📝HISTORIA EN BREVE
- El cáncer de páncreas es uno de los tipos de cáncer más mortales, y fumar provoca que la enfermedad aparezca a una edad más temprana y progrese de forma más agresiva
- Las sustancias químicas del humo del cigarro transforman las células inmunitarias para que protejan los tumores en lugar de combatirlos, lo que deja al cuerpo sin defensas
- Las personas que fuman desarrollan más linfocitos T reguladores, lo que inhibe la inmunidad anticancerígena natural y empeora los resultados del tratamiento
- El humo del cigarrillo activa la cicatrización y la inflamación crónica en el páncreas, lo que crea un entorno hostil donde prosperan los tumores y resisten el tratamiento
- Dejar de fumar es una forma directa de proteger el páncreas y reducir el riesgo de cáncer
🩺Por el Dr. Mercola
El cáncer de páncreas es una enfermedad que evoluciona rápido y menudo pasa desapercibida hasta que está en una etapa avanzada. Cuando aparecen síntomas como dolor de espalda, piel con un tono amarillo, problemas digestivos o pérdida repentina de peso, las opciones de tratamiento son limitadas y las tasas de supervivencia son bajas. Pocos tipos de cáncer se propagan con tanta agresividad o resisten las terapias con tanta fuerza como este.
Lo más preocupante es la relación estrecha entre el cáncer de páncreas y las elecciones de estilo de vida. En particular, fumar no solo aumenta el riesgo, sino que hace que la enfermedad aparezca a una edad más temprana y empeora los resultados. Este hábito acelera la progresión de la enfermedad, lo que afecta a las personas que fuman años antes, en comparación con las que no fuman.
Los científicos han descubierto nuevas pruebas que demuestran por qué fumar ejerce una influencia tan poderosa en el cáncer de páncreas. En lugar de solo dañar los tejidos, las toxinas del cigarro alteran el propio sistema inmunológico, lo que favorece el crecimiento tumoral. Este descubrimiento permite comprender cómo la exposición al humo altera al cuerpo de maneras que favorecen el desarrollo del cáncer.
Las toxinas del tabaco perjudican las defensas inmunológicas
En un estudio que se publicó en Cancer Discovery, investigadores del Centro Oncológico Rogel de la Universidad de Michigan analizaron cómo las sustancias químicas del humo del cigarro hacen que crezca el cáncer de páncreas al cambiar cómo funciona el sistema inmunológico.1
Los investigadores se centraron en unas sustancias químicas del humo del cigarro llamadas ligandos del receptor de hidrocarburos arílicos, o AhRL, que son sustancias tóxicas del medio ambiente que se adhieren a los interruptores de las células inmunitarias y cambian la forma en que estas se comportan. El objetivo fue comprobar si estas toxinas explican por qué las personas que fuman no solo desarrollan cáncer de páncreas con mayor frecuencia, sino que también tienen peores resultados una vez que se les diagnostica.
• Algunos estudios en humanos y ratones demostraron un mal funcionamiento del sistema inmunológico: los investigadores analizaron tanto ratones con tumores de páncreas como tejido pancreático humano de fumadores y no fumadores. En ambos casos, la exposición a las toxinas del cigarro aumentó de manera repentina las células inmunitarias anormales. Los tumores en ratones crecieron más rápido y se extendieron más cuando estuvieron expuestos al componente químico del cigarro, lo que demuestra cómo el humo promueve un comportamiento canceroso agresivo.
• Las células T fueron alteradas de maneras peligrosas: se supone que las células T coordinan la defensa del cuerpo contra las enfermedades. Pero estas toxinas invirtieron su función. Algunas células T empezaron a producir una proteína que promueve que el cáncer crezca, mientras que otras se transformaron en células T reguladoras, o Tregs, que desactivan la inmunidad antitumoral. Este cambio doble no solo impulsó el crecimiento del tumor, sino que también inhibió la habilidad natural del sistema inmunológico para combatirlo.
• Los tumores crecieron más y se propagaron más rápido: el Dr. Timothy L. Frankel, autor principal, explicó: "cambió en gran medida la forma en que se comportan los tumores. Estos crecieron mucho más e hicieron metástasis por todo el cuerpo. Fue bastante dramático”.2 En otras palabras, las toxinas del cigarro no solo promovieron este comportamiento, sino que también desactivaron el sistema inmunológico y les dieron a los tumores lo necesario para propagarse.
• Bloquear las células supresoras revirtió el crecimiento de tumores: el componente químico del cigarro perdió su habilidad de promover el crecimiento del cáncer cuando los investigadores eliminaron estas células Treg supresoras en ratones. Los tumores se redujeron y el sistema inmunológico recuperó su actividad antitumoral. Este hallazgo sugiere que atacar estas células inmunitarias rebeldes podría ofrecer posibilidades nuevas de tratamiento.
