📝HISTORIA EN BREVE
- La cirugía en la que se extirpa la vesícula biliar provoca un goteo constante de bilis en los intestinos, lo que hace que la digestión de las grasas sea impredecible y, a menudo, causa diarrea, gases e inflamación
- Hasta el 40 % de las personas experimentan el síndrome poscolecistectomía, con síntomas como náuseas, dolor abdominal superior y malestar digestivo durante meses
- El reflujo biliar es común después de una cirugía de vesícula biliar y causa ardor y acidez estomacal, en especial si consume comidas abundantes o ricas en grasas
- Los cálculos biliares retenidos en los conductos biliares podrían seguir formándose después de la cirugía, lo que podría provocar infecciones, dolor y la necesidad de una intervención médica adicional
- Para aliviar los problemas digestivos y favorecer la recuperación a largo plazo, es fundamental consumir comidas pequeñas y bajas en grasas, introducir fibra soluble, mantenerse bien hidratado y estar atento a la presencia de síntomas graves
🩺Por el Dr. Mercola
La cirugía de vesícula biliar es una de las más realizadas a nivel mundial.1 En Estados Unidos se realizan más de 1.2 millones de estas cirugías cada año2 y la causa más común son los cálculos biliares. Se trata de pequeños depósitos endurecidos de líquido digestivo que bloquean el flujo de bilis, lo que provoca dolor intenso en el abdomen superior derecho, náuseas y, en casos graves, infección o pancreatitis.3
Los cálculos biliares son solo una de las razones por las que se extirpa la vesícula biliar y, por si se lo pregunta, sí, es posible vivir una vida saludable sin este órgano. Sin embargo, hay algunos retos que debe superar, en particular en relación con su sistema digestivo, y algunas cosas importantes que debe tener presente después de someterse a esta intervención quirúrgica para asegurarse de que su recuperación se desarrolle sin contratiempos.
Conceptos básicos: ¿Qué es la vesícula biliar y por qué es necesario extirparla?
La vesícula biliar es un saco en forma de pera de entre 5 y 10 centímetros de largo que se encuentra en la cavidad abdominal, debajo del hígado. Su propósito principal es almacenar y concentrar la bilis que produce el hígado. La bilis es un fluido de color marrón verdoso que el cuerpo utiliza para descomponer y absorber la grasa que comemos.4
• Cómo funciona la vesícula biliar: cuando consume grasa, su hígado envía bilis al duodeno (intestino delgado). La vesícula biliar también entrará en acción, contrayéndose y expulsando más bilis concentrada a través del conducto biliar común hacia el intestino delgado para ayudar a descomponer la grasa. Los carbohidratos y las proteínas se digieren con mayor facilidad y no requieren esta bilis adicional.
• Composición de la bilis: la bilis se compone de agua, colesterol, lecitina, sales biliares (que descomponen las grasas en gotas más pequeñas que son más fáciles de procesar por las enzimas digestivas) y pigmentos biliares. El pigmento biliar principal es la bilirrubina, formada a partir de glóbulos rojos que se descomponen en el hígado. Este pigmento es responsable del color amarillo de la orina y del color café de las heces.
• El rol del páncreas en el proceso digestivo: el páncreas produce y envía enzimas al conducto biliar común a través del conducto pancreático. En conjunto, los jugos digestivos del hígado y las enzimas pancreáticas descomponen los alimentos que consume en forma líquida para que el organismo pueda absorber sus nutrientes.
• Los cálculos biliares afectan al 15% de la población de Estados Unidos: sin embargo, solo el 20 % tendrá complicaciones o síntomas.5 Si los cálculos biliares crecen lo suficiente como para obstruir el conducto biliar, se producen distintos grados de dolor. Si no se trata, la obstrucción puede provocar colecistitis o inflamación de la vesícula biliar.
Para evitar que la vesícula se rompa, es necesario tratar la infección con medicamentos antiinflamatorios; de lo contrario, podría ser mortal, ya que provoca gangrena o un absceso biliar, que es cuando se forma una bolsa de pus en el interior de la vesícula. En casos graves de colecistitis, se extirpa la vesícula biliar, lo cual se denomina colecistectomía.
