📝HISTORIA EN BREVE
- La enfermedad del hígado graso afecta a casi el 25 % de los adultos en todo el mundo y progresa de forma discreta, lo que provoca cirrosis, enfermedades cardiacas, diabetes y cáncer de hígado
- Las investigaciones demuestran que la enfermedad del hígado graso aumenta de forma significativa el riesgo de mortalidad, en especial por trastornos del sistema endocrino y durante el primer año tras el diagnóstico
- Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales amenazas para las personas con hígado graso, ya que la fibrosis hepática avanzada aumenta en gran medida el riesgo de sufrir eventos adversos graves
- El consumo excesivo de fructosa de los alimentos procesados causa lipogénesis de novo (creación de grasa) en el hígado y favorece la resistencia a la insulina, incluso sin que se consuma alcohol
- El tratamiento aborda las causas fundamentales mediante cambios en la alimentación, hacer actividad física regular, controlar el peso, desarrollar los músculos y corregir desequilibrios metabólicos como la resistencia a la insulina
🩺Por el Dr. Mercola
La enfermedad del hígado graso se ha convertido en una afección muy extendida, la cual afecta a casi el 25 % de los adultos en todo el mundo.1 Dicho de otra manera, es probable que una de cada cuatro personas que conoce padezca hígado graso sin ni siquiera darse cuenta.
Como su nombre lo indica, el hígado graso se caracteriza por una acumulación anormal de grasa en las células hepáticas, lo que causa inflamación, daña el tejido sano y con el tiempo provoca una cicatrización permanente conocida como cirrosis. La mayoría de las personas que padecen enfermedad del hígado graso no experimentan síntomas claros al principio, pero a medida que empeora comienzan a aparecer molestias abdominales persistentes, fatiga o pérdida de peso inexplicable.
Sin una intervención adecuada, la enfermedad del hígado graso se convierte en un daño hepático grave y aumenta de forma significativa el riesgo de padecer enfermedades cardiacas, diabetes de tipo 2 e incluso cáncer de hígado. Y lo que es aún más alarmante, las investigaciones demuestran que se relaciona de forma directa con una mayor mortalidad, incluso en sus fases más tempranas.
Deficiencia de ácido linoleico y colina: una combinación mortal que provoca la enfermedad del hígado graso
Cuando se trata de la enfermedad del hígado graso, el consumo excesivo de ácido linoleico (AL) es uno de los factores más importantes, ya que afecta la salud de las células. Además de este problema está la falta de colina en la alimentación. Abordé estos temas en un estudio que escribí, del que compartiré más información en un futuro.
• El exceso de AL crea metabolitos tóxicos: cuando el AL, que es una grasa poliinsaturada omega-6 (PUF, por sus siglas en inglés), se peroxida, crea metabolitos como el 4-hidroxinonenal (4-HNE), que es un aldehído reactivo conocido por afectar la integridad de la membrana mitocondrial que provoca una acumulación de grasa en el hígado.
Como se señaló en un estudio de Nutrients, "algunos estudios sugirieron que los PUFA omega-6 se relacionan con enfermedades inflamatorias crónicas como la obesidad, la enfermedad del hígado graso no alcohólico y las enfermedades cardiovasculares".2
• La deficiencia de colina contribuye a la acumulación de grasa: la colina ayuda a mantener la integridad de la membrana celular, y las investigaciones demuestran que, si hay una deficiencia, la grasa se acumula en el hígado debido a la mala secreción de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL, por sus siglas en inglés). 3
El hígado produce VLDL para transportar la grasa y el colesterol a las células de todo el cuerpo a través del torrente sanguíneo.4 Pero si no hay suficiente fosfatidilcolina (que se sintetiza mediante un consumo suficiente de colina), la grasa se queda en el hígado.
• El AL y la deficiencia de colina perjudican su salud: según el investigador independiente en nutrición Chris Masterjohn, Ph.D., comer alimentos ricos en AL sin obtener suficiente colina crea un círculo vicioso que provoca la enfermedad del hígado graso:5
"Creo que la grasa alimenticia, ya sea saturada o no saturada, y cualquier otra cosa que el hígado convierta en grasa, como la fructosa y el etanol, podrían favorecer que la grasa se acumule, siempre que no obtengamos suficiente colina.
Una vez que la grasa se acumula, el factor inflamatorio principal en esta grasa es el consumo excesivo de PUFA (grasa poliinsaturada de aceites vegetales y tal vez el aceite de pescado)”.
