📝HISTORIA EN BREVE
- Los macrófagos y las mitocondrias forman parte importante de su sistema inmunológico: los macrófagos eliminan gérmenes y controlan la inflamación, mientras que las mitocondrias impulsan las células y envían señales a los macrófagos para controlar la inflamación de manera efectiva
- El complejo III de las mitocondrias produce superóxido, el cual indica a los macrófagos que liberen IL-10, el "interruptor de apagado" de la inflamación, lo que es un aspecto clave para prevenir enfermedades crónicas y autoinmunes
- Las investigaciones demuestran que cuando el complejo mitocondrial III no funciona de forma correcta, se reducen los niveles de IL-10, lo que hace que la inflamación se salga de control y cause una enfermedad grave; por esa razón, es muy importante mantener este regulador inmunológico de las mitocondrias en óptimas condiciones
- Es posible incrementar de forma natural IL-10 a través de alimentos con alto contenido de fibra como el butirato, la exposición al sol, el ejercicio y especias como el ajo, lo que ayudará a mejorar los mecanismos que controlan la inflamación
- Tener mitocondrias saludables, algo que está en juego por el daño que causan los aceites de semillas que contienen los alimentos procesados y las toxinas, es fundamental para producir suficiente energía y tener un sistema inmunológico fuerte; además hay otros factores de estilo de vida que afectan bastante la función mitocondrial y el bienestar
🩺Por el Dr. Mercola
Dentro de su cuerpo hay todo un sistema que no para de trabajar para mantenerlo sano. Este sistema tiene pequeños trabajadores, como los macrófagos y las mitocondrias, que hacen cosas que ni imagina. Eliminan los gérmenes mientras fortalecen sus células, además trabajan juntos para controlar la inflamación, esa respuesta intensa que le protege de las infecciones a corto plazo pero que, si no se controla, incrementa el riesgo de enfermedades.
Es importante entender cómo funcionan estos héroes de su cuerpo que son clave para combatir infecciones, calmar las respuestas autoinmunes y, quizá lo más importante, ayudarle a hacer todas sus actividades cotidianas.
Todo lo que necesita saber sobre estas diminutas pero poderosas células de su cuerpo
Dentro de su cuerpo vive un poderoso escuadrón de células que se conocen como macrófagos. Digamos que es como un equipo de limpieza: parte conserje, parte guardia de seguridad. Patrullan su cuerpo en busca de gérmenes como bacterias y virus para eliminarlos, o bien, arreglar el desastre que se hace después de que se corta o le sale un moretón. Sin embargo, eso no es todo. También ayudan a controlar la reacción del sistema inmunológico cuando surge un problema.
- ¿Cómo funcionan? Cuando un invasor extraño, como un virus del resfriado, entra a su cuerpo, los macrófagos son su primera línea de defensa y mantienen los patógenos bajo control.
- ¿Cómo lo hacen? Liberan algo que se conoce como IL-10, que es como una señal de que “todo está bien”. Le indica a su sistema inmunológico que es momento de retroceder porque ya no hay peligro. Esto es importante porque evita que la inflamación se salga de control.
La inflamación es como una alarma contra incendios: suena fuerte para llamar la atención cuando necesita combatir a los invasores. No obstante, si ya se eliminó el germen y no para de sonar, ahí comienzan los problemas. Aquí es donde entran los macrófagos y la IL-10, en especial para las enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide o el lupus, donde el cuerpo se ataca a sí mismo, o infecciones graves como la sepsis, una emergencia que afecta a todo el organismo.
La importancia de las mitocondrias: su función va mucho más allá de producir energía
Dentro de sus células, viven las mitocondrias, que también se conocen como las "fuentes de energía" de su cuerpo porque producen la energía que necesita para mantenerse en movimiento, son como las plantas eléctricas que alimentan una ciudad. Los macrófagos dependen de las mitocondrias para funcionar de forma correcta. Sin embargo, las mitocondrias hacen mucho más que solo producir energía.
- Pequeñas pero poderosas: las mitocondrias son como centros de control que envían señales para guiar la forma en que los macrófagos responden a las infecciones o lesiones. Podría decirse que aquí el protagonista es el complejo III, el cual forma parte de la cadena de transporte de electrones, ya que es como un operador que controla dichas señales.
- ¿Por qué es esto tan importante?: porque sin estas señales, los macrófagos no pueden realizar bien su trabajo. No solo se trata de poder, sino de control. Y cuando no funciona de forma correcta, la inflamación se sale de control.