La cirugía de vesícula biliar genera cambios digestivos de gran importancia
Un informe reciente que publicó The Hearty Soul analizó en profundidad lo que experimentan las personas después de la cirugía de vesícula biliar y cómo responde el cuerpo.6
• La colecistectomía implica más que la pérdida de un órgano: provoca un cambio en la forma en la que el sistema digestivo maneja la grasa, en cómo fluye la bilis y en cómo reacciona el cuerpo en las semanas y meses posteriores. En lugar de terminar con la cirugía, el verdadero trabajo para su cuerpo comienza una vez que regresa a casa y trata de comer los mismos alimentos que antes.
• Los problemas digestivos comunes aparecen en poco tiempo y persisten más de lo esperado: por lo general, las personas que se están recuperando de una cirugía de vesícula biliar experimentan problemas a corto plazo, como inflamación y diarrea, así como complicaciones más graves a largo plazo, como una malabsorción de ácidos biliares e incluso cambios en el peso.
• La diarrea es una preocupación común: se presenta hasta en un 20 % de las personas a las que se les extirpa la vesícula biliar; esto se debe al goteo continuo de bilis hacia los intestinos sin que la vesícula actúe como depósito. La bilis irrita el colon y hace que la digestión sea impredecible e incómoda.
• Algunos síntomas duran mucho más de lo que la mayoría de las personas esperan: si bien muchas personas mejoran en unas pocas semanas, algunas siguen luchando durante meses o incluso más tiempo.
Extirpar la vesícula afecta de forma significativa el proceso que regula la bilis en el cuerpo
Un aspecto importante de los hallazgos de The Hearty Soul es que los problemas digestivos no son aleatorios. Se producen como consecuencia de cambios claros e identificables en la forma de regular la bilis del cuerpo.7
• Si no hay vesícula biliar, la bilis no tiene adónde ir: los ácidos biliares se producen en el hígado y se supone que se almacenan en la vesícula biliar hasta que el cuerpo los necesite para descomponer las grasas. Sin ese depósito de almacenamiento, el hígado sigue produciendo bilis, que ahora solo gotea en el intestino delgado, sin importar si hay comida o no.
• La bilis continua satura la digestión: antes, la bilis solo se liberaba en respuesta a los alimentos, pero como ahora gotea de forma continua, satura el sistema. “La digestión de las grasas es menos eficiente sin la vesícula biliar, lo que puede provocar gases, indigestión e inflamación”, indica el artículo.
• Provoca problemas digestivos: el flujo continuo de bilis irrita el revestimiento del intestino y acelera el tiempo de tránsito a través del tracto digestivo. Esto explica por qué la diarrea y las heces blandas se vuelven tan comunes.
• El colon tiene dificultades para manejar el exceso de bilis: no está diseñado para soportar la exposición constante a la bilis. Aunque el cuerpo intenta reabsorber los ácidos biliares en el intestino delgado, cuando se sobrecarga, el exceso de bilis se derrama en el colon. Esto da como resultado una malabsorción de ácidos biliares, la cual es una condición en la que el cuerpo no recicla la bilis de manera efectiva, provoca diarrea crónica, calambres y deposiciones frecuentes.
Cómo afrontar los síntomas después de la cirugía
El artículo también destacó que no todos los cuerpos reaccionan de la misma manera. Las dificultades digestivas más notorias parecieron afectar a aquellos que habían tenido cálculos biliares con anterioridad, lo que sugiere que sus sistemas digestivos presentaron problemas antes de la cirugía.8
• No se trata solo de incomodidad: en algunos casos, aún pueden formarse cálculos en el conducto biliar, lo cual es una afección llamada coledocolitiasis. Podría provocar infecciones y generar la necesidad de someterse a más cirugías en el futuro. Las personas que habían tenido cálculos biliares fueron más propensas a desarrollar coledocolitiasis.
• Los casos más graves implican el síndrome poscolecistectomía: no se trata de una enfermedad en sí, sino de un grupo de síntomas que persisten después de la cirugía, entre los que se incluyen náuseas, dolor abdominal superior y malestar digestivo. Al menos entre el 5 % y el 40 % de los pacientes padecen este síndrome.
• Su alimentación hace una gran diferencia en la recuperación: es tan importante como la cirugía misma. The Hearty Soul recomendó comenzar con líquidos claros como caldo y gelatina y luego hacer una transición lenta hacia comidas pequeñas y bajas en grasas. Consuma alimentos bajos en grasas y ricos en fibra (como frijoles, frutas y vegetales) para reducir el riesgo de inflamación y diarrea.
• No subestimes el poder de la hidratación: si padece diarrea por ácidos biliares, beber suficiente agua y reemplazar los minerales perdidos con caldo y bebidas electrolíticas es esencial para evitar la fatiga y la deshidratación.
