📝HISTORIA EN BREVE

  • Algunas personas notan cambios en la memoria a medida que envejecen, pero, un estudio sugiere que hacer cambios en la dieta, el ejercicio, el tabaquismo, el consumo de alcohol, la actividad cognitiva y el contacto social puede tener un efecto notable.
  • Cada factor fue clasificado, y el análisis estadístico de los datos brutos demostró que cada uno de los comportamientos individuales ayudo a disminuir los problemas cognitivos.
  • Los investigadores también observaron a personas con el genotipo APOE4, el cual se relaciona con el deterioro de la memoria y la enfermedad de Alzheimer, y encontraron que los que hicieron cambios positivos en, al menos dos o tres de los factores, minimizaron la velocidad de deterioro de la memoria que los que no hicieron cambios.
  • El ácido linoleico es un factor que afecta la salud general y la salud del cerebro. Esta grasa omnipresente es el ingrediente más destructivo en la alimentación, de hecho, un estudio realizado en 2017 encontró que tuvo la capacidad de afectar la memoria y la capacidad de aprendizaje en animales con enfermedad tipo Alzheimer
  • Varios pasos más que podría considerar tomar para proteger la salud del cerebro y frenar el deterioro de la memoria incluyen comer más hongos, lograr un mejor equilibrio, tener una buena salud bucal, caminar hacia atrás y evitar el uso de estatinas, por nombrar solo algunos.

🩺Por el Dr. Mercola

Mediante el estudio de cohorte prospectivo basado en la población de 10 años, la investigación publicada en The BMJ encontró vínculos entre un estilo de vida saludable y una disminución de la memoria en adultos mayores. Durante el envejecimiento, algunas personas experimentan cambios en la memoria, como olvidar dónde dejaron las llaves o tener problemas para recordar el nombre de alguien.

En su mayor parte, estos cambios no afectan la vida diaria de una persona. Muchas personas creen que estos son cambios normales que ocurren con el envejecimiento, aunque, no ocurren en todas las personas. Es normal olvidar cosas de vez en cuando, pero la progresión hacia un deterioro cognitivo leve, que es una etapa temprana de pérdida de memoria y otras capacidades cognitivas, no es una parte normal del envejecimiento.

La prevalencia del deterioro de la memoria puede estar aumentando. En un estudio realizado en España 1993 que involucro a personas de 40 años o más, los investigadores encontraron que la prevalencia del deterioro de la memoria fue del 3.6%, y en las personas de 65 años o más fue del 7.1%. Según los CDC: en los Estados Unidos, una medición más actual encontró que, 1 de cada 10 adultos de 45 años o más reporto tener pérdida de memoria.

Si bien son de naturaleza similar, el deterioro de la memoria y la demencia son dos cosas distintas que afectan el funcionamiento del cerebro. Sin embargo, el empeoramiento de la pérdida de memoria a veces es un signo temprano de la enfermedad de Alzheimer, que afecta a un promedio de 6 millones de personas, en el que el 73 % ellas tienen 75 años o más. Pero hay esperanza, ya que los datos del estudio presentado indican que hacer cambios simples en su estilo de vida puede tener un impacto significativo en la salud cerebral a largo plazo.

Estos seis pasos ayudan a ralentizar la pérdida de memoria

Un grupo de investigadores de China busco identificar los tipos de estilos de vida que podrían proteger contra la pérdida de memoria. Los investigadores reunieron a participantes de 60 años o más del norte, sur y oeste de China. En el estudio participaron 29 072 personas. Los investigadores hicieron un seguimiento durante un período de 10 años, de 2009 a 2019.

Se excluyó a cualquier persona que tuviera una enfermedad potencialmente mortal o pérdida de audición o visión, que son factores que se relacionan con el deterioro cognitivo. Durante la segunda fase, se incluyó a las personas que estaban en la Fase 1 que tenían el genotipado APOE y que no tenían diagnóstico de deterioro cognitivo leve o demencia.

Los investigadores hicieron un seguimiento de los participantes cuatro veces durante 10 años para buscar vínculos entre la memoria en participantes con función cognitiva normal y elecciones de estilo de vida. Los investigadores utilizaron pruebas neuropsicológicas para identificar el rendimiento cognitivo al inicio y en cada seguimiento durante el período de 10 años. En el análisis principal se excluyeron los datos de personas cuyo deterioro cognitivo leve progreso a demencia.

Los investigadores analizaron seis factores modificables, que incluían ejercicio físico, dieta, alcohol, tabaquismo, actividad cognitiva y contacto social. En cada categoría, los participantes fueron clasificados según su participación en un factor en particular. Por ejemplo, las personas se clasificaron en tres categorías: fumadores principiantes, no fumadores y los que estaban acostumbrados a fumar.

