📝HISTORIA EN BREVE

  • Cuando las células se vuelven resistentes a la insulina, comienzan a experimentar problemas para utilizar la glucosa como fuente principal de energía, lo que obliga al cuerpo a convertir el exceso de glucosa en fructosa a través de la vía del sorbitol, que es como un "plan de respaldo" que evita una crisis inmediata, pero causa daños a largo plazo
  • Las alimentaciones modernas que contienen grandes cantidades de azúcares refinados y aceites de semillas (como el aceite de soya y maíz), junto con la exposición a las toxinas ambientales y los plásticos, han provocado que hasta el 99 % de las personas que viven en los Estados Unidos tengan cierto grado de resistencia a la insulina
  • El análisis de sangre HOMA-IR proporciona una alerta temprana de la resistencia a la insulina; las puntuaciones superiores a 1.0 indican posibles problemas metabólicos que deben tratarse de inmediato con ayuda de cambios en el estilo de vida
  • A diferencia de lo que muchos piensan, el arroz blanco podría ser más saludable que el arroz integral para las personas con resistencia a la insulina, ya que la fibra que contiene el arroz integral puede alimentar bacterias intestinales dañinas, y dado que contiene niveles elevados de omega-6 también puede causar inflamación
  • Su cuerpo necesita alrededor de 200 a 250 gramos de carbohidratos al día, por lo que, restringir el consumo de estos nutrientes puede incrementar los niveles de hormonas del estrés como el cortisol, que recurren al tejido muscular para producir glucosa

🩺Por el Dr. Mercola

La resistencia a la insulina suele pasar desapercibida. Esto significa que podría comer grandes cantidades de barras de chocolate o beber refresco todos los días sin ningún problema, al menos en un principio. Pero, por dentro, sus células están luchando por mantener todo este azúcar bajo control.

Se dice que el azúcar puede dar un estímulo inmediato, pero una vez que desaparece, el resto del azúcar provoca mucho estrés dentro de su cuerpo. Con el tiempo, este exceso de azúcar causa un desequilibrio en su población de bacterias, lo que daña las mitocondrias y reduce su capacidad para utilizar la glucosa. Cuando desarrolla resistencia a la insulina, las células no reciben la glucosa que necesitan para funcionar de forma correcta.

Ciertas sustancias químicas ambientales también pueden dañar las mitocondrias, ya que actúan como "venenos" que alteran su función. Una vez que las células se exponen a estos venenos mitocondriales durante suficiente tiempo, comienzan a depender más de la vía del sorbitol, que convierte la glucosa en fructosa. Si bien, no es tan peligroso como tener niveles demasiado altos de azúcar que pueden provocar un coma, también deterioran su salud.

Y, cuando no se trata, puede causar problemas de salud graves, como diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas o problemas hepáticos. Esa es una de las razones por las que la mayoría de los adultos terminan con algún problema de salud, a pesar de que en su juventud no experimentaron ninguno.

La importancia de la insulina en la salud

La insulina es una hormona que realiza una función vital: ayudar a controlar la forma en que las células absorben y utilizan el azúcar (glucosa) para obtener energía. Digamos que el azúcar es la gasolina y la insulina es el inyector que suministra esa gasolina al motor del automóvil. Sin esta pieza, el coche no funciona. En el caso de su cuerpo, eso significa que sus células no obtienen la energía que necesitan de los azúcares que consume.

• Las células especiales en el páncreas que se conocen como células beta producen la insulina: la insulina circula por el torrente sanguíneo y se une a los receptores que se encuentran en la superficie de cada célula. Después, envía señales a sus células para que abran sus canales para que la glucosa pueda entrar y activar todas las reacciones químicas que lo mantienen con vida.

• Cuando todo funciona bien, los niveles de insulina incrementan de forma natural después de comer: el páncreas detecta que incrementaron los niveles de azúcar en la sangre porque acaba de comer (sobre todo después de comer carbohidratos) y en respuesta, libera insulina. Esta insulina absorbe el azúcar del torrente sanguíneo y lo lleva a las células, lo que ayuda a mantener los niveles en sangre bajo control.

• Al mismo tiempo, la insulina controla la producción de energía: este proceso permite que piense, juegue, aprenda y haga todas sus actividades cotidianas sin sentirse cansado. Aunque el trabajo de la insulina se realiza a un nivel microscópico, sus efectos son vitales. Desde el pensamiento claro hasta los movimientos físicos, todo depende de que sus células mantengan el nivel de energía que necesitan para funcionar de forma correcta.

• Otra razón por la que la insulina es tan importante es que influye en la forma en que el cuerpo almacena la grasa y utiliza los músculos: incluso envía señales a su cerebro para decirle que tiene hambre. Si más tarde, su cuerpo necesita más energía, la insulina también ayuda a almacenar parte de ese azúcar en su hígado o músculos en forma de glucógeno, que es un tipo especial de azúcar que se almacena en estos órganos tan importantes.

Cuando es el momento adecuado (cuando está activo o unas cuantas horas después de comer), su cuerpo puede acceder a esas reservas. La insulina controla todo este sistema, lo que la convierte en un factor fundamental para su salud. Ya sea que coma una manzana o un helado, la función de la insulina es garantizar que todos los alimentos se transformen en energía para ayudar a sus células a satisfacer las demandas de la vida cotidiana.

Pero, aunque parece algo bastante simple, existen muchos factores que pueden alterar este delicado equilibrio. Hay factores como los tipos de grasas, los azúcares agregados y diversas toxinas ambientales que pueden alterar la función de la insulina.

Los productos farmacéuticos nunca son la solución

Tomar un medicamento para obligar al cuerpo a transportar la glucosa de la sangre a las células o inyectarse insulina para bajar los niveles de azúcar, podría parecer la solución más rápida y sencilla. Y, aunque puede producir un efecto inmediato, no soluciona el problema subyacente: la deficiencia mitocondrial.

