📝HISTORIA EN BREVE
- Un artículo publicado por mí en la revista Free Radical Biology and Medicine, demuestra cómo el estrés reductivo es un colapso temprano y oculto en la función mitocondrial que causa fatiga crónica, confusión mental y enfermedades metabólicas, incluso si sus análisis de sangre parecen normales
- Consumir demasiadas grasas y carbohidratos saludables o no saludables sobrecarga las mitocondrias con un exceso de NADH y FADH2, lo que bloquea la producción de energía y causa daño celular desde adentro
- Una alimentación rica en grasas y baja en carbohidratos que incluya aceites vegetales ricos en ácido linoleico (AL) empeora el estrés mitocondrial y revierte el flujo de electrones, lo que aumenta los subproductos oxidativos
- El estrés reductivo altera las defensas antioxidantes naturales de su cuerpo, lo que drena la NADPH y detiene enzimas importantes que protegen sus células del daño
- Algunas medidas específicas, como eliminar los aceites vegetales y las sustancias disruptoras del sistema endocrino, tomar niacinamida en dosis bajas, evaluar las relaciones redox y realizar ejercicio físico ligero, ayudan a restaurar la producción de energía y la flexibilidad metabólica
🩺Por el Dr. Mercola
La mayoría de las personas piensan que la fatiga crónica, la confusión mental o la recuperación lenta del estrés, la enfermedad o el esfuerzo de todos los días son solo parte del envejecimiento. Pero debajo de esos síntomas, a menudo, existe un problema más profundo que comienza en las mitocondrias, que son las fuentes de energía dentro de las células.
El cuerpo falla cuando las células se sobrecargan de energía y no tienen la habilidad de procesarla de manera efectiva. En lugar de producir energía constante, las mitocondrias comienzan a perder electrones, lo que genera estrés interno que daña el ADN, las proteínas y las membranas celulares.
No se trata solo de oxidación, sino de algo llamado estrés reductivo, que es una congestión de electrones que promueve el desarrollo de problemas mayores. El estrés reductivo es la primera señal de advertencia de que su metabolismo tiene problemas. Las mitocondrias se sobrecargan mucho antes de que enfermedades como la diabetes tipo 2 o el hígado graso aparezcan en las pruebas de laboratorio.
Lo que parece ser una alimentación limpia o un plan bajo en carbohidratos, en realidad podría promover el problema desde adentro. Mi artículo publicado en la revista Free Radical Biology and Medicine, demuestra cómo se desarrolla esta sobrecarga oculta y por qué es hora de reconsiderar las causas fundamentales del colapso metabólico.1
El estrés reductivo frena el motor celular, ya que hay demasiada energía y poco flujo
Mi artículo destaca una causa menos conocida de enfermedad crónica, y es algo llamado estrés reductivo.2 Esto sucede cuando sus células se inundan con moléculas ricas en electrones como el NADH (la forma reducida de nicotinamida adenina dinucleótido) y el NADPH (la forma reducida de nicotinamida adenina dinucleótido fosfato).
Se supone que estos compuestos ayudan a producir energía, pero cuando hay demasiado de ellos, obstruyen las mitocondrias, que son la parte de las células encargadas de producir energía. ¿El resultado? Las células no pueden producir energía de manera adecuada y esa disfunción tiene una gran influencia en problemas como la diabetes tipo 2, la enfermedad del hígado graso y la pérdida de memoria.
Las mitocondrias generan energía al mover electrones a través de una serie de pasos, lo que también crea un flujo de protones que promueve la producción de trifosfato de adenosina (ATP). En condiciones normales, los electrones entran en puntos específicos y se mueven a lo largo de una cadena de complejos proteicos, lo que a la larga ayuda a convertir el oxígeno en agua.
