Historia en breve

  • El gobierno de Reino Unido almacenó 650 millones de dosis de vacunas antiCOVID-19 durante la pandemia, pero solo se han aplicado 142 millones
  • Las que no se utilizaron caducan entre seis y 12 meses después de su fecha de fabricación, así que millones de dosis van a terminar en la basura, es decir, van a desperdiciarse alrededor de $ 5 mil millones de dólares en vacunas que no se aplicaron
  • El gobierno de Reino Unido también declaró como una pérdida los miles de millones de dólares destinados a equipos de protección y respiradores que no se utilizaron
  • El equipo de protección personal que se usó en exceso durante la pandemia de COVID-19 ocasionó otro problema: un volumen masivo de desperdicios médicos que están rebasando los límites de los sistemas de gestión de desechos y del medio ambiente
  • De acuerdo con la OMS, entre marzo de 2020 y noviembre de 2021 se acumularon 87 000 toneladas de equipos de protección individual (EPI) para combatir el COVID-19, pero la mayor parte se desperdició

Por el Dr. Mercola

El gobierno de Reino Unido almacenó 650 millones de dosis de vacunas antiCOVID-19 durante la pandemia. Solo se han aplicado 142 millones. Las que no se utilizaron caducan entre 6 y 12 meses después de su fecha de fabricación,1así que millones de dosis van a terminar en la basura.

Se desconoce si algunas dosis de los 650 millones aún no se han fabricado, o cuál fue el costo exacto de cada una, pero está claro que será un despilfarro masivo de fondos federales.

Podemos calcular un precio medio de $ 10 dólares por dosis si consideramos las estimaciones que indican que el gobierno de Estados Unidos pagó cerca de $ 20 dólares por cada vacuna antiCOVID-19 de Pfizer, $ 15 dólares por las de Moderna y $ 4 dólares por las de Astra Zeneca.

Dada esta estimación, van a desperdiciarse alrededor de $ 5 mil millones de dólares en vacunas que no se utilizaron. "¿La población va a perdonar este despilfarro masivo de fondos públicos solo porque había buenas intenciones detrás de él durante un estado de emergencia?", preguntó el Daily Sceptic. "Pronto lo averiguaremos."2

Se desperdician miles de millones de dólares en nombre del COVID-19

Además de los millones de dosis de vacunas antiCOVID-19 que van a caducar, el gobierno de Reino Unido también ha declarado como una pérdida los miles de millones de dólares que se gastaron en equipos de protección, lo que incluye artículos que no se usaron antes de su fecha de vencimiento y otros equipos cuyo uso se consideró inapropiado. Se gastaron otros $ 715.9 millones de dólares en respiradores, entre los cuales solo se utilizó el 10 %.

El almacenamiento de respiradores en Estados Unidos fue muy similar, pero el error se hizo evidente desde agosto de 2020. “Estados Unidos cuenta con demasiados respiradores”, escribió The Washington Post el 18 de agosto de 20203, lo cuál representa un cambio drástico de los titulares publicados en los medios solo unos meses antes, los cuales mencionaban que estos artículos eran escasos y que había una “necesidad imperiosa de respiradores”.4,5

En ese momento, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS, por sus siglas en inglés) había distribuido 15 057 respiradores, mientras que había 95 713 sin usar en una reserva federal. Con fines de comparación, 10 000 ventiladores formaban parte de la reserva federal en abril de 2020.6 En septiembre del mismo año, el HHS declaró que la reserva nacional de respiradores había alcanzado su capacidad máxima, ya que contaba con un aproximado de 120 000 respiradores disponibles. 7 El Daily Skeptic explicó lo siguiente:8

"Este mal uso del dinero de los contribuyentes debe examinarse en la investigación independiente y por el gobierno para que se concientice sobre los errores que se cometieron y que en el futuro se aplique un sistema de gestión sólido y en tiempo real para que incluso las existencias que se compren de manera apresurada y con urgencia se mantengan en una proporción razonable con respecto a la demanda prevista.
La reacción exagerada y el pánico que surgió en la primavera de 2020 llevó a la toma de ciertas decisiones que resultaron ser un gran desperdicio de dinero de la población. El erario público siempre estaba disponible si se percibía una escasez de cualquier cosa que pudiera necesitarse para satisfacer las necesidades de la emergencia pública.
En realidad, parecía que dicho erario se trataba como el bolso mágico y sin fondo de Mary Poppins, ya que no hubo evidencia de que se supervisaran las decisiones de financiación de forma prudente, y solo importaba el propósito de demostrarle al público que el Gobierno estaba 'haciendo algo' para combatir el Covid. Los resultados de esa incontinencia fiscal ahora son tan evidentes que todos pueden percibirlos”.