• El aumento o la pérdida de peso a menudo se relaciona con los hábitos alimenticios posteriores a la cirugía: el artículo indica que los cambios de peso son comunes después de la cirugía, no por la cirugía en sí, sino debido a cambios en el apetito y los hábitos alimenticios. Algunas personas pierden peso por miedo a comer alimentos que podrían desencadenar los síntomas, mientras que otras ganan peso al recurrir a alimentos procesados o reconfortantes que les parecen seguros pero que tienen un alto contenido de azúcar y almidones.
• Es importante comenzar a introducir fibra soluble en su alimentación: alimentos como zanahorias, ciruelas pasas, betabel, quimbombó y garbanzos actúan como esponjas, ya que se unen a los ácidos biliares y reducen la irritación en el tracto digestivo.
La recuperación después de extirpar la vesícula biliar es menos predecible de lo que parece
De acuerdo con la Clínica Cleveland, la recuperación de la cirugía de vesícula biliar implica un ajuste a largo plazo. Si está pasando por este procedimiento o si está apoyando a alguien que lo está haciendo, debe estar preparado para ciertos desafíos.9
• El tipo de cirugía influye en el tiempo de recuperación y los efectos secundarios: aquellos que se sometieron a cirugía abierta reportaron más dolor y requirieron un descanso más prolongado antes de regresar a sus actividades normales. Sin embargo, los pacientes que se sometieron a una cirugía laparoscópica o robótica (que solo utilizan pequeñas incisiones y son menos invasivas) pudieron reanudar su vida cotidiana con mayor rapidez.
Aun así, tuvieron que mantenerse al pendiente de problemas comunes como el estreñimiento, que a menudo se debía a los analgésicos más que a la propia cirugía. Sin importar el procedimiento, la hidratación, los movimientos suaves y evitar el alcohol durante las dos primeras semanas ayudaron a que la recuperación fuera más rápida.
• Los tiempos de recuperación varían y a veces los síntomas persisten: si bien la mayoría de las personas logran buenos resultados, la recuperación no siempre sigue un cronograma sencillo. De acuerdo con la Clínica Cleveland, la recuperación típica de una laparoscopia dura unas dos semanas, y la de una intervención abierta, entre seis y ocho semanas; sin embargo, las complicaciones pueden alargar estos plazos.
• Las lesiones del conducto biliar requieren atención inmediata: aunque son poco frecuentes, pueden provocar fugas de bilis y causar infecciones graves. Estas complicaciones requieren atención inmediata e intervenciones adicionales.
• No ignore los síntomas graves: si experimenta inflamación alrededor de la incisión, náuseas persistentes o piel amarillenta (ictericia), estos síntomas podrían indicar pérdida de bilis o cálculos acumulados. Ambos problemas se pueden corregir si se detectan a tiempo, así que asegúrese de informar a su médico de inmediato.
• El síndrome poscolecistectomía persiste después de la cirugía: otro detalle importante que destacó la Clínica Cleveland es que si el síndrome postcolecistectomía persiste más allá de los primeros meses, es necesario regresar con su proveedor de atención médica para una evaluación más profunda.
• La velocidad de mejora depende de la alimentación y los hábitos: la mayoría de los pacientes observan una mejora de los síntomas en un plazo de cuatro a seis semanas, pero algunos pacientes informan que los síntomas persisten durante más de un año.
Las mejoras más notables se observaron en los pacientes que siguieron las directrices alimenticias desde el principio: comieron porciones pequeñas y bajas en grasa y volvieron a introducir alimentos más pesados solo después de que su cuerpo se adaptara. Quienes ignoraron las recomendaciones y retomaron sus patrones de alimentación normales de inmediato informaron tasas más altas de gases, inflamación e indigestión.
