📝HISTORIA EN BREVE

  • Una nueva investigación demuestra que más del 70 % de los pacientes con sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) experimentaron una mejora importante en sus síntomas cuando recibieron un tratamiento holístico, incluso cuando los análisis de laboratorio no mostraron ningún cambio
  • El SIBO es un problema de salud que se desarrolla cuando se ralentiza el metabolismo y las bacterias llegan a lugares a los que no pertenecen, lo que provoca síntomas como distensión, gases e intolerancias alimentarias
  • Los antibióticos suelen empeorar el problema porque alteran el microbioma intestinal, lo que causa el crecimiento excesivo de cándida y crea un problema fúngico secundario
  • Restringir los carbohidratos proporciona un alivio temporal, pero a la larga, debilita el metabolismo; por esa razón, es importante volver a incorporar de forma gradual los carbohidratos simples a la alimentación, ya que eso ayudará a restaurar la salud intestinal
  • Abordar las causas subyacentes, como una mala función tiroidea, los desequilibrios hormonales y los problemas de motilidad, es mucho más efectivo a largo plazo que solo atacar el crecimiento excesivo de bacterias

🩺Por el Dr. Mercola

El crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado o SIBO es más que un simple desequilibrio, es una señal de que hay un problema más profundo en el sistema digestivo. Aunque la mayoría de las personas piensan que se trata de un problema bacteriano, en realidad es un problema que se relaciona con la energía, la motilidad y el entorno dentro del cuerpo. En otras palabras, el SIBO aparece cuando se ralentiza el intestino, se debilitan las defensas y las bacterias se mueven a lugares a los que no pertenecen.

Los síntomas, como distensión, gases, estreñimiento o diarrea, e incluso intolerancia alimentaria, pueden ser bastante frustrantes. Pero, lo peor de todo es que esta enfermedad suele tratarse y diagnosticarse de forma errónea.

Además, el tratamiento suele enfocarse en eliminar las bacterias, en lugar de intentar averiguar por qué se volvieron un problema en primer lugar. Los antibióticos son la primera línea de tratamiento para este problema de salud, pero muchas veces hacen que los pacientes se sientan peor, ya que pueden provocar un crecimiento excesivo de levadura y alterar aún más el microbioma intestinal.

Lo que muchos médicos no consideran al momento de tratar esta enfermedad es que, el SIBO es más común en personas con poco ácido estomacal, motilidad intestinal lenta o problemas en la tiroides. Si a eso le sumamos el estrés metabólico, la sobrecarga de hierro o los desequilibrios hormonales, se crea una tormenta perfecta, y el problema no solo son las bacterias, sino también el entorno dentro del cuerpo. Y, esa es la razón por la que las estrategias a corto plazo suelen ser poco efectivas. No tratan las causas subyacentes, solo se enfocan en controlar los síntomas.

Hace poco, un estudio que se realizó en Valencia, España, sugirió abordar este problema desde otra perspectiva.1 En lugar de basarse en los marcadores de laboratorio, los investigadores se enfocaron en responder esta pregunta: ¿cómo se sienten las personas después de recibir el tratamiento? Y aquí es donde las cosas se ponen interesantes.

Cambiar de perspectiva sobre la enfermedad mejora los resultados

Un estudio clínico que se publicó en Nutrients analizó el impacto de un enfoque de tratamiento integral en la vida de las personas con SIBO.2 En lugar de basarse en los resultados de los análisis de laboratorio como suele hacerse, los investigadores se enfocaron en si los pacientes se sentían mejor después de 90 días.

Evaluaron tanto los resultados de la prueba de aliento como las puntuaciones de salud autoinformadas. Las pruebas de aliento se utilizan para detectar niveles anormales de gases, como hidrógeno y metano, que indican un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado. Este fue uno de los estudios más grandes de su tipo, que se enfocó en analizar las experiencias de pacientes de la vida real.

