📝HISTORIA EN BREVE
- Recibir un teléfono inteligente antes de los 13 años se relaciona con problemas en la salud mental en la adultez, incluyendo mayores tasas de pensamientos suicidas, conductas agresivas y desconexión de la realidad
- Tener un teléfono inteligente desde temprana edad suele conllevar acceso anticipado a las redes sociales, lo que aumenta el riesgo de ciberacoso, exposición a contenido perjudicial, deterioro de las relaciones familiares y alteraciones en el sueño
- Los efectos más graves se observan en las niñas, ya que casi la mitad de quienes recibieron un teléfono a los 5 o 6 años reportan pensamientos suicidas severos, en comparación con menos de un tercio de quienes lo recibieron a los 13 años
- Los países de habla inglesa enfrentan riesgos mayores debido a que los niños acceden a teléfonos y redes sociales a edades más tempranas, además de estar más expuestos a contenido en línea dañino y explotador
- Retrasar el acceso a teléfonos inteligentes y redes sociales, enseñar habilidades digitales antes de su uso y establecer periodos sin teléfono mejoran la resiliencia emocional y la autoestima a largo plazo
🩺Por el Dr. Mercola
Un creciente número de investigaciones a nivel mundial establece una relación directa entre el uso de teléfonos inteligentes en la infancia y los problemas de salud mental a largo plazo en la adultez.1 Las tendencias más preocupantes se observan en quienes recibieron dispositivos antes de la adolescencia, con patrones de inestabilidad emocional, autoimagen distorsionada y dificultad para afrontar el estrés que persisten hasta la adultez temprana.
El acceso temprano y sin restricciones a plataformas digitales impulsadas por algoritmos expone a los niños a un mundo en línea para el cual no están preparados desde el punto de vista del desarrollo para navegar. Esto sucede durante una etapa en la que su capacidad para regular las emociones, formar un sentido saludable de identidad y tomar decisiones acertadas aún está en desarrollo. El resultado es una mayor vulnerabilidad al contenido dañino, la comparación social y experiencias como el ciberacoso o la fractura de las relaciones familiares, que dejan huellas emocionales profundas.
Estos hallazgos van más allá del debate sobre el tiempo frente a las pantallas y entran en el ámbito de la salud y la resiliencia a lo largo de toda la vida. Comprender cómo el momento de adquisición de un teléfono celular influye en el desarrollo emocional y cognitivo es clave para abordar los problemas de salud mental que enfrentan los adultos jóvenes de hoy, y proporciona un punto de partida claro para la prevención.
El uso temprano de teléfonos inteligentes transforma la salud mental de los jóvenes adultos en todo el mundo
Una investigación publicada en el Journal of Human Development and Capabilities analizó datos del Global Mind Project, que incluyó a más de 100 000 personas de entre 18 y 24 años en 163 países.2
El objetivo fue determinar cómo la edad en que se obtiene el primer teléfono inteligente afecta la salud mental y el bienestar general en la adultez temprana. En este estudio, la salud mental se consideró más allá de las medidas convencionales de depresión y ansiedad, y abarcó 47 áreas que se relacionan con el funcionamiento emocional, social, cognitivo y físico.
• Tener un teléfono a temprana edad se relaciona de forma constante con resultados negativos: el análisis mostró una tendencia clara, cuanto más temprano alguien tuvo un teléfono inteligente, peor fue su puntuación en salud mental durante la adultez joven.3 En el índice de Salud Mental (MHQ, por sus siglas en inglés), quienes obtuvieron su primer teléfono inteligente a los 13 años promediaron una puntuación de 30, mientras que quienes lo recibieron a los 5 años tuvieron un promedio de solo 1. Esta caída en la puntuación refleja un deterioro considerable en el funcionamiento general, con síntomas más graves y menos capacidades positivas.
• Los síntomas de alto riesgo se concentran en quienes recibieron dispositivos a temprana edad: los problemas más comunes incluyen pensamientos suicidas, conductas agresivas, sensación de desconexión de la realidad e incluso alucinaciones. Por ejemplo, el 48 % de las niñas que recibieron su primer teléfono inteligente a los 5 o 6 años reportaron pensamientos suicidas graves, en comparación con el 28 % de quienes lo recibieron a los 13 años. Entre los niños, las tasas fueron del 31 % y el 20 %, respectivamente.