• Es como tratar de destapar el fregadero con más agua: aunque es posible que el agua drene poco a poco, la obstrucción permanece, lo que provocará que se tape y se tape. Mientras tanto, si no para de comer grandes cantidades de azúcar y exponerse a venenos mitocondriales, sus células no podrán funcionar de forma correcta y eso hará que tenga que depender de más y más de estas soluciones rápidas.

• La cura real está en restaurar la función de las mitocondrias: si no deja de exponerse a sustancias dañinas, ni deja de comer grasas poco saludables, el daño se acumula, incluso si toma medicamentos para reducir sus niveles de azúcar.

• El uso de insulina y otros medicamentos es necesario en ciertos casos: aunque en ciertos casos pueden salvar la vida de una persona, no abordan la causa subyacente, por lo que, no servirán para restaurar la salud metabólica. En otras palabras, pueden ayudar a reducir los niveles de azúcar, pero no resuelven el problema dentro de sus células, lo que significa que aún está en riesgo de desarrollar otros problemas de salud que se relacionan con la resistencia a la insulina y la disfunción metabólica.

El impacto de la disfunción metabólica en la vida cotidiana

La historia de la resistencia a la insulina es de causa y efecto. Comer mucho azúcar y exponerse a sustancias químicas dañinas reduce la capacidad de las células para quemar energía de forma adecuada. Con el tiempo, el cuerpo se enfrenta a mayores niveles de estrés reductivo y la glucosa se convierte en fructosa a través de la vía del sorbitol.

• Esto evita que sus niveles de azúcar en la sangre se vayan por los cielos: el problema es que esto puede causar daños a largo plazo, como hígado graso, problemas nerviosos y un mayor riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2. Los niños comen muchos alimentos azucarados porque están en todas partes: fiestas de cumpleaños, máquinas expendedoras y menús de comida rápida. Por esa razón, muchas personas crecen sin darse cuenta que, todos los días, exponen a las fuentes de energía de su cuerpo a amenazas que dañan su función.

• Por suerte, conocer este proceso desde el principio puede ser muy beneficioso: ayuda a tomar mejores decisiones, como elegir agua en lugar de bebidas azucaradas y comer más frutas y vegetales en las comidas.

Mientras más personas comprendan la forma en que el cuerpo convierte los alimentos en energía, mejores decisiones tomarán. En lugar de dejarse engañar por los anuncios llamativos o soluciones rápidas, sabrán diferenciar entre las cosas que promueven la salud y las que causan daños a corto y largo plazo.

Todo lo que necesita saber sobre la resistencia a la insulina

La resistencia a la insulina se produce cuando las células no reciben la glucosa que necesitan para funcionar de forma correcta. Digamos que es como una cerradura y una llave: si la cerradura se oxida o cambia de forma, incluso la llave perfecta no entrará tan fácil. En su cuerpo, ese "óxido" se produce cuando se expone de forma crónica a factores como el azúcar procesada en su alimentación, toxinas, grasas dañinas como las que se encuentran en los aceites de semillas, sustancias químicas plastificantes y campos electromagnéticos.

• Con el tiempo, sus células se vuelven menos sensibles a las señales de insulina: el páncreas detecta que la glucosa no llega a las células y en respuesta, produce aún más insulina en un intento por solucionar el problema. Al principio, esta insulina adicional puede ayudar a solucionar el problema a corto plazo, pero rara vez o nunca, aborda la causa subyacente del "óxido" dentro de la cerradura.

• Este proceso no ocurre de la noche a la mañana: casi siempre comienza en la primera infancia, en especial si lleva una alimentación con alto contenido de azúcares procesados o si hace muy poco ejercicio para ayudar a quemar el combustible extra. La resistencia a la insulina casi siempre comienza de forma silenciosa, sin signos evidentes. Las personas pueden mantener niveles normales de azúcar por un tiempo, ya que el páncreas está trabajando sin parar para que esto suceda.

• Pero, a la larga, los niveles elevados de insulina causarán aumento de peso, en especial alrededor de la cintura: y no solo eso, también provocan cambios de humor y falta de energía después de comer. Si las células permanecen en este estado demasiado tiempo, el páncreas ya no puede controlarlo y es cuando sus niveles de azúcar se van por los cielos.

Aunque suena complejo, en esencia la idea es que: las células tratan de repeler la insulina y se niegan a abrir por completo sus puertas a la glucosa. Esto incrementa el riesgo de una serie de problemas de salud. Es como poner combustible al fuego para mantenerlo ávido sin dejar que lo haga de forma natural. A la larga, la acumulación de combustible provoca humo y otros daños.

En su cuerpo, la resistencia a la insulina es ese fuego latente. Causa estrés en sus órganos, su metabolismo y sus mitocondrias, lo que prepara el escenario para una reacción en cadena de problemas de salud en el futuro.

La razón de la alta prevalencia de la resistencia a la insulina

Tal vez le sorprenda saber que se estima que más del 99 % de las personas que viven en los Estados Unidos tienen cierto grado de resistencia a la insulina. Esto no significa que todos tengan un problema grave, sino que la mayoría de las personas se encuentran dentro del espectro. Algunos pueden tener una forma leve, mientras que otros tienen una forma tan grave que causará enfermedades. Pero ¿por qué es un problema tan común? Una de las razones principales es la alimentación moderna.

• El tipo de azúcar que consume es fundamental en este problema: hay una gran diferencia entre comer una pieza de fruta entera, que tiene fibra y nutrientes que ayudan a retardar la absorción del azúcar, y beber un refresco o comer dulces que contienen grandes cantidades de azúcar refinada,

que llena el torrente sanguíneo de glucosa. Sin fibra, ni los demás nutrientes, el nivel de azúcar en la sangre incrementa muy rápido, lo que obliga al páncreas a liberar mucha más insulina. Con el tiempo, estos picos repetidos de insulina hacen que las células pierdan la sensibilidad a los efectos de la hormona.

• Otro factor clave es el tipo de grasa que consume: los aceites de semillas, como el aceite de soya y maíz, se encuentran en casi todos los alimentos procesados. Estos aceites se degradan y oxidan muy fácil, sobre todo cuando se calientan, lo que produce subproductos dañinos que dañan las células y reducen su capacidad para responder a la insulina.