• El estudio siguió a adultos con un diagnóstico de SIBO: los 179 pacientes tenían un diagnóstico confirmado de SIBO con predominio de hidrógeno o metano. La mayoría eran de mediana edad (edad promedio 45.7) y el 82.7 % eran mujeres. Todos los participantes recibieron un tratamiento personalizado que incluía medicamentos, hierbas, probióticos y una dieta guiada por un nutricionista. Los investigadores querían ver el efecto de este enfoque no solo en los resultados de las pruebas, sino también en la calidad de vida de las personas.

• Más del 70 % de los pacientes se sintieron mejor al final del tratamiento: más de 7 de cada 10 pacientes (72.6 %) dijeron que experimentaron mejoras significativas en sus síntomas después de tres meses. Pero, solo el 41.3 % experimentó un cambio en los resultados de la prueba de aliento. Las personas sintieron alivio en síntomas como la distensión, el dolor, los problemas con las heces y el malestar digestivo incluso cuando sus niveles de gases permanecieron elevados.

• Los cambios fueron rápidos y sostenidos: muchos pacientes comenzaron a sentirse mejor a los 30 días, pero el progreso más consistente ocurrió entre los 30 y los 90 días. Esto sugiere que curar el intestino y restaurar el equilibrio del microbioma toma tiempo. También confirma la necesidad de un seguimiento constante. Las personas que siguieron el protocolo experimentaron las mayores mejoras a los tres meses.

• Las personas con estreñimiento experimentaron el mayor alivio: las personas con SIBO por metano, que suele relacionarse con el estreñimiento, respondieron mejor que los participantes con predominio de hidrógeno, que suele causar diarrea y gases.

Si bien ambos grupos mejoraron, el 73.2 % de los pacientes con SIBO por metano experimentaron alivio, a diferencia del 71.4 % en el grupo de hidrógeno. Se cree que estas mejoras se debieron a la capacidad del tratamiento para restablecer los patrones intestinales.

Estrategias para mejorar la digestión, el estado de ánimo y la resiliencia

Los pacientes también dijeron que se sentían mejor en términos de equilibrio emocional, claridad mental, calidad del sueño y energía después de recibir el tratamiento. Los síntomas intestinales clave, como la distensión, el estreñimiento, la diarrea, la urgencia y la sensación de saciedad después de comer, también mejoraron, y se reportó una mejor función en áreas como la movilidad, el cuidado personal y la participación en actividades cotidianas. La calidad de las heces también mejoró. Al día 90, muchos pasaron de tener heces duras o blandas a heces con una consistencia más normal.

• Las personas con una autoevaluación inicial de salud más alta obtuvieron mejores resultados: los pacientes que creían tener mejor salud desde el principio tenían una probabilidad mucho mayor de ver una mejora significativa de los síntomas. Ese hallazgo dice mucho sobre el poder de la autopercepción y la mentalidad en la recuperación. Cuando confía en su cuerpo y se sientes capaz de mejorar, es más probable que lo logre.

• El tratamiento del SIBO se relaciona con mejoras en el cerebro y el estado de ánimo: las personas también suelen informar un mejor estado de ánimo y menos síntomas de ansiedad y depresión después de recibir el tratamiento. Esto se relaciona con el eje intestino-cerebro, que es la vía que comunica a su intestino con su cerebro. La inflamación, la mala motilidad y el estrés deterioran esta vía, por lo que restaurar la salud intestinal mejora de forma natural la claridad mental y la estabilidad emocional.

• Es probable que estos beneficios del tratamiento se deban a que restaura la barrera intestinal y el equilibrio microbiano: los investigadores creen que el uso de glutamina, probióticos y prebióticos fortaleció la barrera intestinal y redujo la inflamación. Los antimicrobianos a base de hierbas (como la berberina, la menta y el aceite de orégano) atacan el crecimiento excesivo sin destruir las especies beneficiosas. Estos mecanismos ayudan a restaurar el ecosistema del intestino delgado, ya que permite que las bacterias buenas prosperen y limita la supervivencia de las bacterias dañinas.

