📝HISTORIA EN BREVE

  • Exponerse al cloro a través de las albercas, el agua del grifo y los productos de limpieza crea subproductos tóxicos como las cloraminas que dañan la piel, los pulmones y los ojos, y estos efectos se acumulan con el tiempo
  • Incluso la exposición a niveles bajos de cloro causa problemas respiratorios, irritación de la piel y se relaciona con un riesgo mayor de cáncer
  • El cloro reacciona con los protectores solares químicos y crea compuestos que alteran las hormonas, y a su vez elimina los aceites protectores de la piel y el cabello al nadar
  • Las estrategias de protección antes de nadar incluyen la aplicación de humectantes de barrera como lanolina pura, enjuagarse con agua limpia antes y usar traje de baño protector para reducir la absorción de cloro
  • Algunas formas de reducir la exposición nociva al cloro son instalar filtros de agua en toda la casa, usar albercas de agua salada en lugar de cloradas y bañarse de inmediato después de nadar

🩺Por el Dr. Mercola

El cloro es parte de todo su entorno, y está en el agua potable, el vapor de la ducha, los sistemas de alberca y los productos de limpieza. El cloro es popular debido a su efecto para matar gérmenes, y se supone que es inofensivo en dosis pequeñas. Sin embargo, la reacción de su cuerpo revela otra cosa.

El cloro parece desinfectar, higienizar y esterilizar desde un punto de vista exterior. No obstante, dentro del cuerpo interactúa con tejidos delicados de maneras que comprometen la función de las células, alteran las hormonas e irritan los pulmones y la piel. Quizás ignore el dolor de garganta que siente después de limpiar el baño o que atribuya la picazón de la piel a las "sustancias químicas de la alberca", pero estos no son inconvenientes pequeños, sino señales de advertencia.

Las personas que trabajan con cloro, como los salvavidas, los conserjes y el personal sanitario, a menudo no se dan cuenta de que la exposición diaria se acumula. Incluso las personas que nadan de vez en cuando y los niños experimentan efectos secundarios que al principio parecen no tener relación, desde una tos crónica hasta erupciones cutáneas recurrentes. Y si no se protege de forma adecuada, incluso el agua del grifo y su rutina de limpieza podrían desgastar las defensas de su cuerpo sin que se dé cuenta.

El primer paso para proteger su salud es comprender dónde ocurre la exposición al cloro, cómo afecta a los diferentes tejidos y qué hábitos lo empeoran. A continuación descubrirá las formas en las que esta sustancia química afecta su cuerpo, las cuales pasan desapercibidas y no se reportan lo suficiente, y qué hacer al respecto antes de que el daño se vuelva permanente.

El cloro afecta la piel, los pulmones y las hormonas

La exposición al cloro provoca múltiples formas de irritación, incluso en niveles bajos. No se trata solo de tener la piel seca. El cloro no permanece estable en el agua, sino que reacciona con materiales orgánicos como el sudor, las células de la piel y la orina para formar subproductos tóxicos como las cloraminas y los trihalometanos, que el cuerpo absorbe a través de la piel o inhala al nadar.1

• Estos subproductos químicos dañan los pulmones y aumentan el riesgo de asma: las albercas cubiertas son un problema. Las cloraminas se acumulan en el aire cuando hay una mala ventilación, lo que hace que las inhale con cada brazada al nadar.

Estas toxinas transportadas por el aire irritan las vías respiratorias y aumentan el riesgo de padecer asma y una afección llamada síndrome de disfunción reactiva de las vías respiratorias (RADS, por sus siglas en inglés), que es un tipo de asma. El "olor a cloro" es en realidad una señal de advertencia de que es probable que haya niveles peligrosos de cloraminas.

• Incluso una exposición breve al agua de la alberca aumenta el riesgo de irritación en los ojos: un estudio descubrió que nadar durante más de 15 minutos aumenta 2.8 veces el riesgo de irritación en los ojos.2 El riesgo aumenta 4.6 veces si los niveles de cloro superan las 0.4 partes por millón (ppm), que está dentro de los niveles aceptados por la ley.3 Estos efectos se deben a que el cloro perjudica la película lagrimal protectora de los ojos, lo que provoca síntomas como enrojecimiento, ardor y visión borrosa.

• El cabello y la piel sufren daños después de nadar: el cloro altera la capa lipídica que protege la piel de la sequedad y la inflamación. Este efecto es aún peor para las personas con eczema o piel sensible. Un estudio descubrió que concentraciones de cloro de tan solo 0.5 ppm empeoraron la inflamación y redujeron la habilidad de la piel para retener agua.4 Esto causó más comezón, enrojecimiento e incluso brotes de eczema o dermatitis relacionada con las albercas.

