📝HISTORIA EN BREVE
- La salud intestinal es clave para el bienestar general, ya que influye en la función inmunológica, la salud mental y la prevención de enfermedades crónicas a través de las interacciones complejas del microbioma
- Los estilos de vida modernos, que se caracterizan por alimentos procesados, antibióticos y toxinas del ambiente, han alterado de forma significativa la diversidad del microbioma intestinal, lo que contribuye al aumento de problemas de salud crónicos
- El equilibrio de las bacterias intestinales depende de mantener un ambiente con poco oxígeno en el colon. Los antibióticos y los venenos de las mitocondrias alteran este equilibrio y promueven el crecimiento excesivo de bacterias patógenas
- Restaurar la salud intestinal requiere un enfoque holístico, que incluye estrategias de alimentación específicas, suplementación cuidadosa, manejo del estrés y una menor exposición a toxinas del ambiente como los microplásticos
- La medicina funcional enfatiza la interconexión de los sistemas del cuerpo, y considera la salud intestinal como un componente fundamental del bienestar general y una clave para prevenir las enfermedades crónicas
🩺Por el Dr. Mercola
La salud intestinal es fundamental para el bienestar general, lo cual es un tema que exploré en profundidad en mi entrevista con el Dr. Vincent Pedre, un internista especializado en medicina funcional y salud intestinal. Nuestra discusión cubrió las relaciones complejas entre el microbioma intestinal, la alimentación, los antibióticos y las enfermedades crónicas, lo que demuestra por qué el intestino es a menudo un elemento fundamental de los problemas de salud crónicos.
La salud intestinal no se trata solo de la digestión; es la base sobre la que se sustentan el sistema inmunológico, la salud mental e incluso la salud de la piel. El Dr. Vincent y yo exploramos cómo los estilos de vida modernos, que se caracterizan por alimentos procesados y el uso excesivo de antibióticos, han alterado los microbiomas intestinales de la población en general, lo que ha aumentado las enfermedades crónicas.
El Dr. Vincent, hijo de inmigrantes cubanos, tuvo una alimentación temprana muy influenciada por los alimentos procesados de los años 70's y 80's: cereales azucarados, pan refinado y pastas. Esta alimentación desequilibrada, sumada al uso frecuente de antibióticos para infecciones recurrentes de garganta y sinusitis, tuvo un impacto profundo en su salud intestinal.1
A la edad de 19 años, había recibido más de 20 rondas de antibióticos, incluyendo Cipro, que es una fluoroquinolona conocida por sus efectos devastadores en el microbioma intestinal. Esta exposición extensa a los antibióticos destruyó sus bacterias intestinales beneficiosas y provocó sensibilidad al trigo y a los lácteos, lo que en última instancia formó su pasión por la salud intestinal.
Su intestino como base de la salud
El intestino tiene una influencia multifacética en varios sistemas del cuerpo que parecieran no estar relacionados. Por ejemplo, el eje intestino-cerebro explica cómo la salud intestinal influye de manera directa en la claridad mental y el bienestar emocional. De manera similar, la relación entre el intestino y la piel destaca cómo la salud digestiva influye en las afecciones dermatológicas.
La interacción entre el intestino y el sistema inmunológico es muy importante, ya que un microbioma intestinal saludable es esencial para tener respuestas inmunitarias sólidas. Asimismo, la relación del intestino con la salud metabólica influye en enfermedades como la diabetes y la obesidad.
A pesar de su importancia, la medicina convencional a menudo pasa por alto la influencia central del intestino, en gran parte debido al enfoque limitado de la educación médica convencional sobre los principios de la medicina funcional. Esta brecha ha provocado que se subestime la influencia del intestino, y que muchos médicos no reconozcan por completo la gran relación entre la salud intestinal y el bienestar general.
Los profesionales de la medicina funcional como el Dr. Vincent adoptan un enfoque holístico y consideran el cuerpo como un sistema interconectado en el cual la salud intestinal es un componente clave. Esta perspectiva permite una comprensión más integral de las enfermedades crónicas, lo que facilita las intervenciones específicas que aborden las causas profundas en lugar de solo aliviar los síntomas.
La diversidad del microbioma
Durante la entrevista, exploramos el concepto de diversidad del microbioma y qué conforma un microbioma saludable. El Dr. Vincent señaló los estudios sobre los Hadza, que son uno de los últimos grupos de cazadores-recolectores del mundo, cuyos microbiomas intestinales son muy diversos y resistentes.2
La tribu Hadza de África es una de las mejores representaciones aún vivas de la forma en que los humanos vivieron durante decenas de miles de años. A diferencia de las poblaciones occidentales, los Hadza no padecen enfermedades crónicas comunes como la diabetes, enfermedades cardíacas u obesidad. Su alimentación se centra en bayas silvestres, tubérculos y carnes magras.