• Estos aceites también cambian la composición de las membranas celulares: esto deteriora aún más la función de los receptores de insulina. Y, si a esto le sumamos el hecho de que muchas personas se exponen a niveles elevados de contaminantes ambientales (como ciertos plásticos que liberan compuestos químicos) y campos electromagnéticos (EMF) de dispositivos electrónicos, entonces el resultado es desastroso.

• Otros factores que contribuyen a la resistencia a la insulina: además, tenemos otros factores dañinos de los estilos de vida modernos, tales como el estrés crónico, los problemas de sueño y la falta de movimiento. Todos estos factores incrementan el riesgo de resistencia a la insulina. Mantener niveles elevados de hormonas del estrés, como el cortisol, reduce la capacidad de las células para responder a la insulina. La falta de sueño también puede alterar las hormonas que regulan el hambre y los niveles de azúcar.

Mientras que, un estilo de vida sedentario significa que los músculos no utilizan la glucosa que se encuentra en el torrente sanguíneo, por lo que el páncreas tiene que bombear más insulina. Todos estos factores tienen algo en común, juntos causan resistencia a la insulina. Es muy importante entenderlo para poder protegerse del impacto a largo plazo de tener un metabolismo que se encuentra bajo un estrés constante.

La función del cortisol y la importancia de los carbohidratos saludables

Hoy en día, muchas personas caen en la moda de las dietas bajas en carbohidratos porque el azúcar suele considerarse el culpable principal de los problemas de salud. Si bien es cierto que consumir una gran cantidad de azúcares refinados puede causar problemas importantes, la idea de que todos los carbohidratos son malos es falsa.

• Su cerebro y su cuerpo dependen de un suministro constante de glucosa: la mayoría de los adultos necesitan entre 200 y 250 gramos al día. Esto no es opcional; es esencial para que sus células y órganos funcionen de forma correcta.

• ¿Qué sucede cuando no consume los carbohidratos que necesita?  Obliga a su cuerpo a producir glucosa de otras maneras. Si bien, al principio, no parece un problema, suele involucrar a las hormonas del estrés, como el cortisol, la adrenalina y el glucagón.

• El cortisol podría considerarse la más peligrosa: el cortisol, que se libera bajo situaciones de estrés emocional, también incrementa cuando su cuerpo detecta que no recibe suficiente glucosa de sus alimentos. En ambos casos, la acción de la hormona es la misma: descompone el tejido muscular para obtener aminoácidos, que luego se convierten en glucosa. Este proceso mantiene niveles elevados de azúcar para sobrevivir, pero lo hace a expensas de la masa muscular.

A largo plazo, este deterioro muscular puede causar fragilidad y pérdida de fuerza, en especial con el paso de los años. Digamos que es una medida de emergencia, nos salva al momento, pero si se hace de forma crónica, se vuelve contraproducente.

• El cortisol daña su salud metabólica: cuando reduce de forma drástica el consumo de carbohidratos, es posible que al principio se sienta lleno de energía, pero por dentro, el cortisol está destruyendo los tejidos que necesita para moverse, mantener el equilibrio y tener una buena salud metabólica.

Por eso esa razón, es fundamental consumir carbohidratos saludables de alimentos enteros (como frutas y arroz blanco). Al hacerlo, le da a su sistema la glucosa que necesita sin forzar a su cuerpo a destruir sus músculos.

Pero, el objetivo no es llenar su cuerpo de azúcar, sino evitar que entre en un estado de estrés constante en el que el cortisol se salga de control. Un enfoque equilibrado garantiza que obtenga suficientes carbohidratos para mantener el cortisol bajo control, proteger sus músculos y preservar la resiliencia que necesita para una vida saludable y activa a largo plazo.

Las ventajas de la prueba HOMA-IR

Una de las formas más sencillas y precisas de determinar qué tan bien el cuerpo maneja la insulina es la prueba HOMA-IR, que en inglés significa Homeostatic Model Assessment of Insulin Resistance.

• Cómo obtener su puntuación HOMA-IR: a diferencia de otros procedimientos, la HOMA-IR solo requiere dos análisis de sangre básicos que se realizan a primera hora de la mañana antes de comer: uno para medir la glucosa en ayunas y otro para medir la insulina en ayunas. Podría decirse que estas pruebas son accesibles y están disponibles en la mayoría de los laboratorios. Una vez que determine sus niveles, debe hacer una fórmula sencilla para obtener su puntaje HOMA-IR:

HOMA-IR = (Glucosa en ayunas en mg/dl × Insulina en ayunas en μU/ml) / 405

• El objetivo es determinar cuánto tiene que trabajar su cuerpo para mantener sus niveles de azúcar bajo control: si su puntaje HOMA-IR es superior a 1.0, suele ser una señal de advertencia de un riesgo mayor de resistencia a la insulina. Cuanto menor sea su puntaje, mejor será su sensibilidad a la insulina, por lo que incluso si su valor se acerca al 1.0 podría significar que debería hacer algo al respecto.

• El aspecto más destacado de la prueba HOMA-IR es su simplicidad: no tiene que programar varias visitas al médico, ni someterse a procedimientos complicados. Solo despierta, no come ni bebe nada más que agua, va al laboratorio para que extraigan su sangre y recibe los resultados poco después.

• No se parece a la técnica de pinza hiperinsulinémica-euglucémica que se considera el estándar de oro: este método requiere que las personas se conecten una vía intravenosa durante horas. En este procedimiento, los investigadores administran insulina y glucosa de forma simultánea para medir cuánta glucosa se necesita para mantener el azúcar en la sangre a un nivel estable cuando se bombea insulina.

Aunque es muy preciso, este proceso consume mucho tiempo, es costoso y resulta incómodo, lo que lo hace una opción poco viable para el monitoreo de rutina en un entorno clínico o cotidiano.