El cloro también daña su cabello, ya que se une a las proteínas del cabello como la queratina y disuelve el sebo natural que mantiene el cabello fuerte y brillante.5 Esto hace que las hebras estén quebradizas, secas, propensas a romperse y a tener puntas abiertas. El cabello rubio es muy vulnerable y a menudo se torna verde debido a la oxidación del cobre en el agua de la alberca.

• El cloro reacciona con el protector solar y crea toxinas que alteran las hormonas: esta es la parte en la cual el peligro se vuelve más serio. El cloro reacciona con la avobenzona (que es un ingrediente común en los protectores solares químicos) lo que crea fenoles clorados y compuestos de acetilbenceno.6 Estos se relacionan con la alteración de las hormonas y el daño hepático.7

• Las cloraminas, no el cloro, son los culpables y son más difíciles de evitar: si bien, el cloro en sí es un desinfectante poderoso, los compuestos que se forman cuando reacciona con materia orgánica son los que representan un mayor riesgo. Es más probable que estos subproductos secundarios se inhalen o absorban, y no se disipan rápido, en especial en las albercas cubiertas con aire estancado. Esto hace que exponerse de manera repetida sea mucho más dañino de lo que la mayoría de las personas creen.

El cloro es tóxico a nivel celular

El cloro está clasificado como un gas muy reactivo y corrosivo que daña los tejidos al contacto, según el perfil toxicológico del cloro de la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR, por sus siglas en inglés).8

Incluso momentos breves de un nivel elevado de exposición provocan lesiones inmediatas en el tracto respiratorio. El riesgo es más peligroso para las personas que trabajan en el tratamiento de agua, el sector de limpieza público, el mantenimiento de piscinas o la fabricación de productos químicos, aunque incluso nadar o bañarse en agua con cloro supone un riesgo.

• El daño de exponerse todos los días a dosis bajas se acumula con el tiempo y se relaciona con el cáncer: el informe enfatizó que no es necesario que la exposición prolongada al cloro sea extrema para causar daños.

Incluso entrar en contacto de forma repetida y de bajo nivel (ya sea por inhalación o a través de la piel) se ha relacionado con bronquitis crónica, asma y cambios permanentes en la función de los pulmones. Con el paso del tiempo este daño contribuye a una menor absorción de oxígeno, a la fatiga y a cambios en los tejidos provocados por la inflamación que no se resuelven por sí solos.

Entre los grupos con mayor riesgo están los conserjes de hospitales, el personal de los gimnasios, los equipos de mantenimiento de las universidades y las personas que trabajan en el tratamiento de aguas residuales o de agua.9 Estos trabajadores, a diferencia de las personas que nadan por elección, suelen manipular el cloro de forma directa, limpian con él o lo inhalan de superficies tratadas y sistemas de aire sin usar la protección adecuada. La exposición a largo plazo, incluso en dosis pequeñas, se ha relacionado con problemas respiratorios crónicos, daños en la piel e incluso cáncer.10

• El cloro reacciona de inmediato con los tejidos húmedos de los ojos, la boca y los pulmones: el cloro reacciona de inmediato con el agua de las membranas mucosas cuando se inhala y forma ácidos clorhídrico e hipocloroso, los cuales son corrosivos y dañinos para el tejido pulmonar. Esta interacción química provoca sensación de ardor, tos, opresión en el pecho y, en algunos casos, dificultades respiratorias que tardan en aparecer.

• Las vías respiratorias son las primeras en dañarse y las últimas en recuperarse: la ATSDR señaló que el daño a menudo comienza en las vías respiratorias superiores, con irritación de la nariz y la garganta, y luego se propaga a los sacos pequeños de aire donde el oxígeno se intercambia. Incluso si los síntomas mejoran durante un tiempo, el daño subyacente suele dejarlo vulnerable a afecciones a largo plazo como el RADS o la fibrosis, las cuales deterioran de forma permanente la elasticidad y la función pulmonar.

Incluso una exposición de baja concentración modifica la respuesta de los pulmones al aire. Según los datos toxicológicos, las personas expuestas al cloro presentan de forma consistente respuestas hipersensibles en las vías respiratorias, lo que significa que sus pulmones reaccionan de forma exagerada a irritantes pequeños como el polvo o el aire frío. Esto crea un círculo vicioso de inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias que imita el asma, pero sin que exista una causa que provoque alergia.

• El cloro no solo ingresa a su cuerpo, sino que crea toxinas nuevas en su interior, a diferencia de muchos contaminantes: el cloro no flota de manera pasiva a través de su cuerpo. Una vez que lo inhala o absorbe, se transforma en compuestos nuevos que dañan más las células.

La ATSDR confirmó que estas sustancias tóxicas secundarias generan estrés oxidativo, abruman las defensas antioxidantes y dañan las membranas celulares y el ADN de las mitocondrias, lo que causa la pérdida de energía y reacciones inflamatorias.

• Los casos más graves ocurren cuando el cloro se mezcla con otros productos químicos comunes: un riesgo importante en el informe involucra los entornos domésticos o industriales donde el cloro se mezcla por accidente con amoníaco o limpiadores ácidos. Esto produce gas cloramina, que es un compuesto aún más peligroso que causa insuficiencia respiratoria de aparición rápida. Lo que comienza como una limpieza de rutina se convierte rápido en una emergencia médica.

Muchas personas suelen limpiar sus casas con productos a base de cloro en espacios cerrados como baños o cocinas. Ese gas se acumula rápido si no hay ventiladores o ventanas abiertas. Inhalarlo de forma regular promueve el mismo tipo de daños que se observan en los trabajadores de industrias con contenido elevado de sustancias químicas.11

Hábitos de natación que protegen su piel de los daños del cloro

El entrenador Slava Fattakhov, ex nadador profesional y entrenador, publicó una guía de protección de la piel en su sitio web diseñada para nadadores, familias y cualquier persona que se use con regularidad las albercas.12 Su objetivo es ayudar a las personas a nadar sin que sacrifiquen su salud. La guía describe rutinas claras y sencillas que reducen los efectos de sequedad e irritación del cloro antes, durante y después de nadar.

• Hidratar la piel antes de nadar hace que absorba menos las sustancias químicas de la alberca: el entrenador Slava Fattakhov recomienda que se enjuague el cuerpo con agua limpia y sin cloro antes de entrar a la alberca, no solo por higiene, sino para proteger la piel. Este enjuague satura las células de la piel con humedad limpia, lo que dificulta que el agua con cloro se absorba con más profundidad en los poros. Es un hábito pequeño que reduce su exposición a las sustancias químicas cada vez que nada.

• Usar una crema protectora o un aceite natural como la lanolina pura ayuda a retener la humedad: es importante que aplique una capa de protección antes de nadar. Algunos aceites como la lanolina pura o el de coco son un escudo físico entre la piel y el agua. Estos aceites ralentizan la habilidad del cloro de eliminar los aceites naturales del cuerpo.

• La ropa es importante, ya que cubrirse reduce el daño: la guía alienta a que las personas que nadan usen una camiseta de neopreno de manga larga o trajes de baño de cobertura total. Esto reduce la cantidad de piel que está expuesta de forma directa al agua con cloro. Este cambio es una de las formas pasivas más efectivas de prevenir la irritación en los niños y las personas con piel propensa a sufrir eccemas.

• Una de las estrategias más importantes es eliminar el cloro rápido: enjuáguese bien con agua fresca en cuanto salga de nadar. El cloro reacciona con su piel incluso después de que sale de la alberca, por lo que enjuagarse de inmediato detiene ese proceso. Mientras más pronto se enjuague, menos posibilidades tendrá el cloro de perjudicar la barrera de su piel.

• Retenga la humectación después de nadar para acelerar su recuperación: aplique una crema humectante espesa y nutritiva mientras su piel aún esté húmeda después de ducharse. El mejor humectante es la lanolina pura, ya que restaura la función de barrera de la piel y retiene la hidratación. Esto es muy importante para las personas que nadan con frecuencia o para cualquier persona con piel seca o envejecida.

• Manténgase hidratado por dentro y por fuera para tener una piel saludable: la hidratación interna también es importante. Beber agua pura y filtrada antes y después de nadar mejora la resistencia de la piel desde el interior, lo que la ayuda a resistir mejor la exposición a las sustancias químicas. Incluso estar un poco deshidratado hace que la piel sea más reactiva a los irritantes.

Estrategias sencillas para proteger su cuerpo de la exposición al cloro

Deberá cambiar su rutina si la exposición al cloro reseca su piel, interfiere con su respiración o le causa picazón en los ojos cada vez que nada. Las siguientes estrategias son útiles para tomar el control, ya sea que se trate de un nadador, un padre de niños que aman el agua o una persona que trabaja en entornos con cloro.

Su cuerpo no fue diseñado para procesar estas sustancias químicas de forma regular, pero existen formas de defenderse. Solo necesita una mejor estrategia. Le recomiendo implementar las siguientes estrategias para empezar a revertir el daño y limitar la exposición en un futuro.