• La pérdida de resiliencia emocional y autoestima es común: la posesión temprana de un teléfono inteligente se relacionó con una disminución en la autoimagen, la confianza y la resiliencia emocional en las niñas. Los varones de la misma categoría tenían menor estabilidad, autoestima y empatía. Estos no son cambios de personalidad menores: representan cambios a largo plazo en cómo las personas manejan el estrés, establecen relaciones y se ven a sí mismas.
• El acceso a las redes sociales surge como una vía clave: una de las explicaciones más contundentes para el deterioro de la salud mental fue el acceso anticipado a las plataformas sociales. Los niños con teléfonos inteligentes antes de los 13 años tenían una probabilidad mayor de unirse a estas plataformas años antes de lo recomendado, lo que genera mayores posibilidades de acoso cibernético, relaciones familiares tensas y alteraciones del sueño.
El estudio encontró que, en los países de habla inglesa, el acceso temprano a las redes sociales explicó hasta el 70 % de los efectos negativos en la salud mental que se relacionan con la posesión temprana de teléfonos inteligentes.
• El acoso cibernético, las malas relaciones familiares y las alteraciones del sueño aumentan el daño: los datos demostraron que las malas relaciones familiares representaron el 13 % del deterioro que se observa en la salud mental, el ciberacoso el 10 % y las alteraciones del sueño el 12 %. En muchos casos, estos problemas fueron efectos posteriores del acceso temprano a las redes sociales. Por ejemplo, el 68 % del daño relacionado con las malas relaciones familiares y el 63 % al ciberacoso se atribuyen al uso temprano de las redes sociales..
El acceso temprano provoca desajustes en el desarrollo
Los investigadores enfatizaron que estos daños ocurren porque los niños están expuestos a entornos digitales complejos y manipuladores antes de que sus cerebros estén preparados.4 La corteza prefrontal, la región del cerebro responsable de la toma de decisiones, el control de los impulsos y la evaluación de riesgos madura hasta mediados de los 20 años. La exposición temprana interrumpe el desarrollo del equilibrio emocional y la resiliencia durante años cruciales de crecimiento.
• Las regiones de habla inglesa enfrentan riesgos mayores: la anglosfera central, países como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Australia, tuvieron edades promedio más tempranas para el acceso a teléfonos inteligentes (11 años) y redes sociales en comparación con otras regiones (de 14 a 16 años).
Estos países también reportaron una mayor exposición a contenido dañino, hipersexualizado y explotador, el cual tenía una probabilidad mayor de ser promovido por algoritmos en espacios en línea de habla inglesa. Esto contribuyó a tasas más altas de abuso sexual entre las mujeres con acceso temprano a las redes sociales.
• Los efectos parecen acumulativos y duraderos: el patrón se observó de manera constante en todas las regiones y culturas estudiadas, con los impactos más graves en personas de 18 a 20 años, es decir, quienes eran más jóvenes durante la pandemia de COVID-19. Esto sugiere que la posesión temprana de un teléfono inteligente interactúa con otros factores de estrés a lo largo del tiempo, lo que aumenta la carga sobre la salud mental en lugar de disminuir a medida que los niños crecen.
• Las recomendaciones de política se centran en retrasar el acceso: con base en sus hallazgos, los autores sugieren restringir la posesión de teléfonos inteligentes y el acceso a redes sociales para niños menores de 13 años.
También abogan por la educación obligatoria en alfabetización digital antes de otorgar el acceso, así como por la responsabilidad corporativa en la aplicación de las restricciones de edad. Sostienen que estas medidas, podrían reducir hasta en un 8.5 % el sufrimiento mental grave en adultos jóvenes y hasta en un 20 % la tasa de pensamientos suicidas.
Cómo proteger su salud mental al retrasar la exposición al teléfono inteligente
Si desea proteger su salud mental, o la de su hijo, comience por prestar atención a un factor importante: la exposición a teléfonos inteligentes y a las redes sociales impulsadas por algoritmos antes de que el cerebro esté preparado para ello. La investigación demuestra que la propiedad temprana se relaciona con problemas emocionales, cognitivos y sociales a largo plazo. Eso significa que las decisiones que tome ahora sobre el acceso, los límites y las rutinas diarias tendrán un impacto duradero en la resiliencia emocional, la autoestima y la estabilidad durante la adultez.
1. Retrase la adquisición personal de un teléfono inteligente hasta al menos los 13 años: si es padre o madre, este único paso reduce el riesgo de que su hijo sufra ciberacoso, alteraciones del sueño y exposición a contenido dañino. En lugar de un teléfono inteligente con todas las funciones, proporcione un teléfono básico que solo permita llamadas y mensajes de texto hasta que su hijo alcance una edad más adecuada para su desarrollo.