Por esa razón, HOMA-IR es una herramienta tan poderosa tanto en la investigación científica como en el manejo de la salud personal: combina la precisión con la practicidad. Aunque no muestra todo el panorama (ninguna prueba por sí sola puede decir todo lo que sucede con la salud metabólica), si dice con precisión si su cuerpo ya no detecta las señales de insulina.

Si detecta esas advertencias tempranas, podrá hacer cambios en su alimentación y estilo de vida mucho antes de que surjan problemas más graves. Para la mayoría de las personas, si su HOMA-IR supera 1.0, es hora de analizar factores como su consumo de azúcar y aceites de semillas, exposición al plástico y el estado de su salud intestinal.

A medida que haga pequeños cambios en su estilo de vida, podrá volver a realizar la prueba HOMA-IR y ver si bajo su puntaje. Esa retroalimentación directa puede ser un poderoso motivador para mantenerse en el camino hacia una vida más saludable y llena de energía.

La resistencia a la insulina y su efecto dominó

Cuando tiene resistencia a la insulina, todo el sistema metabólico comienza a fallar. El metabolismo es la suma de todos los procesos químicos del cuerpo que crean y utilizan energía. Una vez que la insulina no puede hacer bien su trabajo, las células dejan de recibir la glucosa que necesitan.

• Si sus células no reciben suficiente glucosa, envían señales para hacerle saber a su cuerpo que tienen hambre: su cerebro recibe estas señales y como respuesta, le dice que quiere comer más. Pero si come más azúcar refinada o alimentos procesados, incrementan sus niveles de azúcar, por lo que, su páncreas intenta producir más insulina y sus células se vuelven aún más resistentes. Este círculo vicioso puede durar años.

• A medida que sus células se resisten a la acción de la insulina, su cuerpo comienza a quemar más grasas como fuente de energía: pero si ese cambio no se equilibra de forma cuidadosa, puede causar problemas como niveles elevados de triglicéridos, cambios en el colesterol y más estrés en el hígado.

• Su hígado tiene una función muy importante en todo esto: cuando desarrolla resistencia a la insulina, ya no puede regular bien la grasa y la glucosa. Esto provoca que se acumule grasa dentro del hígado, que es un problema de salud que se conoce como enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA), y el efecto dominó continúa.

Esto también afecta la función de otros órganos. Muchas personas terminan con hipertensión, inflamación sistémica y un sistema inmunológico débil, todo por la resistencia a la insulina.

• Este efecto dominó también llega a la salud intestinal: la mala alimentación, los plásticos y las sustancias químicas también afectan a la comunidad de bacterias beneficiosas en el intestino. Cuando se daña el revestimiento intestinal, las sustancias dañinas, como las endotoxinas, entran al torrente sanguíneo, lo que causa más inflamación. La inflamación, a su vez, hace que las células sean aún más resistentes a la insulina, lo que empeora la situación.

Mientras tanto, sus músculos y su cerebro tratan de aprovechar al máximo la energía que queda. En general, este efecto es como un fuego que arde lento y no puede apagarse, pero en este caso, acaba poco a poco con su vitalidad. Una vez que entiende que la resistencia a la insulina podría estar detrás de muchos problemas metabólicos, comprende que abordarla es una de las cosas más importantes que puede hacer para restablecer el equilibrio en todo su cuerpo y mantener una buena salud de por vida.

La relación entre la resistencia a la insulina y la disfunción mitocondrial

Cuando la resistencia a la insulina limita la glucosa que llega a las células, las mitocondrias no reciben el suministro de combustible que necesitan para funcionar de forma correcta. Es como si una central eléctrica tuviera que funcionar a una menor capacidad por falta de carbón o gas natural.

• Con el tiempo, la falta de combustible hace que las mitocondrias sean menos eficientes: comienzan a producir menos moléculas de ATP. Sin suficiente ATP, las células no pueden realizar todas sus tareas normales, lo que afecta a los tejidos de todo el cuerpo, desde los músculos hasta el cerebro.

• Sus mitocondrias también necesitan un entorno estable para funcionar de forma correcta: la resistencia a la insulina también suele crear un entorno lleno de estrés oxidativo. Cuando las células no pueden procesar la glucosa de forma correcta, existe una mayor probabilidad de que se acumulen subproductos dañinos. Estos subproductos, que se conocen como especies reactivas de oxígeno o ROS, no son malos en sí, son parte del metabolismo normal.

El problema es que, en exceso, dañan las membranas celulares, las proteínas e incluso el ADN. Este tipo de estrés puede alterar aún más la función de las mitocondrias, lo que crea un círculo vicioso en el que: las mitocondrias no saludables incrementan la resistencia a la insulina, y la resistencia a la insulina estresa aún más a las mitocondrias.

• Los científicos también han observado que la resistencia a la insulina puede alterar la forma en que las células queman grasa para obtener energía: en un estado saludable, las células pueden cambiar sin problemas entre la quema de azúcares y grasas. Pero, cuando no llegan las señales de insulina, ese cambio no se produce con tanta fluidez.

Esto provoca que se acumule combustible parcialmente quemado en las mitocondrias, lo que incrementa los niveles de estrés reductivo. Por su parte, el estrés reductivo empeora el estrés oxidativo. Además, las toxinas, como las que se encuentran en los plásticos o los alimentos procesados, dañan las mitocondrias y las hacen más vulnerables.

En términos generales, la relación entre la resistencia a la insulina y las mitocondrias es bidireccional, esto significa que cada problema intensifica al otro y, si no se hace algo al respecto, puede terminar con problemas de energía, una mala salud metabólica y un riesgo mayor de enfermedades crónicas.

Estrategias para acabar con este círculo vicioso

Revertir o reducir la resistencia a la insulina consiste en tirar las barreras que impiden que la insulina haga su trabajo. Un cambio esencial es en la alimentación: remplazar los azúcares refinados por alimentos enteros. Por ejemplo, cuando come fruta en lugar de dulces, la fibra y los micronutrientes ayudan a que su cuerpo digiera más lento el azúcar, por lo que no produce el mismo pico de insulina. Esta digestión más lenta se traduce en menos estrés para el páncreas y niveles de azúcar más estables.

• Otro factor alimentario clave es limitar o evitar por completo las grasas dañadas: que incluyen a todas las que se encuentran en aceites vegetales como el aceite de soya, maíz y canola. El calor descompone estos aceites de semillas, por lo que pueden liberar sustancias que dañan las células e interrumpen la señalización de la insulina.

• Los factores ambientales también son fundamentales: los plásticos liberan sustancias químicas que actúan como hormonas o alteran de alguna otra manera las funciones normales del cuerpo. Reducir el uso de plásticos en la cocina (por ejemplo, utilizar recipientes de vidrio o botellas de acero inoxidable) disminuirá su exposición.

• Minimizar la exposición innecesaria a los campos electromagnéticos: apague los dispositivos electrónicos cuando no los utilice o manténgalos lo más lejos posible. Sus células prosperan cuando no están bombardeadas por factores estresantes día, tarde y noche.

• Dejar de consumir alimentos procesados para proteger su microbioma intestinal: la salud intestinal suele mejorar cuando se remplazan los alimentos procesados por comidas enteras y nutritivas a base de vegetales, grasas saludables (como mantequilla de animales alimentados con pastura y aceite de coco), proteínas y carbohidratos complejos. Cuando su intestino está sano se producen menos señales inflamatorias, lo que se traduce en una mejor sensibilidad a la insulina.

Moverse con regularidad, ya sea caminar o hacer ejercicio más en forma, ayuda a eliminar la glucosa de la sangre. Las células musculares consumen azúcar muy rápido, lo que reduce la demanda de insulina del páncreas. En general, estos ajustes pueden parecer pequeños, pero juntos crean un cambio profundo en la forma en que el cuerpo responde a la insulina, ya que lo ayuda a romper el ciclo que causa la disfunción mitocondrial y el deterioro progresivo de la salud.

Tome el camino hacia una mejor salud

Ahora ya sabe que la resistencia a la insulina es mucho más que un simple "problema de azúcar en la sangre", es una amenaza metabólica que puede afectar todos los aspectos de su salud, desde la forma en que sus células producen energía hasta la efectividad con la que funcionan sus mitocondrias. Cuando casi toda la población tiene cierto grado de resistencia a la insulina, queda claro que comprender este problema no es sólo para científicos o médicos: es para cualquiera que quiera preservar o restaurar su salud.

•La buena noticia es que hay muchas cosas que puede hacer para lograrlo: reemplazar los alimentos procesados y los bocadillos por alimentos enteros, y los aceites de semillas dañinos por grasas de cocina saludables como la mantequilla y el aceite de coco, reducir la exposición a los plásticos y los campos electromagnéticos y moverse más todos los días son estrategias prácticas que ayudan a prevenir y revertir la resistencia a la insulina.

• Recuerde que el azúcar en sí, no es malo: en el contexto de los alimentos enteros, como las frutas, el azúcar contiene fibra, vitaminas, minerales y otros compuestos beneficiosos que retardan su liberación en el torrente sanguíneo. El verdadero problema surge cuando el azúcar se refina, se extrae y se consume en grandes cantidades sin esos factores de protección.

Y, si a esto le sumamos otros factores estresantes, como la falta de sueño, el estrés crónico y las sustancias químicas tóxicas, será muy fácil alterar el delicado equilibrio del cuerpo. Revertir la resistencia a la insulina es como reparar el puente de su metabolismo que permite que fluya la energía hacia las células.

• Los pequeños cambios pueden tener efectos profundos: la vida es agitada y el cambio puede parecer desalentador, pero los pequeños ajustes pueden acumularse para producir resultados sorprendentes. Por ejemplo, elegir agua en lugar de bebidas azucaradas un solo día, puede reducir ese pico de insulina y darle a su cuerpo la oportunidad de reajustarse. Con el tiempo, a medida que sus células se vuelven más sensibles a las señales de la insulina, sus niveles de energía se estabilizarán y su resiliencia mejorará.

Esto no sólo le ayudará a sentirse mejor, sino que también le permitirá tener una buena salud a largo plazo y prevenir problemas que de otro modo podrían aparecer en el futuro. Si desde este momento comienza a implementar estrategias para revertir la resistencia a la insulina, no solo fortalecerá los sistemas de curación naturales de su cuerpo, sino que esto garantiza que sus células y mitocondrias obtengan justo lo que necesitan para mantenerlo fuerte, alerta y listo para toda la diversión y los desafíos que le depare la vida.

La resistencia a la insulina, la disfunción metabólica y la vía del sorbitol

Como ya he dicho antes, el estrés reductivo se produce cuando hay demasiados portadores de electrones "cargados" en las células.

Por lo general, estos portadores de electrones ayudan a convertir los alimentos en energía cuando transportan los electrones a las mitocondrias. Imagine las mitocondrias como una gran autopista que permite que el tráfico se mueva sin problemas. Si hay demasiados automóviles (portadores de electrones cargados) en la autopista y no hay carriles libres, se produce tráfico. Esto ralentiza la capacidad de las mitocondrias para quemar glucosa, por lo que, el cuerpo no puede producir suficiente energía.

• Cuando la glucosa no se quema de forma correcta, el cuerpo tiene que buscar una forma de protegerse de los niveles elevados de azúcar: para hacerlo, busca vías alternativas para eliminar o transformar el exceso de azúcar. Uno de estos mecanismos de respaldo se conoce como la vía del sorbitol (o vía del poliol).

• Esta importante enzima convierte la glucosa en sorbitol: en esta vía, una enzima que se denomina aldosa reductasa convierte la glucosa en un alcohol de azúcar que se llama sorbitol, que luego otra enzima transforma en fructosa.

A simple vista, esto podría parecer una solución inteligente: en lugar de dejar que los niveles de azúcar se salgan de control y dañen las células, el cuerpo canaliza parte de la glucosa hacia otra vía química. Pero, se trata de una medida de emergencia.