Fumar aumenta las células inmunitarias que inhiben las defensas del cuerpo contra el cáncer
Cuando el equipo estudió muestras humanas, descubrió el mismo patrón, y es que los pacientes que fumaban tuvieron más células Treg dentro de sus tumores en comparación con los que no fumaban. Estas células Treg inhiben la respuesta inmunitaria normal contra el cáncer, lo que explica por qué fumar empeora los resultados del cáncer de páncreas, ya que las defensas naturales del cuerpo se desactivan antes de que tengan la oportunidad de combatirlo.
• Los científicos explicaron cómo estas toxinas causan daño: las sustancias químicas del humo del cigarro activan un interruptor en las células inmunitarias que las hace cambiar su función. En lugar de combatir las amenazas, comienzan a enviar señales que estimulan el crecimiento de tumores, asimismo, se convierten en células Treg que inhiben la respuesta normal del cuerpo contra el cáncer. Este efecto doble protege a los tumores y hace que el sistema inmunológico no se capaz de combatirlos.
• Bloquear la vía ofreció opciones terapéuticas nuevas: los investigadores también probaron un inhibidor que bloquea la acción del componente químico del cigarro. Utilizarlo redujo los tumores y mejoró la función inmunológica. El Dr. Timothy señaló que: "si logramos inhibir las células supersupresoras, también podríamos activar la inmunidad antitumoral natural".3
Fumar promueve el cáncer a través de la cicatrización y la inflamación
En un estudio que se publicó en Pancreatology, los investigadores analizaron cómo el humo del cigarro interactúa con el páncreas para acelerar la progresión del cáncer.4 No solo analizaron las toxinas, sino también cómo el humo cambia el entorno pancreático, ya que provoca inflamación y fibrosis, que son dos condiciones que crean el entorno ideal para la formación de tumores.
La fibrosis es la cicatrización en los órganos, y cuando ocurre en el páncreas, el tejido se vuelve rígido y se llena de material fibroso, lo que dificulta que el cuerpo combata las enfermedades.
• Las cicatrices dificultan la lucha contra el cáncer: el estudio descubrió que las células estrelladas pancreáticas (que suelen ser ayudantes en un páncreas sano) se sobreactivan cuando se exponen al humo del cigarro. Estas células comienzan a producir tejido cicatricial y señales químicas que estimulan el crecimiento y la propagación de los tumores. En resumen, fumar engaña al sistema de reparación del cuerpo, y lo hace construir un entorno en el cual el cáncer prolifera.
• La inflamación favorece el crecimiento tumoral: las toxinas del cigarro activan la inflamación dentro del páncreas. Esta inflamación no cura, sino que libera señales que ayudan a las células cancerosas a vivir más tiempo, multiplicarse más rápido y evitar morir de forma natural. Lo que debería ser una respuesta reparadora a corto plazo se convierte en un impulso a largo plazo que promueve el avance del cáncer.
• El tabaquismo empeora las debilidades genéticas: muchos tipos de cáncer de páncreas comienzan con una mutación genética que fomenta el crecimiento anormal de las células. Fumar no creó estas mutaciones, pero las hizo más peligrosas, y las empujó a convertirse en un cáncer agresivo. Es como tener fuego en una chimenea y fumar es como añadirle gasolina.
El humo del cigarro altera el comportamiento de las células
Una vez que las toxinas del cigarro activan a las células estrelladas, estas liberan proteínas como el colágeno y la fibronectina que endurecen el páncreas, lo que lo convierte en una especie de "nido canceroso". Al mismo tiempo, liberan factores de crecimiento que actúan como fertilizante, lo que le indica a las células cancerosas que se dividan y propaguen.
• Las moléculas inestables promueven el crecimiento de los tumores: fumar liberó especies reactivas de oxígeno, que son moléculas inestables que dañan el ADN y las proteínas. Estas moléculas hacen que las células cancerosas sean más agresivas y debilitan las células sanas, lo que favorece el crecimiento del cáncer en lugar de la reparación.
• El tejido cicatricial impide que el tratamiento funcione: el tejido grueso y fibroso que forman las células estrelladas hiperactivas no solo protege los tumores, sino que también actúa como una barrera contra la quimioterapia y la radiación. Esto ayuda a explicar por qué el cáncer de páncreas es tan difícil de tratar y por qué las personas que fuman suelen responder peor a la terapia.
• Los estudios de laboratorio confirmaron lo que los médicos observan en las personas: en experimentos con animales, la exposición a los compuestos del cigarro provocó más inflamación, cicatrices más graves y tumores de crecimiento más rápido. Estos hallazgos coinciden con casos reales en los que las personas que fuman y que padecen cáncer de páncreas presentan tumores más resistentes y tolerantes al tratamiento en comparación con las personas que no fuman.
• Fumar altera su páncreas: la cicatrización convierte el órgano en tejido rígido que favorece los tumores, mientras que la inflamación y el estrés oxidativo impulsan a las células cancerosas a crecer más fuertes. Dejar de fumar es una de las formas más directas de proteger el páncreas y detener este ciclo antes de que se vuelva permanente.
