📝HISTORIA EN BREVE
- La Comisión MAHA acaba de presentar un informe que identificó las toxinas alimentarias, el uso excesivo de medicamentos y los factores estresantes en el medio ambiente como las causas principales de las crecientes tasas de enfermedades crónicas infantiles
- Los datos de los CDC demuestran que el 87 % de los niños que viven en los Estados Unidos tienen residuos de glifosato en la orina, lo que es señal de una exposición crónica a través de alimentos comunes como el trigo, la avena y los bocadillos a base de maíz
- Ahora, las agencias federales están trabajando para cerrar las brechas de la investigación, revisar las leyes de seguridad alimentaria obsoletas y lanzar un seguimiento en tiempo real de las exposiciones tóxicas
- La enfermedad crónica no solo es cuestión de genética; es el resultado de factores cotidianos como la mala calidad de los alimentos, la luz artificial, la falta de movimiento y el exceso de tiempo frente a las pantallas
- Eliminar alimentos que causan inflamación, restablecer las rutinas de sueño y luz del sol y desintoxicar el entorno en el hogar le dará a su hijo las herramientas que necesita para curarse
🩺Por el Dr. Mercola
Seguro ya notó que, a su hijo le cuesta trabajo concentrarse, dormir toda la noche o mantener la calma durante largos periodos de tiempo. Se manifiesta en forma de ansiedad, cambios de humor o una fatiga crónica que no coincide con su nivel de actividad. Pero, no se trata de problemas aislados, son señales de algo más profundo y sistémico que altera el modo en que deberían funcionar su cuerpo y su cerebro. En todo Estados Unidos, cada vez más niños muestran signos de deterioro que no responden a las soluciones convencionales.
No siempre se trata de la crianza o la personalidad, sino de la biología. El aire que respiran, la comida que comen, las luces a las que se exponen y el estrés que soportan, todos son factores que están cambiando su sistema nervioso, su salud intestinal y su metabolismo energético. Estos desequilibrios son una señal de que su hijo se está adaptando a un entorno para el que su cuerpo no está diseñado.
Hace poco, la Comisión Make America Healthy Again (MAHA), encabezada por el Secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr. presentó un informe que afirma que toxinas como el glifosato, los colorantes artificiales y el fluoruro son las causas principales de las crecientes tasas de enfermedades crónicas.1 Los datos apuntan a una crisis real y creciente que afecta la capacidad de su hijo para pensar con claridad, controlar sus emociones y mantener una buena salud física.
No solo se trata de su riesgo de cáncer a largo plazo, sino de síntomas cotidianos como cambios de humor, fatiga, confusión mental y desequilibrio hormonal, que son problemas de salud que se están volviendo muy comunes entre los niños.
El informe de la Comisión MAHA menciona los sistemas (médico, agrícola y regulatorio) que mantienen a los niños atrapados en un círculo vicioso de exposición y manejo de síntomas. Aquí no solo le diré todo lo que está mal, también aprenderá a reconocer el problema, eliminarlo y reconstruir una base sólida. No tiene que esperar a que el Congreso o la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) hagan algo al respecto. El cambio está en sus manos y puede empezar desde este momento.
Las toxinas en los alimentos son una emergencia nacional
La Comisión MAHA se encargó de descubrir cómo las toxinas ambientales, los aditivos alimentarios y el uso excesivo de productos farmacéuticos contribuyen a la crisis de enfermedades crónicas infantiles.2 El primer informe de la comisión contradice lo que dicen tanto las agencias reguladoras como los líderes de la industria, ya que demuestra que los sistemas médico y alimentario no están haciendo bien su trabajo de proteger la salud de nuestros niños.
• Las tasas de enfermedades infantiles han alcanzado niveles históricos en sólo una generación: el informe menciona las tasas elevadas de obesidad, diabetes, cáncer, autismo, depresión y alergias alimentarias entre los niños.3 En los Estados Unidos, más de 1 de cada 5 niños mayores de 6 años tienen obesidad, lo que representa un incremento del 270 % desde la década de los 70's.
