos incrementan los niveles de calcio a niveles que dañan las mitocondrias: uno de los efectos más preocupantes es que los campos electromagnéticos inundan las células con un exceso de iones de calcio, lo que produce una reacción en cadena que causa estrés oxidativo y disfunción mitocondrial.

Este proceso refleja el daño que causan otros venenos mitocondriales, como los aceites de semillas y los EDC. Esto causa inflamación crónica, agota los niveles de energía e incrementa el riesgo de enfermedades neurodegenerativas, reproductivas y cáncer.

• Las industrias de telecomunicaciones han minimizado estos peligros durante décadas: en 1996, se aprobó la Ley de Telecomunicaciones, que protege a las compañías de toda responsabilidad por daños a la salud a causa de la radiación inalámbrica. Desde entonces, desestimaron una gran cantidad de investigaciones independientes, financiaron estudios sesgados y afirman al público que la radiación no ionizante es inofensiva, algo que no es cierto.

• El mito de que "sin calor no hay daño": la narrativa de que “si no quema, es seguro” es falsa. De hecho, según una investigación del Dr. Martin Pall, profesor emérito de Bioquímica y Ciencias Médicas Básicas de la Universidad Estatal de Washington, las normas de seguridad para los campos electromagnéticos no ionizantes tienen un margen de error de 7.2 millones.

• La exposición crónica causa daños acumulativos: si bien los campos electromagnéticos no causan daño térmico inmediato, produce efectos acumulativos a largo plazo. La exposición crónica a los campos electromagnéticos se relaciona con problemas de salud como cáncer, trastornos neurológicos, infertilidad y falta de energía mitocondrial. Pero, como el daño no es inmediato, se ignoran los riesgos hasta que ya es demasiado tarde.

Para más información sobre el impacto de los campos electromagnéticos a su biología y las enfermedades crónicas, consulte: "¿Cómo la tecnología inalámbrica está condenando una generación a una salud precaria?".

El impacto del estrés y la crisis de salud mental

La vida moderna está llena de factores que dañan el cuerpo humano, tales como los plazos laborales, la tensión financiera, la sobrecarga digital y la presión constante por ser el mejor. A diferencia de los episodios breves de estrés, que nos ayudan a reaccionar ante el peligro, el estrés crónico mantiene el cuerpo bajo un estado de emergencia, lo que altera casi todos los sistemas.

• El estrés crónico mantiene niveles elevados de cortisol: el cuerpo humano no está diseñado para soportar este bombardeo, y con el tiempo, el daño comienza a notarse. Cuando el estrés se vuelve crónico, se mantienen niveles elevados de cortisol (la hormona principal del estrés) durante largos períodos de tiempo, lo que causa inflamación, debilita el sistema inmunológico y hace que sea más difícil combatir las infecciones.37

• El estrés incrementa bastante el riesgo de enfermedades graves: los estudios demuestran que el estrés crónico incrementa entre un 40 % y un 60 % el riesgo de enfermedad cardiovascular,38 y es un factor importante en el desarrollo de diabetes tipo 2.39 Las personas que se encuentran bajo mucho estrés también tienen un riesgo 33 % mayor de derrame cerebral.40

• Los niveles elevados de cortisol alteran el sueño y ralentizan la recuperación cerebral: cuando su cerebro se expone a niveles tan altos de hormonas del estrés, no puede relajarse. Y, esa es una de las razones por las que, problemas como el insomnio y el sueño intranquilo son tan comunes en personas con estilos de vida muy estresantes.41

• La falta de sueño empeora la función metabólica y hormonal: la falta de sueño daña el metabolismo y42 la memoria,43 incrementa el riesgo de obesidad y reduce la sensibilidad a la insulina. 44 También incrementa los niveles de grelina (que produce hambre) y reduce la leptina (que es la señal de saciedad), lo que provoca que las personas coman en exceso y tengan muchos antojos.45

• El costo mental del estrés crónico es igual de destructivo: los trastornos de ansiedad afectan a más de 40 millones de adultos en los Estados Unidos,46 lo que los convierte en el problema de salud mental más común en la actualidad. Hoy en día, la depresión es la causa principal de discapacidad entre las personas de 15 a 44 años,47 y su relación con el estrés crónico es innegable.