Estrategias para dejar de fumar y recuperar su salud
Si fuma, dejar de hacerlo es una medida poderosa para proteger su páncreas y su vida. Los estudios mencionados demuestran cómo las toxinas del cigarro perjudican el sistema inmunológico y dañan el páncreas, lo que lo convierte en un entorno que promueve el desarrollo del cáncer.5,6 La buena noticia es que las estrategias prácticas hacen que dejar de fumar sea más fácil y tenga más éxito que intentar hacerlo solo con fuerza de voluntad.
1. Combine la estimulación cerebral con el ejercicio aeróbico: un estudio demostró que el uso de una estimulación eléctrica suave en el cerebro, conocida como estimulación transcraneal con corriente continua, junto con ejercicio aeróbico moderado, redujo en más de un 50 % el deseo de fumar y disminuyó el tabaquismo de manera más efectiva que cualquiera de los dos métodos por separado. La estimulación ayuda a equilibrar los circuitos cerebrales relacionados con la adicción, mientras que hacer ejercicio libera sustancias químicas que generan bienestar y calman el estrés de la abstinencia.
2. Mueva su cuerpo todos los días para combatir los antojos: incluso si no implementa estimulación cerebral, el ejercicio por sí solo reduce las ganas de fumar. Algunas actividades como caminar a paso ligero, andar en bicicleta o nadar mejoran la circulación, eliminan toxinas y ayudan al cerebro a restablecer su sistema de recompensa para alejarlo de la nicotina. Si fuma para controlar el estrés, el ejercicio es una alternativa más segura y efectiva.
3. Modifique su rutina para evitar los factores que lo incitan a fumar: la mayoría de las personas que fuman lo hacen en momentos predecibles, como después de las comidas, con el café o durante situaciones de estrés. Para romper con ese patrón, cambie esos momentos por hábitos más saludables. Por ejemplo, consuma una pieza de fruta en lugar de fumar un cigarro, o salga a tomar aire fresco y luz del sol. Estos cambios vuelven a educar a su cerebro y reducen el poder de los hábitos viejos.
4. Alimente su metabolismo para que su cuerpo no lo perjudique: los antojos se vuelven abrumadores cuando sus células no tienen energía. Asegúrese de consumir suficientes carbohidratos saludables (250 gramos al día en el caso de la mayoría de los adultos) y proteínas de buena calidad. Esto favorece un nivel de energía constante, mantiene equilibrado el azúcar en la sangre y reduce las señales de estrés que lo motivan a consumir nicotina.
5. Reciba luz del sol y duerma bien para reiniciar su cerebro: la adicción prospera cuando está alterado su ritmo circadiano (el reloj interno de tu cuerpo). Recibir la luz del sol por la mañana, evitar la luz azul por la noche y procurar dormir de forma regular ayuda a reiniciar el cerebro. Los ritmos circadianos adecuados potencian el equilibrio de dopamina, lo que facilita resistir las ansias de fumar y dejar de hacerlo a lo largo del tiempo.
Preguntas frecuentes sobre el tabaquismo y el cáncer de páncreas
P: ¿Cómo aumenta el tabaquismo el riesgo de padecer cáncer de páncreas?
R: Fumar expone al cuerpo a sustancias químicas tóxicas que alteran el sistema inmunológico y dañan el páncreas. Estas toxinas transforman las células inmunitarias para que desempeñen funciones que protegen los tumores en lugar de atacarlos, y provocan cicatrices e inflamación que crean un entorno perfecto para que el cáncer crezca.
P: ¿Por qué las personas que fuman y padecen cáncer de páncreas suelen tener resultados peores?
R: Las personas que fuman acumulan más células T reguladoras dentro de sus tumores. Estas células inhiben las defensas normales del cuerpo contra el cáncer, lo que permite que los tumores crezcan y se propaguen más rápido. Además, el tejido cicatricial que produce el tabaquismo endurece el páncreas, lo que crea un entorno protegido que ayuda a que los tumores sobrevivan y se propaguen de forma más agresiva.
P: ¿Cómo influye la cicatrización y la inflamación en el cáncer de páncreas?
R: El humo del cigarro activa las células estrelladas del páncreas, que llenan el tejido con material cicatricial y liberan señales químicas que fomentan el crecimiento del cáncer. Al mismo tiempo, fumar provoca una inflamación crónica que promueve la supervivencia, el crecimiento y la resistencia del tumor a la muerte celular natural.
P: ¿El tabaquismo causa mutaciones genéticas que conducen al cáncer de páncreas?
R: La mayoría de los tipos de cáncer de páncreas comienzan con mutaciones genéticas. Fumar no crea de forma directa mutaciones nuevas, pero hace que las existentes sean más peligrosas, lo que acelera su progresión hacia un cáncer agresivo y resistente al tratamiento.
P: ¿Cuáles son las medidas efectivas para dejar de fumar y proteger el páncreas?
R: En un estudio, la combinación de estimulación cerebral suave con ejercicio aeróbico redujo en más de la mitad los antojos. Otras medidas incluyen hacer ejercicio a diario para reducir las ansias, sustituir los factores que promueven del tabaquismo por hábitos más saludables, alimentar el metabolismo con carbohidratos limpios y proteínas, y restablecer el reloj biológico con la luz del sol y dormir bien.
