📝HISTORIA EN BREVE
- La enfermedad del hígado graso (FLD) se desarrolla cuando se acumula grasa en las células del hígado, lo que sobrecarga este órgano que es vital para la energía, el metabolismo y la desintoxicación. En la actualidad, es la enfermedad hepática crónica más común a nivel mundial, ya que afecta a cuatro de cada diez adultos que viven en los Estados Unidos
- Un estudio nuevo que se publicó en el Journal of Translational Gastroenterology descubrió que tener niveles elevados de arsénico en la orina se relacionó con un mayor riesgo de hígado graso
- El arsénico deteriora el hígado porque produce estrés oxidativo, daña las mitocondrias, activa las vías de almacenamiento de grasa e interfiere con la regulación de la glucosa, lo que acelera la acumulación de grasa y la resistencia a la insulina
- El arroz y el agua potable son las fuentes principales de exposición al arsénico, ya que su contaminación suele superar los límites de seguridad y representar una amenaza para la salud, incluso en niveles "bajos"
- Reducir el consumo de aceites vegetales y alcohol, comer más alimentos ricos en colina y evitar los alimentos y bebidas contaminadas con arsénico son algunas de las estrategias que pueden ayudarlo a proteger su hígado y reducir la carga tóxica
🩺Por el Dr. Mercola
La enfermedad del hígado graso (FLD) se desarrolla cuando se acumula grasa en las células del hígado, lo que sobrecarga poco a poco este órgano que es vital para la energía, el metabolismo y la desintoxicación. En la actualidad, es la forma más común de enfermedad hepática crónica en todo el mundo, así como una de las causas principales de muerte relacionadas con el hígado.1 Tan solo en los Estados Unidos, la enfermedad del hígado graso afecta a cuatro de cada 10 adultos.2
La medicina convencional divide la enfermedad del hígado graso (FLD) en enfermedad del hígado graso no alcohólica (NAFLD) y enfermedad del hígado graso alcohólica (ALD). La única diferencia radica en la causa: la enfermedad del hígado graso alcohólica (ALD) como su nombre lo dice es el resultado del consumo de alcohol, mientras que la enfermedad del hígado graso no alcohólica (NAFLD) se debe a una disfunción metabólica.3 En 2023, la NAFLD pasó a llamarse enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD) para enfatizar esa conexión.4
Pero, todos estos términos describen la misma enfermedad. Dado que la terminología nueva no es más que jerga médica que no cambia la afección subyacente, a lo largo de este artículo, utilizaré el término FLD, que es más sencillo y claro.
Aunque la FLD suele aparecer junto con la obesidad, la diabetes y el colesterol alto, estos problemas de salud no explican por completo el rápido incremento en sus tasas. Por esa razón, los investigadores ahora analizan los factores ambientales ocultos, y el arsénico surgió como una preocupación importante. Por ejemplo, un estudio reciente que se publicó en el Journal of Translational Gastroenterology se propuso determinar si una mayor exposición al arsénico se relaciona con un mayor riesgo de FLD en humanos.5
Estudio confirma que exponerse al arsénico todos los días incrementa el riesgo de FLD
El hígado influye en todos los aspectos de la salud, produce bilis para digerir las grasas, regula el azúcar en la sangre, almacena nutrientes esenciales y filtra las toxinas de la sangre, y estas funciones lo hacen más vulnerable a la exposición a sustancias tóxicas como el arsénico. Para determinar su relación con la FLD, el estudio analizó datos de la National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES), que muestra un panorama representativo de la población de los Estados Unidos.6
• El diseño y la selección de participantes del estudio: los investigadores analizaron información que se recopiló entre 2011 y 2020, y seleccionaron a 6386 adultos que tenían registros de sus niveles de arsénico en la orina y actividad de enzimas hepáticas. Se excluyeron las personas con otras causas importantes de enfermedad hepática, que incluyeron la hepatitis B, la hepatitis C o un consumo significativo de alcohol, con el fin de que los resultados fueran más específicos.
• La exposición al arsénico se analizó de muestras de orina: este método permitió que los investigadores obtuvieran los niveles de exposición de los alimentos, el agua y otras fuentes ambientales cotidianas. Para considerar las diferencias en la hidratación que afectan la concentración de orina, los valores de arsénico se ajustaron según la creatinina, que es un enfoque estándar en el campo de la investigación de la salud ambiental.