El autismo afecta a 1 de cada 31 niños a partir de los 8 años, y las tasas de cáncer infantil experimentaron un incremento del 40 % desde 1975. Estas tendencias reflejan que hay algo más que la genética: más bien, son el resultado de un entorno de salud en colapso total.
• Los niños están absorbiendo niveles peligrosos de herbicidas de sus alimentos: un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) que se realizó en 2022, demuestra que el 87 % de los participantes (todos niños) tenían residuos de glifosato, un herbicida que se encuentra en el Roundup, en sus muestras de orina.4 La exposición no solo se produce por manipular la sustancia química, sino también por consumir alimentos como el trigo y la avena.
Muchos agricultores rocían glifosato en los cultivos poco antes de la cosecha para acelerar el proceso de secado. La comisión afirma que este es un factor clave en la alteración inmunológica, los cambios hormonales y los trastornos neurológicos que se observan en los niños.
• Las nuevas recomendaciones del gobierno incluyen eliminar de forma gradual el uso de los colorantes artificiales y fluoruro: Kennedy ordenó al Departamento de Salud y Servicios Humanos que investigue el papel del fluoruro en las complicaciones de salud a largo plazo y comience a eliminar poco a poco el uso de colorantes artificiales del suministro de alimentos de los Estados Unidos. Estos aditivos, que aún se permiten en muchos alimentos que se venden en los Estados Unidos, están restringidos o prohibidos en otros países debido a su impacto en el comportamiento y la atención.
• El informe se enfoca en la salud infantil, pero las preocupaciones se extienden a todos los grupos de edad: si bien el informe de la Comisión MAHA se enfoca en la población infantil, las toxinas ambientales y las prácticas alimentarias industriales afectan a todos por igual.
La exposición crónica a disruptores endocrinos, conservadores y residuos de herbicidas también se relaciona con mayores tasas de enfermedades entre la edad adulta, que incluyen diabetes tipo 2, síndrome metabólico, enfermedades autoinmunes y problemas de fertilidad. Kennedy ha dicho en repetidas ocasiones que el problema de enfermedades crónicas en Estados Unidos no es accidental, sino que es el resultado de la negligencia sistémica y el fracaso regulatorio.
• Las agencias federales deberán hacer algo al respecto: los Institutos Nacionales de Salud, la FDA y los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid comenzarán a trabajar para cerrar las brechas de investigación, revisar las políticas de seguridad alimentaria obsoletas e introducir una vigilancia en tiempo real de las amenazas ambientales y alimentarias.
El objetivo no es retrasar la acción, sino desarrollar y aplicar soluciones inmediatas, que estén respaldadas por la ciencia y ayuden a revertir la epidemia de enfermedades crónicas en los niños.
Otros dos factores determinantes
La plataforma de MAHA de Kennedy va más allá de eliminar sustancias químicas: también se trata de revertir la dependencia de las personas a los productos farmacéuticos que solo controlan los síntomas. Su propuesta tiene un presupuesto de 500 millones de dólares que incluye financiación para intervenciones que se basen en la nutrición, la creación de programas de actividad física y reformas directas a la forma en que se administran Medicaid y los cupones de alimentos.5
El objetivo final es reducir las tasas de enfermedades crónicas sin recurrir a más medicamentos, sino hacerlo a través de alimentos más limpios y regulaciones más estrictas con respecto a la exposición a sustancias químicas.
• La comisión recibió un fuerte apoyo público a la responsabilidad y transparencia médica: según una encuesta del Centro para la Excelencia en Encuestas, el 88 % de los posibles votantes, que incluye a demócratas y republicanos, están de acuerdo en que las compañías farmacéuticas deberían hacerse responsables por los daños que causan sus medicamentos o vacunas.6
El 91 % apoya que se obligue a los hospitales que publiquen los precios de los procedimientos comunes. El apoyo no fue partidista: el 92 % de los republicanos y el 91 % de los demócratas estuvieron de acuerdo. Este consenso entre partidos demuestra que la seguridad alimentaria, la transparencia médica y la protección al consumidor ya no son preocupaciones aisladas, sino demandas generalizadas.
• Las propuestas de políticas incluyen responsabilidad por parte de las farmacéuticas y la transparencia en las etiquetas de los alimentos: como parte de la agenda de MAHA, los legisladores ahora están debatiendo una ley que revertiría las protecciones legales que protegen a los fabricantes de vacunas y medicamentos de la responsabilidad.