Aunque la evidencia más sólida respalda retrasar la posesión de teléfonos inteligentes en niños menores de 13 años, también cada vez existen más pruebas de que extender las medidas de protección hasta los 14 a 18 años podría fortalecer aún más la salud mental.5
2. Restrinja el acceso a las redes sociales hasta que las habilidades para el control emocional sean más sólidas: si es adulto y reflexiona sobre sus propios hábitos, o si guía a una persona más joven, evite abrir cuentas en redes sociales antes de los 13 años. Para quienes ya las usan, establezca límites estrictos y elija plataformas que ofrezcan controles de privacidad más fuertes y menos contenido impulsado por algoritmos. Esto reduce la exposición a contenido dañino y minimiza los patrones adictivos de desplazamiento.
3. Haga de la alfabetización digital un paso indispensable antes de otorgar acceso a dispositivos o cuentas: si es docente o padre de familia, exija que se complete un curso de alfabetización digital antes de permitir actividades en línea sin supervisión. Estos programas deben incluir el reconocimiento de contenido manipulador, la prevención de interacciones inseguras y la comprensión de cómo funcionan los algoritmos para influir en el comportamiento.
4. Establezca y haga cumplir zonas diarias "sin teléfono": si tiene problemas con el sueño, la concentración o el estrés, defina horarios y lugares claros donde no se permitan los teléfonos, como durante las comidas, en las habitaciones por la noche o en las aulas. Esto no solo reduce la exposición dañina a las pantallas, sino que también fortalece las relaciones reales y las habilidades sociales en persona.
5. Tome descansos regulares de todos los dispositivos conectados para reducir la exposición a campos electromagnéticos (EMF): si ya enfrenta ansiedad, problemas de sueño o fatiga mental, incorpore horas sin teléfono a su rutina diaria. Utilice ese tiempo para realizar actividades al aire libre, pasatiempos o ejercicio. Alejarse del teléfono también reduce la exposición a los campos electromagnéticos, lo que favorece una mejor salud en general y ofrece a la mente un verdadero descanso.
Preguntas frecuentes sobre la posesión temprana de un teléfono inteligente
P: ¿Cómo afecta la posesión temprana de un teléfono inteligente a la salud mental en la edad adulta?
R: Recibir un teléfono inteligente antes de los 13 años se relaciona con problemas en la salud mental más adelante en la vida. Quienes tuvieron un teléfono a muy temprana edad presentan tasas más altas de pensamientos suicidas, agresividad, desconexión de la realidad, alucinaciones y menor autoestima en comparación con quienes recibieron su primer teléfono más tarde.
P: ¿Por qué los efectos son peores para las mujeres?
R: Las mujeres muestran impactos negativos más fuertes en los datos, incluyendo que casi la mitad de quienes recibieron un teléfono a temprana edad reportan pensamientos suicidas severos. También experimentan mayores pérdidas de resiliencia emocional, autoimagen y confianza, lo que afecta las relaciones, las perspectivas profesionales y la calidad de vida en general.
P: ¿Qué papel desempeñan las redes sociales en estos problemas?
R: La posesión temprana de un teléfono inteligente a menudo significa un acceso más temprano a las redes sociales. Esto aumenta las posibilidades de sufrir acoso cibernético, exposición a contenidos dañinos, trastornos del sueño y tensiones en las relaciones familiares. En los países de habla inglesa, el uso temprano de las redes sociales explicó hasta el 70 % del deterioro de la salud mental observado en los primeros propietarios de teléfonos.
P: ¿Hay regiones más afectadas que otras?
R: Sí. Los países de habla inglesa tienden a dar a los niños acceso a teléfonos inteligentes y redes sociales antes que otras regiones. También están más expuestos a contenido en línea dañino y explotador, que tiene una probabilidad mayor de promocionarse en plataformas en idioma inglés.
P: ¿Qué medidas puedo tomar para protegerme a mí mismo o a mi hijo?
R: Retrasar la posesión de un teléfono inteligente personal hasta al menos los 13 años, restringir el acceso a las redes sociales hasta que las habilidades para regular las emociones sean más fuertes, exigir educación en alfabetización digital antes de otorgar acceso sin supervisión, crear zonas diarias sin teléfono y tomar descansos regulares de los dispositivos conectados para reducir tanto el estrés relacionado con la pantalla como la exposición a los campos electromagnéticos.