• Los mayores niveles de arsénico se relacionaron con un mayor daño en el hígado: los participantes con FLD tuvieron mayores niveles de arsénico en orina (5.92 microgramos por litro) que las personas sin esta enfermedad (5.59 µg/l), y la actividad de las enzimas hepáticas incrementó de manera constante en todas las categorías de exposición al arsénico.
Los niveles de alanina aminotransferasa (ALT), que es una enzima que suele utilizarse como marcador de daño hepático, incrementaron al mismo tiempo que los niveles de arsénico. Los modelos estadísticos confirmaron una tendencia ascendente significativa, incluso después de ajustar factores como edad, sexo, índice de masa corporal (IMC), tabaquismo, consumo de alcohol y aspectos socioeconómicos.
• A mayor exposición al arsénico, mayor riesgo de FLD: cuando los participantes se agruparon por quintiles de exposición al arsénico, las probabilidades de FLD fueron mayores con cada aumento en la exposición. A diferencia de los participantes del quintil más bajo, las personas del quintil más alto tenían un riesgo 55 % mayor de FLD.
Dado que los participantes en este estudio representaban a la población general de los Estados Unidos, que se exponían al arsénico a través de fuentes cotidianas como los alimentos y el agua potable, estos resultados son muy valiosos. Sugieren que incluso los niveles bajos o moderados de arsénico, que se consideran normales en el medio ambiente, pueden influir en el riesgo de desarrollar FLD.
El mecanismo de daño del arsénico en el hígado
El estudio que se publicó en Journal of Translational Gastroenterology menciona que el arsénico daña la salud del hígado a través de varios mecanismos biológicos. Estas vías explican cómo contribuye la exposición a la acumulación de grasa en el hígado y por qué su relación con la FLD se considera plausible en términos biológicos.7
• Uno de los mecanismos principales es a través del estrés oxidativo: su hígado mantiene un equilibrio constante entre la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) y las defensas antioxidantes. El arsénico altera este equilibrio porque incrementa la producción de subproductos oxidativos y sobrecarga los sistemas de protección naturales del hígado. Esto crea un entorno bioquímico que promueve la inflamación y daña las proteínas, el ADN y las membranas celulares.
• La disfunción mitocondrial es otro de los mecanismos principales: el arsénico interfiere con la capacidad de las mitocondrias para producir energía. Cuando se reduce la producción de energía, las células hepáticas recurren a vías menos eficientes que promueven la acumulación de grasa. El estrés mitocondrial también causa inflamación, lo que empeora el problema.
• El estudio también menciona el impacto de la activación de vías lipogénicas: el arsénico regula de forma ascendente los factores de transcripción como PPAR-γ y SREBP-1c, que son interruptores maestros para el metabolismo de las grasas. Cuando se estimulan estas vías, el hígado sintetiza y almacena más grasa de la que puede procesar. El resultado es la esteatosis (acumulación de grasa), que es el primer paso hacia una enfermedad metabólica.
• Además, el arsénico altera el manejo de la glucosa: reduce los niveles del transportador de glucosa 2, lo que limita la capacidad del hígado para absorber y regular el azúcar. También disminuye la síntesis de glucógeno (el proceso de almacenar el exceso de glucosa como glucógeno para utilizarlo como energía) cuando activa el inflamasoma, que es un complejo proteico que amplifica la señalización inflamatoria. Estos cambios contribuyen a la resistencia a la insulina, un factor clave en la progresión de la FDL.
En conjunto, estos mecanismos confirman que el arsénico actúa como algo más que un simple contaminante y demuestran que debería considerarse como una toxina metabólica. Cambia el entorno metabólico del hígado, y lo hace más vulnerable a la acumulación de grasa, la inflamación y el daño a largo plazo.
Este grano popular es una de las fuentes principales de exposición al arsénico
El arroz es una de las fuentes alimenticias que más lo exponen al arsénico. La planta crece en condiciones de inundación, lo que provoca que el suelo y el agua tengan niveles elevados de arsénico, y las raíces del arroz lo absorben con mayor facilidad que otros cultivos.8 Una vez que lo absorbe, este metal se acumula en el grano, lo que significa que termina en los alimentos que come.9
• Las pruebas confirman que no se trata de un hecho aislado: según las investigaciones de Healthy Babies Bright Futures (HBBF), se encontraron residuos de arsénico en las 145 muestras de arroz que se analizaron, y todos los productos se compraron en supermercados de los Estados Unidos. En promedio, el arroz contenía casi 85 partes por mil millones (ppb) de arsénico, mientras que los granos alternativos como la cebada o la quinoa contenían un 69 % menos de metales pesados.
