📝HISTORIA EN BREVE
- El ácido oleico, que es la principal grasa del aceite de oliva, promueve la creación de células grasas nuevas incluso cuando el consumo de calorías se mantiene igual, lo que hace que sea más probable ganar peso con el tiempo
- Los estudios demuestran que los niveles elevados de ácido oleico en la sangre están muy relacionados con el riesgo de obesidad tanto en animales como en humanos, lo que destaca su influencia como señal metabólica, no solo como fuente de energía
- El exceso de ácido oleico altera la función de las mitocondrias ya que desplaza una grasa importante llamada cardiolipina, lo que reduce la producción de ATP y aumenta el estrés oxidativo en las células
- La mayoría de los aceites de oliva en las tiendas están adulterados con aceites vegetales más baratos, lo que lo expone a grasas inflamatorias que dañan el metabolismo y dificultan la pérdida de grasa
- Reducir los aceites ricos en ácido oleico y cambiar a grasas estables como el sebo, el ghee, o la mantequilla de animales alimentados con pastura ayuda a restaurar la energía, favorece la pérdida de grasa y repara el daño metabólico
🩺Por el Dr. Mercola
Durante décadas, el aceite de oliva se ha comercializado como la grasa más saludable, y es fundamental en la alimentación mediterránea y elogiado por sus beneficios protectores del corazón. Se ha convertido en un alimento básico para las personas que se preocupan por su salud, y lo utilizan sobre ensaladas, mezclan con aderezos y preparan alimentos con él sin pensarlo dos veces.
Pero a veces, lo que la mayoría de las personas creen no es toda la historia. Detrás de la reputación del aceite de oliva se esconde una grasa dominante, y es el ácido oleico. Es una grasa monoinsaturada que no solo está en el aceite de oliva, sino también en el aceite de aguacate y en los aceites de semillas con un contenido elevado de ácido oleico. Y no pasa por su sistema sin tener un efecto, sino que su cuerpo lo detecta y responde.
La historia que está a punto de leer esclarece nuestra comprensión de las grasas alimenticias. Lo que añade a sus alimentos no solo aporta sabor, sino que envía una señal. Según el aceite que utilice, esa señal podría indicarle a su cuerpo que almacene más grasa, ya sea que lo consuma en exceso o no.
El ácido oleico promueve el crecimiento de células grasas nuevas
En un estudio de 2025 publicado en Cell Reports, los investigadores probaron distintos tipos de grasas para ver cuáles aumentaban la grasa corporal, no solo por consumirlos en exceso, sino por la influencia de la propia grasa.1 Los investigadores descubrieron que una grasa en particular destacó, y fue el ácido oleico. El objetivo fue descubrir si ciertas grasas le indican al cuerpo que cree más células grasas y no solo que rellene las que ya tiene.
• Este estudio no se trató de que las células grasas se hicieran más grandes, se trató de que el cuerpo creara nuevas: la mayoría de las personas piensa que ganar grasa significa que las células grasas actuales se vuelven más inflamadas. Pero esta investigación se centró en algo más permanente, y fue que el cuerpo produzca más células grasas. Una vez que eso sucede, esas células nuevas no desaparecen cuando pierde peso, sino que permanecen y hacen que sea más fácil volver a ganar peso en el futuro.
• Sólo el ácido oleico tuvo este efecto potenciador de la grasa tanto en los animales como en los humanos: los ratones que llevaron una alimentación rica en ácido oleico tuvieron un aumento notable en las células grasas precursoras, las que se convierten en células maduras que almacenan grasa. Las células grasas humanas que fueron expuestas al ácido oleico en entornos de laboratorio hicieron lo mismo. Otras grasas como el aceite de coco y el ácido esteárico no provocaron este cambio, solo el ácido oleico. Aun así, se necesitan más investigaciones replicadas para confirmar que el ácido oleico causa obesidad en mayor medida que otras grasas.