Sus microbiomas intestinales diversos se atribuyen a su estilo de vida natural, incluyendo la exposición a la suciedad y a los microbios del ambiente, lo que fomenta un microbioma intestinal resistente y adaptable. La alimentación de los Hadza, aunque no es vistosa en el sentido occidental, es rica en fibra y sin alimentos procesados y aceites de semillas, lo que promueve el crecimiento de bacterias beneficiosas que combaten de forma efectiva la inflamación y las enfermedades.
En contraste, los estilos de vida modernos, que se caracterizan por alimentos procesados ricos en ácido linoleico (AL), el exceso de antibióticos, las toxinas del ambiente y la exposición limitada a entornos naturales han alterado de forma significativa la diversidad del microbioma. Esta alteración promueve la prevalencia de enfermedades crónicas en las sociedades occidentales, lo que destaca la necesidad de estrategias que restauren y mantengan un microbioma intestinal diverso y equilibrado.
La diferencia entre las bacterias beneficiosas y patógenas: la influencia del oxígeno y las mitocondrias
Una de las conclusiones más importantes de nuestro debate giró en torno al equilibrio delicado entre las bacterias beneficiosas y patógenas en el intestino. Los antibióticos alteran este equilibrio de forma desastrosa, pero también lo hace la exposición a venenos mitocondriales como el AL, las sustancias químicas disruptoras del sistema endocrino presentes en los microplásticos, los estrógenos y los campos electromagnéticos (EMFs, por sus siglas en inglés).
Se estima que el 99 % de las bacterias intestinales residen en el colon (intestino grueso), que es la sección final del tracto digestivo donde se forman las heces, en el cual desempeñan funciones distintas. El intestino delgado contiene pocas especies de bacterias debido a los niveles elevados de oxígeno.
Los anaerobios facultativos (las bacterias patógenas) toleran el oxígeno, mientras que los anaerobios obligados (las bacterias beneficiosas) solo prosperan en el entorno libre de oxígeno del colon. Esta distinción es fundamental debido a que el oxígeno es tóxico por naturaleza para las bacterias intestinales beneficiosas.
En condiciones normales, los niveles de oxígeno en el colon se mantienen por debajo del 0.1 %, lo cual es un gran contraste con los niveles de oxígeno del 20 % al 21 % en la atmósfera. Este ambiente con poco oxígeno es esencial para la supervivencia de las bacterias beneficiosas, que son vestigios de la Tierra primigenia, cuando el oxígeno era escaso.
Cuando la función de las mitocondrias se ve afectada y la producción de energía celular es baja, las uniones estrechas del colon comienzan a fallar, lo que permite que el oxígeno se filtre en el colon. Y, cuando el oxígeno ingresa, genera un ambiente hostil para las bacterias beneficiosas, lo que permite que las bacterias patógenas tomen el control. La introducción de los antibióticos, que matan tanto las bacterias beneficiosas como las patógenas, causa aún más trastornos.
El resultado final de esta reacción en cadena, que comenzó con una mala producción de energía, es una condición llamada disbiosis.
Este tema se aborda en detalle en mi libro más reciente titulado: "Los secretos de la salud celular: guía para alcanzar la longevidad y la felicidad". La salud de las mitocondrias es clave para la salud general, ya que las mitocondrias son responsables de producir la energía necesaria para todas las funciones del cuerpo, incluyendo la energía para mantener las uniones estrechas entre las células del colon.
A medida que las bacterias patógenas proliferan, producen endotoxinas que dañan el revestimiento intestinal, lo que crea agujeros pequeños que permiten que proteínas extrañas ingresen al torrente sanguíneo y que el oxígeno se filtre al colon. La entrada de oxígeno altera aún más el entorno intestinal y refuerza el ciclo de disbiosis.
Restaurar la salud intestinal es casi imposible sin un microbioma fuerte y equilibrado, lo que deja a las personas en un estado perpetuo de mala salud. Para abordar esta interacción compleja se necesita más que solo complementar con probióticos. Incluso los mejores probióticos no suelen sobrevivir el viaje a través del intestino delgado.
Si la cápsula se desintegra en el intestino delgado, los probióticos se destruyen por el oxígeno presente y no llegan vivos a su destino: el colon.