Entonces, las mitocondrias no solo producen energía, también ayudan a combatir los gérmenes y a calmar las cosas cuando ya no hay peligro.
La relación entre las mitocondrias y la inflamación
En 2025, un estudio que se publicó en la revista Science Advances, utilizó ratones para identificar la interacción entre las mitocondrias y los macrófagos.1 Las mitocondrias interfirieron con en el interruptor del complejo III en los macrófagos de algunos ratones, y los rompieron a propósito. Luego, estos ratones experimentaron gripe o un estado similar a una infección grave y se enfermaron mucho más que los otros ratones.
- ¿Qué salió mal? En el laboratorio, esos macrófagos rotos apenas producían IL-10 cuando recibían las señales de infección. Sin IL-10, no pudieron desactivar la alarma de la inflamación, por lo que no dejo de sonar.
- La función del superóxido: bajo condiciones normales, el complejo III libera una molécula que se conoce como superóxido, una especie reactiva de oxígeno (ROS) que actúa como una llamarada que los macrófagos liberan para influir en la producción de IL-10. Pero sin el complejo III, no se produce superóxido ni la señal de calma en forma de IL-10, lo que provoca que la inflamación se salga de control. Este estudio demuestra la importancia de las mitocondrias en el sistema inmunológico. No sólo producen energía, también controlan la inflamación.
Pero ¿cómo funciona el superóxido? La analogía del bombero
Pongamos esto en un contexto que pueda entender, digamos que el superóxido es como un bombero que detecta un incendio, que es la inflamación. El bombero agarra una radio y pide refuerzos, que es el IL-10 o el camión de agua que apaga las llamas.
- ¿Qué pasa cuando se descompone? En los ratones con el complejo III roto, la radio no sirve, por lo que no se piden refuerzos y nunca llegan los camiones con agua para apagar el incendio. Esta es la razón por la que los ratones del estudio se enfermaron tanto.
- Más energía no es la solución: los científicos trataron de darles a los macrófagos una fuente de energía de respaldo que se conoce como oxidasa alternativa. Si bien proporcionó energía, no se produjo superóxido ni IL-10. Entonces, el superóxido es una molécula de señalización que ayuda a controlar la inflamación en el cuerpo.
La proteína que podría arreglar este problema
Aquí es donde las cosas se ponen interesantes. Cuando el superóxido dejo de funcionar de forma correcta, los investigadores encontraron un plan de respaldo, una proteína que se conoce como proteína quinasa A (PKA). Piense en la PKA como un bombero suplente.
- ¿Qué hicieron los investigadores? En el laboratorio, activaron la PKA en esos macrófagos rotos. ¿Y adivine qué? Funcionó. La PKA tomó la radio y pidió los refuerzos de la IL-10, lo que ayudó a controlar la inflamación incluso sin el superóxido.
- La importancia de este hallazgo: este hallazgo sugiere nuevas formas de ayudar al sistema inmunológico cuando las mitocondrias no funcionan de forma correcta. Es como tener una llave de repuesto para controlar las cosas cuando la inflamación se sale de control.
¿Los macrófagos necesitan superóxido para realizar todas sus funciones?
No exactamente. Los macrófagos no solo combaten gérmenes; también hacen reparaciones. Los investigadores utilizaron una señal de "reparación" que se conoce como IL-4 que hizo que los macrófagos curaran los tejidos en lugar de combatir a los invasores. De manera curiosa, el complejo III roto no interfirió con este trabajo.
• Dos modos, una célula: imagine los macrófagos como un coche de doble marcha:
- Equipo de combate: combate infecciones: pero necesita superóxido para activar la IL-10.
- Equipo de curación: repara los tejidos: funciona bien sin superóxido.
• ¿Qué significa esto?: sus mitocondrias realizan funciones diferentes según sus necesidades. Para combatir los gérmenes, necesitan superóxido. Para curar heridas, no necesitan superóxido. Esto demuestra lo inteligente que es su cuerpo, tiene planes de respaldo para todo.
Optimice de forma natural sus niveles de IL-10
Tener niveles óptimos de IL-10 significa que su "interruptor de apagado" siempre funcionará cuando se necesite. Esto es muy beneficioso para su salud, sobre todo si tiene:
- Trastornos autoinmunes como esclerosis múltiple o artritis reumatoide, en los que el sistema inmunológico ataca por error el tejido sano.
- Infecciones graves, donde la inflamación suele salirse de control.