• Incluso con las mismas calorías, el aceite de oliva provocó una mayor acumulación de grasa: en una parte del estudio, los ratones consumieron la misma cantidad de calorías pero diferentes tipos de grasa. Los ratones que consumieron grasas ricas en ácido oleico, como el aceite de oliva, ganaron de forma significativa más grasa, no porque se alimentaron más, sino porque sus células grasas se multiplicaron más rápido. Esto significa que la variedad de grasas, no solo la cantidad, es muy importante.
• Un mayor contenido de ácido oleico en la sangre implica una mayor creación de células grasas: los análisis de sangre demostraron una conexión directa entre los niveles de ácido oleico en la sangre y la cantidad de células grasas nuevas que se crearon. Cuanto más ácido oleico apareció, más células grasas nuevas produjo el cuerpo. En otras palabras, esta grasa actúa como una señal que le dice al cuerpo que debe producir más espacio para almacenar la grasa.
El ácido oleico activa los interruptores metabólicos que le indican al cuerpo que almacene más grasa
Dentro de las células hay un sistema de control que decide si se debe construir tejido graso nuevo. El ácido oleico activa ese interruptor y envía una señal que le dice al cuerpo que debe generar más células grasas. Cuando ese interruptor no funciona, este proceso no ocurre, lo que demuestra que el ácido oleico depende de esta orden para iniciar el proceso de almacenamiento de grasa.2
• El ácido oleico desactiva los controles naturales que limitan la grasa: el cuerpo también tiene un sistema de seguridad que se supone que ralentiza o detiene el crecimiento innecesario de las células grasas. Imagine que es como un pedal de freno que le impide crear más grasa de la que necesita. El ácido oleico desactiva ese freno, lo que permite que las células grasas se desarrollen sin control. El resultado es un flujo constante de células grasas nuevas que se crean, incluso cuando no son necesarias.
• Sin ese freno, las células grasas se multiplican rápido: en una parte del estudio, los investigadores analizaron ratones que tenían este freno que limita la grasa desactivado de manera permanente. Cuando esos ratones consumieron ácido oleico, experimentaron un gran crecimiento de células grasas nuevas, mucho mayor que los ratones normales. Esto demuestra que el ácido oleico no solo promueve el almacenamiento de grasa, sino que también elimina la habilidad del cuerpo de indicar que es suficiente.
• Los estudios en humanos confirmaron lo que mostraron los estudios en animales: con el uso de datos del Biobanco del Reino Unido, que es una de las bases de datos de salud más grandes del mundo, los investigadores descubrieron que los niveles elevados de grasas monoinsaturadas en la sangre, en su mayoría de ácido oleico, estuvieron muy relacionados con un riesgo mayor de obesidad. De los 249 marcadores sanguíneos diferentes que se analizaron, el ácido oleico fue el que tuvo una relación más fuerte con el sobrepeso.
Por qué los aceites que parecen saludables no siempre lo favorecen
El estudio demuestra que el ácido oleico tiene una influencia más importante en el aumento de grasa de lo que la mayoría de las personas creen. Pero hay otro aspecto de este problema que está oculto a simple vista. Los aceites que considera “saludables”, como el de oliva y el de aguacate, perjudican su metabolismo en más de un sentido.
• Empecemos con lo que en verdad contiene el producto: la mayoría de las personas asumen que si compran aceite de oliva, obtienen el producto real. Pero las investigaciones han demostrado en repetidas ocasiones que muchos aceites de oliva del mercado están diluidos o adulterados, a menudo con aceites vegetales baratos y muy refinados como el de soya o canola. A menos que conozca la fuente de donde proviene, es probable que consuma una mezcla de grasas industriales inflamatorias cada que lo utilice.
• Las preocupaciones sobre el aceite de oliva no son nuevas: hace tiempo entrevisté a Brad Marshall, quien ha realizado un trabajo excelente sobre el estrés reductivo y ha advertido sobre los problemas metabólicos asociados con el ácido oleico en el aceite de oliva, incluyendo un riesgo mayor de obesidad y desequilibrio energético. Esto es una gran señal de alerta para cualquier persona que tenga problemas metabólicos, bajones de energía o un peso que no baja.