El exceso de fructosa: otro factor relacionado con la enfermedad del hígado graso
Como ya se señaló, la enfermedad del hígado graso va en aumento en Estados Unidos. La suposición original es que el consumo de alcohol contribuyó a este problema tan generalizado de salud pública. Sin embargo, las investigaciones demuestran que ni siquiera es necesario beber para desarrollar la enfermedad del hígado graso, y otro culpable es un ingrediente común que se utiliza en exceso en la mayoría de los alimentos procesados: la fructosa.
• Demasiada fructosa procesada daña el hígado: su hígado es capaz de procesar cantidades modestas de fructosa y convertirla en energía. Pero cuando de repente recibe una cantidad más alta de lo normal (por ejemplo, cuando consume una bebida azucarada), su hígado experimenta una lipogénesis de novo, lo que significa que crea grasa nueva.
• Mayor riesgo de resistencia a la insulina: consumir cantidades elevadas de fructosa procesada hace que sus células sean más susceptibles a la resistencia a la insulina. En condiciones normales, la insulina ayuda a trasladar el azúcar del torrente sanguíneo a las células para que se use como energía. Pero una vez que sus células no responden a la insulina como antes, el azúcar permanece en la sangre, lo que provoca que los niveles de azúcar en la sangre aumenten y contribuyan a las enfermedades.
• El exceso de azúcar refinada altera las prioridades metabólicas del cuerpo: para empeorar las cosas, los procesos impulsados por la fructosa en el hígado reducen la capacidad del cuerpo para quemar grasa debido a que la mayor parte del esfuerzo metabólico está dirigido a controlar la carga entrante de azúcar. Si esto se vuelve crónico, su cuerpo creará más grasa de la que puede utilizar de forma adecuada, lo que aumentará su riesgo de sufrir problemas de salud como enfermedades cardíacas y fatiga.
Para que quede claro, la fructosa por sí sola no es dañina. También se encuentra en las frutas, que promueven una salud óptima. La diferencia es que la fruta también contiene fibra, vitaminas y otros compuestos bioactivos que ralentizan la absorción de fructosa. En realidad, solo la fructosa procesada y refinada es problemática.
Entonces, si quiere proteger su hígado del desarrollo de depósitos de grasa, incluso si no bebe alcohol, la solución es obvia: es mejor elegir fuentes naturales de azúcar que bebidas y alimentos procesados.
Más información sobre los hallazgos de mortalidad por causas específicas
Un estudio publicado en el Journal of Hepatology6 se propuso descubrir con exactitud cómo la enfermedad del hígado graso se relaciona con causas de muerte diferentes. En lugar de centrarse solo en los resultados cardiovasculares o relacionados con el hígado más comunes, los investigadores profundizaron y analizaron numerosos problemas médicos para demostrar si algunas afecciones se elevaron más que otras bajo la influencia de la enfermedad del hígado graso.
• Los problemas relacionados con el sistema endocrino se destacaron: un gran hallazgo del estudio es un aumento notable en la probabilidad de muerte por causas relacionadas con el sistema endocrino en personas que padecen enfermedad del hígado graso.
Los trastornos endocrinos consisten en desequilibrios hormonales en órganos como el páncreas o la tiroides. Si bien, es posible que piense en complicaciones cardíacas o hepáticas cada vez que escucha la frase "enfermedad del hígado graso", este estudio demostró que la mortalidad relacionada con las hormonas también fue mucho mayor en los pacientes diagnosticados con enfermedad del hígado graso. En específico, el riesgo de sufrir estas causas endocrinas de muerte es tres veces mayor que el de las personas sin enfermedad del hígado graso.
• La enfermedad del hígado graso lo hace más susceptible a otras enfermedades crónicas: los investigadores también abordaron las muertes atribuidas a infecciones, enfermedades gastrointestinales (excluyendo afecciones hepáticas directas) y trastornos de salud mental.
Las infecciones y los problemas gastrointestinales presentaron un riesgo elevado en general, y se teoriza que la enfermedad del hígado graso provoca una reacción en cadena que reduce la resiliencia a ciertas amenazas bacterianas o virales, además de crear un entorno más propenso a desequilibrios digestivos.
Además, los investigadores observaron que el riesgo de mortalidad por problemas de salud mental no aumentó de forma significativa. Sin embargo, no deja de ser un hallazgo digno de mención.