Por lo tanto, para recuperar su salud, su tratamiento debe centrarse en restaurar la salud de los colonocitos (que son las células que recubren el colon) al eliminar los venenos de las mitocondrias que afectan la producción de energía de las células. Solo así, las bacterias beneficiosas intolerantes al oxígeno pueden recuperar su equilibrio y restablecer el equilibrio natural del intestino.
Si crea un entorno óptimo para estas bacterias beneficiosas, puede romper el ciclo de disbiosis y sentar las bases para una restauración duradera de la salud intestinal.
Estrategias alimenticias para restaurar el intestino
La alimentación tiene una gran influencia en la restauración y el mantenimiento de la salud intestinal. Una de las intervenciones alimenticias más importantes es reducir de forma radical el consumo de alimentos procesados. Esto reducirá su consumo de grasas poliinsaturadas (PUFAs, por sus siglas en inglés), como el AL, que son inflamatorias y perjudiciales para su microbioma.
Como señala el Dr. Vincent, incluso los planes de alimentación que parecen ser saludables, como el veganismo, son problemáticos si tienen un gran contenido de semillas y frutos secos ricos en omega-6, ya que promueven la inflamación y el desequilibrio del microbioma.
Aparte de eso, el Dr. Vincent aboga por las alimentaciones bajas en carbohidratos y similares a las carnívoras como un paso inicial para reducir las bacterias patógenas, ya que limitan sus fuentes de combustible. Estos tipos de alimentación se centran en eliminar vegetales y alimentos ricos en lectinas que son perjudiciales para un intestino comprometido, lo que proporciona un alivio temporal que permite que el intestino comience a sanar.
Sin embargo, advierto contra el uso a largo plazo de las alimentaciones tan restrictivas debido a las consecuencias metabólicas, incluyendo los niveles elevados de cortisol y pérdida de músculo. Reintroducir los carbohidratos es esencial para la salud de las mitocondrias, ya que la glucosa es el combustible preferido para la producción de la energía de las células.
En mi nuevo libro, propongo que el agua dextrosa puede actuar como un puente para los pacientes muy enfermos que no pueden tolerar la mayoría de los carbohidratos sin sufrir efectos secundarios graves. A diferencia de los carbohidratos complejos, la dextrosa se absorbe en el intestino delgado. Cuando no alimenta las bacterias del intestino grueso, previene que se produzcan endotoxinas. Este enfoque permite restaurar de forma gradual la salud intestinal sin empeorar la disbiosis.
Sin embargo, para muchas personas este enfoque radical no es necesario. En realidad, solo está diseñado para las personas con una salud intestinal muy comprometida. La mayoría de las personas con mala salud intestinal podrán comenzar su restauración intestinal con arroz blanco y frutas enteras. A medida que mejore su salud intestinal, podrá incorporar más vegetales y almidones ricos en fibra a su alimentación sin sufrir efectos nocivos.
Suplementos específicos y enfoques terapéuticos
La suplementación ayuda en gran medida a restaurar el intestino, siempre que se base en las necesidades individuales. El butirato, el cual es un ácido graso de cadena corta producido por las bacterias intestinales beneficiosas, es importante para la salud de los colonocitos y la integridad de la barrera intestinal. El Dr. Vincent utiliza butirato en forma oral y enema para reducir de forma rápida los marcadores de inflamación (como la calprotectina) en los pacientes con afecciones intestinales graves, como la colitis ulcerosa.
En la entrevista, también hablé de mis esfuerzos por crear mejores sistemas de administración de butirato para garantizar que llegue intacto al colon sin perderse en el intestino delgado. El extracto de granada y los bioflavonoides cítricos también son agentes efectivos para reconstruir la capa mucosa en el intestino. Estos prebióticos polifenólicos favorecen el crecimiento de bacterias beneficiosas sin causar gases ni inflamación, a diferencia de muchos prebióticos.
También discutimos la importancia de seleccionar las cepas probióticas más efectivas, como la Akkermansia, que es un microbio intestinal clave, y otras bacterias intolerantes al oxígeno como la Clostridia, que producen butirato y promueven un equilibrio saludable del microbioma. Por desgracia, la mayoría de las formulaciones probióticas del mercado son inútiles, ya que las bacterias no sobreviven el viaje hasta el colon.
Se encuentran en desarrollo nuevas tecnologías de encapsulación, como los sistemas de liberación retardada, para resolver estos problemas. Esto garantizará que las bacterias beneficiosas lleguen vivas al destino previsto. Si todas mueren durante el camino, no le servirán de nada, ya que las bacterias muertas no pueden replicarse ni repoblar su colon.
