📝HISTORIA EN BREVE
- Las compañías farmacéuticas tienen una fuerte influencia en los medios de comunicación, las facultades de medicina, las organizaciones sin fines de lucro y las agencias federales. Tienen tanto poder que incluso están detrás de las narrativas de salud pública
- La periodista Sharyl Attkisson revela que las compañías farmacéuticas, las agencias federales y los principales medios de comunicación trabajan juntos para ocultar las reacciones adversas de las vacunas, manipular los ensayos clínicos y silenciar a los expertos que contradicen su narrativa
- Muchas organizaciones de salud sin fines de lucro reciben fondos de las compañías farmacéuticas, lo que crea conflictos de intereses en sus recomendaciones de salud pública
- La industria farmacéutica también financia a muchas facultades de medicina, que enseñan a sus estudiantes a minimizar los riesgos de los medicamentos. Están condicionados a prescribir medicamentos en lugar de buscar la causa subyacente del problema para ofrecer tratamientos seguros y efectivos
- Para no ser parte de este engaño, atrévase a cuestionar las narrativas de salud y buscar voces independientes que pongan la salud pública por encima de los intereses de la industria
🩺Por el Dr. Mercola
Claro que, todos queremos confiar en lo que dice nuestro médico y creer lo que leemos y vemos en las noticias. El problema es que, muchas veces, esas recomendaciones tienen un trasfondo muy oscuro.
En las últimas décadas, las grandes compañías farmacéuticas se han infiltrado sin que nadie lo note en casi todas las instituciones que se encargan de dar forma a la salud pública, incluyendo los principales medios de comunicación, las facultades de medicina, las organizaciones sin fines de lucro e incluso las autoridades de salud. En lugar de proporcionar recomendaciones seguras y efectivas, estas instituciones hacen todo lo contrario, y cuando las personas escuchan el mismo mensaje una y otra vez, suelen creer que es verdad.
En el video que se adjunta en la parte arriba,1 Sharyl Attkisson, ex periodista de investigación de CBS, revela una red de engaño, dinero y manipulación que abunda en la atención médica moderna. Si alguna vez se preguntó por qué desaparecen las voces disidentes o no se informan datos preocupantes, esta investigación le dará la respuesta, y revela que la industria farmacéutica es la única que se beneficia de las recomendaciones de salud pública.
La investigación sobre vacunas que lo cambió todo
Al igual que muchas personas, cuando Sharyl Attkisson comenzó su carrera confiaba en el sistema médico. También creía que las autoridades de salud y los profesionales médicos actuaban con integridad y cuando un medicamento recibía una aprobación significaba que era seguro. Pero, una vez que fue testigo de todo lo que sucede en las entrañas de estas instituciones, su postura cambio por completo.
• El programa de viruela que se lanzó después del 11 de septiembre generó nuevas preocupaciones: el noticiero CBS News envió a Sharyl Attkisson para cubrir el reinicio del programa de vacunación contra la viruela por parte del gobierno federal después de los ataques del 11 de septiembre, ya que existía el temor de que los terroristas utilizaran el virus como arma biológica.
La vacuna contra la viruela tiene una tasa elevada de efectos adversos, por lo que, se suponía que el gobierno debía hacer un seguimiento de cada resultado grave después de la vacunación, sin importar si se confirmaba una relación o no.
• Las reacciones graves a la vacuna surgieron en tiempo real: como parte de su investigación, informó directo de las operaciones militares y fue testigo del proceso de vacunación contra la viruela. Pero, no tardó en notar que las personas sanas que recibieron la vacuna comenzaron a experimentar reacciones graves y uno de ellos fue David Bloom, un corresponsal de la NBC que murió de forma inesperada a causa de un coágulo de sangre, poco después de recibir la vacuna.
• La muerte de David Bloom se excluyó de forma intencional de los sistemas de reportes: Sharyl Attkisson descubrió que Davis Bloom acaba de recibir las vacunas contra la viruela y el ántrax. Cuando preguntó a las autoridades si era posible que estas vacunas se relacionaran con su muerte, se mostraron renuentes y evadieron todas sus preguntas.
"Dijeron muchas cosas, que tenía predisposiciones genéticas, que había estado encerrado en un tanque todo el día, que tenía dolores en la pierna, etc. Pero, ya había investigado al respecto, y lo sabía bien, tras varias investigaciones sabía que la vacuna contra la viruela tenía como posible efecto secundario, entre muchos otros, los coágulos de sangre. Sabía que la trombosis venosa profunda podía ser fatal", dijo Sharyl Attkisson.
"Antes de volver a poner en marcha este programa, debieron analizar bien todos los eventos adversos que ocurren después de recibir la vacuna, sin importar si creen que están relacionados o no, su trabajo es monitoréalos todos y reportarlos para que se puedan contabilizar y evaluar, pero nadie reportó la muerte de David Bloom como un posible efecto secundario de la vacuna".2
• La presión de los medios de comunicación obligó al gobierno a reconocer el caso de David Bloom: hasta que Sharyl Attkisson hizo pública la historia, las autoridades reconocieron la muerte de David Bloom como un posible evento adverso de la vacuna. Poco después, debido a la presión pública y los crecientes reportes de eventos adversos, el gobierno detuvo por completo el programa de vacunación contra la viruela, pero hizo todo lo posible para que esta situación pasara desapercibida.
• Esta investigación expuso un patrón de control narrativo: esta experiencia le abrió los ojos a Sharyl Attkisson porque ahora sabía cómo se manipulan las narrativas médicas.
"Descubrí que, en realidad es algo muy conveniente para algunos, siempre que tratas de investigar algo del gobierno que implica un producto de la industria farmacéutica, de pronto, todo se convierte en un gran secreto. Pero, si se trata de información que beneficiará a algunos de estos poderes, entonces cooperan en todo lo que pueden", dijo Sharyl.3
Las organizaciones sin fines de lucro también sirven a los intereses corporativos
Además de descubrir la corrupción en la supervisión gubernamental y militar con respecto a las vacunas, Sharyl Attkisson también investigó a otras instituciones en las que el público suele confiar: las organizaciones sin fines de lucro.
• Las personas suelen confiar en las organizaciones sin fines de lucro, pero pocas saben que, muchas tienen vínculos ocultos con la industria: estas organizaciones se consideran protectoras altruistas que tienen como objetivo el bien público. Pero, detrás de escena, muchas tienen una relación cercana con esas mismas industrias que dicen supervisar. Sharyl Attkisson cuenta que un productor de CBS de larga trayectoria le dijo: "si se hace llamar 'Ciudadanos contra el cáncer', lo más probable es que la controle R.J. Reynolds o una compañía tabacalera".4
• La relación entre los antitranspirantes y el cáncer de mama: Sharyl Attkisson da un ejemplo que comenzó con un aviso inesperado de un funcionario de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos de que los antitranspirantes se relacionan con el cáncer de mama. Sharyl Attkisson dijo que:
"la FDA le informó que llevaba años luchando para tratar de incluir una advertencia sobre la relación entre los antitranspirantes y el cáncer en la etiqueta de estos productos, pero que la industria de los antitranspirantes hizo todo lo posible para que no fuera así.
Pedí una entrevista con los representantes de la industria de los antitranspirantes, que es la industria cosmética, y siempre se negaban pero me decían: "mejor entrevista a la Sociedad Americana contra el Cáncer", y en el fondo me preguntaba ¿acaso creen que esa organización los va a defender? ¿Por qué están tan seguros de eso? apuesto que hay dinero involucrado".5
• El inicio de las señales de alerta: cuando Sharyl Attkisson se comunicó con la Sociedad Americana contra el Cáncer, su director científico dijo que la relación entre los antitranspirantes y cáncer solo era un "mito", e incluso utilizó los mismos términos que aparecen en los sitios web de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la FDA. Pero, cuando le preguntó más al respecto, admitió que no están familiarizados con los últimos avances científicos.
• Las donaciones son un conflicto de intereses muy importante: también le preguntó si la organización recibía fondos de la industria de los antitranspirantes, y su respuesta fue sí.
"Pregunté cuánto, pero no quiso decirme, no me dio ninguna cifra en dólares, ni siquiera un porcentaje. Mientras insistía, solo dijo: "es poco". Pero, recordemos que se trata de una organización enorme. Si reciben "poco" por parte de cada industria que está involucrada en el cáncer, entonces existe un claro conflicto de intereses", dijo Sharyl.6
• Las organizaciones sin fines de lucro se disfrazan de defensores públicos para proteger a la industria: así es como funcionan las cosas. La industria dona dinero a las organizaciones sin fines de lucro, que luego presentan conclusiones sesgadas que disfrazan como objetivas, y afirman que todo lo hacen por caridad.
El lado oscuro de los ensayos clínicos y las revistas médicas
Uno de los descubrimientos más inquietantes de Sharyl Attkisson es la corrupción en la investigación clínica. La investigación ética requiere transparencia, en especial cuando hay vidas humanas de por medio. Pero, hoy en día, el consentimiento informado se considera más una barrera que una necesidad.
• El "Baby Oxygen Study": Sharyl Attkisson menciona el caso que se conoce como "Baby Oxygen Study", que involucró a bebés prematuros a quienes les manipularon los niveles de oxígeno sin el consentimiento adecuado de los padres. A las madres de estos bebés se les pidió que firmaran formularios vagos durante cesáreas estresantes, con el pretexto de ayudar a sus bebés.
No les dijeron que sus hijos se colocarían en grupos de oxígeno aleatorios. Pero, lo peor de todo es que, el equipo de estudio manipuló el equipo de monitoreo para ocultar los niveles reales de oxígeno al personal del hospital. Esto impidió que los médicos supieran si un bebé estaba en peligro, pero garantizó que se obtuvieran los datos deseados.
• Las autoridades reconocieron la violación, pero los investigadores no enfrentaron ninguna consecuencia: años después, se confirmó que el estudio sí violó las leyes de consentimiento informado. Pero, en lugar de afrontar las consecuencias, los investigadores salieron impunes y solo dijeron que compartir todos los riesgos asustaría a las personas y eso, retrasaría la investigación. Y, después de esta situación, lo lógico era que las autoridades hicieran los protocolos más estrictos, pero no fue así, hicieron todo lo contrario.
• Un discreto cambio regulatorio otorgó a los investigadores la facultad de ocultar riesgos: para empeorar las cosas, la FDA ahora permite a los investigadores ocultar ciertos riesgos del estudio si los consideran "mínimos".
Los investigadores ya no necesitan revelar todos los peligros conocidos, sino sólo aquellos que creen que podrían ser importantes. Estos cambios demuestran que la salud pública es lo que menos importa. Prefieren proteger los datos que a los participantes de los estudios.
• Las revistas médicas tampoco tienen mucha credibilidad: las revistas médicas se consideran como árbitros de la verdad científica, pero Sharyl Attkisson afirma que, muchas protegen los intereses farmacéuticos hasta el punto en que, ya no se puede confiar en lo que dicen.
"Hasta los editores médicos dicen que gran parte, si no es que la mayor parte, de la ciencia que se publica en estas revistas revisadas por pares como el New England Journal of Medicine es poco confiable porque la industria farmacéutica decide qué se publica y qué no, de modo que no se dice toda la verdad o, en ocasiones, ninguna verdad en absoluto", dijo Sharyl.7
• Las compañías farmacéuticas impiden que se publiquen los resultados negativos de los estudios: en un caso, los investigadores trataron de publicar un ensayo sobre una vacuna contra el SIDA que obtuvo resultados negativos. Pero, la compañía farmacéutica que lo financió dijo que los datos le pertenecían y que no quería publicarlos. Aunque el estudio demostró que la vacuna no funcionaba, la compañía impidió que se publicaran. Demandó a los científicos por millones sólo por intentar decir la verdad.
"Imagine el efecto que esta situación tiene y tuvo en todos los científicos que trabajan para la industria, que trabajan en universidades, y que reciben todo este dinero, tienen que cuidar todos sus movimientos, tienen que contratar abogados que los defiendan. Pero, incluso si ganaran una demanda, es muy probable que sea el fin de su carrera".8
Aquí el problema principal es que estas revistas son la base de la comunidad médica, y cuando se quiebran los cimientos, se quiebra toda la estructura.
Fabricando a los médicos del mañana
La influencia farmacéutica comienza desde las raíces de la medicina Sharyl Attkisson menciona que uno de los conflictos más inquietantes en la educación clínica es el Manual Merck, que es un libro de texto básico para los estudiantes de medicina en todo Estados Unidos, y que pertenece a la misma compañía farmacéutica que fabrica vacunas y medicamentos.
• A los estudiantes de medicina se les enseña con material que pertenece a los fabricantes de medicamentos: Merck afirma que el manual es independiente de su división farmacéutica. Pero, la realidad es que, a los estudiantes les enseñan a tratar y diagnosticar las enfermedades con base en el material que escribió una compañía que se beneficia de que las personas consuman la mayor cantidad de medicamentos posible.
• Las afirmaciones falsas con respecto a la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH): Sharyl Attkisson descubrió que Merck afirmó que no había reportado "ningún evento adverso grave" en relación a su vacuna contra el VPH, pero eso es falso. Tanto que la propia etiqueta de la vacuna aprobada por la FDA enumera docenas de reacciones adversas graves, que incluyen parálisis, convulsiones e incluso la muerte.
• La afirmación se eliminó, pero no se hicieron correcciones y nunca hubo transparencia: después de exponer la mentira en el Manual Merck, eliminaron la parte en donde aparece esta afirmación de sus versiones en línea, pero no dieron ni una explicación, ni dijeron nada al respecto. Sin embargo, Merck aún no agrega datos de seguridad precisos para sustituir esta afirmación.
Solo dejaron a los médicos y estudiantes sin esta información. Esto es tan engañoso como la afirmación falsa original, ya que condiciona a los nuevos médicos a asumir que no hay nada que considerar, ni riesgos, ni motivos para cuestionar la información que les dan.
• El problema no termina cuando se gradúan: los médicos deben tomar cursos de educación médica continua (CME) para mantener sus licencias, y estas clases suelen ser financiadas o presentadas por las compañías farmacéuticas. Esta es una de las razones, por las que, tantos médicos con buenas intenciones recomiendan medicamentos con riesgos conocidos o descartan alternativas más seguras.
"Yo diría que esto explica lo que sucede en los consultorios médicos, en donde casi nunca analizan la causa subyacente de nuestros trastornos, sino que se enfocan en tratar el problema a base de medicamentos", Sharyl Attkisson.9
¿Quién maneja a la FDA?
Las personas creen que, si la FDA aprueba un medicamento significa que es seguro, y los beneficios superan los riesgos. El problema es que esta agencia es más como un socio comercial que un organismo de control. Cuando las compañías farmacéuticas presionan lo suficiente, la seguridad y la ciencia suelen pasar a segundo plano.
• La FDA ignoró a sus propios expertos para aprobar un medicamento contra el Alzheimer que no funciona: uno de los ejemplos más claros es la aprobación del Aducanumab, un medicamento contra el Alzheimer. El propio panel asesor de la FDA revisó los datos y votó de forma unánime contra la aprobación al afirmar que el medicamento no funcionaba y tenía efectos secundarios graves. ¿Qué hizo la FDA? aprobó el medicamento.
Esta decisión causó indignación entre los científicos, los pacientes y el propio panel asesor de la FDA y al final, tuvieron que retirar el medicamento. Pero, solo para remplazarlo con otro medicamento, Lecanemab, que se aprobó con la misma imprudencia, poca evidencia de beneficios y riesgos graves que también decidieron ignorar.
• La dependencia de la FDA del dinero de la industria es otro ejemplo claro de conflicto de intereses: gran parte del presupuesto de la FDA proviene de las mismas compañías que regula. Son "tarifas de usuario" que tienen como objetivo acelerar el proceso, pero también han creado un conflicto de intereses entre el regulador y el cliente. Mientras más aprobaciones, más dinero.
• Cada aprobación apresurada debilita los estándares para el próximo medicamento: las compañías aprenden que no necesitan cumplir con estándares rigurosos solo tienen que encontrar una forma de cumplir los requisitos básicos. Esto significa que en el mercado, cada vez hay más medicamentos con perfiles de seguridad poco claros, y más pacientes que sufren efectos secundarios inesperados.
• Sharyl Attkisson pide que se corten estos vínculos financieros entre la FDA y la industria: Sharyl Attkisson afirma que si la FDA quiere recuperar su integridad debe cortar los vínculos financieros con la industria. Las aprobaciones deben basarse en evidencia científica sólida y, hasta que eso ocurra, la agencia no será confiable y su salud seguirá en riesgo debido a las decisiones que toman terceros para recibir algo a cambio.
Los medios de comunicación y las grandes compañías tecnológicas también son cómplices
Los periodistas, alguna vez fueron feroces defensores del interés público, y se encargaban de exponer la corrupción y exigir cuentas a los intereses poderosos. Pero, Sharyl Attkisson afirma que eso cambió en 2005, cuando las grandes compañías farmacéuticas comenzaron a manejar a los medios tradicionales, y los informes imparciales sobre las compañías farmacéuticas comenzaron a desaparecer.
• Los medios de comunicación dependen del dinero que reciben de los anuncios: los anuncios farmacéuticos dejan mucho dinero. Por esa razón, siempre hay anuncios comerciales de antidepresivos, medicamentos para la alergia y vacunas. Pero, es menos probable que las cadenas que dependen de estos ingresos transmitan historias que puedan hacer enojar a los clientes que más dinero pagan.
• El silencio selectivo causa confusión en el público: Sharyl Attkisson cuenta que se les dijo a los productores que evitaran el escrutinio de historias que se relacionan con la industria farmacéutica. Incluso cuando los hechos eran sólidos, se consideraba que era demasiado arriesgado revelarlos. Esto hace que los periodistas eviten cualquier tema controversial. Por lo que, los espectadores se quedan con una versión manipulada de la realidad, donde sólo se muestra el lado positivo de la medicina.
• El problema se extiende hasta las plataformas en línea: los algoritmos de las redes sociales suelen apoyar las narrativas convencionales. Mientras tanto, el contenido que cuestiona la seguridad y la efectividad de las vacunas o los ensayos de medicamentos se oculta o elimina por completo.
• Las grandes compañías tecnológicas también son cómplices: se suponía que los medios digitales darían más voz, más libertad y mejor acceso a la información. Pero, ahora controla qué ve y qué no. Sharyl Attkisson cuenta su experiencia con la vigilancia y la censura, y hasta dónde llega este control:
"tenía fuentes en las agencias de inteligencia que revisaron mis computadoras de CBS, y lo confirmaron. Luego, CBS anunció que se infiltraron a sus computadoras.
Desde entonces, he hecho otros siete u ocho exámenes forenses independientes que han obtenido cada vez más información, que incluyen direcciones IP del gobierno que se utilizaron para ingresar a mis computadoras, monitorear las pulsaciones de las teclas, revisar mis archivos sobre controversias que estaba cubriendo sobre el gobierno, monitorear las computadoras de mi familia, etc".10
• La colaboración entre el gobierno y las compañías tecnológicas: los documentos internos demuestran que existen esfuerzos coordinados para silenciar temas o personas específicas. Durante la pandemia del COVID-19, esta colusión acabo con el debate científico y silenció a expertos acreditados, incluyéndome: si las investigaciones contradecían las narrativas oficiales, se censuraban.
La autonomía es ahora una necesidad
Pero, no todo está perdido. Si bien gran parte de los informes de Sharyl Attkisson ponen en evidencia la corrupción sistémica que existe en la medicina, los medios de comunicación y el gobierno, ella cree que las personas están empezando a quitarse la venda de los ojos.
• La pandemia despertó a la población: la pandemia del COVID-19, aunque fue devastadora, tuvo algo positivo, ayudó a que las personas se dieran cuenta de que las narrativas oficiales tenían poco sentido y eso hizo que comenzarán a hacer preguntas.
• Hacer preguntas sobre la seguridad no significa que debe rechazar todos los medicamentos: cuestionar las narrativas farmacéuticas no significa que debe oponerse a todos los medicamentos. Algunos medicamentos y vacunas salvan vidas, pero si tienen una duda, no tenga miedo de preguntar. Cuando esas preguntas se catalogan como "desinformación" antes de que las respondan, es señal de que algo anda mal.
• Existen herramientas públicas para rendir cuentas: es hora de que se familiarice con las bases de datos del Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS) y del Sistema de Notificación de Eventos Adversos de la FDA (FAERS), no solo para presentar reportes, sino para acceder a su información.
Sharyl Attkisson recuerda que fue la primera en informar sobre la relación entre el Viagra y la ceguera con informes de eventos adversos y estudios independientes. Cualquier persona que sepa dónde buscar puede acceder a este tipo de análisis de datos.
• Un movimiento médico innovador fuera del sistema: para finalizar, Sharyl Attkisson invita a todos a construir su propia red de fuentes confiables, que incluya médicos independientes y periodistas de investigación que no se hayan vendido al sistema.
Desde hace décadas, formo parte de este movimiento, y hago todo lo que está en mis manos por exponer los intereses corporativos que han corrompido nuestro sistema médico. Las personas deben decidir sobre su propia salud, no una agencia, compañía o institución, y menos sin su consentimiento.
Preguntas frecuentes sobre las grandes compañías farmacéuticas y la corrupción médica
P: ¿Cómo influyen las grandes compañías farmacéuticas en la información a la que tengo acceso?
R: Las compañías farmacéuticas financian la investigación, patrocinan la educación médica y pagan la mayor parte de la publicidad que se relaciona con la salud. Ese dinero determina qué estudios se publican, qué aprenden los médicos y qué historias aparecen en las noticias.
P: ¿Qué relación existe entre las organizaciones sin fines de lucro y las grandes compañías farmacéuticas?
R: Muchas organizaciones sin fines de lucro aceptan dinero de las industrias que vigilan. Estos vínculos financieros crean conflictos de intereses silenciosos que influyen en sus mensajes y silencian ciencia sólida.
P: ¿Es verdad que los médicos aprenden con material de las compañías farmacéuticas?
R: Sí, muchas facultades de medicina utilizan recursos que financian o redactan las compañías farmacéuticas, incluyendo el Manual Merck, que contiene información de seguridad falsa o incompleta sobre sus propios productos.
P: ¿Cómo colaboran las grandes compañías tecnológicas con las agencias de gobierno para controlar los mensajes de salud?
R: Los documentos internos demuestran que las compañías tecnológicas se coordinaron con agencias federales para reprimir la disidencia, por lo que, censuraron publicaciones, investigaciones y usuarios que contradecían a base de evidencia sólida la narrativa oficial.
P: ¿Qué puedo hacer para acceder a información veraz?
R: Comience por cuestionar la fuente de su información de salud. No crea todo lo que dicen los titulares, busque vínculos de financiación y expertos independientes que no tengan conflicto de intereses con los productos que promocionan.
🔎Fuentes y Referencias:
- 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 YouTube, Hillsdale College, The Problem of Big Pharma | Sharyl Attkisson, April 7, 2025