Kennedy afirma que la rendición de cuentas es el único camino para que los sistemas de salud se vuelvan a ganar la confianza el público. Mientras tanto, las medidas de transparencia alimentaria, como un etiquetado más claro de los ingredientes y la divulgación del país de origen, están ganando la aprobación del Congreso.
• La Comisión MAHA representa un cambio cultural hacia la rendición de cuentas en materia de salud: Tarren Bragdon, presidente de la Fundación para la Responsabilidad Gubernamental, dijo para USA Today que MAHA es una señal de despertar cultural. "Las personas están hartas de la comida chatarra y de las políticas obsoletas", dijo.
"Quieren soluciones,7 sin importar si todas las propuestas de política se convierten en ley o no, el mensaje es claro: el público de Estados Unidos quiere alimentos más limpios, menos medicamentos y mayor transparencia por parte de las instituciones que dicen protegerlos".
Los niños pueden verse bien por fuera, pero por dentro la historia es distinta
Lo que más me sorprende de las conclusiones de la Comisión MAHA no es la lista de toxinas o las estadísticas, sino el cambio que se produjo en estos últimos años. Las enfermedades crónicas en los niños no solo son un misterio médico,
son el resultado de crecer en un entorno poco saludable. La biología de su hijo depende de lo que respira, toca y come, e incluso lo que piensan y todo lo que los rodea. No solo se trata de exposición, sino de una desconexión. Y ese es el principio del colapso.
• La toxicidad no solo es química, también proviene del estilo de vida: no solo se trata de pesticidas o colorantes alimentarios. También se trata del estrés crónico, la falta de sueño, la iluminación artificial, la falta de nutrientes y movimiento. Todo suma. No puede esperar que su hijo prospere si todo lo que come viene en cajas, se la pasa detrás de una pantalla y su día comienza y termina bajo la iluminación de focos LED en lugar del sol de la mañana.
• El daño neurológico y emocional es cada vez más común: el sistema nervioso de su hijo tiene una relación muy estrecha con sus experiencias. Si esas experiencias incluyen iluminación fluorescente, espacios llenos de estrés y aditivos sintéticos, los efectos no siempre aparecerán en los análisis de sangre, pero se reflejarán en su estado de ánimo y comportamiento.
He escuchado a muchos padres que dicen: "siento que algo no anda bien". Y tienen toda la razón. No es su imaginación. Lo que estamos viendo es una desregulación (cambios de humor, irritabilidad, inquietud) y suele comenzar con la alteración del sistema nervioso.
• La importancia de comenzar a hablar sobre los factores sociales de las enfermedades: eliminar los colorantes artificiales de los alimentos solo es el principio, si su hijo lleva una alimentación a base de productos ultraprocesados, rica en ácido linoleico (que es el mayor veneno para las mitocondrias), inseguridad alimentaria, problemas en casa o una presión constante por rendir, los demás cambios no serán suficientes.
Muchos niños se desmoronan por completo en condiciones que parecen normales, pero que en realidad afectan bastante la forma en que sus cuerpos responden al estrés. Y, no es que estos niños sean "malos" o "problemáticos", sino que están tratando de adaptarse a un mundo para el que su biología no está diseñada.
• El ácido linoleico (AL) y los aditivos son dos de las mayores amenazas: una de las primeras cosas que recomiendo que hagan los padres es optimizar la alimentación de sus hijos. Deshágase de los aceites vegetales (una fuente importante de AL), los colorantes artificiales, el jarabe de maíz de alta fructosa, los conservadores y los emulsionantes.
He visto transformaciones que la medicina convencional consideraría imposibles (mejoras en el sueño, el estado de ánimo, el pensamiento) sólo con este paso. Ningún niño debería meter esto a su cuerpo.
El problema fundamental del sistema médico actual
Muchos niños quedan atrapados en un círculo vicioso de diagnósticos conductuales, medicamentos psiquiátricos y prescripciones de estimulantes, pero nadie se toma el tiempo de investigar que está pasando dentro de su cuerpo. Esto es lo que quiero decir cuando hablo de un uso excesivo de productos farmacéuticos. Estos problemas son señales de una retroalimentación, y cuando las ignoramos y las tratamos como si fueran el problema, terminamos por medicar al mensajero en lugar de abordar el mensaje.
• La única forma real de avanzar es fortalecer el cuerpo, no atacarlo: no necesita otra etiqueta, ni otro medicamento. Lo que necesita es un reinicio que depende de consumir alimentos reales, exponerse a luz natural, dormir bien, conectarse con la naturaleza y eliminar las exposiciones inflamatorias. Como explico en mi libro: "Los secretos de la salud celular", la clave está en optimizar su energía celular, restaurar su intestino, calmar su sistema nervioso. Esa es la única forma de ponerse en el camino correcto.
• Tiene más control del que cree: el sistema le dirá que el problema es genético, que fue mala suerte, que es el resultado de la crianza. Pero, ahora ya sabe que no es así y que siempre puede hacer algo al respecto. Cada decisión que toma con respecto a la comida, el uso de pantallas, el sueño y la luz del sol, todo ayuda. No necesita el permiso de nadie, la decisión está en sus manos. Lo único que necesita es hacer un cambio, luego otro, y otro, y así de forma sucesiva. Una vez que comience a satisfacer sus necesidades biológicas, verá que su hijo volverá a verse y sentirse bien.
• Las herramientas ya están aquí, sólo es cuestión de que se decida a utilizarlas: no necesita un diagnóstico para desintoxicar el entorno y estilo de vida de su hijo. Comience con la comida, luego pase al agua, luego la luz y después a su día a día. Cada mejora elimina una carga de su sistema y le da a su cuerpo la oportunidad de curarse.
El primer paso es eliminar las exposiciones que enfermaron a su hijo en primer lugar
Si su hijo tiene dificultad para concentrarse o presenta cambios en su estado de ánimo, comportamiento, sueño o experimenta síntomas físicos crónicos, el problema no solo está dentro de su cuerpo, sino en lo que lo rodea. Desde el glifosato y el AL hasta los colorantes alimentarios, el tiempo frente a las pantallas y los aromatizantes sintéticos, su sistema está bajo un ataque constante. La buena noticia es que, eliminar estos ataques tóxicos y reforzar su biología, suele ser suficiente para que comience a sanar. Para comenzar:
1. Elimine las peores toxinas alimentarias de su cocina: el primer paso es revisar su despensa y sacar todo lo que contenga aceites vegetales, colorantes artificiales, emulsionantes, conservadores sintéticos y potenciadores de sabor. Eso significa cosas como dulces de colores brillantes, bocadillos en caja, cereales populares e incluso muchas salsas, aderezos y yogures "naturales".
Estos ingredientes causan un desequilibrio en el microbioma intestinal, alteran el comportamiento y agotan la energía. Si su hijo come estos productos todos los días, el daño se acumula. Mejor, base su alimentación en alimentos enteros y comidas caseras.
2. Deje de comprar alimentos que se rocían con glifosato: el glifosato no puede eliminarse. Permanece en el trigo, la avena y el maíz que come su hijo, lo que significa que termina en su torrente sanguíneo. Por esa razón, es importante que elija productos orgánicos siempre que sea posible. Los productos orgánicos no se rocían con herbicidas sintéticos, lo que reduce la exposición de su hijo. Si esta no es una opción viable, enfóquese en remplazar los alimentos con alto contenido de residuos, como los cereales de avena, las galletas y los bocadillos a base de maíz.
3. Reinicie su sistema nervioso con movimiento diario al aire libre: incluso 20 minutos al aire libre bajo la luz del sol de la mañana ayudan a regular el ritmo circadiano de su hijo y calmar su sistema nervioso.
El movimiento, en especial caminar, trepar, jugar y pasar tiempo en la naturaleza ayuda a descargar el estrés acumulado y equilibrar los neurotransmisores. Si su hijo pasa casi todo el día encerrado o frente a una pantalla, este cambio podría mejorar su sueño, su concentración y su estado de ánimo casi de inmediato.