• El estrés reprograma el cerebro para el miedo y la disfunción: cuando el cerebro se expone a estrés crónico, se reprograma para el miedo, la reacción exagerada y la negatividad. Esto hace que sea más difícil regular las emociones y concentrarse. El estrés también reduce el tamaño del hipocampo, la parte del cerebro que se encarga de la memoria y el aprendizaje.48 Esto causa confusión mental, dificultad para concentrarse y un riesgo mayor de Alzheimer.49

• El estrés crónico acorta la esperanza de vida: el estrés envejece su cuerpo a nivel celular50 y reduce la longitud de los telómeros, que son las capas que protegen el ADN e influyen mucho en la longevidad.51

• El círculo vicioso del estrés: mientras más estrés soporte, más difícil será combatirlo. Cuando no hace algo al respecto, el estrés no sólo afecta su estado de ánimo; también cambia su biología, le quita años de vida e incrementa el riesgo de todo tipo de enfermedades.

¡Es momento de actuar!

A pesar de los avances médicos y un sistema de salud que gasta billones de dólares cada año, las personas están más enfermas que nunca. La mala alimentación, las toxinas ambientales, los estilos de vida sedentarios y el estrés crónico causan disfunción metabólica y agotan la energía celular, lo que abre las puertas a todo tipo de enfermedades crónicas.

• La medicina convencional se enfoca en tratar los síntomas, no las causas subyacentes: en lugar de abordar la causa subyacente de esta crisis de salud moderna, la medicina convencional se enfoca en tratar los síntomas. A los pacientes se les prescribe una gran cantidad de medicamentos que solo enmascaran los problemas en lugar de solucionarlos. Si no hacemos algo al respecto, la salud pública irá de mal en peor, y será muy difícil recuperarse de esta situación.

• La buena noticia es que las enfermedades crónicas pueden evitarse: muchas enfermedades son prevenibles y, en muchos casos, reversibles. Su cuerpo no está mal, solo está respondiendo a un entorno que altera su capacidad de funcionar de manera óptima a nivel celular.

• La verdadera cura requiere un cambio de enfoque: hasta que la medicina moderna reconozca que la disfunción celular es la causa subyacente de las enfermedades crónicas, no habrá productos farmacéuticos, ni intervenciones a corto plazo que puedan restaurar la salud. El futuro de la medicina debe ir más allá de tratar los síntomas y enfocarse en la causa real, que es a nivel celular.

Preguntas frecuentes sobre los factores modernos que causan las enfermedades crónicas

P: ¿Cuáles son los factores detrás de la epidemia actual de enfermedades crónicas?

R: Los estilos de vida modernos alteran la salud celular debido a la mala nutrición, la falta de movimiento, las toxinas ambientales y el estrés crónico. Todo esto deteriora la función mitocondrial, agota los niveles de energía y provoca inflamación, que son las causas subyacentes de las enfermedades crónicas.

P: ¿Por qué el suministro moderno de alimentos es tan dañino para la salud?

R: Los alimentos procesados carecen de nutrientes esenciales y están cargados de azúcar, aditivos sintéticos y aceites de semillas que contienen mucho ácido linoleico. Estos ingredientes alteran el metabolismo, empeoran la inflamación y causan obesidad, resistencia a la insulina y otros trastornos metabólicos.

P: ¿Cuál es el impacto del estrés en las enfermedades crónicas?

R: El estrés crónico mantiene niveles elevados de cortisol, lo que causa inflamación, debilita el sistema inmunológico y altera el sueño y el metabolismo. Con el tiempo, esto reprograma el cerebro, acelera el envejecimiento e incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y neurodegeneración.

P: ¿Por qué las toxinas cotidianas incrementan el riesgo de enfermedades?

R: Los plásticos, los disruptores endocrinos, los COV y el agua contaminada interfieren con la función hormonal, dañan las mitocondrias y se acumulan en los tejidos. Estas exposiciones son crónicas y acumulativas, y hacen que el cuerpo entre en un estado de disfunción y enfermedad.

P: ¿Cuáles son los peligros de los campos electromagnéticos?

R: Los campos electromagnéticos de los dispositivos inalámbricos, el Wi-Fi y las redes 5G alteran la señalización del calcio, deterioran la función mitocondrial y causan estrés oxidativo. El daño es profundo, aunque no sea inmediato.


🔎Fuentes y Referencias: