📝HISTORIA EN BREVE

  • La diabetes tipo 1 afecta a casi cuatro de cada 1 000 niños en Estados Unidos y se relaciona con la alteración del microbioma del intestino, en particular, a través de la exposición temprana a los antibióticos
  • Un estudio de la Universidad de Colorado en Boulder reveló que hay una ventana de 10 días durante los primeros años de vida en la que el intestino requiere microbios específicos para el desarrollo adecuado de las células beta del páncreas
  • Cuando se administran antibióticos durante un período de 10 días, se interrumpe el crecimiento de las células que producen insulina y esto contribuye al desarrollo de diabetes tipo 1 en etapas posteriores de la vida
  • Otro estudio encontró que el uso de ciertos antibióticos antes y durante el embarazo aumentó de forma significativa el riesgo de que los niños desarrollaran diabetes tipo 1
  • Para proteger la salud intestinal de su hijo y reducir su riesgo de diabetes, limite el uso de antibióticos durante el embarazo y la infancia, fomente la lactancia materna, use probióticos de manera estratégica y bríndele una alimentación nutritiva

🩺Por le Dr. Mercola

La diabetes tipo 1 es una de las enfermedades crónicas que más prevalecen en los niños de Estados Unidos,1 y afectan a cuatro de cada 1 000 jóvenes.2 Esta enfermedad autoinmune hace que el sistema inmunológico del cuerpo destruya por error las células que producen insulina en el páncreas. Esto provoca una dependencia de por vida a las inyecciones de insulina, a un control frecuente de la glucemia y un riesgo mayor de complicaciones graves.3

Si bien la genética interviene en su desarrollo, se descubrió que la alteración del microbioma del intestino también tiene algo que ver. En particular, se demostró que la exposición temprana de los niños a los antibióticos altera la composición y la función de las bacterias del intestino durante períodos vitales del desarrollo. Estos cambios interfieren con la regulación inmunológica e inician la cascada autoinmune que provoca la diabetes tipo 1.4

Un nuevo estudio a cargo de investigadores de la Universidad de Utah Health brinda más evidencia para apoyar este vínculo. Descubrieron que la exposición a antibióticos durante un periodo específico de 10 días en los primeros años de vida altera la microbiota intestinal e impide el desarrollo normal de las células beta que producen insulina en el páncreas, lo que revela cómo el uso temprano de antibióticos reprograma la salud metabólica antes de que aparezcan los síntomas.5

Cómo influyen los microbios en el desarrollo del páncreas y el riesgo de diabetes

El6 estudio destacado, el cual se publicó en la revista Science, investigó cómo los microbios afectan el desarrollo temprano de las células beta del páncreas, que son células especializadas que producen insulina en dicho órgano. Los investigadores analizaron ratones y descubrieron una ventana específica de 10 días justo antes del destete en la que se requería la presencia de microbios beneficiosos para estimular el crecimiento de estas células.

• Tanto las bacterias como los hongos promueven las células beta: durante el período de 10 días, los científicos utilizaron antibióticos (para eliminar bacterias) y antifúngicos (para eliminar hongos). En ambos casos, los ratones no lograron desarrollar una población normal de células beta. Esto significa que la presencia de bacterias y hongos es necesaria durante este corto período para que el páncreas pueda producir insulina en etapas posteriores de la vida.

• Algunos microbios actuaron a cierta edad: para ver si este criterio también se aplica a los humanos, los investigadores trasplantaron microbios intestinales de bebés humanos a ratones sin gérmenes. Solo las muestras de bebés de entre 7 y 12 meses de edad provocaron el desarrollo de células beta en los ratones. Las muestras de bebés más pequeños o más grandes no tuvieron ningún efecto. Esto sugiere que los bebés humanos también tienen una ventana muy breve en la que la combinación adecuada de microbios intestinales favorece el desarrollo del páncreas.

• Se identificaron tres microbios como esenciales: de todas las especies que se analizaron, solo tres microbios estimularon el desarrollo de células beta de manera consistente: la Escherichia coli (una bacteria intestinal común), la Enterococcus gallinarum (una especie bacteriana que se encuentra en los intestinos) y la Candida dubliniensis (un tipo de levadura). Cuando se introdujeron durante el período de 10 días, estos organismos aumentaron el número de células productoras de insulina en el páncreas.

• La C. dubliniensis tuvo el efecto inmunológico más notable: entre los tres microbios, la C. dubliniensis tuvo un impacto significativo. Aumentó el número de macrófagos en el páncreas. Los macrófagos son parte del sistema inmunológico y actúan como “equipos de limpieza” celulares que también ayudan a reparar el tejido. En este caso, parecieron favorecer el crecimiento de las células beta.

Cuando se bloquearon los macrófagos, el hongo dejó de ayudar a aumentar la masa de células beta, lo que confirmó que el efecto se debía a la participación del sistema inmunológico.

• El efecto depende de la estructura de la pared celular del hongo: la estructura del C.  dubliniensis, en específico las moléculas llamadas manano y quitina, fueron fundamentales para la respuesta del sistema inmunológico. Estas moléculas son reconocidas por el sistema inmunológico y actúan como “interruptores” biológicos, ya que alertan las células inmunológicas para apoyar el crecimiento o la reparación. Sin esta señal estructural, el hongo quizás no tendría ningún efecto.

• El hongo redujo de forma drástica el riesgo de diabetes en ratones vulnerables: en ratones machos recién nacidos y con predisposición genética a la diabetes tipo 1, la colonización temprana con C. dubliniensis redujo la probabilidad de desarrollar la enfermedad.

• El potencial beneficioso de los microbios para la salud: la investigadora principal, Jennifer Hill, profesora adjunta del Instituto BioFrontiers de la Universidad de Colorado, explicó la importancia general de sus hallazgos:

"Desde siempre, hemos interpretado los gérmenes como algo que queremos evitar, pero es probable que tengamos muchos más microbios beneficiosos que patógenos. Si aprovechamos su poder, podemos hacer mucho para beneficiar la salud humana”.7

El tipo de exposición a los antibióticos, y el momento en que ocurra, influyen en el riesgo de diabetes

Un estudio a gran escala basado en registros que se publicó en enero de 2025 en The Journal of Pediatrics8 analizó los datos de 2 869 niños de Finlandia a los que se les diagnosticó diabetes de tipo 1 y los comparó con un grupo de referencia de 74 263 niños que no padecían esta enfermedad. Los investigadores analizaron los tipos de antibióticos que utilizaron y el momento de la exposición, desde antes del embarazo hasta los dos primeros años de vida.

• Los macrólidos que se administraron a las madres antes del embarazo aumentaron el riesgo: el estudio encontró que los niños cuyas madres tomaron antibióticos macrólidos, como azitromicina o eritromicina, durante el año anterior al embarazo tuvieron un riesgo 17 % mayor de desarrollar diabetes tipo 1.

• Las sulfonamidas y la trimetoprima aumentaron el riesgo de forma significativa: cuando a las madres se les recetaron sulfonamidas y trimetoprima durante el embarazo (a menudo utilizados para tratar infecciones del tracto urinario) sus hijos tuvieron un riesgo 91 % mayor de desarrollar diabetes tipo 1. Esta fue una de las asociaciones más fuertes en el estudio e indica que el período prenatal es muy sensible a la alteración microbiana.

• La trimetoprima puede alterar el metabolismo del folato: un mecanismo que parece aumentar el riesgo durante el embarazo es que la trimetoprima interfiere con el metabolismo del folato, que es esencial para el desarrollo de los órganos fetales, en especial, el páncreas. Los investigadores hicieron referencia a esto como una explicación plausible, en términos biológicos, para el riesgo elevado que se asocia con la exposición prenatal.

• La exposición dual a los macrólidos aumentó aún más el riesgo: los niños que estuvieron expuestos a macrólidos tanto a través de la madre (si los usó antes o durante el embarazo) como del uso personal durante la infancia, tuvieron un riesgo 29 % mayor de padecer diabetes tipo 1 en comparación con aquellos que no estuvieron expuestos en ninguno de los períodos.  Esto sugiere un efecto acumulativo cuando se introduce la misma clase de medicamento en múltiples etapas del desarrollo del sistema inmunológico.

• Los efectos de los antibióticos fueron diferentes entre niños y niñas: el estudio reveló que los niños que recibieron antibióticos durante su primer año tuvieron un riesgo mayor de desarrollar diabetes tipo 1, mientras que las niñas no presentaron un riesgo más elevado. Esto indica que la forma en que los antibióticos influyen en el riesgo de diabetes puede variar según el sexo del niño.

• El número total de recetas no afectó el riesgo: el número total de prescripciones de antibióticos, ya sea que la madre los haya tomado antes o durante el embarazo o el niño los haya tomado después del nacimiento, no se correlacionó con un riesgo mayor o menor de diabetes. Esto significa que no se trata de cuántas veces se utilicen antibióticos, sino de cuáles y en qué momento.

• La alteración del microbioma sigue siendo un posible mecanismo: los autores también analizaron que el uso temprano de antibióticos altera la microbiota intestinal tanto en la madre como en el niño. Dado que la diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune, alterar el entorno microbiano durante la programación del sistema inmunológico podría contribuir a que aparezca la enfermedad.

¿Qué otros efectos secundarios tienen los antibióticos en los niños?

Si bien a veces los antibióticos son necesarios para tratar infecciones, pueden tener varios efectos secundarios que afectan la salud de su hijo, además de ponerlo en riesgo de padecer diabetes tipo 1. La exposición temprana a los antibióticos se ha relacionado con otros riesgos, tales como:

• Trastornos alérgicos y asma: los estudios demuestran de manera sistemática que los lactantes y niños pequeños que reciben antibióticos tienen más probabilidades de desarrollar trastornos alérgicos en etapas posteriores de su vida, como eczema, asma y fiebre del heno (rinitis alérgica). La microbiota alterada del intestino parece empujar al sistema inmunológico hacia un estado inflamatorio e hipersensible.9,10

• Infecciones recurrentes e inmunidad debilitada: ya que los antibióticos alteran la formación de microbios en el intestino, reducen la capacidad de su hijo para desarrollar un sistema inmunológico fuerte y adaptable. Lo irónico es que esto los hace más propensos a las infecciones, justo lo que se supone que tratan los antibióticos.11,12

• Mayor riesgo de obesidad y trastornos metabólicos: varios estudios han relacionado el uso temprano de antibióticos con mayores tasas de obesidad infantil y problemas metabólicos. Una explicación es que las bacterias del intestino determinan la forma en que el cuerpo crea energía a partir de los alimentos y regulan las hormonas de almacenamiento de grasa. Cuando esas bacterias se alteran, el equilibrio metabólico cambia en la dirección equivocada.13,14

• Cambios conductuales y neurológicos: la alteración del eje intestino-cerebro en etapas tempranas de la vida también parece afectar el desarrollo neurológico. Las investigaciones han vinculado la exposición temprana a los antibióticos con un riesgo mayor de TDAH y trastornos del comportamiento.15,16 Obtenga más información sobre los efectos de los antibióticos en el desarrollo neurológico en: “El estado del microbioma influye en el riesgo de autismo y el TDAH desde muy temprana edad”.

• Mayores tasas de resistencia a los antibióticos en el microbioma del niño: las cepas resistentes persisten en el intestino durante años, lo que modifica la diversidad microbiana de su hijo y limita la eficacia de futuros tratamientos contra infecciones bacterianas.17

Cómo proteger a su hijo de los antibióticos

Si tiene hijos, está por tenerlos o solo está planeando hacerlo, las decisiones que tome antes y durante el embarazo, así como durante los primeros días de vida de su hijo, son muy importantes ya que afectan de forma directa el metabolismo de su hijo, su fortaleza inmunológica y el riesgo de por vida de padecer enfermedades crónicas.

Si bien es verdad que los antibióticos son necesarios en algunos casos, la mayoría de las veces se recetan más de lo que deberían. Puede comenzar a proteger el microbioma intestinal de su hijo durante esas ventanas de desarrollo tan fundamentales. Así es como le recomiendo abordar esto:

1. Evite los antibióticos durante el embarazo a menos que sean indispensables: antes de surtir una receta, siempre haga una pausa y pregúntese: ¿en verdad esto es necesario ahora mismo? ¿o podría haber un enfoque más seguro y con menos riesgos? Recuerde que el objetivo no es evitar la atención médica, sino elegir una atención beneficiosa tanto para usted como para su bebé.

Describí algunos antimicrobianos naturales en: “Aproveche estos remedios naturales contra las infecciones”, pero asegúrese de revisar cada opción con su proveedor de atención médica para asegurarse de que sean seguros durante el embarazo.

2. Retrase el uso de antibióticos en su bebé a menos que sea urgente: si le dicen que su bebé necesita antibióticos, pregunte sobre el momento en que debe tomarlos, la dosis y el diagnóstico. Si se trata de algo menor, como un dolor de oído o fiebre baja, considere controlarlo primero o usar remedios naturales. Preservar el microbioma de su bebé durante los primeros meses es una de las medidas de protección a largo plazo más poderosas que puede tomar.

3. Apoye el microbioma de su hijo desde el primer día: si puede amamantarlo, siga haciéndolo. La leche materna aporta de forma natural bacterias beneficiosas y prebióticos que ayudan a formar un microbioma saludable.18 Si usa leche de fórmula, busque una que esté diseñada para favorecer el desarrollo intestinal, es decir, que incluya prebióticos o ingredientes respetuosos con la microbiota.

Además, debe considere el entorno de su bebé. El uso excesivo de desinfectantes, jabones antibacteriales o medicamentos innecesarios altera la exposición a microbios que su bebé necesita para desarrollar resiliencia. Un poco de suciedad y contacto con la naturaleza ayudan mucho a entrenar un sistema inmunológico fuerte. Consulte: "¿Ensuciarse de vez en cuando podría ser beneficioso?" para aprender más sobre por qué la suciedad es buena.

4. Use probióticos de forma estratégica, no genérica: si su hijo ha recibido antibióticos o nació por cesárea, vale la pena reconstruir su flora intestinal. Busque cepas respaldadas por investigaciones sobre el desarrollo inmunológico en las primeras etapas de la vida, como Bifidobacterium infantis o Lactobacillus rhamnosus GG.19,20

Para las madres, mejorar la salud intestinal con microbios beneficiosos como Akkermansia muciniphila, que favorece la integridad intestinal y la salud metabólica, también beneficia el microbioma de su hijo. Los probióticos siempre deben administrarse después de los antibióticos, en lugar de competir con ellos, en caso de que sean necesarios.

5. Desarrolle resiliencia metabólica a largo plazo a través de la alimentación: a medida que su hijo comience a comer alimentos sólidos, aproveche esta oportunidad para moldear su microbioma de por vida. Dele alimentos vegetales ricos en fibra (como frutas, vegetales cocidos y tubérculos) que nutran las bacterias beneficiosas.

Incluya alimentos fermentados como yogur (sin azúcar y de preferencia, productos lácteos sin pasteurizar o de animales alimentados con pastura) o chucrut en pequeñas cantidades. Evite los alimentos procesados, sobre todo aquellos que tengan aceites vegetales, ya que estos contribuyen a la inflamación y alteran la salud intestinal. Las bacterias del intestino de su hijo prosperan con alimentos reales, no con refrigerios envasados ni dietas estériles.

Preguntas frecuentes sobre los antibióticos y la diabetes tipo 1

P: ¿Qué es la diabetes tipo 1 y cómo afecta a los niños?

R: La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune crónica en la que el cuerpo destruye por error las células que producen insulina en el páncreas. Esto conduce a una dependencia permanente de las inyecciones de insulina, del control del nivel de azúcar en la sangre y aumenta el riesgo de sufrir complicaciones graves.

P: ¿Cómo afectan los antibióticos al riesgo de diabetes tipo 1?

R: Los antibióticos, en especial cuando se utilizan durante períodos cruciales del desarrollo en las primeras etapas de la vida, alteran el microbioma intestinal. Esto afecta la regulación inmunológica y contribuye a un riesgo mayor de desarrollar diabetes tipo 1.

P: ¿Los antibióticos durante el embarazo pueden afectar la salud de mi hijo?

R: Sí, los antibióticos durante el embarazo alteran el desarrollo del microbioma intestinal de su hijo, lo que aumenta el riesgo de enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1.

P: ¿Qué antibióticos están más relacionados con un riesgo mayor de diabetes tipo 1?

R: El estudio encontró que los macrólidos (como azitromicina y eritromicina) que toman las madres antes del embarazo aumentaron en un 17 % el riesgo de diabetes tipo 1 en sus hijos. Además, las sulfonamidas y la trimetoprima, que a menudo se utilizan para tratar las infecciones urinarias durante el embarazo, aumentaron el riesgo en un 91 %.

P: ¿Es posible revertir los efectos de la exposición temprana a los antibióticos?

R: Estrategias como apoyar el microbioma intestinal con probióticos o con la leche materna ayudan a mitigar algunos de los efectos negativos y favorecen una respuesta inmunológica más saludable en los niños.