• La cirrosis hepática provoca una cascada de enfermedades: un aspecto que merece ser mencionado es la comparación del riesgo de mortalidad en subgrupos diferentes que también padecieron cirrosis.
Las personas con cirrosis avanzada demostraron la mayor vulnerabilidad a causas de muerte no hepáticas, incluso más allá de lo que las personas suelen imaginar al oír "cirrosis". Una vez que el hígado se ve muy comprometido, los efectos en múltiples sistemas orgánicos se intensifican.
• Cuanto antes reciba el tratamiento, mejor será el resultado: la investigación indicó que el riesgo de mortalidad fue muy elevado durante el primer año después de que los participantes recibieron su diagnóstico de enfermedad del hígado graso. Esto significa que, si le diagnostican esta afección, es recomendable tomar medidas positivas lo antes posible: los cambios de salud y estilo de vida que elija tendrán el mayor impacto en esos primeros meses.
• La enfermedad del hígado graso prepara el terreno para resultados más graves: los autores propusieron que el entorno metabólico que rodea la enfermedad del hígado graso fomenta una inflamación generalizada y una sobrecarga de sustancias grasas en el torrente sanguíneo, lo que desgasta los tejidos más allá del hígado. Este estado crónico de “alerta” del cuerpo reduce la capacidad de una persona para manejar complicaciones secundarias como infecciones o desequilibrios hormonales en la tiroides o el páncreas.
En general, estos hallazgos explican cómo la enfermedad del hígado graso aumenta los riesgos para la salud en formas que van mucho más allá de los problemas cardíacos o el cáncer. Al descubrir qué afecciones experimentan mayores aumentos, los profesionales médicos y los pacientes afectados podrán adoptar un enfoque más específico para prevenir y curar.
Más información sobre la mortalidad relacionada con la enfermedad del hígado graso
Un estudio de apoyo publicado en Clinical Molecular Hepatology7 se centró en las maneras en que la enfermedad del hígado graso afecta la supervivencia de una persona. De forma similar al estudio del Journal of Hepatology, los investigadores evaluaron qué enfermedades afectaron más e investigaron la importancia relativa de las complicaciones cardíacas, el cáncer, la insuficiencia hepática y las muertes relacionadas con la diabetes. También analizaron cómo esos riesgos cambian cuando la enfermedad del hígado graso progresa e interactúa con otras afecciones.
• Las enfermedades cardiovasculares se ubican como una de las amenazas principales: este hallazgo no se refiere sólo a la incidencia, sino también a la frecuencia con la que resultó en mortalidad en las personas con enfermedad del hígado graso. Esto cuestiona la suposición de que las complicaciones hepáticas siempre dominan la lista, lo que sugiere que la salud cardíaca podría ser aún más urgente para este grupo de personas.
El equipo de investigación también analizó los cánceres extrahepáticos, es decir, los cánceres que se desarrollan fuera del hígado. Según sus hallazgos, las neoplasias malignas extrahepáticas aumentaron en gran medida en los pacientes con enfermedad del hígado graso, lo que aumenta la probabilidad de resultados fatales en esa población en comparación con los que no la padecen.
• Una gran parte del rompecabezas es la fibrosis avanzada: para algunas personas, la acumulación de grasa produce de forma gradual una reacción en cadena, lo que deja cicatrices extensas en el hígado. Esto reduce la habilidad del órgano para desintoxicarse y regular los procesos metabólicos esenciales.
Los investigadores observaron que, una vez que la cicatrización alcanza un cierto umbral, el riesgo de complicaciones graves (ataques cardíacos, derrames cerebrales y desarrollo agresivo de cáncer) aumenta incluso más de lo esperado solo por la enfermedad del hígado graso. También destacaron que factores metabólicos, como niveles elevados de azúcar en la sangre o anomalías lipídicas, agravan aún más estos peligros.
• Ciertos factores genéticos y hormonales influyen en el riesgo de complicaciones: ser portador de variantes del gen PNPLA3 aumenta la gravedad de la enfermedad del hígado graso y acelera su progresión. Para contextualizar: el PNPLA3 interviene en la forma en la que el hígado procesa las grasas, por lo que, si el gen se altera un poco, la grasa se acumula más rápido, lo que genera estrés adicional en el cuerpo.