• El reflujo biliar es común y altera la digestión: esto ocurre cuando cantidades pequeñas de bilis se filtran al estómago, causan malestar y síntomas de acidez estomacal. Esto ocurre porque el flujo continuo de bilis a veces retrocede hasta el estómago. A los pacientes que lo experimentan se les aconseja evitar las comidas abundantes y los alimentos ricos en grasas, y comer en porciones más pequeñas a lo largo del día.10
Cómo aliviar los problemas digestivos después de una cirugía de vesícula biliar
Si le extirparon la vesícula biliar, el paso más importante es tratar el desequilibrio biliar y favorecer la digestión con alimentos y hábitos diarios adecuados. Si tiene diarrea, inflamación o deposiciones irregulares, esto es lo que le recomiendo para ayudar a su cuerpo a adaptarse y sentirse mejor.11,12
1. Comience poco a poco y consuma pocas grasas durante las primeras semanas: su cuerpo necesita tiempo para adaptarse al flujo constante de bilis hacia su intestino. Si comienza a comer comidas pesadas de inmediato, solo empeorará la inflamación y la diarrea. Comience con líquidos claros como caldo, gelatina y bebidas con electrolitos. Vaya incorporando porciones pequeñas de proteínas magras, vegetales al vapor y frutas blandas.
2. Introduzca fibra soluble para unir la bilis y calmar su intestino: la fibra soluble actúa como una esponja para el exceso de bilis, lo que ayuda a reducir la diarrea y la irritación. Recomiendo empezar con opciones suaves como zanahorias, garbanzos y betabeles. Si es una persona que ha batallado con la fibra en el pasado, vaya despacio, ya que consumir cantidades elevadas en poco tiempo puede provocar gases. Comience con una porción al día y vaya aumentando poco a poco. Lleve un registro en un cuaderno o en su teléfono para que sepa qué le sienta bien y qué no.
3. Hidrátese de forma inteligente y recupere los minerales perdidos: la diarrea que surge después de la cirugía lo deja deshidratado y agotado. Le recomiendo beber caldo de huesos, agua de coco o una bebida con electrolitos todos los días. Si es una persona activa, preste aún más atención a esto: perder electrolitos a través del sudor y las heces blandas lo hace sentir mareado y débil.
4. Esté atento al reflujo biliar y controle el tamaño de sus comidas: si ha comenzado a sentir acidez estomacal o un sabor amargo en la boca después de comer, es posible que tenga reflujo biliar. Esto sucede cuando la bilis regresa al estómago.
Le sugiero comer de cinco a seis comidas pequeñas en lugar de tres grandes. Si está acostumbrado a saltarse comidas o a hacer cenas abundantes, esto requerirá un ajuste, pero vale la pena. Procure que las comidas sean sencillas, evite los alimentos picantes y nunca se acueste después de comer.
5. No ignore los síntomas persistentes: aunque los problemas leves son comunes, el dolor persistente, el color amarillento de la piel o los ojos o la orina oscura son signos de algo más grave. Estos síntomas indican obstrucciones o cálculos en los conductos biliares que necesitan atención. Si nota estos cambios no espere.
Actúe de inmediato para evitar problemas mayores. Mantenerse atento a estos signos le permitirá proteger su salud y evitar complicaciones.
Preguntas frecuentes sobre la recuperación después de una cirugía de vesícula biliar
P: ¿Qué problemas digestivos podrían surgir después de una cirugía de vesícula biliar?
R: Se producirán cambios en la forma en que el cuerpo maneja la grasa, con problemas comunes como diarrea, gases e inflamación. Esto sucede porque la bilis gotea de forma continua en los intestinos sin almacenarse, lo que hace que la digestión sea impredecible y a menudo incómoda.
P: ¿Cuánto tiempo durarán los problemas digestivos posteriores a la cirugía?
R: La mayoría de las personas mejoran en un plazo de cuatro a seis semanas, pero hasta el 40 % de los pacientes experimentan el síndrome poscolecistectomía con síntomas como náuseas, dolor abdominal y malestar digestivo durante meses.
P: ¿Es posible que se formen cálculos biliares después de extirpar la vesícula?
R: Sí, aún pueden formarse cálculos en los conductos biliares, lo cual es una afección que se conoce como coledocolitiasis. Esto provoca infecciones y dolor y podría requerir intervención médica adicional si no se detecta a tiempo.
P: ¿Cuáles son los mejores alimentos para mejorar la digestión después de la cirugía?
R: Comience con líquidos claros e introduzca comidas pequeñas y bajas en grasas de manera gradual. Enfóquese en comer alimentos con fibra soluble como zanahorias, garbanzos y avena para ayudar a unir el exceso de bilis y reducir la irritación en el intestino.
P: ¿Cómo puedo detectar problemas después de la cirugía?
R: Esté atento a signos como dolor abdominal persistente, coloración amarillenta de la piel o los ojos (ictericia), orina oscura o heces pálidas. Estos síntomas podrían indicar obstrucciones o infecciones de los conductos biliares y requieren atención inmediata.