Más de uno de cada cuatro productos de arroz superó el límite que establece la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos para los cereales de arroz para bebés, una norma que se creó con el fin de proteger a los más pequeños y vulnerables.
• El tipo de arroz y el lugar donde se cultiva influyen mucho en los niveles de contaminación: el arroz integral, que conserva sus capas exteriores, contiene más arsénico que el arroz blanco porque la cáscara almacena mayores concentraciones de metales pesados. El arroz que se cultiva en el sureste de Estados Unidos, sobre todo las variedades integrales, se encuentra entre los más contaminados, ya que en algunos casos, alcanzan hasta los 129 ppb de arsénico.
• Los productos a base de arroz representan riesgos adicionales, en especial para los niños: los cereales, la leche y los bocadillos a base de arroz suelen contener el arsénico suficiente para llevar la exposición muy por encima de los umbrales que se consideran seguros.
HBBF descubrió que los bebés y niños pequeños en hogares asiático-americanos y latinos consumen de dos a cuatro veces más arsénico que proviene del arroz que la población general, esto debido a que se considera un alimento básico en estas comunidades. El arsénico también atraviesa la placenta, lo que expone a los fetos durante el embarazo, que es una etapa en que el cerebro y los riñones son muy vulnerables.
• La contaminación no solo se limita al arsénico: también se encontró cadmio en casi todas las muestras de arroz que se analizaron, mientras que, el plomo y el mercurio aparecieron en menores cantidades. Si bien el arsénico es el más abundante y dañino de estos metales, la combinación provoca que su cuerpo tenga que lidiar con una carga tóxica mucho mayor. Con el tiempo, esto incrementa el riesgo de daño renal, disminución de la resistencia ósea, retrasos en el desarrollo y ciertos tipos de cáncer.
• Los métodos de cocción influyen en la cantidad de arsénico que termina en su cuerpo: los investigadores descubrieron que hervir el arroz en seis a diez partes de agua por una parte de arroz, y luego escurrirlo antes de servirlo, eliminaba hasta el 60 % del contenido de arsénico. Dejar el arroz en remojo durante la noche anterior maximizó el efecto.
El simple hecho de enjuagar el arroz no hizo una diferencia importante, y los productos de arroz instantáneos o empaquetados se relacionan con riesgos adicionales que surgen del procesamiento y proceso de empaquetado. Para las familias que no tienen la posibilidad de comprar variedades con menor grado de contaminación, cocinar el arroz de esta manera proporciona una de las formas más sencillas de reducir la exposición.
• Existen opciones más seguras, la clave está en saber buscar: el arroz blanco que se cultiva en California, el basmati indio y el jazmín tailandés obtuvieron los menores niveles de arsénico y cadmio, y algunas muestras dieron resultados de casi la mitad de los niveles del arroz integral del sureste de los Estados Unidos, aunque estas variedades tienden a ser más costosas. Incorporar otros granos como la quínoa, la cebada o el farro también reduce la carga tóxica.
Para los bebés, es importante evitar por completo los cereales a base de arroz, ya que incluso las versiones caseras que se elaboran con arroz integral suelen superar los límites de seguridad. Elegir variedades con menor contaminación y prepararlas de forma correcta, ayuda a proteger su hígado y salud en general, cuando dejar de comer arroz no es una opción.
Para más información sobre este tema y obtener una guía práctica que lo ayudará a elegir variedades más seguras y preparar el arroz de forma que reduzca su exposición, consulte: "Este alimento diario podría estar envenenando silenciosamente a sus seres queridos".
El agua (e incluso el vino) es otra fuente importante de exposición al arsénico
Cuando se trata de exposición al arsénico, lo que bebe es tan importante como lo que come. Se sabe que el agua e incluso el vino contienen niveles de arsénico que pueden tener un impacto en su salud a largo plazo, por lo que, ambos merecen una atención especial.10,11
• La contaminación de las aguas subterráneas es la forma en la que llega el arsénico al agua potable: los depósitos que se producen de forma natural en la corteza terrestre se disuelven en los acuíferos y, en algunas zonas, los niveles superan por mucho, lo que los reguladores consideran seguro. En los Estados Unidos, los mayores riesgos se presentan en regiones que dependen de pozos privados, que incluyen partes del medio oeste y el suroeste, así como Nueva Inglaterra.
La contaminación de las aguas subterráneas con arsénico representa una crisis de salud pública en el sur de Asia, sobre todo en Bangladesh e India, donde millones de personas se exponen a concentraciones que están muy por encima de las normas de Estados Unidos.12
• Los riesgos que se relacionan con el agua contaminada: los estudios epidemiológicos demuestran que, la exposición a largo plazo al agua potable contaminada se relaciona con una serie de enfermedades crónicas. Además del cáncer, que desde hace tiempo se relaciona con el arsénico, investigaciones recientes demuestran que esta exposición incrementa el riesgo de enfermedades cardíacas y disfunción hepática.13
El California Teachers Study, que siguió a casi 100 000 mujeres durante más de dos décadas, descubrió que incluso la exposición a niveles de arsénico entre 5 y 10 microgramos por litro incrementa el riesgo de cardiopatía isquémica entre un 18 % y un 20 %. Es importante mencionar que estos riesgos eran evidentes incluso por debajo del límite federal de agua potable.14
• La razón por la que los límites de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) no son suficientes: la EPA estableció el nivel máximo de contaminantes para el arsénico en los suministros públicos de agua en 10 ppb. Pero, la evidencia de estudios cardiovasculares y hepáticos demuestra que este umbral no es seguro, ya que los efectos negativos comienzan a producirse incluso a niveles más bajos, lo que demuestra que nuestras normas actuales no son suficientes para mantenernos seguros.
Para las personas que dependen de pozos privados, los riesgos son aún mayores, ya que a menudo no existen pruebas ni regulaciones. Los sistemas de ósmosis inversa y las tecnologías de filtración certificadas son los métodos más confiables para eliminar el arsénico del agua potable. Para más información sobre este tema, consulte: "Una amenaza invisible en el agua podría poner en riesgo su salud cardiovascular".
• El vino también es una fuente de exposición al arsénico: los análisis demuestran que muchas marcas populares contienen arsénico inorgánico en niveles que superan por mucho el límite de la EPA para el agua potable. De las más de 1300 botellas que se analizaron, casi una cuarta parte superó el límite de agua de 10 ppb, y los niveles más altos alcanzaron entre cuatro y cinco veces esa cantidad. Muchos de los vinos que tuvieron los mayores niveles eran marcas baratas que se venden mucho en los supermercados.15
• La preocupación no se limita a los números en una etiqueta: el arsénico inorgánico es un carcinógeno y una sustancia tóxica, y cuando se combina con alcohol, que ya por sí solo sobrecarga el hígado, los efectos se magnifican. El alcohol acelera el estrés oxidativo y debilita los sistemas de desintoxicación, lo que crea condiciones en las que el arsénico causa mayor daño. Con el tiempo, esta combinación lo hace más vulnerable a las enfermedades hepáticas metabólicas y otros problemas de salud crónicos.16
• En 2015, una demanda expuso las fallas en la regulación del arsénico en el vino: en 2015, se presentó una demanda colectiva contra bodegas que vendieron vinos contaminados con arsénico sin las advertencias adecuadas.
Al final, el Tribunal de Apelaciones de California desestimó el caso y dictaminó que las bodegas cumplieron con sus obligaciones bajo los requisitos de "puerto seguro" de la Proposición 65, que describen cómo deben divulgarse las exposiciones tóxicas. Aun así, el litigio expuso las fallas en la regulación: a diferencia del agua, el vino no tiene límites federales para el arsénico.17,18
Casi nadie considera su exposición al arsénico a través de las bebidas. Ya sea a través del agua que bebe todos los días o del vino que disfruta de vez en cuando, estas exposiciones se acumulan. Para reducir su carga y proteger su hígado, analice su agua, utilice un sistema de filtración de alta calidad y sea selectivo con las bebidas que compra.