Al mismo tiempo, este proceso genera una presión (gradiente de protones) que impulsa la fuente de producción de energía de la célula, llamada ATP sintasa. El equilibrio de este sistema es fundamental, ya que si se altera, se produce demasiado estrés oxidativo (debido a los radicales libres dañinos) o demasiado estrés reductivo (debido a la acumulación de electrones).
• Cuando la energía se acumula, se crea un atasco en el sistema energético: mi artículo analizó muchas investigaciones y descubrió que comer demasiado (incluyendo carbohidratos y grasas) hace que las mitocondrias se saturen. El sistema de energía deja de funcionar de forma adecuada y se bloquea. Esta acumulación obliga a los electrones a fugarse, lo que produce moléculas de oxígeno inestables que dañan las células. Incluso si el estrés oxidativo no fuera el problema al principio, este tipo de sobrecarga lo provoca de todos modos.
• Demasiado de algo bueno detiene su metabolismo: por lo general, sus mitocondrias utilizan un flujo constante de electrones para crear energía. Sin embargo, cuando el flujo es demasiado fuerte, la presión aumenta y todo el sistema comienza a fallar. El cuerpo produce menos energía y, al mismo tiempo, se acumula más daño dentro de las células. Es una alteración grave en el modo en que el cuerpo utiliza los alimentos para mantenerse vivo.
• No sentirá el estrés reductivo de inmediato, pero ya causa daño: una de las cosas más alarmantes sobre el estrés reductivo es que comienza sin que se dé cuenta. Es posible que se sienta cansado, desenfocado o "extraño", pero sus análisis de sangre no detectarán nada inusual.
Sin embargo, en lo profundo de las células, algunas proporciones importantes, como la de NADH a NAD+ (dinucleótido de nicotinamida y adenina), están muy desequilibradas. Esto ralentiza casi todos los procesos de los que depende el cuerpo para quemar grasa, regular el azúcar en la sangre y reparar daños. Si no se soluciona el desequilibrio, con el tiempo aparecerán enfermedades crónicas.
• Las moléculas, como NADH, FADH2 (dinucleótido de flavina y adenina (forma reducida)) y glutatión, ayudan a las células a gestionar la energía y protegerse contra daños. Sin embargo, las mitocondrias se saturan si hay demasiadas formas “reducidas” (las que llevan electrones adicionales).
Esto ralentiza la producción de energía, crea subproductos dañinos llamados especies reactivas de oxígeno (ROS, por sus siglas en inglés) y provoca estrés o daño celular.
La energía comienza a fluir hacia atrás, lo que daña el sistema de energía
Una señal de advertencia importante es algo que se denomina transporte inverso de electrones. Es decir, los electrones comienzan a fluir en la dirección equivocada a través de las mitocondrias. Esto ocurre cuando la alimentación produce demasiado NADH o FADH2, incluso con alimentos ricos en grasas o carbohidratos. La sobrecarga no ayuda, sino que hace que los electrones retrocedan, lo que crea una explosión de superóxido, que es una molécula de oxígeno que destruye las mitocondrias desde adentro.
• Un círculo vicioso de estrés reductivo: cuando el sistema se atasca, los electrones empiezan a fugarse del mecanismo que genera energía. Esta “fuga” produce subproductos dañinos que se denominan radicales libres, como el superóxido y el peróxido de hidrógeno.
Aunque sus células tienen defensas para neutralizarlos, esas defensas se ven abrumadas. El resultado es un daño a las mitocondrias, incluyendo al ADN, las proteínas y las membranas, lo que dificulta que produzcan energía. A medida que el daño aumenta, se genera aún más sobrecarga, lo que atrapa a las células en un círculo vicioso de estrés y colapso. Pero este ciclo no ocurre al azar, sino que se desarrolla según un patrón predecible que sucede en dos fases.
• No es solo el azúcar, la grasa también causa esto: este no es solo un problema de carbohidratos no saludables. Los ácidos grasos de una alimentación rica en grasas también generan estrés reductivo al sobrecargar las mitocondrias con FADH2 y NADH. Cuando eso sucede, el sistema se obstruye igual que ocurre con el azúcar. Este “atasco metabólico” empeora aún más si tiene resistencia a la insulina o hígado graso. Sus mitocondrias no pueden soportar este ritmo.
El azúcar y la grasa saturan las mitocondrias de diferentes formas. Consumir demasiados carbohidratos llena sus células con glucosa, mientras que consumir demasiada grasa introduce ácidos grasos libres. Ambas fuentes de energía producen grandes cantidades de NADH y FADH2. Esta acumulación genera subproductos dañinos y estresa las células.
El exceso de azúcar suele relacionarse con la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2. El exceso de grasa, en especial cuando se almacena en el hígado, se relaciona con la enfermedad del hígado graso. De cualquier manera, el resultado es el mismo, y es que las células se sobrecargan, la producción de energía se interrumpe y se acumulan daños a largo plazo.
Cómo se desarrolla en dos fases dañinas
En la Fase 1, demasiada energía hace que se acumulen moléculas que transportan electrones como el NADH dentro de las mitocondrias. Esta sobrecarga ralentiza el flujo de energía y provoca que los electrones se filtren hacia atrás, lo que produce radicales libres dañinos como el superóxido.
En la fase 2, estos radicales libres se multiplican y provocan aún más daños, lo que daña las membranas celulares, las proteínas y el ADN. Este estrés continuo causa inflamación y problemas graves como enfermedades cardíacas, daño a los nervios y complicaciones de la diabetes con el paso del tiempo.
• Los niveles elevados de estas moléculas detienen la producción de energía: cuanto más NADH y FADH2 tenga, más difícil será para sus mitocondrias funcionar de forma adecuada. Estas moléculas se encargan de apoyar la creación de energía, pero muchas de ellas bloquean enzimas importantes en el ciclo energético del cuerpo.
Esto significa que las células tienen dificultades para convertir los alimentos en energía. Además de eso, el reflujo de electrones empeora las cosas, ya que desvía la energía para producir ATP (la energía que utiliza el cuerpo) a la generación de subproductos dañinos.
• Las defensas naturales fallan cuando el sistema se sobrecarga: el cuerpo depende de antioxidantes como el glutatión para mantenerse saludable, pero necesita NADPH para funcionar de manera correcta. El estrés reductivo arruina esto, ya que provoca que el NADPH alimente las enzimas equivocadas, es decir, aquellas que en realidad promueven el daño.
Al mismo tiempo, se abandonan las enzimas que reciclan los antioxidantes. Esto significa que produce más moléculas dañinas y pierde la habilidad para limpiarlas, lo cual resulta en más estrés y daño a sus células.
Cómo el estrés reductivo promueve la diabetes tipo 2
El exceso de azúcar y grasa sobrecargan las células y provocan la degradación mitocondrial, en especial en las personas con resistencia a la insulina. Cuando el nivel de azúcar en la sangre se mantiene elevado durante mucho tiempo, las células absorben demasiada energía y la canalizan hacia las mitocondrias. Esto aumenta de manera repentina las moléculas de energía como el NADH y el FADH2, que luego abruman el sistema de producción de energía (la cadena de transporte de electrones).
• La sobrecarga de energía podría convertirse en diabetes: en condiciones normales, las mitocondrias utilizan estas moléculas para producir ATP, que es la fuente de energía con la que funciona el cuerpo. Pero el sistema se bloquea cuando hay un exceso. Esto causa fugas de electrones y crea radicales libres dañinos. Con el tiempo, esta sobrecarga oculta ayuda a explicar cómo la resistencia a la insulina se convierte en una disfunción metabólica total, incluyendo la diabetes tipo 2.
• Necesita realizarse las pruebas adecuadas para saber si esto sucede: la mayoría de los médicos no detectan el estrés reductivo con análisis de sangre regulares, pero existen otras herramientas disponibles.
Algunas proporciones comparan pares de moléculas que se involucran en la descomposición del azúcar, la grasa y las proteínas para obtener energía. Cuando un lado del par es demasiado elevado, suele ser señal de que las mitocondrias tienen demasiado NADH acumulado o que no queman energía de manera efectiva. Llevar un seguimiento de estos marcadores ayuda a encontrar señales de estrés reductivo.
Cómo el estilo de vida moderno sobrecarga las mitocondrias
Alimentarse demasiado, en especial con alimentos grasos, llena las células de energía, mientras que la falta de movimiento reduce la necesidad de energía del cuerpo. Asimismo, las sustancias químicas presentes en los plásticos y los productos de cuidado personal (como el BPA y los ftalatos) empeoran la resistencia a la insulina, lo que hace que las células grasas liberen aún más energía en el organismo.
Todo esto provoca que se acumulen moléculas de energía como el NADH dentro de las mitocondrias. Cuando la demanda de energía es baja y las células no pueden responder de forma adecuada, el sistema se bloquea. Con el tiempo, esta sobrecarga causa un estrés reductivo y el riesgo de enfermedades crónicas comienza a aumentar.
Cómo corregir la sobrecarga de energía en las células y hacer que las mitocondrias funcionen de nuevo
Si siempre se siente cansado, aturdido o le cuesta mucho recuperarse (aunque se alimenta bien y lleva un estilo de vida saludable), podría tener un problema oculto llamado estrés reductivo. No se trata de que falten antioxidantes, se trata de que las células se atascan con demasiada energía y no pueden procesarla con la suficiente rapidez.
El sistema deja de producir energía y se bloquea. La solución no es crear más energía, sino eliminar la acumulación y lograr que la energía fluya de nuevo. Si tiene estos síntomas, esto es lo que le sugeriría que hiciera:
1. Elimine los aceites vegetales y los disruptores del sistema endocrino: los aceites vegetales son una fuente importante de estrés oculto. Están cargados con ácido linoleico (AL), que es una grasa poliinsaturada que acelera el funcionamiento de las mitocondrias y provoca aún más acumulación. Deshágase de los aceites vegetales como el de soya, canola, cártamo y girasol, incluso si son orgánicos. Reemplácelos con grasas más saludables como el ghee, sebo de res o la mantequilla de animales alimentados con pastura. Estos son más tolerables para las células y tienen menos probabilidades de obstruir su sistema.
Pero el problema no solo son los alimentos. La exposición diaria a disruptores del sistema endocrino (como el BPA y los ftalatos presentes en plásticos, envases de alimentos y productos de cuidado personal) también empeora la sobrecarga, ya que alteran las hormonas y promueven la resistencia a la insulina. Esto hace que las células grasas liberen aún más energía, lo que empeora aún más el retraso mitocondrial.
2. Pruebe tomar niacinamida en dosis bajas para ayudar a eliminar la acumulación de energía: una vitamina B llamada niacinamida hace una gran diferencia. Tomar 50 miligramos (mg) tres veces al día ayuda a aumentar los niveles de NAD+. Esa es la molécula que sus mitocondrias necesitan para limpiar el exceso de NADH, que se acumula cuando su sistema de energía está bloqueado. La niacinamida ayuda a las enzimas a realizar su trabajo, ya que elimina los desechos metabólicos y restablece la producción de energía. La niacinamida es económica, efectiva y segura.
3. No sobrecargue su sistema con grasas o azúcar, procure mantener un equilibrio: incluso una alimentación saludable causa problemas si les proporciona mucho combustible a las mitocondrias. Tanto el azúcar como la grasa generan una sobrecarga de energía. En lugar de optar por una alimentación rica en grasas o baja en carbohidratos, pruebe un enfoque más equilibrado. La mayoría de las personas se sienten mejor con alrededor de 250 gramos de carbohidratos al día, en especial si su intestino funciona bien. El objetivo es darles a las mitocondrias lo suficiente para trabajar, sin sobrecargar el sistema.