1. Elija una alberca de agua salada o evite por completo las albercas cubiertas: la exposición al cloro es más grave cuando está concentrada y encerrada, como en una alberca cubierta llena de vapor. Ese "olor a cloro" son las cloraminas tóxicas que se acumulan en el aire. Los sistemas de agua salada utilizan mucho menos cloro y no generan los mismos subproductos agresivos. Las albercas de agua salada al aire libre son una opción mucho más segura para sus pulmones, piel y ojos.

2. Aplique lanolina pura como barrera cutánea antes de nadar: si va a nadar en agua con cloro, primero cubra su piel con lanolina pura. Es uno de los pocos humectantes que crea una barrera gruesa y natural sin irritar la piel sensible. Utilice lanolina líquida para áreas más grandes o de bálsamo sólido para codos, manos y pies. Este paso retiene la humedad y evita que el cloro se filtre en su piel.

3. Instale un filtro de agua en todo su hogar para eliminar el cloro: el cloro no solo se encuentra en las albercas, también en la ducha y en el agua del grifo. Un sistema de filtración de buena calidad en todo el hogar elimina el cloro antes de que llegue a la piel o los pulmones. Esto es más importante de lo que cree, ya que inhalar el vapor de cloro durante las duchas calientes es una de las formas más rápidas en que éste ingresa al torrente sanguíneo. A los pocos días de cambiar a este sistema de filtración notará menos sequedad, menos problemas respiratorios y una piel más suave. También es importante que elimine el cloro del agua potable, ya que los subproductos de desinfección en el agua del grifo se relacionan con un riesgo mayor de cáncer.13

4. Enjuáguese antes y después de nadar: siempre enjuáguese con agua limpia y fresca antes de entrar a la alberca. La piel hidratada absorbe menos cantidad de cloro. Báñese de inmediato con un jabón natural y sin fragancia después de nadar. Luego, huméctese mientras su piel aún esté húmeda para retener la hidratación. Esta rutina de enjuague de dos pasos reduce el tiempo de contacto del cloro y disminuye los efectos dañinos.

5. Evite los protectores solares químicos: el cloro reacciona con ciertos ingredientes de los protectores solares, como la avobenzona y la oxibenzona, y crea subproductos que alteran las hormonas. Quédese en la sombra o use ropa para cubrir su piel cuando necesite limitar su exposición al sol.

Preguntas frecuentes sobre la exposición al cloro

P: ¿Cuáles son los efectos a largo plazo de la exposición al cloro?

R: La exposición prolongada al cloro perjudica los pulmones, la piel y los ojos. Exponerse al cloro aumenta el riesgo de enfermedades como asma y bronquitis, y trastornos de la piel como eczema y dermatitis de contacto. El cloro también reacciona con otras sustancias, lo que forma subproductos tóxicos que alteran las hormonas, se relacionan con el cáncer e irritan los tejidos sensibles.

P: ¿Dónde suele ocurrir la exposición al cloro?

R: La mayoría de las personas tiene contacto con el cloro a través de albercas, agua del grifo, productos de limpieza del hogar y lugares de trabajo como los hospitales, los gimnasios y las instalaciones de tratamiento de agua. Las albercas cubiertas y las áreas de limpieza mal ventiladas son muy riesgosas, ya que los gases tóxicos como las cloraminas se acumulan en el aire.

P: ¿Cómo daña el cloro al cuerpo a nivel celular?

R: Una vez que el cloro entra en contacto con los tejidos húmedos de los ojos, los pulmones o la piel, forma ácidos corrosivos que inflaman y dañan las células. También genera estrés oxidativo, ya que rompe las membranas celulares e interrumpe la producción de energía de las mitocondrias. Exponerse al cloro de forma repetida empeora la inflamación y ralentiza la curación.

P: ¿Qué estrategias puedo implementar para protegerme del cloro?

R: Antes de nadar, utilice lanolina pura como barrera en su piel. Báñese con agua filtrada y humecte su piel de inmediato. Evite los protectores solares químicos y utilice un filtro de agua para todo el hogar para eliminar el cloro del agua potable y de la regadera. Elija albercas de agua salada o nade al aire libre siempre que sea posible, y evite mezclar los limpiadores a base de cloro con otros productos.

P: ¿Qué personas tienen más riesgo de sufrir problemas de salud relacionados con el cloro?

R: Las personas que trabajan en el sector de limpieza, mantenimiento de albercas, hospitales y gimnasios tienen más riesgo, junto con las personas que nadan con frecuencia y los niños. Cualquier persona que se exponga con regularidad al cloro, sobre todo en los entornos mal ventilados, debe tomar medidas para reducir el contacto y cuidar la salud de la piel, los pulmones y la salud general.