Tras la recopilación de datos, los investigadores evaluaron la asociación de cada uno de estos factores con la función de la memoria. Encontraron tres grupos distintos. En el grupo favorable estuvieron los que hicieron de cuatro a seis cambios, en un grupo promedio estuvieron los que hicieron de dos a tres cambios y en grupo desfavorable estuvieron los que hicieron de cero a 1 cambio.

El análisis estadístico de los datos brutos demostró que cada uno de los comportamientos se relacionó con un deterioro más lento de la memoria. Después de hacer ajustes en los factores socioeconómicos y de salud, los que llevaron una alimentación saludable tuvieron mejor protección contra el deterioro de la memoria. En segundo lugar estuvieron los que realizaron actividad cognitiva y luego ejercicio físico.

Los investigadores comenzaron con la afirmación de que "la memoria disminuye con la edad", pero los factores del estilo de vida incluyen en la velocidad de la disminución. La disminución de la memoria relacionada con la edad no siempre está relacionada con la enfermedad de Alzheimer u otros tipos de demencia. Además, la incapacidad para recordar durante la vejez puede "revertirse o estabilizarse en lugar de progresar a un estado patológico".

Los resultados también aplican en las personas que portan el gen APOE4

Los factores que se han identificado en investigaciones anteriores que podrían afectar la memoria incluyen el envejecimiento, las enfermedades crónicas, los patrones de estilo de vida y el genotipo ε4 de la apolipoproteína (APOE). Los investigadores consideraron el genotipo APOE debido a su relación con la enfermedad de Alzheimer. APOE4 es un alelo específico del gen de la apolipoproteína E.

El gen APOE participa en la producción de una proteína llamada apolipoproteína E, que es fundamental para el metabolismo del colesterol y el transporte de lípidos. El gen APOE tiene varios alelos (o ligeras variaciones en la secuenciación genética), incluidos APOE2, APOE3 y APOE4.

El APOE4 tiene cierta relación con una disminución más temprana y rápida de la memoria y un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer. Las personas que heredan una copia del alelo APOE4 tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y aquellas que heredan dos copias tienen un riesgo aún mayor.

Sin embargo, los datos de este estudio demostraron que, si bien el genotipo APOE4 podría aumentar el riesgo de desarrollar demencia, en las personas que tienen el gen APOE4 y llevaban un estilo de vida favorable o promedio experimentaron una disminución de la memoria más lenta en comparación con las personas que tenían estilos de vida no tan favorables. En otras palabras, si bien el gen puede aumentar su riesgo, tiene cierto control sobre si ese riesgo se manifiesta en la forma en que se cuida.

Alimentación, ácido linoleico y deterioro de la memoria

Durante mucho tiempo he creído y hablado sobre el impacto que  puede hacer en su salud cuando toma decisiones simples en cada una de estas mismas áreas: nutrición, ejercicio físico, ejercicio mental, hábitos de fumar, consumo de alcohol excesivo y socialización. También sugeriría que existen otros pasos sencillos que puede seguir para proteger su memoria y cognición, los cuales abordare a continuación.

Pero antes, creo que debemos abordar uno de los ingredientes más destructivos en la alimentación: el ácido linoleico.

Las grasas son el componente principal de las membranas celulares, por lo que es importante comer el tipo adecuado de grasa para su salud y longevidad. Los aceites vegetales y de semillas están cargados de grasas poliinsaturadas (PUFA) que, en términos químicos, son inestables, lo que los hace muy susceptibles al daño de las especies de oxígeno que se generan durante la producción de energía en las células.

Este daño hace que formen productos finales de lipoxidación avanzada (ALE) y radicales libres que dañan las membranas celulares, las proteínas, las mitocondrias y el ADN. Peor aún, los PUFA se incrustan en las membranas celulares, donde pueden permanecer durante cinco a siete años.

En el artículo citado en la parte de arriba, explico por qué los aceites de semillas son mucho peores que el azúcar y cómo el consumo de ácido linoleico puede tener un impacto significativo en su salud general, incluyendo mayor riesgo de deterioro de la memoria y la enfermedad de Alzheimer.

Un estudio de 2017 publicado en Scientific Reports de la Universidad de Temple concluyó que reemplazar el aceite de oliva por aceite de canola (un aceite de semilla) no tuvo respaldo alguno. Sin embargo, en el comunicado de prensa, los investigadores admitieron que el aceite de canola tuvo relación con el empeoramiento de la memoria y la capacidad de aprendizaje en animales con enfermedad de Alzheimer.