Otro punto que destacaron los investigadores es la función de la tiroides: tener niveles bajos de hormona tiroidea o incluso niveles limítrofes aumentan el riesgo de mortalidad por cualquier causa en los casos de enfermedad del hígado graso. Esa relación se basa en cómo las hormonas tiroideas ayudan a controlar el metabolismo. Si su metabolismo se ralentiza o se vuelve errático, se produce una mayor acumulación de grasa, lo que promueve los procesos inflamatorios que con el tiempo ponen en peligro su salud.
• La sarcopenia también aumenta la mortalidad: el tejido muscular es activo a nivel metabólico, por lo que perderlo no solo ralentiza el metabolismo sino que también perjudica la capacidad del cuerpo para procesar la glucosa, regular la insulina y mantener defensas inmunitarias sólidas.
Mediante un seguimiento de pacientes que tuvieron enfermedad del hígado graso y pérdida muscular significativa, los investigadores descubrieron una tasa de mortalidad más elevada que se extendió más allá de solo los problemas hepáticos. Este hallazgo demuestra que mantener una masa muscular saludable, a través de entrenamiento de fuerza o un consumo adecuado de proteínas, será beneficioso para las personas que ya tienen un perfil hepático comprometido.
• Los cambios saludables en el estilo de vida protegen el hígado: se sugirió que perder peso tuvo un gran impacto, en específico cuando las personas combinaron una alimentación saludable con actividad física constante. En resumen, cuando se quema el exceso de grasa corporal, la carga inflamatoria en el hígado disminuye.
Menos grasa almacenada significa menos probabilidades de resistencia a la insulina, que el estudio identificó como un factor que causa la enfermedad avanzada. Asimismo, los investigadores observaron que las personas que siguieron una alimentación saludable notaron reducciones más marcadas en su riesgo general de mortalidad.
• La inflamación crónica es un factor central: los depósitos de grasa, una vez que se acumulan lo suficiente, hacen que las células inflamatorias liberen sustancias que perjudican la integridad vascular, obstaculizan las respuestas inmunitarias y fomentan el crecimiento celular descontrolado. Con el tiempo, esto agrava todo tipo de problemas, desde la formación de placas arteriales pequeñas hasta la aparición de tumores malignos.
Estrategias prácticas para combatir la enfermedad del hígado graso
Si padece de enfermedad del hígado graso, es importante que aborde las razones principales que la provocan para lograr una curación duradera. No existe un enfoque único para todos, pero comprometerse con realizar diferentes cambios de estilo de vida significativos y específicos lo pondrá en el buen camino. Estas son algunas de mis recomendaciones:
1. Mejore su alimentación: la forma más inmediata de abordar la causa subyacente del hígado graso es cambiar a una alimentación saludable. De prioridad a alimentos enteros y sin procesar, en especial vegetales, frutas, proteínas magras y carbohidratos saludables. Recuerde aumentar también su consumo de colina, que se encuentra en las yemas de huevo de gallinas camperas, la rúcula y el hígado de res de animales alimentados con pastura.
Por último, elimine los alimentos ultraprocesados y cualquier producto que contenga jarabe de maíz con alto contenido de fructosa y otros azúcares añadidos.
2. Priorice la actividad física: el ejercicio es una de las mejores cosas que puede hacer por su salud. Intente realizar al menos 30 minutos de actividad de intensidad moderada la mayoría de los días de la semana, como caminatas rápidas, ciclismo o natación.
Una mayor actividad física ayuda al cuerpo a quemar el exceso de grasa almacenada, en especial alrededor del hígado, y aumenta la sensibilidad a la insulina, lo que reduce de forma directa el ciclo inflamatorio causado por la enfermedad del hígado graso.
3. Controle de forma activa su peso: en relación al punto anterior, el exceso de peso corporal es un culpable del desarrollo del hígado graso. Perder incluso una cantidad modesta (alrededor del 7 % al 10 % del peso corporal total) aporta beneficios espectaculares.8
Si es una persona obesa o tiene sobrepeso, establezca metas de peso alcanzables y graduales en lugar de hacer dietas extremas. La reducción constante y sostenida es la forma más efectiva de revertir la acumulación de grasa en el hígado.
4. Desarrolle y mantenga la masa muscular: el músculo no solo sirve para la fuerza: es crucial para el metabolismo. Realice entrenamiento de resistencia al menos dos veces por semana para desarrollar y preservar su masa muscular. Esto aumenta la habilidad del cuerpo para procesar el azúcar, regular la insulina y reducir los depósitos de grasa dañinos. La masa muscular sana apoya de manera directa la función hepática, ya que reduce la inflamación sistémica y mejora el metabolismo general.