• Demasiado ácido oleico altera las mitocondrias de manera similar al ácido linoleico (AL): si bien no es una grasa poliinsaturada como el AL, el ácido oleico se incrusta en la membrana mitocondrial y desplaza a la cardiolipina, que es una grasa importante que las mitocondrias necesitan para producir energía de manera efectiva.
Cuando la cardiolipina se desplaza, la cadena de transporte de electrones se vuelve inestable, lo que reduce la producción de trifosfato de adenosina (ATP) y aumenta el estrés oxidativo. Este mismo mecanismo subyacente se detalla en mi revisión de 2025 Advances in Redox Research, en la cual explico cómo el estrés oxidativo y reductivo de las grasas como el AL hacen que las mitocondrias fallen y, con el tiempo, se descompongan.3
• ¿Aún se aferra a la idea de que el aceite de oliva es saludable para el corazón? Esto es en parte cierto. El aceite de oliva contiene polifenoles ricos en antioxidantes que le brindan cierta protección. Pero esos beneficios no compensan las desventajas cuando utiliza el aceite de oliva en exceso. Cuando se eliminan los antioxidantes, el ácido oleico se convierte en un disruptor del metabolismo.
Esto no significa que debe deshacerse del aceite de oliva que tiene en su cocina, pero sí que debería dejar de tratarlo como un alimento saludable que puede consumir sin moderación. Sus células escuchan las señales que les envía, así que asegúrese de que esas señales sean útiles y no dañinas.
Cómo ajustar los aceites de su alimentación para favorecer su bienestar
Si ha elegido el aceite de oliva como su "grasa saludable" preferida, es hora de reconsiderar ese hábito. Yo también solía recomendarlo, hasta que las investigaciones se volvieron demasiado claras como para ignorarlas. Se ha demostrado que el ácido oleico promueve la creación de células grasas nuevas, incluso si no se alimenta en exceso. Eso significa que su cuerpo podría acumular grasa solo por el tipo de aceite que utiliza, no por la cantidad de alimentos que consume.
Para empezar a deshacer ese daño, elimine la causa, reequilibre su consumo de grasas y restaure la energía de sus mitocondrias. El objetivo es reducir la acumulación de ácido oleico y lograr que su metabolismo funcione como debería. Si tiene problemas de grasa abdominal persistente, siente que su energía se ha estancado o nota que la grasa aumenta incluso cuando consume alimentos saludables, esto es lo que le recomiendo:
1. No reemplace el aceite de oliva con aceites vegetales, descarte ambos: quizá piense que cambiar el aceite de oliva por algo etiquetado como "aceite vegetal" es una mejor opción, pero no es así. Los aceites vegetales industriales como el de soya, maíz, canola y cártamo son peores que el aceite de oliva porque están llenos de AL, que es una grasa poliinsaturada muy inflamatoria que daña las mitocondrias, genera estrés oxidativo y permanece en el cuerpo durante años.
Estos aceites se descomponen en subproductos tóxicos que interfieren con la señalización hormonal y el metabolismo de las grasas. Así que no solo reemplace un aceite problemático por otro, elimine por completo los aceites ricos en oleico y AL de su alimentación.
2. Cambie a grasas estables a nivel metabólico como sebo, ghee o mantequilla de animales alimentados con pastura: estas grasas tradicionales tienen un menor contenido de ácido oleico y AL, además que son mucho más estables cuando se calientan. Utilice mantequilla y ghee de animales alimentados con pastura para preparar sus alimentos y tenga sebo a mano para saltear y asar. Estas grasas favorecen la producción de energía mitocondrial en lugar de interrumpirla. También son más saciantes, lo que ayuda regular el apetito de forma natural.
3. Consuma carnes de animales alimentados con alimentos naturales y no industriales: si consume cerdo o pollo criados con alimentos con un contenido elevado de AL (como soya y maíz), aún consume dosis grandes de grasas no saludables. Le recomiendo cambiar a carnes de animales rumiantes como la carne de res y cordero alimentados con pastura. Estos animales convierten las grasas de su alimento de manera diferente y no almacenan el exceso de ácido oleico de la misma forma. En lugar de pollo y cerdo, opte por carne de caza silvestre y carne de res alimentados con pastura.
4. Priorice los carbohidratos y el colágeno: uno de los mayores errores que cometen las personas cuando eliminan el aceite de oliva es reemplazarlo con más grasa. Esto solo agrava el problema. Lo que sus células en realidad necesitan como combustible son carbohidratos sencillos de digerir, como fruta, tubérculos y arroz blanco, junto con un aporte constante de proteínas ricas en colágeno, como caldo de huesos o carnes cocinadas a fuego lento. Esta combinación ayuda a reconstruir las membranas celulares y repara el daño metabólico que causa la grasa.
5. Controle su consumo de grasas como controla sus carbohidratos o proteínas: la mayoría de las personas no se preocupa por los tipos de grasas que utilizan día a día, pero su cuerpo sí. Preste más atención a la cantidad de ácido oleico que consume, no solo del aceite de oliva, sino también de alimentos como los aderezos para ensaladas.
Trátelo como cualquier otro macronutriente, es decir, como algo a monitorear y equilibrar. Utilice un diario de alimentos o una aplicación para registrar sus fuentes de grasa todos los días durante dos semanas. Esto le permitirá detectar patrones, como la frecuencia con la que incorpora el aceite de oliva o de aguacate a sus alimentos.
Una vez que detecte estos patrones, puede comenzar a reemplazar estos aceites con grasas que en verdad favorezcan su metabolismo. La concientización es el primer paso para lograr un cambio, y este hábito de seguimiento le ayuda a reconectarse con la forma en que su cuerpo responde a los alimentos. La grasa no es el enemigo, pero la grasa equivocada, incluso en forma "saludable", crea las señales equivocadas. Restablezca esas señales y su cuerpo por fin responderá como debería.
Preguntas frecuentes sobre el aceite de oliva
P: ¿El aceite de oliva provoca aumento de peso, incluso si consumo alimentos saludables?
R: Sí, según un estudio de 2025 publicado en Cell Reports, el ácido oleico (que es la principal grasa del aceite de oliva) crea células grasas nuevas incluso si no se alimenta en exceso. 4 Esto ayuda a explicar por qué algunas personas aumentan de peso a pesar de llevar una alimentación saludable y controlar las calorías.
P: ¿Qué hace que el ácido oleico sea diferente de otras grasas?
R: El ácido oleico no solo almacena energía, también envía señales a sus células para que produzcan más células que almacenan grasa. Otras grasas, como el ácido esteárico o el aceite de coco, no tuvieron el mismo efecto en los estudios. No se trata solo de cuánta grasa consume, sino qué tipo.
P: ¿El aceite de oliva no es parte de la alimentación mediterránea saludable?
R: Lo es, pero la moderación es importante. El aceite de oliva contiene polifenoles protectores, pero si se consume en exceso, su grasa principal altera las mitocondrias, promueve el almacenamiento de grasa e interfiere con la salud metabólica.
P: ¿Debo dejar de utilizar el aceite de oliva por completo?
R: No es necesario, pero debería dejar de tratarlo como un alimento saludable que puede consumir sin moderación. Muchos aceites de oliva en las tiendas están adulterados, e incluso las versiones puras son problemáticas si se consumen en exceso. Realice un seguimiento de la frecuencia con la que lo consume y considere cambiar a grasas más estables como ghee, sebo o mantequilla de animales alimentados con pastura.
P: ¿Cuál es la mejor manera de solucionar esto si he consumido aceite de oliva durante años?
R: Primero elimine los aceites con contenido elevado de ácido oleico de su cocina y reemplácelos con grasas que favorezcan el metabolismo. Priorice los carbohidratos sencillos de digerir y las proteínas ricas en colágeno, y controle su consumo de grasas como lo haría con cualquier otro nutriente. Con el tiempo, este cambio restaura la función de las mitocondrias y ayuda a normalizar el peso y los niveles de energía.