📝HISTORIA EN BREVE
- Tener una alimentación rica en grasas empeora los síntomas de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), ya que aumenta la inflamación, debilita las barreras intestinales y promueve las bacterias dañinas, al tiempo que reduce los microbios beneficiosos en el sistema digestivo
- Las dietas cetogénicas intensifican la gravedad de la colitis, lo que provoca pérdida de peso, acortamiento del colon, marcadores inflamatorios elevados y mayor permeabilidad intestinal en estudios de investigación
- Los patrones occidentales de alimentación, los cuales contienen cantidades considerables de grasas y alimentos procesados, alteran el equilibrio de la microbiota del intestino, erosionan las capas de moco intestinal y activan vías inflamatorias en todo el cuerpo
- Los carbohidratos complejos y la fibra protegen contra la inflamación intestinal al alimentar a las bacterias beneficiosas que producen ácidos grasos de cadena corta, los cuales fortalecen el revestimiento intestinal de manera natural
- Reducir el consumo de grasas por debajo del 30 % de las calorías diarias, elegir alimentos enteros, evitar los aceites vegetales y aumentar el consumo de fibra ayuda a curar la inflamación intestinal y restaurar la salud digestiva
🩺Por el Dr. Mercola
La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo, y se caracteriza por la inflamación y el daño al tracto gastrointestinal. Se presenta en dos tipos: enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa, y cuando no se trata, aumenta el riesgo de sufrir complicaciones graves, como obstrucción intestinal, fístulas o cáncer colorrectal.
Si bien el sistema inmunológico ejerce un rol en la EII, las investigaciones demuestran que no es el único componente. De hecho, los brotes pueden atribuirse en gran medida a la alimentación, en especial si es alta en grasas.
Una alimentación alta en grasas intensifica el daño intestinal
En un estudio publicado en la revista Food & Function, los investigadores indagaron cómo la dieta cetogénica, que es un plan de alimentación que se enfoca en un consumo elevado de grasas y pocos carbohidratos, afecta la gravedad de la colitis. Para el experimento, el equipo utilizó un modelo animal para monitorear de cerca lo que ocurría cuando se inducía de forma química la colitis después de un mes de seguir la dieta cetogénica.1
Entrando en detalles, unos ratones llevaron una dieta cetogénica y otros una alimentación estándar por todo un mes. Durante la última semana, los sujetos recibieron sulfato de dextrano sódico (DSS) para inducir de forma química la colitis.
• Se produjeron cambios drásticos en la salud: los ratones que siguieron la dieta cetogénica experimentaron una grave pérdida de peso, síntomas de colitis más intensos y un acortamiento del colon, lo cual es un signo de inflamación y daño extensos. Los puntajes del índice de actividad de la enfermedad (DAI, por sus siglas en inglés), que evalúa síntomas como la gravedad de la diarrea, la presencia de sangre en las heces y la pérdida de peso, fueron mucho más altos en los ratones que siguieron la dieta cetogénica.
• Los marcadores inflamatorios clave experimentaron un aumento drástico: las muestras de sangre y de tejido del colon presentaron niveles elevados de citocinas dañinas, como las IL-1α, IL-6, TNF-α e IL-17. Cada una de estas tiene una relación directa con la inflamación, el daño tisular y la disfunción inmunológica. En resumen, los niveles elevados de estos marcadores indican que la dieta cetogénica aumenta la inflamación cuando comienzan los problemas intestinales.
• La dieta cetogénica debilitó la barrera intestinal: una barrera intestinal saludable permite que los nutrientes ingresen a los tejidos mientras bloquea las sustancias dañinas. Y como podrá imaginar, los ratones que llevaron una dieta cetogénica demostraron tener una menor actividad de genes críticos responsables de la integridad de la barrera intestinal. De acuerdo con los investigadores:
"Se observó un aumento de la permeabilidad intestinal y una disminución en la expresión de genes asociados a la barrera epitelial del intestino debido a la dieta cetogénica".
• La grasa modificó de forma negativa la composición de las bacterias intestinales: estimuló la aparición de tipos dañinos de bacterias, como la Proteobacteria y Enterobacteriaceae, al tiempo que redujo de manera significativa las bacterias beneficiosas, como la Erysipelotrichaceae. Este desequilibrio microbiano, también conocido como disbiosis intestinal, se relaciona con el aumento de la permeabilidad intestinal y con enfermedades inflamatorias del intestino.
• Se alteró el metabolismo intestinal: el grupo de ratones que recibió una alimentación rica en grasas tuvo mayores cantidades de metabolitos biliares, como el ácido tauroquenodesoxicólico y el ácido cólico, conocidos por actuar como irritantes y por dañar el revestimiento intestinal. Al mismo tiempo, se redujeron los metabolitos biliares vinculados a la síntesis de ácidos grasos, lo cual contribuyó a la colitis.
La alimentación al estilo occidental contribuye a la inflamación intestinal crónica
El impacto de la alimentación rica en grasas se investigó más a fondo en una revisión exhaustiva que se publicó en la revista Cells. Aquí, los investigadores exploraron la relación entre los hábitos comunes en la alimentación occidental y su impacto perjudicial en la salud del intestino y la inflamación sistémica. Los participantes fueron adultos que seguían patrones alimenticios occidentales comunes, caracterizados por altos niveles de grasas, azúcares refinados, alimentos procesados y pocas cantidades de fibra.2
Como era de esperarse, los hallazgos demuestran que los hábitos alimenticios dañan la salud intestinal, lo que provoca una inflamación persistente en diversas partes del cuerpo. Estas prácticas alimenticias dañinas alteraron el equilibrio de las bacterias intestinales beneficiosas, lo cual sentó las bases para enfermedades impulsadas por la inflamación, como la obesidad, la diabetes y las afecciones inflamatorias intestinales.
• El alto contenido de grasas altera demasiado la microbiota intestinal: se reducen las poblaciones de cepas intestinales fundamentales. Como lo señalaron los investigadores:
“Varios estudios han vinculado las alteraciones en el microbioma intestinal impulsadas por la alimentación rica en grasas con una mayor permeabilidad de la barrera intestinal, lo que se conoce como síndrome del intestino permeable.
Se sugiere que surge a raíz de una reducción en la barrera intestinal que promueve microbios como Akkermansia muciniphila, Bifidobacterium spp., Bacteroidetes spp., Lactobacillus spp. y Clostridiales spp., así como un aumento de microbios que alteran la integridad de la barrera intestinal, como Oscillibacter spp. y Desulfovibrio spp”.
• Los hábitos alimenticios poco saludables erosionan la integridad de la capa de moco intestinal: cuando esta capa se adelgaza debido a malas elecciones alimenticias, las bacterias y toxinas dañinas entran en contacto directo con el revestimiento intestinal, lo que daña las células y causa inflamación crónica. Por otro lado, los investigadores indicaron que las bacterias intestinales favorecen una capa de moco saludable:3
"Ejemplos de cepas bacterianas con efectos beneficiosos sobre la barrera intestinal incluyen Bacteroides vulgatus y Bacteroides dorei, las cuales aumentan la expresión de las uniones estrechas (TJ) y producen bacteriocinas, proteínas que inhiben el crecimiento de bacterias específicas, lo que limita el crecimiento de cepas dañinas y ayuda a restablecer un microbioma saludable".
• Los alimentos con alto contenido de grasas activan las vías inflamatorias: esto se observa sobre todo en ejemplos con alto contenido de grasas provenientes de productos animales y bocadillos procesados. Específicamente, activan el receptor toll-like 4 (TLR4), un mediador clave en la activación de la vía inflamatoria del factor nuclear kappa B (NF-κB):4
"El aumento tanto de Firmicutes como de Actinobacterias en una alimentación alta en grasas (HFD) se correlaciona de forma positiva con la expresión génica de citocinas proinflamatorias (TNF-α, IL-1β e IL-6) en macrófagos del colon. Por ello, se sugiere que los cambios observados se deben a la activación de TLR4 como se describió antes. También se han identificado macrófagos portadores de TLR en el tejido adiposo, los músculos esqueléticos y el hígado".
• Un mayor consumo de grasas y azúcares refinados en la alimentación alteró el metabolismo de los ácidos biliares: específicamente, un mayor consumo de grasas propició una mayor producción de ácidos biliares (BA), lo que alteró la salud intestinal:
"Se ha demostrado que una alimentación alta en grasas (HFD) aumenta los ácidos biliares (BA) totales y los ácidos biliares secundarios totales, junto con una mayor concentración de BA en el ciego, mientras que tener concentraciones altas de BA intestinales y fecales de forma crónica puede reducir la integridad de la barrera intestinal.