• El proceso de curación del intestino tomó tiempo y requirió de varias estrategias: este no fue un modelo único, ni una solución rápida. Cada paciente recibió orientación de un nutricionista y supervisión clínica. La dieta fue personalizada, las hierbas se eligieron según el tipo de gas y las fases de reintroducción se realizaron de forma gradual. Este enfoque múltiple mejoró la tolerancia de los pacientes y la duración de los resultados.

Limitar el consumo de carbohidratos y tomar antibióticos causa más daños que beneficios

Si le han dicho que reduzca los carbohidratos para controlar el crecimiento excesivo de bacterias, es hora de cambiar de enfoque. Dejar morir de hambre a las bacterias ayuda a reducir los síntomas por un tiempo, pero no solucionará el problema y, a largo plazo, solo ralentizará el metabolismo, alterará motilidad intestinal y reducirá la tolerancia a los alimentos. Por lo que, no cura el problema, solo cambia una forma de disfunción por otra.

• Los carbohidratos no son la causa subyacente del SIBO: más bien se trata de un colapso metabólico. Cuando su sistema digestivo no funciona de forma correcta (cuando su tiroides está lenta, su ácido estomacal es bajo o su motilidad intestinal está comprometida), las bacterias que deberían permanecer en su colon se mueven al intestino delgado y se multiplican. Y eso es lo que causa los síntomas como la distensión, el malestar, los gases y el estreñimiento.

• Los antibióticos no son la solución: si ya tomó antibióticos como rifaximina, corre el riesgo de desarrollar otro problema importante: el crecimiento excesivo de cándida. La medicina occidental suele ignorar el hecho de que los antibióticos no solo matan bacterias, sino que alteran todo el microbioma intestinal.

Los antibióticos no afectan a las levaduras como Candida albicans, por lo que, quedan intactas y listas para propagarse. Se mueven rápido. Y cuando no consume suficientes carbohidratos con la esperanza de "matar de hambre" a las bacterias malas, la cándida se adapta. Se transforma en una forma invasiva y agresiva que daña el revestimiento intestinal y crea otro problema: un crecimiento excesivo de hongos en un entorno ya desequilibrado.

Estrategias naturales para tratar el SIBO

Para recuperarse por completo, es necesario abordar ambos problemas (SIBO y crecimiento excesivo de cándida) al mismo tiempo, y debe comenzar por restaurar su metabolismo y sus defensas inmunológicas. Esto es lo que le recomiendo que haga:

1. Evitar la fibra y los carbohidratos complejos hasta aliviar los síntomas: si tiene SIBO, su intestino se ve superado por las bacterias que llegaron del colon y que no deberían estar ahí. En este estado, muchos alimentos saludables, en especial los ricos en fibra o almidón, se vuelven problemáticos. Esto se debe a que se fermentan demasiado rápido o no se descomponen como deberían, lo que promueve el crecimiento excesivo y causa gases, distensión, malestar e inflamación.

Pero, no todos los carbohidratos afectan al intestino de la misma forma. Por ejemplo, las fibras solubles suelen tolerarse mejor que las insolubles. La fibra soluble se fermenta más lento, lo que le da al sistema digestivo más tiempo para procesarla. Pero, si tiene síntomas activos, es mejor evitarlos. Las fibras insolubles suelen ser muy irritantes: incrementan el volumen de las heces y aceleran la digestión, lo que empeora síntomas como diarrea, urgencia o retortijones.

Por esa razón, primero debe limitar los alimentos que pueden ser un problema. Enfóquese en alimentos que son fáciles de digerir y que tienen menos probabilidades de promover el crecimiento excesivo de bacterias. Esto incluye frutas blandas sin cáscara y arroz blanco bien cocido.

Hasta que su sistema se estabilice, evite los frijoles, los vegetales crudos, los granos enteros y las frutas o vegetales ricos en fibra. A medida que mejore su digestión, recuperará poco a poco su tolerancia a estos alimentos. La clave es escuchar a su cuerpo y hacer cambios graduales en su alimentación. Una vez que mejore su salud intestinal, podrá pasar de carbohidratos simples con poca fibra a alimentos enteros más fibrosos.