4. Hágase las pruebas correctas, no solo los análisis de sangre estándar: el estrés reductivo no aparecerá en su panel de laboratorio básico. Pero ciertas proporciones podrían darle pistas. Solicite pruebas como lactato a piruvato o beta-hidroxibutirato a acetoacetato. Estos números le indican qué tan bien su cuerpo maneja la energía y si está en un estado reducido. Si las proporciones son demasiado elevadas, significa que sus mitocondrias están obstruidas y que tienen dificultades para mantener el ritmo.
5. Mueva su cuerpo para darle a sus mitocondrias un motivo para trabajar: el ejercicio ayuda a atraer electrones a través del sistema de energía. Si su sistema está agotado, empiece poco a poco y salga a caminar durante 20 o 30 minutos. A medida que recupere su energía, agregue sesiones cortas de entrenamiento de fuerza. Pero no haga demasiado esfuerzo.
El objetivo no es estresar su cuerpo, sino darle un “trabajo” a sus mitocondrias para que eliminen el exceso y comiencen a producir energía de nuevo. Cuando el sistema de energía está sobrecargado, el objetivo no es hacer más, sino limpiar la acumulación y lograr que las cosas fluyan. Así es como se restaura la energía y no solo se ocultan los síntomas.
Preguntas frecuentes sobre el estrés reductivo
P: ¿Qué es el estrés reductivo y en qué se diferencia del estrés oxidativo?
R: El estrés reductivo ocurre cuando las células están sobrecargadas con donantes de electrones como NADH y FADH2, lo que genera una sobrecarga en la producción de energía. A diferencia del estrés oxidativo, que implica una falta de electrones y la acumulación de las ROS, el estrés reductivo se debe a demasiados electrones y una mala función de las mitocondrias. Ambos son perjudiciales, pero el estrés reductivo es un factor contribuyente de las enfermedades crónicas.
P: ¿Cuáles son los síntomas del estrés reductivo?
R: Los primeros síntomas incluyen fatiga, confusión mental, mala recuperación del ejercicio y una sensación general de sentirse “extraño”, incluso si se alimenta bien. Las pruebas de laboratorio estándar no suelen detectarlo, pero sus mitocondrias luchan por procesar la energía. Si no se corrige, este desequilibrio conduce a problemas como resistencia a la insulina, hígado graso y pérdida de memoria.
P: ¿Cómo contribuye la alimentación al estrés reductivo?
R: Obtener demasiada energía, ya sea del azúcar, grasa o aceites vegetales ricos en AL, sobrecarga las mitocondrias. Esto causa un flujo inverso de electrones, el cual produce subproductos dañinos como el superóxido. Incluso una alimentación saludable provoca estrés reductivo si proporciona NADH y FADH2 en exceso sin tener la suficiente capacidad celular para eliminarlos.
P: ¿Qué marcadores de laboratorio ayudan a detectar el estrés reductivo?
R: Las proporciones que debe solicitar incluyen lactato:piruvato (refleja la carga de NADH), beta-hidroxibutirato:acetoacetato (muestra el estado redox del hígado), malato:oxalacetato (indica la efectividad del ciclo energético) y alfa-cetoglutarato:glutamato (indica el estrés de los aminoácidos). Los valores elevados sugieren que las mitocondrias tienen problemas y que se les dificulta eliminar el exceso de energía.
P: ¿Cómo puedo corregir o prevenir el estrés reductivo?
R: Primero elimine los aceites vegetales con un contenido elevado de AL y consuma de manera más equilibrada carbohidratos y grasas. La suplementación con niacinamida en dosis bajas (50 mg, tres veces al día) ayuda a restablecer los niveles de NAD+ y favorece la limpieza de las mitocondrias. Realizar ejercicios ligeros, como caminar, también estimula las mitocondrias a reiniciar la producción de energía y aliviar la acumulación interna.