Cómo tratar el sobrecrecimiento bacteriano y fúngico del intestino delgado
El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés) y el sobrecrecimiento fúngico del intestino delgado (SIFO, por sus siglas en inglés) presentan desafíos importantes para manejar la salud intestinal. El Dr. Vincent señaló que muchos médicos occidentales diagnostican por error el SIBO y lo tratan con antibióticos como la rifaximina, que sin querer genera el crecimiento excesivo de levadura, lo que empeora la disbiosis intestinal.
Este desequilibrio doble complica aún más el tratamiento, lo que requiere enfoques integrales que aborden de forma simultánea los patógenos bacterianos y fúngicos.
Según el Dr. Vincent, las estrategias de tratamiento más efectivas implican la combinación de antimicóticos recetados y a base de hierbas para eliminar el crecimiento excesivo de hongos y, al mismo tiempo, atacar las bacterias patógenas. Tratar el SIBO sin abordar también los problemas fúngicos subyacentes conduce a una infección persistente y empeora los síntomas, lo que destaca la necesidad de una intervención holística por médicos expertos en estos casos.
La influencia de manejar el estrés en la salud intestinal
Manejar el estrés es otro componente de la salud intestinal, ya que el estrés crónico impide el proceso de curación y empeora la disbiosis intestinal. El Dr. Vincent destacó que los problemas intestinales graves a menudo se correlacionan con niveles elevados de estrés, ya sea percibido o fisiológico. Algunas técnicas como el trabajo de respiración y las prácticas de meditación personalizadas ayudan a que el cuerpo entre en un estado parasimpático y relajado, el cual facilita la curación del intestino.
Sin embargo, la meditación tradicional presenta algunos efectos paradójicos. Las técnicas inadecuadas a veces causan hiperventilación y reducen los niveles de CO2, lo que en realidad puede empeorar los síntomas. En lugar de ello, le recomiendo prácticas de respiración lenta y superficial que permitan que los niveles de CO2 aumenten. Esto mejora el suministro de oxígeno a los tejidos, reduce las respuestas de pánico y favorece una mejor función de las mitocondrias y la salud general de las células.
Como explico en mi próximo libro titulado: "The Power of Choice,", cualquier actividad que induzca una sensación de atemporalidad o de "estar inmerso", como tocar un instrumento o participar en pasatiempos, también son herramientas poderosas para reducir el estrés.
Cuando integra el manejo del estrés en su protocolo de salud intestinal, podrá tratar los factores físicos y psicológicos que promueven sus problemas digestivos. Si equilibra su sistema nervioso autónomo, crea un entorno propicio para que su intestino se sane y prospere.
Factores del ambiente que afectan el intestino
Más allá de la alimentación y el estrés, los factores del ambiente también tienen una gran influencia en la salud intestinal. Los productos químicos plásticos que alteran el sistema endocrino, presentes en botellas de agua y productos de uso cotidiano, afectan al microbioma intestinal debido a que activan los receptores de estrógeno en el cuerpo e interfieren en las vías metabólicas.
Para reducir la exposición a los microplásticos y otras toxinas del ambiente, use botellas de agua de vidrio o acero inoxidable, evite los envases de plástico, reduzca su exposición a los campos electromagnéticos y elija alimentos orgánicos, no transgénicos, para disminuir el consumo de glifosato y otros productos químicos nocivos.
Implemente un enfoque holístico para la salud intestinal
Más allá de los cambios clave en el estilo de vida, como evitar el AL y otros venenos mitocondriales, el futuro del manejo de la salud intestinal radica en tecnologías innovadoras de pruebas y suplementación. En este momento estoy trabajando en el desarrollo de pruebas de microbioma asequibles y específicas que se centran en identificar bacterias beneficiosas clave que son esenciales para tener un intestino sano. Estas pruebas le proporcionarán información útil a una fracción del costo actual, lo que las hace accesibles a una población más amplia.
Me esfuerzo por realizar evaluaciones personalizadas de la salud intestinal e intervenciones terapéuticas personalizadas en la práctica estándar, lo que permite a las personas restaurar y mantener un microbioma equilibrado con precisión y efectividad.
Este tipo de innovaciones son la clave para cambiar el modo en que abordamos las enfermedades crónicas, con el fin de pasar de tratamientos reactivos a estrategias proactivas y preventivas. Estoy convencido de que, si aprovechamos las tecnologías de vanguardia, alcanzaremos una nueva era en la salud intestinal y el bienestar general.