2. Alimentar a las células intestinales pero no a las bacterias dañinas: su intestino delgado está diseñado para la absorción, no para la fermentación. Pero cuando las bacterias crecen de forma excesiva en esta zona, incluso los carbohidratos nutritivos se convierten en alimento para los microbios equivocados. Por esa razón, es esencial consumir los carbohidratos adecuados mientras su intestino se recupera.

Los carbohidratos simples que se absorben rápido en el intestino superior suelen ser una mejor opción para las personas con SIBO. Estos carbohidratos no llegan al colon, por lo que es menos probable que alimenten a las bacterias dañinas tolerantes al oxígeno que producen endotoxinas. De hecho, dado que evitan la fermentación, ayudan a reducir la exposición a las endotoxinas y la inflamación en todo el revestimiento intestinal.

Al mismo tiempo, este enfoque le da a sus células una fuente limpia de energía para reparar el tejido y mejorar la motilidad. Comience con carbohidratos como arroz blanco, jugos de frutas con pulpa o frutas enteras. Una vez que su sistema mejore y su digestión se estabilice, puede comenzar a introducir poco a poco carbohidratos complejos y blandos como calabaza bien cocida o papas peladas. Luego, comience con opciones más fibrosas, como vegetales de raíz, y por último, frijoles y granos enteros.

El objetivo no es que deje de consumir carbohidratos para siempre. El objetivo es darle a su intestino el tiempo que necesita para reconstruirse, y a sus mitocondrias la energía que necesitan para reparar los tejidos digestivos. A medida que mejore su salud intestinal, recuperará su capacidad de digerir y beneficiarse de carbohidratos más complejos, sin empeorar los síntomas, ni estimular el crecimiento excesivo. Y, en lugar de restringir por completo los carbohidratos, consuma 250 gramos de los tipos adecuados, todos los días.

3. Abordar el entorno que promovió el crecimiento excesivo: el SIBO y la cándida se salen de control por una razón, y es porque el cuerpo tiene un entorno que hace que prosperen. Por ejemplo, la cándida prospera en ambientes con predominio de estrógeno. También se alimenta del exceso de hierro.

Mantener el equilibrio hormonal, evitar los xenoestrógenos que se encuentran en los microplásticos y mantener los niveles de hierro bajo control forman parte de un tratamiento efectivo. Y si su tiroides no funciona de forma correcta, todo comienza a fallar, desde su motilidad hasta su defensa inmunológica. Por esa razón, casi siempre recomiendo a las personas con SIBO que chequen el estado de su tiroides.

4. Controlar su temperatura corporal para mantener la cándida bajo control: tener una temperatura corporal baja le da a la cándida justo lo que quiere: un entorno más fresco y hospitalario donde puede propagarse. Los hongos patógenos como la cándida prosperan cuando la temperatura baja más de lo normal, mientras que las temperaturas corporales elevadas ayudan a suprimir el crecimiento de hongos y fortalecer las defensas internas. Si su temperatura diurna suele estar por debajo de 98.6 grados F (37 °C), significa que la cándida tiene el entorno que necesita para prosperar.

5. Dejar de tratar los síntomas de forma aislada y comenzar a restaurar su entorno interior: no necesita un protocolo bajo en carbohidratos, ni tomar antibióticos por mucho tiempo. Necesita una base metabólica que resista al crecimiento excesivo de bacterias y hongos.

Esto significa consumir carbohidratos saludables, evitar las sustancias químicas ambientales, controlar el estrés y darle a su cuerpo las herramientas que necesita para mantener estable su ecosistema intestinal. Una vez que mejore su entorno, las bacterias malas dejan de prosperar, sin la necesidad de recurrir a los antibióticos para matarlas.

Este enfoque es lento, pero constante, ya que se basa en la reparación y no en la restricción. Si tiene SIBO y su tratamiento se basa en tomar antibióticos e implementar dietas de eliminación, es hora de cambiar de enfoque. No todo está perdido, solo necesita recuperar su energía y controlar el estrés. Comience por restaurar su metabolismo y su intestino seguirá el mismo camino.