- Los beneficios: optimizar los niveles de IL-10 ayuda a controlar de forma natural estos problemas. Es como darle un megáfono a su equipo de limpieza para que grite más fuerte y rápido que "todo está despejado".
- ¿Cómo puede hacerlo? No necesita herramientas sofisticadas, sólo cambios simples en su estilo de vida para optimizar sus niveles de IL-10.
El efecto del butirato en sus niveles de IL-10
El butirato, un ácido graso de cadena corta que las bacterias intestinales producen cuando consume alimentos ricos en fibra, es una de las formas más efectivas de incrementar los niveles de IL-10. Es beneficioso tanto para el intestino como para el sistema inmunológico. Cada vez hay más evidencia que sugiere que el butirato estimula la producción de IL-10. 2
• ¿Cómo funciona el butirato? Mejora la señalización del complejo III, por lo que los macrófagos emiten más llamaradas de superóxido y piden más IL-10, también es como darle un megáfono al bombero. El butirato también ayuda a nutrir las células del colon, las cuales dependen del butirato como fuente principal de energía.
Cuando estas células reciben el combustible que necesitan, el revestimiento intestinal se fortalece, lo que reduce las posibilidades de que sustancias como alimentos sin digerir, bacterias y desechos metabólicos terminen en el torrente sanguíneo, que es un problema de salud que se conoce como intestino permeable. Los efectos de protección del butirato se relacionan con una serie de beneficios, incluyendo una mejor digestión y respuesta inmunológica.
• ¿Cuáles son las mejores fuentes de butirato? Para producir más butirato, coma de forma regular carbohidratos con alto contenido de fibra, como frutas. También puede obtener butirato de ciertos alimentos como la mantequilla de animales alimentados con pastura y el ghee, pero una forma clave de aumentar sus niveles es agregar a sus comidas fuentes de fibra como vegetales, frutas, granos enteros y frijoles. Cuando les da a sus bacterias intestinales suficiente fibra para fermentar, crean aún más butirato.
No obstante, es importante entender que si su salud intestinal es mala, el aumento de fibra alimentaria debe hacerse de manera gradual para evitar la producción de endotoxina, que es un veneno para las mitocondrias. El arroz y las frutas enteras son un buen punto de partida.
Otras formas de incrementar los niveles de IL-10 de forma natural
El butirato no es la única forma de optimizar los niveles de IL-10, aquí le presento otras formas sencillas de hacerlo:
• Terapia con luz solar o luz ultravioleta B (UVB): la exposición a la luz del sol o a la terapia de luz UVB incrementa los niveles de IL-10.3 Lo ideal es que exponga de forma segura su piel desnuda a la luz del sol todos los días. Sin embargo, considere que los aceites de semillas que se encuentran en grandes cantidades en los alimentos procesados y comida rápida contienen mucho ácido linoleico (AL).
En el futuro nos referiremos a estas grasas como PUF, que es la abreviatura en ingles de grasas poliinsaturadas, ya que es mucho más preciso que llamarlas PUFA, ya que la mayoría de las personas las conocen como grasas y no como ácidos.
Cuando el AL acumulado en la piel interactúa con los rayos UV del sol, causa inflamación y daña el ADN. Es mejor evitar la luz del sol directa durante las horas de mayor intensidad (de 10 a. m. a 4 p. m.) hasta que haya reducido su consumo de aceites de semillas durante seis meses. Esto le da tiempo a su cuerpo para eliminar parte del AL acumulado.
• Ejercicio: hacer ejercicio, ya sea caminar, bailar o andar en bicicleta, incrementa los niveles de IL-10. Un estudio descubrió que justo después de hacer ejercicio se produce un incremento de 27 veces en los niveles de IL-10.4
• Mejor sabor: trate de agregar estos ingredientes a sus comidas diarias:
- Ajo: además de darle sabor a sus comidas, ayuda a incrementar sus niveles de IL-10.5
- Regaliz: considere beberlo como té, pero es importante mencionar que el regaliz está contraindicado para las personas con hipertensión, enfermedades renales o hepáticas y mujeres embarazadas o en período de lactancia.6
La salud mitocondrial es la base de su bienestar
Las mitocondrias producen trifosfato de adenosina (ATP), que se requiere para realizar muchas funciones celulares. Cuando las mitocondrias no funcionan de forma correcta, no producen suficiente ATP, lo que causa déficits de energía en todo el cuerpo.