• Cuando se activa la vía del sorbitol, se acumulan grandes cantidades de este alcohol en los tejidos que no tienen la capacidad de procesarlo, como los nervios de los dedos de las manos y de los pies o los cristalinos de los ojos. El sorbitol es pegajoso y suele atraer el agua hacia las células, lo que puede hacer que se hinchen y se dañen.

Por esa razón, las personas con niveles de azúcar poco saludables pueden desarrollar hormigueo en manos y pies o incluso problemas de visión. La vía del sorbitol en sí, no es mala, solo es una herramienta que utiliza el cuerpo para controlar el exceso de azúcar. El problema surge cuando la resistencia a la insulina y los niveles elevados azúcar mantienen activa esta herramienta, lo que sobrecarga sus células.

La fructosa tiene sus propios peligros

La fructosa que se produce a través de la vía del sorbitol también se relaciona con una serie de problemas. Solo ciertas partes del cuerpo, como el hígado, pueden procesar la fructosa de forma efectiva.

• ¿Qué sucede cuando hay demasiada fructosa? El hígado la almacena en forma de grasa, lo que puede causar la enfermedad del hígado graso. Esto significa que el cuerpo está entre la espada y la pared: tener niveles elevados de glucosa puede causar daño de inmediato, pero convertir esa glucosa en fructosa puede causar daños a largo plazo.

Su cuerpo utiliza esta solución rápida para evitar que muera a corto plazo a causa de niveles demasiado altos de azúcar. Pero, si este patrón se vuelve crónico, surge el riesgo de sufrir daños a largo plazo.

• Este daño incluye muchos problemas: empeora la resistencia a la insulina, desarrolla problemas hepáticos y otros trastornos más graves como las enfermedades cardíacas. No es algo que suceda de la noche a la mañana, pero si no hace algo al respecto, puede tener consecuencias graves en su salud y longevidad.

El exceso de fructosa empeora la resistencia a la insulina y la disfunción mitocondrial

La fructosa es un tipo de azúcar que se encuentra de forma natural en las frutas, que también contienen fibra, vitaminas y otros nutrientes beneficiosos. En las frutas enteras, la fructosa se libera de forma gradual, por lo que no le da a su sistema un golpe repetido de azúcar. Pero, en alimentos procesados como bebidas azucaradas, dulces y muchos bocadillos, la fructosa suele estar refinada (como es el caso del jarabe de maíz de alta fructosa) o se utiliza en grandes cantidades, lo que provoca un incremento repentino en sus niveles de azúcar.

• Estos picos de fructosa pueden activar la vía del sorbitol de una manera diferente: en lugar de servir como un plan de respaldo para controlar la glucosa, una sobrecarga de fructosa crea un entorno en el que siempre hay demasiada azúcar de uno u otro tipo. Ya sea que comience como glucosa o fructosa, cuando las células están sobrecargadas, la vía del sorbitol se mantiene activa.

Lo mismo que sucede con la sobrecarga de glucosa aplica para la sobrecarga de fructosa: introducir demasiada azúcar (de cualquier fuente) en las células hará que el cuerpo busque formas de protegerse.

• La resistencia a la insulina provoca que sea más difícil eliminar el azúcar del torrente sanguíneo: si ya tiene resistencia a la insulina (lo que significa que sus células no responden bien a la insulina), se vuelve aún más difícil eliminar los azúcares del torrente sanguíneo. El exceso de fructosa incrementa la presión y el sorbitol y la fructosa terminan en el torrente sanguíneo, lo que obliga al hígado a trabajar horas extras y daña los nervios, los ojos y otros tejidos.

• Sus mitocondrias también permanecen bajo mucho estrés: el estrés reductivo se vuelve crónico porque hay demasiados portadores de electrones cargados esperando para poder pasar, lo que también afecta la producción de energía.

• Activar la vía del sorbitol podría reducir de forma temporal los niveles de azúcar en sangre: pero, el problema original, el deterioro de la función mitocondrial, no desaparece. Cuando este ciclo de resistencia a la insulina, niveles elevados de azúcar y acumulación de sorbitol se vuelve crónico y se mantiene durante semanas, meses o incluso años, se producirá una disfunción metabólica.

• Reducir los niveles de azúcar con medicamentos solo abordará los síntomas: los problemas subyacentes, como la sobrecarga en las mitocondrias y el estrés reductivo crónico no desaparecen. Si no se solucionan estos problemas subyacentes, el cuerpo buscará soluciones rápidas, como activar más respuestas de estrés, lo que dañará sus tejidos.

Aprenda a romper este círculo vicioso

La buena noticia es que puede romper este círculo vicioso. El primer paso es controlar la cantidad y el tipo de azúcares que consume. Hay una gran diferencia entre las cantidades moderadas de fructosa que se encuentran en la fruta entera y la gran cantidad de azúcar refinada que contienen ciertas bebidas y postres. Reducir el consumo de botanas y bebidas con alto contenido de fructosa puede disminuir la necesidad de su cuerpo de utilizar planes de respaldo o medidas de emergencia.

• Otro paso clave es mejorar su sensibilidad a la insulina: esto se puede lograr con estrategias como: llevar una alimentación a base de proteínas, fibra y grasas saludables, mantenerse activo, dormir bien y controlar el estrés. Cuando mejora su sensibilidad a la insulina, la glucosa puede entrar más fácil a las células porque la "autopista" está despejada, por lo que, no es necesario activar la vía del sorbitol.

• Recuerde, no todos los carbohidratos son malos: el arroz blanco, las frutas y los vegetales contienen nutrientes importantes y fibra que ayudan a regular la velocidad con la que entran los azúcares al torrente sanguíneo.

Esto significa que el páncreas no tiene que bombear tanta insulina a la vez y sus células pueden mantener la entrada de azúcar bajo control. Con un equilibrio adecuado, su cuerpo no tiene la necesidad de depender de planes de respaldo como la vía del sorbitol, lo que reduce su riesgo de entrar en el círculo vicioso de daño y estrés.