Por lo tanto, la hiperpermeabilidad intestinal relacionada con la alimentación alta en grasas puede estar relacionada con una mayor secreción de BA. Además… un aumento de 10 veces en la síntesis de ácidos biliares (BA) con una alimentación alta en grasas (HFD) tuvo una relación con un enriquecimiento de la composición biliar en ácidos biliares hidrofóbicos… los cuales están indicados para estimular la permeabilidad intestinal cuando se administran en concentraciones altas".5
Los carbohidratos saludables ayudan a proteger contra la inflamación intestinal
Una investigación publicada en la revista Frontiers in Immunology examinó el rol de los carbohidratos en la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), especialmente en cómo diferentes tipos de carbohidratos afectan la inflamación intestinal y el equilibrio del microbioma. En lugar de agrupar todos los carbohidratos, esta revisión analizó cómo los diferentes carbohidratos, como los azúcares refinados y los carbohidratos complejos ricos en fibra, influyen en la salud intestinal y la inflamación.6
La revisión incluyó diversos estudios realizados, sobre todo en modelos animales y en participantes humanos con enfermedades inflamatorias intestinales crónicas, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.
• No todos los carbohidratos son iguales: los azúcares refinados, como los que se encuentran en los refrescos y los dulces, causan graves daños en la salud intestinal. Mientras tanto, los carbohidratos complejos, en particular aquellos ricos en fibra, presentaron efectos protectores notables sobre la inflamación intestinal y el equilibrio del microbioma.
• Los alimentos saludables dan como resultado un intestino más saludable: al analizar más a fondo estos carbohidratos beneficiosos, los investigadores destacaron los alimentos ricos en fibra, como las frutas enteras, los vegetales y los granos enteros bien preparados, como poderosos defensores contra la inflamación intestinal. La fibra alimenticia aumentó la abundancia de bacterias beneficiosas, sobre todo aquellas que producen ácidos grasos de cadena corta (AGCC), como el butirato.
Estos AGCC son nutrientes fundamentales que fortalecen el revestimiento intestinal, ayudan a proteger el torrente sanguíneo de las toxinas y reducen la inflamación. Los investigadores descubrieron diferencias claras en los niveles de inflamación al comparar una alimentación alta en carbohidratos complejos con una en la que predominan los azúcares refinados. Los estudios en animales demostraron de forma consistente que las alimentaciones ricas en carbohidratos complejos redujeron los marcadores inflamatorios de forma drástica.
• La alimentación de los pacientes con EII: el estudio indicó que las personas diagnosticadas con EII suelen seguir una alimentación poco saludable, lo que podría darle una idea de cómo cuidar su propia salud intestinal:7
"Se reportó que los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal consumen más azúcar y alimentos de confitería que los participantes sanos del grupo de control.
En el estudio European Prospective Investigation into Cancer (EPIC), Antoine Racine et al. descubrieron que consumir grandes cantidades de azúcar y refrescos, pero muy pocos vegetales, se relaciona con un riesgo elevado de desarrollar CU (colitis ulcerosa), en consonancia con otro gran estudio de cohortes. Y esta asociación parece ser más pronunciada en pacientes femeninas, quizás debido a la influencia del estrógeno en la patogénesis y el curso clínico de la EII en mujeres".
Estrategias para reducir el consumo de grasas y controlar la inflamación
Curar el intestino comienza con un cambio en nuestra alimentación. A continuación, encontrará una serie de pasos prácticos para abordar las causas fundamentales de sus problemas intestinales y recuperar su salud:
1. Modere su consumo de grasas: como se ha visto en los estudios publicados, el consumo elevado de grasas perjudica su salud a largo plazo. Esto se debe a que su cuerpo está diseñado para quemar glucosa como energía, sobre todo cuando proviene de fuentes saludables de carbohidratos. Por lo tanto, es necesario limitar el consumo de grasas, incluso las que provienen de fuentes saludables.
Además, recomiendo mantener su consumo total de grasas por debajo del 30 % de sus calorías diarias debido a un cambio metabólico en su cuerpo llamado ciclo de Randle. Cuando el consumo de grasa supera este rango, su cuerpo comienza a quemar grasa como combustible, lo que obstaculiza el metabolismo de la glucosa. Debido a que la glucosa no puede entrar en las mitocondrias porque las células aún están en modo "grasa", esta regresa al torrente sanguíneo, lo que eleva los niveles de azúcar en la sangre.
2. Evite los aceites vegetales: además del consumo alto de grasas, el exceso de ácido linoleico (AL), que es una grasa poliinsaturada omega-6 (PUF), es un gran desencadenante de la inflamación sistémica, así como del daño intestinal. En un artículo anterior, mostré cómo el AL induce estrés metabólico en ciertas cepas de bacterias beneficiosas, como la Bifidobacterium breve (B. breve), al mismo tiempo que aumenta las cepas patógenas, como la E. coli.