Esta situación también reduce la capacidad de las células para regular los procesos normales, lo que puede crear un entorno propicio para la inflamación crónica. Si sus mitocondrias no funcionan de forma correcta, es posible que note problemas como mayor susceptibilidad a las infecciones, más inflamación y enfermedades crónicas.
• Los peores enemigos de sus mitocondrias: El AL que se encuentra en la mayoría de los alimentos procesados es un veneno mitocondrial que reduce los niveles de energía celular. Sustancias químicas disruptoras endocrinas (EDC), que incluyen los compuestos que imitan el estrógeno, como xenoestrógenos, y los campos electromagnéticos (EMF), también interfieren con la capacidad de sus células para producir energía.
• Los mejores aliados de sus mitocondrias: Además de evitar el AL, las EDC y los EMF, los carbohidratos son fundamentales para que sus mitocondrias funcionen sin problemas.
La mayoría de los adultos necesitan entre 200 a 250 gramos de carbohidratos específicos al día para estimular la producción de energía celular. Si es una persona activa, es posible que necesite más. Si tiene disbiosis, evite la fibra hasta que su intestino sane por completo.
Si tiene una buena salud intestinal o solo tiene problemas intestinales menores, comience con alimentos fáciles de digerir como arroz blanco y frutas enteras. A medida que su intestino se adapte, agregue vegetales de raíz, luego vegetales sin almidón, vegetales con almidón como camote o calabaza, frijoles, legumbres y, por último, granos enteros y poco procesados.
Preguntas frecuentes sobre las mitocondrias y los trastornos autoinmunes
P: ¿Qué alimentos incrementan los niveles de IL-10 de forma natural?
R: Los alimentos con alto contenido de fibra, como las manzanas, las bayas, el brócoli, las batatas, la avena y el arroz, alimentan las bacterias intestinales, que luego producen butirato. El butirato es un ácido graso de cadena corta que actúa como un "potenciador" para el sistema inmunológico, lo que estimula de forma específica la señalización del complejo mitocondrial III en los macrófagos.
Esta mejora en la señalización incrementa la producción de superóxido, lo que a su vez estimula la liberación de IL-10, la molécula que combate la inflamación. Por lo tanto, enfocarse en incorporar diversas fuentes de fibra en su alimentación es clave para incrementar de forma natural los niveles de IL-10. Advertencia: si tiene disbiosis, evite la fibra hasta que mejore su salud intestinal.
P: ¿Cómo ayuda el ejercicio al sistema inmunológico?
R: El ejercicio es una forma natural y rápida de mejorar la capacidad del sistema inmunológico para controlar la inflamación. Incluso un poco de actividad física, como caminar o bailar, incrementa bastante los niveles de IL-10, hasta 27 veces según un estudio.7
Este efecto en los niveles de IL-10 actúa como un poderoso "interruptor de apagado" de la inflamación, lo que controla de inmediato las respuestas inmunes. Realizar actividad física con regularidad sirve para enseñarle a su sistema inmunológico a controlar mejor la inflamación, lo que promueve el equilibrio y evita que se vuelva crónica.
P: ¿Cuá es el efecto de la IL-10 en los trastornos autoinmunes?
R: La IL-10 es importante en los trastornos autoinmunes porque funciona como el “interruptor de apagado” del sistema inmunológico para la inflamación. En enfermedades autoinmunes como el lupus, la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple, el sistema inmunológico ataca por error a los tejidos sanos.
La función de la IL-10 es enviarle señales al sistema inmunológico para que detenga este ataque. Dado que controla la inflamación, la IL-10 es muy beneficiosa en los trastornos autoinmunes, ya que evita que el sistema inmunológico dañe de forma continua las células y tejidos sanos.
P: ¿Cuál es la mejor forma de reforzar las mitocondrias?
R: Para fortalecer las mitocondrias se requieren varias estrategias clave, tales como consumir fibra alimenticia para producir butirato, hacer ejercicio todos los días para potenciar la IL-10 y la función mitocondrial, así como exponerse de forma regular a la luz del sol (o fototerapia UVB) para estimular la producción de IL-10.
También es importante evitar factores que dañan las mitocondrias, como el ácido linoleico que se encuentra en los alimentos procesados y los aceites de semillas, las sustancias químicas disruptoras endocrinas y los campos electromagnéticos.
Además, consumir suficientes carbohidratos (200 a 250 gramos al día) estimula la producción de energía mitocondrial. Primero, considere el estado de su salud intestinal y luego incremente poco a poco su consumo de fibra.