Además, comprender la vía del sorbitol y la función de la fructosa no se trata de agregar palabras nuevas a su vocabulario. Se trata de entender que el cuerpo funciona como una máquina sofisticada que cuenta con varias formas de manejar el combustible.

Si la vía principal (la captación de glucosa impulsada por la insulina) comienza a fallar, se activarán otras vías (como la vía del sorbitol) para protegerlo, pero eso tendrá consecuencias. Mantener la resistencia a la insulina bajo control, moderar su consumo de fructosa (en especial de fuentes procesadas) y darle a sus mitocondrias un descanso del "tráfico" de electrones, puede ayudar a que sus células se mantengan saludables.

Esto significa sentirse mejor, tener más energía y evitar muchos de los problemas crónicos que se relacionan con el exceso de azúcar y la disfunción metabólica.

Los mitos sobre el arroz blanco

El arroz blanco suele tener mala reputación en el mundo de la nutrición, sobre todo cuando se le compara con el arroz integral. Pero, en el contexto de la resistencia a la insulina y la función mitocondrial, el arroz blanco es la mejor opción. Una de las razones principales de esto tiene que ver con los tipos de fibra que se encuentran en el arroz integral y muchos otros granos integrales.

• Los diferentes tipos de fibra tienen diferentes funciones: por lo general, la fibra se considera beneficiosa, pero no todas las formas de fibra producen el mismo efecto en el cuerpo de cada persona. En personas que tienen una mala salud intestinal o resistencia a la insulina, la mayoría de las fibras alimentarán a las bacterias dañinas en el colon, lo que estimula la producción de endotoxinas, que son compuestos que causan inflamación.

• El procesamiento afecta la calidad del arroz integral: cuando el arroz integral se procesa para transformarlo en arroz blanco, se eliminan las capas externas de salvado y germen (que contienen casi toda la fibra y ciertas grasas). Este salvado contiene fibra que puede ser beneficiosa para algunas personas, pero en las personas que tienen un exceso de bacterias patógenas (que causan enfermedades) en el intestino, esta fibra las alimenta y hace que prosperen.

Cuando esto sucede, producen más endotoxinas, que pueden atravesar la pared intestinal y entrar al torrente sanguíneo. Entonces, su cuerpo manda una respuesta inflamatoria, que puede empeorar la resistencia a la insulina y estresar aún más a sus mitocondrias.

• Las personas con resistencia a la insulina también suelen tener una mala salud intestinal: aquí ya hay un desequilibrio en el microbioma intestinal, por lo que, incluso las fibras que de otro modo son saludables, pueden alimentar a las bacterias que causan inflamación.

• La razón por la que el arroz blanco es la mejor opción para la mayoría de las personas: si bien, eliminar la fibra del arroz puede parecer contradictorio (ya que suele recomendarse la fibra para mejorar la digestión), para las personas con estos problemas de salud específicos es mejor reducir las fuentes de fibra que incrementan la producción de endotoxinas. El arroz blanco casi no contiene salvado ni germen, es más fácil de digerir y no causa desequilibrios en su microbioma intestinal.

• Otra diferencia crucial entre el arroz blanco y el integral son los tipos y cantidades de grasas que contiene: el arroz integral, junto con muchos otros granos integrales, contiene aceites con un contenido elevado de grasas omega-6. Aunque las grasas omega-6 son esenciales en pequeñas cantidades, en la actualidad, la mayoría de las personas las consumen en exceso.

• El exceso de omega-6 altera el equilibrio de las grasas en las membranas celulares y daña las mitocondrias: las personas con resistencia a la insulina y estrés reductivo deben tener mucho cuidado con esto, ya que saturar la cadena de transporte de electrones (CTE) reducirá aún más la capacidad de las mitocondrias para producir energía.

Las mitocondrias necesitan un entorno estable para funcionar de forma correcta, y la exposición constante a señales inflamatorias afecta su rendimiento, lo que empeora la resistencia a la insulina.

• El arroz blanco, que ya casi no contiene salvado, tiene un menor contenido de omega-6: esto significa que al optar por el arroz blanco en lugar del integral, no solo evita ciertas fibras problemáticas, sino que también reduce su consumo de grasas omega-6 que pueden empeorar la disfunción mitocondrial y la resistencia a la insulina.

• Esto no significa que el arroz blanco no tenga sus desventajas: dado que se convierte en glucosa, es muy importante controlar las porciones. Pero, en un mundo donde la mayoría de las personas tienen cierto grado de inflamación, demasiadas bacterias intestinales dañinas y una carga elevada de grasas omega-6, el arroz blanco podría considerarse una mejor fuente de carbohidratos.

También es importante mencionar que el arroz blanco ha sido un alimento básico en muchas culturas en las que los problemas metabólicos como la obesidad y la diabetes eran poco comunes. Además, las personas en estas regiones también combinaban el arroz blanco con proteínas, vegetales y otros alimentos nutritivos para no solo depender del arroz para obtener sus nutrientes.

Para mantener un equilibrio metabólico saludable se necesita un enfoque completo (evitar el exceso de azúcar, controlar el consumo de omega-6 y mantener bajo control las bacterias intestinales que causan enfermedades) como este. Cuando se consume de forma inteligente, el arroz blanco es una opción fácil de digerir y que causa menos inflamación, sobre todo para las personas con resistencia a la insulina y disfunción mitocondrial.

Elimine los factores que causan estrés reductivo

La verdadera solución para la resistencia a la insulina es evitar o limitar todo lo que causa estrés reductivo.

• Una alimentación saludable: eso significa consumir menos aceites vegetales, refrescos y alimentos procesados con ingredientes artificiales, y comer alimentos más nutritivos como proteínas limpias, vegetales y frutas, que tienen un equilibrio natural de nutrientes. Esto ayuda a que las mitocondrias quemen mejor el combustible.

• Otro paso importante es mantenerse activo: ya sea que se trate de deportes, baile u otras actividades, la actividad física ayuda a las células a utilizar las reservas de glucosa.