Si tiene SIBO y cándida, la mejor estrategia es abordarlos al mismo tiempo, y cambiar su entorno es la mejor forma de hacerlo. Un intestino saludable no permite que se produzca un crecimiento excesivo. Y este es el objetivo principal, y es algo que puede lograr con ayuda de las estrategias correctas.

Preguntas frecuentes sobre el SIBO

P: ¿Qué es SIBO y por qué hay tanta confusión al respecto?

R: El SIBO se desarrolla cuando las bacterias que pertenecen al colon se mueven al intestino delgado. Esto provoca síntomas como distensión, gases, dolor abdominal y hábitos intestinales irregulares como estreñimiento o diarrea. Muchas veces, se diagnostica de forma errónea porque muchos de sus síntomas son muy similares a los de otros trastornos digestivos y las pruebas de aliento estándar suelen dar resultados poco precisos.

Además, los médicos suelen tratarlo como un simple problema bacteriano, cuando en realidad es un signo de disfunción metabólica y digestiva.

P: ¿Por qué los hallazgos de este estudio son tan importantes para las personas con SIBO?

R: El estudio que se publicó en Nutrients redefine lo que significa un tratamiento efectivo para el SIBO. En lugar de buscar resultados de laboratorio perfectos, se enfocó en si las personas se sentían mejor después de recibir un tratamiento personalizado, que incluía cambios en la alimentación, hierbas, probióticos y medicamentos. Y lo lograron: más del 70 % de los participantes mejoraron sus síntomas, que incluyeron la distensión, los problemas con las heces, la fatiga y el malestar digestivo, incluso si sus pruebas de aliento todavía mostraban niveles elevados de gases.

P: ¿Por qué los antibióticos y las alimentaciones bajas en carbohidratos suelen empeorar el problema?

R: Los antibióticos como la rifaximina reducen de forma temporal el crecimiento excesivo de bacterias, pero suelen causar daños colaterales porque alteran el equilibrio microbiano del intestino. Esto incrementa el riesgo de que los patógenos fúngicos como la cándida tomen el control. Mientras tanto, reducir los carbohidratos en un esfuerzo por "matar de hambre" a las bacterias afecta el metabolismo, ralentiza la motilidad intestinal y debilita las defensas inmunológicas, lo que empeora tanto el SIBO como la cándida, en lugar de mejorarlos.

P: ¿Cuál es la relación entre el SIBO y el crecimiento excesivo de cándida?

R: Cuando los antibióticos eliminan las bacterias, causan un desequilibrio en el entorno, lo que hace que prosperen levaduras como Candida albicans. Bajo estrés, la cándida se vuelve más agresiva, en especial cuando se restringen los carbohidratos. Se transforma en una forma invasiva que daña el revestimiento intestinal y empeora la inflamación. Muchas personas, sin saberlo, terminan con SIBO y cándida: dos desequilibrios superpuestos que requieren un enfoque dual para resolverse.

P: ¿Cuál es la estrategia más efectiva para curarse del SIBO y el crecimiento excesivo de cándida?

R: Para recuperarse por completo, es importante restaurar su salud metabólica y recuperar el equilibrio de su entorno interno. El objetivo no es combatir los microbios, sino hacer que su intestino sea un lugar en el que no pueden prosperar las bacterias dañinas. Esto incluye:

• Restaurar la salud intestinal con carbohidratos simples como frutas enteras y arroz blanco antes de volver a agregar de forma gradual los alimentos ricos en fibra

• Evitar los desequilibrios hormonales, la temperatura corporal baja y los niveles elevados de hierro, ya que todo esto promueve la proliferación de la cándida

• Modificar las dietas de eliminación para que incluya más alimentos ricos en nutrientes que refuerzan el metabolismo

• Mejorar la función tiroidea para fortalecer las defensas intestinales


🔎Fuentes y Referencias: