📝HISTORIA EN BREVE

  • La lactancia materna durante al menos seis meses aumenta la diversidad del microbioma intestinal en los bebés, lo que reduce la inflamación y favorece el funcionamiento del sistema inmunológico, lo que contribuye a reducir la presión arterial en la primera infancia
  • Un aumento de una unidad en la diversidad del microbioma intestinal al mes de edad se correlaciona con una disminución de 1.86 mmHg en la presión arterial sistólica a los 6 años, lo que reduce el riesgo de problemas cardiovasculares a largo plazo
  • Los bebés que se alimentan con fórmula tienen un microbioma intestinal menos diverso y con más bacterias inflamatorias, lo que aumenta la probabilidad de desequilibrio intestinal, disfunción inmunológica y presión arterial más alta en etapas posteriores de la vida
  • Los oligosacáridos de la leche humana (HMO) que están presentes en la leche materna alimentan a las bacterias beneficiosas de manera selectiva, lo que mejora la digestión, favorece al sistema inmunológico y brinda protección contra enfermedades, y todo esto son ventajas que la fórmula no puede replicar
  • La inmunoglobulina A secretora (SIgA), presente en la leche materna, fortalece la integridad del revestimiento intestinal, previene infecciones y entrena al sistema inmunológico para diferenciar entre sustancias dañinas e inofensivas

🩺Por el Dr. Mercola

Lo que sucede durante los años de lactancia prepara el escenario para la función metabólica, el equilibrio inmunológico y el riesgo de enfermedades en etapas posteriores de la vida. Amamantar a su hijo es una de las decisiones más importantes durante esta etapa de su vida y algunas investigaciones recientes brindan evidencia más sólida de que la lactancia materna influye en la salud a largo plazo. Un estudio descubrió que los niños que fueron amamantados durante más tiempo tenían un microbioma intestinal más diverso, lo cual tuvo una correlación directa con una presión arterial más baja en la primera infancia.

Este es un hallazgo significativo, en especial porque la presión arterial alta es un problema creciente entre los jóvenes de la actualidad.. De acuerdo con algunas estimaciones, hasta un 7 % de los niños padecen presión arterial alta en la actualidad,1 lo que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y derrames cerebrales en etapas posteriores de la vida.

La lactancia materna mejora la salud intestinal del bebé y reduce la presión arterial

Un estudio observacional que se publicó hace poco en el Journal of the American Heart Association investigó el vínculo entre la diversidad del microbioma intestinal infantil y la presión arterial en la primera infancia. Los investigadores examinaron cómo la lactancia materna influye en la composición de las bacterias del intestino y si esto, a su vez, afecta el desarrollo de la presión arterial a los 6 años.2

•Investigación de la conexión entre las bacterias intestinales de los bebés y la presión arterial: en el estudio participaron 526 niños de Dinamarca, que fueron monitoreados desde la etapa de lactancia hasta la primera infancia. Los investigadores analizaron muestras de heces para evaluar la diversidad de la microbiota intestinal en diferentes etapas de la infancia y compararon estos resultados con mediciones de presión arterial a los 3 y 6 años.

•La lactancia materna ayudó a diversificar el microbioma intestinal de los niños: se descubrió que los niños que fueron amamantados durante al menos seis meses tenían un microbioma intestinal más diverso, con una mayor presencia de bacterias beneficiosas como Bifidobacterium. Se sabe que esta cepa bacteriana ayuda a preservar la salud del intestino, reducir la inflamación y apoyar el funcionamiento del sistema inmunológico.

•Una mayor diversidad de la microbiota intestinal en la infancia se relaciona de forma directa con una menor presión arterial en etapas posteriores de la niñez: en concreto, el estudio descubrió que un aumento de una unidad en la diversidad del microbioma intestinal al mes de edad se asocia con una disminución de 1.86 mmHg en la presión arterial sistólica a los 6 años. Esto es significativo porque incluso pequeñas reducciones de la presión arterial en la infancia disminuyen el riesgo de hipertensión y enfermedades cardiovasculares en etapas posteriores de la vida.

•La duración de la lactancia materna fue fundamental: los bebés que consumieron leche materna de forma exclusiva durante seis meses o más tuvieron los mayores beneficios. Sus microbiomas intestinales fueron mucho más diversos que los de los bebés que fueron amamantados solo por un período corto o que recibieron fórmula desde el principio. El efecto reductor de la presión arterial fue mayor en este grupo, lo que resalta la importancia de la lactancia materna para la salud cardiovascular a largo plazo.

•Los bebés alimentados con fórmula tuvieron una composición de microbioma menos diversa: también tuvieron una mayor presencia de bacterias dañinas. La diferencia en la composición microbiana de los bebés que consumieron leche materna y los que consumieron fórmula parecen ser un factor esencial que explica por qué la lactancia materna favorece resultados más saludables en términos de presión arterial.

•Incluso la lactancia materna parcial (cuando el bebé consume leche materna y fórmula) tuvo algunos beneficios: sin embargo, el efecto fue más débil. Cuanto más fórmula tomaran en las primeras etapas de la vida, menos protector parecía ser su microbioma intestinal. Esto sugiere que la lactancia materna exclusiva, sobre todo durante seis meses o más, brinda la mayor ventaja para tener un microbioma más saludable que favorezca una regulación óptima de la presión arterial.

¿Cómo influyen las bacterias intestinales en la presión arterial?

Los investigadores piensan que hay varias razones por las que la salud intestinal afecta la presión arterial. Una de las razones es que algunos tipos de bacterias beneficiosas han desarrollado funciones biológicas especializadas que les permiten transformar los carbohidratos no digeribles de la leche materna en calorías y sustancias que el cuerpo del bebé utiliza.3

•Algunas cepas bacterianas específicas descomponen los carbohidratos: las especies de Bifidobacterium, como la B. infantis, son muy eficientes para descomponer los carbohidratos y convertirlos en ácidos grasos de cadena corta (AGCC), los cuales influyen en los niveles de presión arterial.

•Los microbios intestinales intervienen en la regulación de la inflamación: lo hacen porque producen compuestos beneficiosos y mantienen la integridad del revestimiento intestinal. Un microbioma intestinal diverso, rico en bacterias beneficiosas, produce más AGCC, los cuales han demostrado reducir la presión arterial.

•Los AGCC ayudan a relajar los vasos sanguíneos: los AGCC como el butirato y el acetato mejoran la función de los vasos sanguíneos y promueven un flujo sanguíneo más suave, lo que ayuda a prevenir la hipertensión. 4 También se comunican con el sistema inmunológico, y reducen la inflamación crónica de bajo grado que contribuye a la presión arterial alta.5

•Los bebés que no son amamantados corren el riesgo de sufrir síndrome del intestino permeable: dado que los bebés que consumen fórmula no obtienen los carbohidratos saludables de la leche materna, sus bacterias intestinales descomponen los carbohidratos que recubren los intestinos. Esto conduce al síndrome del intestino permeable, que es una afección en la que el revestimiento intestinal se debilita y permite que las bacterias y la grasa ingresen al torrente sanguíneo, lo que causa inflamación y aumenta la presión arterial.6

 •El impacto del microbioma intestinal en la presión arterial fue independiente del peso corporal: algunos podrían asumir que los niños con presión arterial más baja fueron los de menor peso corporal o marcadores metabólicos más saludables, pero este estudio controló esos factores. Incluso en niños con peso e IMC similares, aquellos con mayor diversidad de microbioma en la etapa de lactancia tuvieron una presión arterial mucho más baja a los 6 años.

Estos hallazgos demuestran que la lactancia materna hace mucho más que brindar nutrición: programa el microbioma intestinal de una manera que favorece la salud a largo plazo de su hijo y ayuda a protegerlo contra enfermedades cardiovasculares.

La lactancia materna fortalece la salud intestinal de su bebé

Otro estudio publicado en el Journal of Allergy and Clinical Immunology examinó cómo la lactancia materna influye en el desarrollo del microbioma intestinal y el sistema inmunológico de un niño. Los investigadores estudiaron cómo los componentes de la leche materna influyen en la colonización bacteriana del intestino del niño, lo que a su vez afecta a la función inmunológica y al riesgo de enfermedades en etapas posteriores de la vida.7

•Análisis del intestino de bebés que consumieron leche materna y de los que consumieron fórmula: los investigadores estudiaron los microbiomas intestinales de los bebés para determinar cómo la leche materna influye en la composición bacteriana. Uno de los hallazgos más importantes fue que los bebés amamantados tuvieron una presencia mucho mayor de Bifidobacterium.

•La leche materna contiene compuestos únicos: también descubrieron que la leche humana contiene oligosacáridos (HMO) e inmunoglobulina A secretora (SIgA) que alimentan de forma selectiva a las bacterias beneficiosas e impiden que las bacterias dañinas tomen el control.