• Con el tiempo, estos cambios pueden revertir el patrón de depender de la vía del sorbitol que provoca que se acumule fructosa dañina: la idea es que, si le da a sus células el combustible que necesitan y evita que se expongan a venenos, su cuerpo no tiene la necesidad de buscar planes de respaldo que causen más daños.

La importancia de los compuestos que refuerzan la salud de las mitocondrias

En algunas situaciones, una sustancia que se conoce como azul de metileno puede ayudar a despejar el tráfico dentro de las mitocondrias. Digamos que es como un agente de tránsito que ayuda de forma temporal a dirigir los automóviles (portadores de electrones) hacia carriles abiertos o menos concurridos.

• El azul de metileno ayuda al cuerpo a utilizar la glucosa de manera más efectiva: es una ayuda temporal que permite que las mitocondrias quemen mejor la glucosa, en lugar de convertirla en fructosa o dejar que se acumule en la sangre. Podría decirse que es una forma rápida de combatir el estrés de su sistema.

• El azul de metileno no es un remedio mágico: si no cambia su estilo de vida y vuelve a beber refrescos y a consumir alimentos procesados poco después, regresará al mismo estado en el que se encontraba.

Esto significa que, aunque el azul de metileno puede ser una herramienta útil, no soluciona las causas subyacentes de las enfermedades metabólicas. Solo es una forma de ayudar a su sistema con toda la presión, cuando más lo necesita. Una buena salud depende de llevar un estilo de vida saludable que consiste en comer alimentos nutritivos, hacer ejercicio, dormir bien y evitar los venenos mitocondriales que causan estrés reductivo.

Tome control de la salud de sus mitocondrias

Recuerde, la disfunción metabólica no se produce de la noche a la mañana. Es el resultado de la exposición crónica a alimentos poco saludables y sustancias químicas ocultas que dañan las mitocondrias. Entender cómo funcionan sus células y porqué activan la vía del sorbitol bajo estrés, lo ayudará a comprender que su cuerpo suele poner la seguridad a corto plazo por encima de la salud a largo plazo.

Si no se controla, este estado puede provocar un deterioro lento de los tejidos y órganos, e incrementar el riesgo de enfermedades como hígado graso, problemas cardíacos y otras afecciones graves. La buena noticia es que, romper este círculo vicioso está en sus manos, solo debe tomar decisiones conscientes sobre su alimentación y nivel de actividad.

Si sus mitocondrias se mantienen limpias y sin exponerse a venenos, no bloquearán el sistema, por lo que no tendrá problemas con el estrés reductivo, ni con la fructosa dañina. Aunque compuestos como el azul de metileno pueden ser de gran ayuda en casos de emergencia, como siempre es mejor prevenir que tratar.

De esa manera, no dependerá de planes de respaldo, ni medidas de emergencia y podrá disfrutar de energía constante, una mejor salud y menor riesgo de muchas enfermedades que afectan a las personas que no abordan las causas subyacentes de la disfunción metabólica.

Cada paso, como eliminar las botanas azucaradas, elegir alimentos enteros y mantenerse activo, protege estas pequeñas centrales eléctricas, lo que le da la energía que necesita para correr más rápido, pensar mejor y disfrutar la vida. Cuando toma control de la salud de sus mitocondrias, se pone en el camino correcto hacia una vida más larga y saludable, en la que no tendrá que preocuparse todo el tiempo por los problemas metabólicos.

Preguntas frecuentes sobre la resistencia a la insulina

P: ¿Qué causa la resistencia a la insulina y por qué es tan común?

R: La resistencia a la insulina es el resultado de una combinación del consumo elevado de azúcares refinados, aceites de semillas (como el aceite de soya y maíz), la exposición a toxinas ambientales (como plásticos y campos electromagnéticos), falta de sueño, estrés crónico y estilos de vida sedentarios. Estos factores dañan las mitocondrias e interrumpen la señalización de la insulina. De manera sorprendente, se estima que hasta el 99 % de las personas que viven en los Estados Unidos tienen cierto grado de resistencia a la insulina debido a la alimentación y el estilo de vida modernos.

P: ¿Qué es la vía del sorbitol y cómo daña al cuerpo?

R: Cuando las células se vuelven resistentes a la insulina y no pueden utilizar la glucosa de manera efectiva, el cuerpo convierte el exceso de glucosa en fructosa a través de la vía del sorbitol, que se activa como un mecanismo de respaldo. Aunque esta es una solución temporal que evita que los niveles de azúcar incrementen demasiado, a largo plazo daña los tejidos, los nervios y el hígado y empeora la resistencia a la insulina.

P: ¿Cómo se puede detectar a tiempo la resistencia a la insulina?

R: La prueba HOMA-IR es una forma sencilla y accesible de identificar la resistencia a la insulina. Utiliza valores de insulina y glucosa en ayunas. Una puntuación superior a 1.0 indica una resistencia temprana a la insulina, lo que significa que es hora de hacer cambios en la alimentación, reducir la exposición a las toxinas, controlar el estrés y moverse más.

P: ¿Es verdad que el arroz blanco es mejor que el arroz integral para las personas con resistencia a la insulina?

R: Así es, el arroz blanco contiene menos fibra y menos aceites omega-6 que el arroz integral. Para las personas con una mala salud intestinal o resistencia a la insulina, la fibra del arroz integral puede alimentar bacterias dañinas y causar inflamación, mientras que el exceso de grasas omega-6 puede empeorar el daño mitocondrial.

P: ¿Cómo se puede revertir la resistencia a la insulina de forma natural?

R: Existen estrategias que pueden ayudar a revertir la resistencia a la insulina, tales como dejar de consumir azúcares refinados, aceites de semillas y alimentos procesados; reducir la exposición a plásticos y campos electromagnéticos; dormir bien, controlar el estrés, llevar una alimentación a base de alimentos enteros con carbohidratos, proteínas y grasas saludables y mantenerse en movimiento para usar la glucosa de manera efectiva y reducir la tensión metabólica.