Dicho lo anterior, recomiendo no consumir más de 5 gramos de ácido linoleico al día. Si puede consumir menos de 2 gramos, mucho mejor.
3. Opte por carbohidratos saludables: reemplace los carbohidratos refinados con alimentos enteros y ricos en nutrientes, como papas, frutas enteras, tubérculos y arroz blanco. Incorporar almidones resistentes, como los plátanos verdes, también alimenta a las bacterias intestinales beneficiosas y reduce la inflamación. Como referencia, la mayoría de los adultos necesitan alrededor de 250 gramos de carbohidratos al día para brindarle a su cuerpo el combustible que requiere.
4. Agregue cantidades suficientes de fibra alimenticia: este es un componente importante para la salud intestinal, ya que esto es lo que sus bacterias beneficiosas fermentan para producir AGCC que fortalecen su barrera intestinal. Teniendo esto en cuenta, lo ideal es consumir alrededor de 30 gramos de fibra al día.
Sin embargo, no es buena idea que comience a consumir fibra de manera indiscriminada, sobre todo si tiene disbiosis intestinal. Esto se debe a que incluso las bacterias malas fermentan la fibra alimenticia y, una vez que lo hacen, se producen endotoxinas.
Para aprovechar al máximo la fibra alimenticia, dele a su intestino de 200 a 250 gramos de carbohidratos saludables provenientes de alimentos enteros sin procesar.
5. Incorpore alimentos curativos: incluya alimentos que nutran el intestino, como caldo de huesos, carnes ricas en colágeno y tubérculos ricos en fibra. Estos alimentos ayudan a reparar el revestimiento del intestino, mantienen el equilibrio del microbioma intestinal y reducen poco a poco la inflamación, lo cual permite que el intestino se cure de forma natural con el paso del tiempo.
Preguntas frecuentes sobre la alimentación rica en grasas y la enfermedad inflamatoria intestinal
P: ¿Qué es la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y qué causa sus brotes?
R: La EII incluye la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, que son afecciones caracterizadas por la inflamación intestinal crónica. Los brotes no se deben solo a una disfunción inmunológica: la alimentación, sobre todo el consumo alto en grasas, contribuye de forma significativa a la inflamación y al daño en el tracto gastrointestinal.
P: ¿Cómo afecta una alimentación rica en grasas a la salud intestinal y la inflamación?
R: Los estudios indican que las alimentaciones altas en grasas, como la cetogénica o la alimentación occidental típica, empeoran la inflamación del intestino, dañan la barrera intestinal, alteran de manera negativa el microbioma intestinal, aumentan los marcadores inflamatorios dañinos y alteran el metabolismo de los ácidos biliares, lo que afecta la integridad de la barrera intestinal.
P: ¿Por qué son importantes los carbohidratos para la salud intestinal?
R: No todos los carbohidratos tienen los mismos efectos. Los azúcares refinados, que son comunes en los alimentos procesados, empeoran la inflamación del intestino. Por el contrario, los carbohidratos complejos y la fibra alimenticia provenientes de frutas enteras, vegetales y granos enteros bien preparados promueven bacterias intestinales saludables, fortalecen la integridad de la barrera intestinal y reducen la inflamación de manera significativa.
P: ¿Cómo afecta el consumo de grasas y azúcares a las bacterias intestinales y a la inflamación?
R: Las grasas saturadas y los azúcares refinados de los alimentos producen cambios negativos en la composición de las bacterias intestinales al reducir los microbios beneficiosos y aumentar las cepas dañinas. Este desequilibrio aumenta la permeabilidad intestinal y activa las vías inflamatorias, lo que aumenta el riesgo de inflamación sistémica y enfermedades relacionadas con el intestino.
P: ¿Qué cambios prácticos en la alimentación pueden reducir la inflamación y mejorar la salud del intestino?
R: Para controlar la inflamación intestinal, modere su consumo de grasas y manténgalo por debajo del 30 % de sus calorías diarias totales, además evite los aceites vegetales ricos en grasas omega-6 inflamatorias. Incorpore carbohidratos saludables, como papas, frutas, tubérculos y almidones resistentes.
Intente consumir todos los días al menos 30 gramos de fibra alimenticia proveniente de fuentes enteras y sin procesar. Además, consuma con regularidad diversos alimentos curativos como caldo de huesos, carnes ricas en colágeno y vegetales abundantes en fibra para ayudar a reparar y fortalecer su revestimiento intestinal de manera natural.