•La leche materna también actúa como un prebiótico natural: los HMO sirven como alimento para bacterias específicas como Bifidobacterium. A diferencia de los azúcares estándar que le brindan energía al bebé, los HMO pasan a través del sistema digestivo sin ser afectados por las enzimas humanas y alimentan solo a los microbios intestinales beneficiosos. Este proceso le da a los bebés amamantados una gran ventaja, ya que sus bacterias intestinales se optimizan para una mejor digestión, apoyo inmunológico y protección contra enfermedades.8

•Los bebés alimentados con fórmula tuvieron más bacterias intestinales inflamatorias: además de tener menos cantidades de Bifidobacterium, los investigadores también encontraron una mayor presencia de Clostridium y Proteobacteria en los bebés que consumían fórmula. Estas bacterias se han relacionado con la inflamación intestinal, el aumento de la permeabilidad intestinal y un riesgo mayor de trastornos relacionados con el sistema inmunológico.

La leche materna fortalece la inmunidad natural del bebé

De acuerdo con el estudio, otro beneficio importante de la lactancia materna es la transferencia directa de anticuerpos que apoyan el sistema inmunológico. La inmunoglobulina A secretora (SIgA), que es un anticuerpo especializado que se encuentra en la leche materna, ayuda a recubrir el revestimiento intestinal del bebé y actúa como una barrera de defensa natural contra bacterias y virus dañinos.9

•Los niveles más altos de SIgA contribuyen a una mejor regulación inmunológica: la SIgA actúa al unirse a los patógenos dañinos, lo que impide que se adhieran al revestimiento intestinal del bebé y provoquen infecciones.

•La SIgA también desarrolla tolerancia inmunológica: ayuda al sistema inmunológico de su bebé a aprender a diferenciar entre sustancias inofensivas y amenazas reales. Esto es más importante en los primeros años de vida, ya que una respuesta inmunológica hiperactiva aumenta el riesgo de sufrir enfermedades autoinmunes y alergias en etapas posteriores de la vida.

•La lactancia materna reduce los marcadores inflamatorios: la inflamación crónica en los primeros años de vida conduce a una amplia gama de problemas de salud, como el asma, las alergias y los trastornos metabólicos. Al promover las bacterias intestinales beneficiosas y reducir la actividad microbiana dañina, la lactancia materna es fundamental para mantener la inflamación bajo control.10

El estudio también indicó que introducir la leche de fórmula demasiado pronto interrumpe la colonización natural de bacterias beneficiosas, lo que debilita muchas de las ventajas observadas en los bebés que solo toman leche materna. Esto refuerza la importancia de que los bebés tomen leche materna de manera exclusiva durante los primeros seis meses de edad para gozar de una buena salud inmunológica e intestinal.11

Amamante a su bebé en lugar de darle leche de fórmula

Si desea brindarle a su bebé la mejor base para una salud duradera, la lactancia materna es una de las decisiones más poderosas que puede tomar. No hay duda de que la leche materna es el mejor primer alimento para su hijo: el calostro, que es la primera leche que se produce después del nacimiento, incluso se ha denominado "oro líquido", no solo por su color amarillo,12 sino también por su contenido nutricional tan impresionante.

A diferencia de la fórmula, la leche materna ofrece una combinación única de anticuerpos, factores inmunológicos, hormonas y células madre que se adaptan a las necesidades de su hijo. La leche materna es dinámica y ajusta su composición en respuesta a las señales de la saliva del bebé y la frecuencia de alimentación. Los dos estudios mencionados demuestran que existe un creciente número de investigaciones que destacan sus beneficios.

Para obtener más información sobre por qué la lactancia materna es superior, lea: “Lactancia materna: más que alimento, un vínculo lleno de beneficios”. Si acaba de tener a su primer hijo o si está esperando un bebé, aquí le mostramos cómo garantizar que tenga el comienzo más saludable posible.

•Procure darle solo leche materna durante al menos seis meses: como demuestran estos dos estudios, las bacterias intestinales y el sistema inmunológico de su bebé se desarrollan a una gran velocidad durante los primeros seis meses de vida. Tomar solo leche materna durante este tiempo les proporciona los niveles más altos de Bifidobacterium, las bacterias beneficiosas que protegen contra la inflamación y favorecen la salud intestinal.

Introducir la leche de fórmula demasiado pronto altera este equilibrio y debilita muchos de los beneficios de la lactancia materna. Alimente a su bebé solo con leche materna durante seis meses para maximizar su salud a largo plazo.

•Priorice su propia nutrición durante la lactancia: lo que come afecta la calidad de la leche materna. Para favorecer el microbioma intestinal de su bebé, concéntrese en alimentos enteros y ricos en nutrientes que no contengan aceites de semillas ni exceso de ácidos grasos omega-6. Opte por grasas saturadas como sebo, ghee y mantequilla de animales alimentados con pastura para mantener la integridad de su leche.

Además, asegúrese de consumir suficientes carbohidratos, al menos 250 gramos al día para la mayoría de los adultos, para evitar el estrés metabólico que podría afectar a la producción de leche. Su alimentación es importante: cuando come bien, su bebé se beneficia.

•Evite antibióticos y medicamentos innecesarios desde el principio: los antibióticos eliminan tanto las bacterias dañinas como las beneficiosas, lo que retrasa el desarrollo del microbioma intestinal del bebé. A menos que sea indispensable, evite darle antibióticos durante el primer año de vida. Los medicamentos comunes como paracetamol y los que se utilizan para combatir el reflujo también alteran las bacterias intestinales y deben usarse con moderación.

En lugar de eso, concéntrese en remedios naturales para enfermedades menores y deje que el sistema inmunológico de su bebé desarrolle resiliencia a través de una nutrición adecuada y la lactancia materna. Algunos medicamentos también alteran la calidad de la leche materna. Obtenga más información en este artículo: “Huellas invisibles de los medicamentos en la lactancia”.

•Reduzca su exposición a los PFAS: estudios recientes descubrieron que las sustancias químicas polifluoroalquilo o perfluoroalquilo (PFAS), o "sustancias químicas eternas", que se utilizan en productos de consumo, se encuentran en la leche materna y pueden transferirse a los bebés.13

Lo mejor que puede hacer es reducir su exposición a estas sustancias químicas sintéticas para disminuir su carga tóxica y reducir los PFAS en la leche materna. Para obtener más información sobre esto, consulte: “Las sustancias químicas eternas pueden transmitirse de madre a hijo”.

Amamantar a su hijo es una de las formas más efectivas de brindarle una mejor salud a largo plazo. Sin embargo, entiendo que no todas las mamás tienen la posibilidad de hacerlo. Las mamás que no amamantaron desde el principio, o que dejaron de hacerlo por varias semanas o meses, podrían tener dificultades para volver a hacerlo, ya que no se puede reiniciar la lactancia a voluntad. En este caso, la leche de fórmula podría ser la única opción.

Pero en lugar de comprar una fórmula infantil comercial, le recomiendo preparar la suya.

Preguntas frecuentes sobre los beneficios de la leche materna

P: ¿Cómo afecta la lactancia materna al microbioma intestinal de mi bebé?

R: La lactancia materna aumenta la diversidad de bacterias intestinales beneficiosas, en particular la Bifidobacterium, que ayuda a mantener la salud intestinal del bebé, favorece el funcionamiento del sistema inmunológico y reduce la inflamación. Este microbioma equilibrado ejerce un rol esencial en su salud metabólica y cardiovascular a largo plazo.

P: ¿La lactancia materna puede reducir el riesgo de que mi hijo tenga presión arterial alta?

R: Sí, las investigaciones demuestran que los bebés que son amamantados tienen una presión arterial más baja en la primera infancia. Un aumento de una unidad en la diversidad del microbioma intestinal durante el primer mes de vida de un niño se asoció con una disminución de 1.86 mmHg en la presión arterial sistólica a los 6 años, lo que reduce el riesgo de problemas cardiovasculares a largo plazo.

P: ¿Qué diferencias existen entre la alimentación con fórmula y la lactancia materna en términos de salud intestinal?

R: Los bebés que se alimentan con fórmula tienen un microbioma intestinal menos diverso y con más bacterias inflamatorias, como Clostridium y Proteobacteria. Estas bacterias pueden contribuir al desequilibrio intestinal, disfunción inmunológica y presión arterial más alta en etapas posteriores de la vida.

P: ¿Qué hace que la leche materna sea mejor que la fórmula para el funcionamiento del sistema inmunológico?

R: La leche materna contiene oligosacáridos de la leche humana (HMO) que alimentan de forma selectiva a las bacterias beneficiosas y a la inmunoglobulina A secretora (SIgA), que fortalece el revestimiento intestinal, previene infecciones y ayuda a entrenar al sistema inmunológico para reconocer sustancias dañinas.

P: ¿Cuánto tiempo debo amamantar a mi hijo para maximizar estos beneficios?

R: Darle solo leche materna a su bebé durante al menos seis meses proporciona los mayores beneficios para la diversidad de su microbioma intestinal, el desarrollo inmunológico y la regulación de la presión arterial. La lactancia materna parcial todavía ofrece ventajas, pero cuanto más prolongada y exclusiva sea, más fuertes serán los efectos protectores.