Se desperdician millones de vacunas antiCOVID-19 en Estados Unidos

El Reino Unido no fue el único que despilfarró mucho dinero al almacenar vacunas antiCOVID-19. En Estados Unidos, una investigación de ABC News reveló que se desperdiciaron millones de vacunas debido a que ya no hubo más demanda de las mismas. Se consultó a los funcionarios de los departamentos de salud de 50 estados, y salieron a la luz millones de casos de vacunas antiCOVID-19 que se desperdiciaron, que no se utilizaron o que van a caducar en las próximas semanas, lo cual incluye:9

  • 1.7 millones de dosis desperdiciadas en Michigan desde diciembre de 2020
  • 619 000 dosis sin usar en Colorado
  • 3.6 millones de vacunas en una reserva de California
  • Un aproximado de 760 000 dosis que habían caducado, dañadas o no viables, en Oregón
  • Más de 850 000 dosis desperdiciadas en Wisconsin10

Los 'contratos durmientes' aseguraron la compra de vacunas para combatir pandemias en el pasado

Se dice que la historia se repite y ya habíamos presenciado un desperdicio masivo de vacunas almacenadas. Han aparecido y desaparecido pandemias en todo el mundo durante varios siglos, pero, en la historia reciente, se han utilizado como puntos de manipulación que han beneficiado a las corporaciones, en especial, a las farmacéuticas.

Tal vez recuerde que, en 2005, se predijo que la epidemia de gripe aviar iba a acabar con la vida de 2 a 150 millones de personas,11 pero resultó no ser más que palabras vacías y me llevó a escribir el libro: “The Great Bird Flu Hoax”.

En ese momento, Nature Immunology publicó un editorial en el que se afirmaba que el temor a la gripe aviar había ocasionado que los funcionarios del gobierno le dieran prioridad al desarrollo de planes para hacer frente a la enfermedad que provocó la pandemia, y la OMS había declarado que era el problema de salud pública más importante.

En los años siguientes, la OMS concertó acuerdos, denominados como "contratos durmientes", con naciones europeas y africanas en nombre de la protección de la población frente a una futura pandemia.

Los contratos establecían que los países comprarían vacunas en caso de una pandemia, pero esto solo sería necesario si la OMS declaraba una pandemia de gripe en fase 6. 12 Se nombró a GlaxoSmithKline (GSK) y a Baxter en contratos con el parlamento de Reino Unido, por ejemplo, que declaró que las compañías farmacéuticas iban a suministrar una vacuna contra la influenza que originó la pandemia y se valoraron en £155.4 millones (más de $ 206 millones de dólares) durante cuatro años.  13

“Por desgracia”, señaló la CHD, “los funcionarios del gobierno que firmaron los contratos nunca sospecharon que la empresa GSK hace donaciones multimillonarias a la OMS a cambio de que le otorgue control sobre las decisiones que puedan generar ganancias para ella”.14

¿Se está repitiendo la historia de la gripe porcina?

El 11 de junio de 2009, la OMS declaró que la gripe porcina H1N1 era una pandemia de gripe en fase 6, a pesar de que solo había causado 144 muertes en todo el mundo. Esa declaración activó los contratos durmientes, por una suma de $ 18 mil millones de dólares que se destinaron a la producción de vacunas contra la enfermedad, lo que incluye la Pandemrix de GSK.

Tiempo después, se reveló que las empresas farmacéuticas les habían pagado a los científicos para redactar las directrices de la OMS en las que se aconsejaba a los gobiernos almacenar medicamentos para la gripe porcina, ya que ellas iban poder beneficiarse de esas recomendaciones. 15 La OMS solicitó el dictamen de un Comité de Emergencia del Comité de Revisión del Reglamento Sanitario Internacional de la OMS.

La asesoría de muchos de estos destacados expertos benefició a la industria farmacéutica, pero sus identidades se mantuvieron en secreto para "protegerlos de influencias externas".16 En 2010, una investigación conjunta de la revista BMJ y la Oficina de Periodismo de Investigación reveló conflictos de interés muy alarmantes entre miembros importantes del panel y la industria farmacéutica. De acuerdo con la BMJ:17

"La investigación del BMJ/The Bureau revela un sistema que se esfuerza por gestionar el conflicto inherente entre la industria farmacéutica, la OMS y el sistema mundial de salud pública, que recurren al mismo grupo de científicos.
Nuestra investigación nos permitió identificar a científicos importantes que participaron en la planificación de la pandemia de la OMS y que tenían intereses declarables, algunos de los cuales reciben o recibieron fondos de las empresas farmacéuticas que se beneficiaron de las directrices que redactaron.
Aun así, la OMS no reveló estos intereses de manera pública y no proporcionó más detalles, a pesar de que la BMJ/The Bureau le solicitó que informara si dichos conflictos fueron declarados por los expertos relevantes y qué se hizo al respecto, si es que se tomó alguna medida”.