4. Refuerce la biología de su hijo: los niños prosperan con la estructura, en especial cuando esa estructura favorece la curación. Establezca horarios para las comidas y la hora de dormir. Apague las pantallas al menos 90 minutos antes de irse a la cama. Mantenga las botanas simples y nutritivas.
Este tipo de ritmo reduce el estrés de fondo que mantiene a los niños en modo de "lucha o huida". Una vez que su biología deje de prepararse para el caos, su digestión, su sueño y su estado de ánimo comenzarán a estabilizarse. Es una de las formas más rápidas de devolver la calma a su hogar.
5. Cree un entorno que favorezca la desintoxicación y la reparación: la biología de su hijo no solo necesita menos toxinas, necesita más herramientas para eliminar lo que ya está allí. Deje de utilizar aromatizantes artificiales, velas y toallitas para secadora. Utilice filtros de agua que reduzcan la contaminación por glifosato, fluoruro y metales pesados en su agua potable.
Abra las ventanas durante unos minutos todos los días para refrescar el aire interior. Asegúrese de que coma suficientes carbohidratos saludables y otros alimentos nutritivos. Estos cambios simples le darán el apoyo que necesitan para prosperar.
Recuerde, no tiene que ser perfecto, solo hay que dar el primer paso. Cada paso ayuda a que el cuerpo de su hijo deje de reaccionar y comience a reconstruirse. Y ahí es donde comienza el camino a la curación. Esa es la base de la misión de MAHA: abordar las causas fundamentales, no sólo los síntomas, y darle a cada niño una oportunidad real de tener una buena salud a largo plazo.
Preguntas frecuentes sobre MAHA y la salud infantil
P: ¿Qué es la Comisión MAHA y por qué es tan importante para la salud de su hijo?
R: La Comisión MAHA está investigando cómo las toxinas en los alimentos, el agua y el medio ambiente impulsan la crisis de enfermedades crónicas en Estados Unidos, sobre todo en los niños. El primer informe de la comisión señala al glifosato, los colorantes alimentarios artificiales y el uso excesivo de productos farmacéuticos como las causas principales y propone reformas regulatorias para eliminar poco a poco estas exposiciones dañinas.
P: ¿Cómo llega el glifosato al organismo de los niños y qué efectos tiene?
R: El glifosato, una sustancia química que se utiliza en herbicidas como Roundup, se suele rociar sobre cultivos como el trigo y la avena antes de cosecharse. Un estudio de los CDC lo encontró en la orina del 87 % de los niños que analizaron. Una vez dentro del cuerpo, daña el microbioma intestinal, impide la desintoxicación e incrementa el riesgo de cáncer y otros problemas de salud, incluso en niveles bajos.
P: ¿Por qué los estilos de vida modernos dañan la salud de los niños?
R: No solo se trata de lo que come, sino de la forma en la que vive. El estrés crónico, la luz artificial, el tiempo frente a pantallas, los problemas de sueño y la falta de movimiento al aire libre dañan el sistema nervioso y reducen la producción de energía celular. Esta sobrecarga suele manifestarse en forma de problemas de conducta, cambios de humor y fatiga, incluso cuando los marcadores de salud convencionales parecen normales.
P: ¿Qué productos o hábitos cotidianos representan una amenaza para la salud de su hijo?
R: Los culpables más comunes incluyen alimentos procesados con aceites vegetales y colorantes alimentarios, fragancias sintéticas, granos rociados con pesticidas, horarios de sueño inconsistentes y exposición excesiva a las pantallas. Todos estos factores alteran el intestino, el cerebro y los sistemas metabólicos. Optimizar la calidad de su alimentación, el aire, el agua y la luz, crea las bases para la reparación y la resiliencia.
P: ¿Qué estrategias aceleran la curación de su hijo?
R: Comience por eliminar los aceites vegetales, los aditivos artificiales y los alimentos que se rocían con glifosato. Saque a su hijo al aire libre todas las mañanas para disfrutar del sol, la naturaleza y el movimiento. Establezca una rutina nocturna relajante con un sueño constante. Elimine las fragancias tóxicas y limpie el aire interior. Estos cambios pequeños pero poderosos ayudan a restablecer el equilibrio y mejorar el estado de ánimo, la concentración y todos los demás aspectos de la salud de su hijo.