Otras estrategias que pueden proteger su memoria y su salud cognitiva

Como lo demostró el estudio presentado, proteger su salud cognitiva y su memoria depende tanto de lo que debe como de lo que no debe hacer. Veamos algunos otros pasos que puede seguir para ayudar a proteger su memoria y su salud cognitiva.

Hongos: el artículo: "Los hongos protegen la salud de su cerebro" explica que los hongos contienen ergotioneína y glutatión, también conocidos como el "antioxidante maestro". Ambos ayudan a proteger contra enfermedades relacionadas con la edad, como enfermedades cardíacas, cáncer y demencia. En los países que tienen en mayor consumo de ergotioneína, las personas tienen menor riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas.

Los datos demuestran que, comer más de dos porciones de hongos a la semana puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo leve en un porcentaje significativo. Asegúrese de elegir hongos orgánicos o, de preferencia, cultivar los suyos, ya que los hongos son propensos a absorber contaminantes del aire y del suelo.

Prueba de equilibrio de 10 segundos: esta prueba rápida de 10 segundos está relacionada de forma independiente con la mortalidad por todas las causas. Los datos también demuestran que, si no puede pararse sobre una pierna durante 20 segundos, puede tener un mayor riesgo de sufrir una menor función cognitiva. Si no tiene un problema de salud subyacente que cause vértigo o pérdida de equilibrio, puede mejorar su equilibrio y estabilidad, lo que disminuye su riesgo de caídas y ayuda a mejorar su salud cerebral.

Abordar la enfermedad periodontal: los datos demuestran que la enfermedad periodontal puede contribuir al desarrollo del Alzheimer. El riesgo de deterioro cognitivo leve y enfermedad de Alzheimer en personas con enfermedad periodontal es mucho mayor que en las personas que no tienen enfermedad periodontal. Eso destaca la importancia de mantener una buena salud bucal a lo largo de su vida.

Caminar hacia atrás:  un pequeño estudio realizado por investigadores de la Universidad de Londres sugirió que caminar hacia atrás podría mejorar su memoria. Cada vez que los participantes en el estudio caminaban hacia atrás de manera constante, obtenían más respuestas correctas, lo que les sugirió a los investigadores que existe un vínculo entre el tiempo y el espacio, algo que es fundamental para la forma en que nuestro cerebro forma la memoria. Se cree que este método de caminar hacia atrás se originó en la antigua China. Hoy en día, también se utiliza para desarrollar músculo, mejorar el rendimiento deportivo y promover el equilibrio.

Flavonol y colina: las deficiencias de nutrientes pueden afectar la función de la memoria. Un estudio a gran escala sobre la suplementación con flavanol y la epicatequina demostró que las personas que tenían deficiencia de flavanol experimentaron mejoras en la memoria. La colina es otro nutriente esencial que es fundamental para la memoria, la energía y el metabolismo.

La colina es necesaria para producir acetilcolina, que es un neurotransmisor involucrado en el rendimiento de la memoria. Los investigadores han establecido una relación entre un alto contenido de colina y un mejor rendimiento cognitivo, asimismo, un bajo consumo de colina incremento el nivel de ansiedad.

Treonato de magnesio: los investigadores descubrieron que el cerebro de algunas personas se encoge con la edad más que el de otras, pero ahora se cree que aumentar las sinapsis y su densidad podría ayudar prevenir el deterioro cognitivo.

Los científicos desarrollaron el L-treonato de magnesio en 2010, que es un compuesto patentado con la capacidad de mejorar la memoria de trabajo, la memoria a corto y largo plazo y el aprendizaje. En 2016 descubrieron que, no solo ayudó a mejorar el rendimiento, sino que también ayudó revertir el envejecimiento cerebral en más de nueve años.

Evite las estatinas: las grandes farmacéuticas promueven las estatinas para ayudar a proteger contra las enfermedades cardiovasculares, pero no es así. Las personas con deterioro cognitivo leve y niveles de colesterol,  bajos a moderados, podrían duplicar su riesgo de demencia cuando toman estatinas. El medicamento también puede afectar el metabolismo en la corteza cingulada posterior del cerebro, que es la región que disminuye en las primeras etapas de la enfermedad de Alzheimer.

Elimina el exceso de grasa corporal: cada vez hay más pruebas que sugieren que mantener un nivel saludable de grasa corporal y un mayor nivel de masa muscular puede afectar la salud del cerebro y ralentizar el ritmo del envejecimiento cognitivo.

Las personas que tienen mucha grasa abdominal tuvieron niveles más bajos de inteligencia fluida con la edad, mientras que las que tenían mayor masa muscular tenían mayor protección contra esta disminución.