En aquel momento, el difunto Paul Flynn, diputado laborista, declaró lo siguiente para The Guardian: "La influencia de las empresas farmacéuticas está en todos los niveles del proceso de toma de decisiones... se han distorsionado las prioridades de los servicios de salud pública a lo largo de Europa, se han despilfarrado enormes cantidades de dinero público y se ha infundido temor sin justificación".18

Por mencionar un ejemplo similar, una demanda que se presentó contra Roche, fabricante de medicamentos, alega que la empresa hizo afirmaciones falsas y tergiversó estudios, lo que provocó que el gobierno de Estados Unidos almacenara $ 1.500 millones de dólares de Tamiflu (oseltamivir), su medicamento para combatir la gripe. 19

La demanda, que se dio a conocer en septiembre de 2019, alega que Roche engañó al gobierno de Estados Unidos para que almacenara Tamiflu mientras tergiversaba su eficacia. El bufete de abogados Lanier que presentó la demanda, con sede en Houston, afirmó lo siguiente:20

"La demanda alega que el plan del fabricante de medicamentos involucraba publicar artículos engañosos que afirmaban que el Tamiflu reducía las complicaciones, la gravedad, las hospitalizaciones, la mortalidad y la transmisión de la enfermedad, cuando no era así.  Entonces, la empresa utilizó esos artículos para comercializar de forma agresiva el medicamento con el fin de que el gobierno lo usara en caso de pandemia."

El uso excesivo de EPI ocasiona un exceso de desechos tras la pandemia

El equipo de protección individual, o EPI, que se acumuló durante la pandemia de COVID-19 ocasionó otro problema: un volumen masivo de desperdicios médicos que están rebasando los límites de los sistemas de gestión de desechos y del medio ambiente. La Organización Mundial de la Salud señaló que el uso excesivo de guantes y trajes de bioseguridad durante la pandemia contribuyó de manera importante en el exceso de desechos de atención médica que se ha hecho presente en todo el mundo. 21

De acuerdo con la OMS, desde marzo de 2020 hasta noviembre de 2021 se acumularon 87 000 toneladas de EPI para combatir el COVID-19 y que la mayor parte terminó en la basura.  La campaña de vacunación sin precedentes también generó 143 000 toneladas de residuos de jeringas, agujas y cajas de seguridad, que suponen un riesgo para las personas que viven en comunidades que están cerca de basureros y vertederos que no tienen una buena gestión. 22

Un análisis global de la OMS sobre los desechos de atención médica, a causa del COVID-19, también reveló que más de 140 millones de kits de prueba pueden generar 2 600 toneladas de desechos no infecciosos, en su mayoría plásticos, mientras que “se han descargado 731 000 litros de desechos químicos (que equivalen a un tercio de una piscina olímpica).”23 En Reino Unido, casi 5 000 millones de artículos de EPI, con un valor de casi 3 400 millones de dólares, también se desperdiciarán porque ya no se necesitan o porque no cuentan con las condiciones para usarse. 24 El análisis de la OMS señaló lo siguiente:25

"En la actualidad, el 30 % de los centros sanitarios (el 60 % en los países menos desarrollados) no cuentan con el equipo suficiente para gestionar las cargas de residuos, y mucho menos la carga adicional que se generó por la pandemia de COVID-19.
Esto puede exponer a los trabajadores sanitarios a lesiones por piquetes con agujas, quemaduras y microorganismos patógenos, a la vez que afecta a las comunidades que viven cerca de basureros y vertederos con mala gestión a través del aire contaminado por la quema de residuos, la mala calidad del agua o las plagas portadoras de enfermedades."

Los cubrebocas ocasionan estrés ambiental

El análisis de la OMS muestra un panorama terrible de los estragos ambientales que ocasionó el uso excesivo y masivo de EPI durante la pandemia, pero ni siquiera está tomando en cuenta otra fuente de desechos muy importante: los cubrebocas. De acuerdo con Maggie Montgomery, oficial técnica de agua, saneamiento y salud en el Departamento de Medio Ambiente de la OMS:26

“En cuanto a los residuos que genera la población, los cubrebocas, en particular. Por ejemplo, en 2020, el público desechó 4.5 billones de cubrebocas, lo que generó 6 millones de toneladas de desechos adicionales. Entonces, la población es la que genera más desperdicios. Al mismo tiempo, creemos que el sector sanitario tiene un rol muy importante y hay muchas cosas concretas que se pueden hacer para reducir el uso innecesario de los EPI".

Montgomery afirmó que los residuos en los centros sanitarios aumentaron una media de tres a cuatro veces durante la pandemia de COVID-19, y en algunos centros la cantidad fue 10 veces mayor. 27 “Vimos que se hicieron muchas inversiones en el ámbito de los artículos de EPI, de las vacunas y de las pruebas", señaló. “Cuando se hicieron esas inversiones, nadie pensó en cómo se gestionarían todos los desechos”.28

Los desechos que se produjeron a causa de la pandemia de COVID-19, en forma de miles de millones de dólares en vacunas que no se aplicaron y un volumen masivo de artículos de EPI y cubrebocas, ahora es algo con lo que el mundo tendrá que lidiar durante varios años, décadas, o quizás, mucho más tiempo.