5. Aborde los desequilibrios metabólicos subyacentes: si tiene diabetes, prediabetes o resistencia a la insulina, es esencial que mejore su control del azúcar en la sangre. Preste mucha atención a su consumo de carbohidratos, y elija carbohidratos complejos (como el arroz blanco) en lugar de azúcares simples. Para comprender el impacto de los carbohidratos en su salud metabólica, lea mi artículo llamado: “La "fobia" que le hace subir de peso".
6. Considere suplementar con citicolina: como ya se señaló, la deficiencia de colina crea depósitos de grasa en el hígado porque el órgano no es capaz de enviar la VLDL producida a todo el cuerpo. Para aumentar su consumo, considere tomar suplementos. Sin embargo, no cualquier suplemento de colina es útil: le recomiendo citicolina debido a que la mayoría de las formas de suplementos de colina tienen poca disponibilidad.
La citicolina es el precursor inmediato de la síntesis de fosfatidilcolina, y un mayor consumo ayuda a que la grasa se transporte fuera del hígado. Las formulaciones varían según el fabricante y van de 500 a 2.500 mg al día. Para conocer su dosis ideal, consulte con su médico ya que la toxicidad de la colina, aunque poco común, es una afección real.9
Preguntas frecuentes sobre la enfermedad del hígado graso y las enfermedades crónicas
P: ¿Qué es la enfermedad del hígado graso y por qué es preocupante?
R: La enfermedad del hígado graso ocurre cuando el exceso de grasa se acumula en las células del hígado, lo que causa inflamación, daño y, con el tiempo, cirrosis. Aumenta de forma significativa los riesgos de complicaciones de salud como enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, cáncer de hígado y trastornos endocrinos. Esto genera mayores tasas de mortalidad general.
P: ¿Cuáles son los síntomas comunes de la enfermedad del hígado graso?
R: Al principio, la enfermedad del hígado graso no suele presentar síntomas claros, lo que dificulta su detección temprana. A medida que avanza, surgen síntomas como fatiga, malestar abdominal persistente y pérdida de peso inexplicable. La detección temprana y el tratamiento proactivo mejorarán en gran medida los resultados.
P: ¿Cómo afecta la enfermedad del hígado graso a la salud más allá del daño hepático?
R: Además del daño hepático, la enfermedad del hígado graso eleva de forma significativa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, muertes relacionadas con el sistema endocrino, problemas gastrointestinales, infecciones y cánceres extrahepáticos. La inflamación crónica asociada con el hígado graso altera múltiples sistemas orgánicos, lo que provoca una mayor vulnerabilidad a otros problemas de salud.
P: ¿Qué factores del estilo de vida promueven más la enfermedad del hígado graso?
R: La alimentación, en especial el exceso de fructosa procedente de alimentos y bebidas azucarados, tienen una gran influencia. El consumo elevado de fructosa crea grasa en el hígado, promueve la resistencia a la insulina y reduce la capacidad de quemar grasa, lo que agrava la acumulación de grasa en el hígado. Otros factores críticos incluyen la obesidad, la falta de actividad física y la pérdida de masa muscular (sarcopenia).
P: ¿Cuáles son las mejores formas de tratar o revertir la enfermedad del hígado graso?
R: La enfermedad del hígado graso se puede tratar o revertir con efectividad a través de adoptar una alimentación saludable rica en alimentos enteros, realizar actividad física con regularidad, perder el exceso de peso corporal, mantener la masa muscular mediante entrenamiento de resistencia y abordar condiciones metabólicas subyacentes, como la resistencia a la insulina o la diabetes. La intervención temprana mejora de forma significativa el pronóstico.
🔎Fuentes y Referencias:
- 1 Hepatology. 2023 Jan 3;77(4):1335–1347
- 2 Nutrients 2020, 12(11), 3365; doi: 10.3390/nu12113365
- 3 Oregon State University Linus Pauling Institute, “Choline”
- 4 Endotext, “Introduction to Lipids and Lipoproteins,” January 14, 2024
- 5 Chris Masterjohn Ph.D. Substack.com, November 23, 2010
- 6 Journal of Hepatology, March 24, 2025
- 7 Clin Mol Hepatol. 2022 Nov 22;29(Suppl):S43–S57
- 8 PLoS One. 2022 Feb 17;17(2):e0263931
- 9 NIH, “Choline”