Cinco estrategias para reforzar la salud del hígado
Reducir la exposición al arsénico solo es una parte de un enfoque integral para proteger la salud del hígado; también es fundamental que le de los nutrientes que necesita para regenerarse y funcionar de forma correcta. Además de sus hábitos diarios de salud, estas cinco estrategias le darán las herramientas que necesita para reparar su hígado y mantenerlo en óptimas condiciones:
1. Fuentes alimenticias de colina: la colina es la base para la recuperación del hígado, y los alimentos son una de las mejores fuentes. Las yemas de huevo, en particular, son la forma más rica y segura de satisfacer sus necesidades. 19 Las carnes musculares y el pescado proporcionan cantidades moderadas y cuando se combinan con otros nutrientes, pueden formar parte de una alimentación balanceada.20
Algunos alimentos de origen vegetal, como la soya y los vegetales crucíferos, como la coliflor, el brócoli y las coles de Bruselas, también proporcionan colina, pero en menores cantidades.21 Si bien contienen menos que la carne o los huevos, ayudan a optimizar su consumo, sobre todo en personas que llevan un estilo de vida vegetariano o vegano.
2. Suplemento de colina: si no obtiene suficiente colina de su alimentación, considere un suplemento, pero recuerde que no todos son iguales. Recomiendo la citicolina (que también se conoce como CDP-colina) porque tiene una alta biodisponibilidad e incrementa tanto la fosfatidilcolina (PC) como la fosfatidiletanolamina (PE).
Estos dos fosfolípidos fortalecen las membranas de las células hepáticas, mantienen la integridad mitocondrial y ayudan a exportar los triglicéridos del hígado a través de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL).22 A diferencia de otras formas de colina, la citicolina no incrementa tanto el óxido de trimetilamina (TMAO), que es un metabolito que se relaciona con el riesgo cardiovascular.
Los beneficios de las dosis diarias de 500 a 2500 miligramos de citicolina no se limitan a la función del hígado. También refuerza la salud del cerebro porque incrementa los niveles de acetilcolina, que es un neurotransmisor que se relaciona con una mejor memoria, concentración y claridad mental. Si experimenta síntomas como fatiga, confusión mental o los primeros signos de estrés hepático, la citicolina proporciona un refuerzo específico tanto para el hígado como para la mente.
3. Nutrientes específicos para mantener el equilibrio entre PC/PE: su hígado necesita ciertos nutrientes que se denominan donantes de metilo, folato (B9), vitamina B12 y metionina, para realizar un proceso de reparación vital, que se conoce como vía PEMT, que toma la PE y la convierte en PC. La PC también es fundamental para envolver la grasa, que es un paso que se requiere para eliminarla del hígado y evitar que se almacene en este órgano.
Si no consume suficientes nutrientes donantes de metilo, esta conversión se ralentiza, los niveles de PC disminuyen y la grasa comienza a acumularse. Para que este proceso se desarrolle sin problemas, asegúrese de consumirlos de forma regular:
• Folato (B9): hígado de res, vegetales de hoja verde oscura como espinacas, col rizada y espárragos23
• Vitamina B12: fuentes de origen animal como el salmón salvaje de Alaska, huevos de gallinas camperas y productos lácteos y carne de res de animales alimentados con pastura; en el caso de las personas que llevan un estilo de vida vegetariano o vegano, se recomienda que tomen un suplemento de B1224
• Metionina: alimentos ricos en proteínas como huevos, pollo, pavo, ternera y cordero25
4. Actividad física: no tiene que hacer entrenamientos intensos para beneficiarse, el simple hecho de caminar de 10 a 20 minutos después de comer, estirarse todos los días y realizar un par de sesiones de entrenamiento de fuerza o ejercicios con peso corporal a la semana, será suficiente para reforzar la salud de hígado. Estos hábitos mejoran la sensibilidad a la insulina y ayudan a que la sangre rica en oxígeno fluya sin problemas a través del hígado.
El tamaño de su cintura también influye mucho, si mide más de 40 pulgadas para los hombres o 35 pulgadas para las mujeres, es una señal de exceso de grasa visceral26, que se relaciona con la cicatrización del hígado. Enfóquese en reducir centímetros alrededor de la cintura, en lugar de solo en el número que marca la báscula, ya que esto proporciona una visión más precisa del progreso.
5. Sueño reparador para calmar la inflamación: cuando duerme mal o se siente cansado todo el tiempo, su hígado tampoco obtiene el descanso que necesita para repararse y regenerarse. Enfóquese en dormir bien en una habitación fresca y oscura, y evite comer tres horas antes de acostarse para prevenir picos nocturnos de azúcar. Con el tiempo, incluso las pequeñas mejoras en sus hábitos de sueño reducen la inflamación del hígado y mejoran la sensibilidad a la insulina.
Para mantener una buena salud hepática evite estas sustancias
Proteger el hígado no solo consiste en lo que consume, sino también en todo lo que evita, que incluye:
• Exceso de ácido linoleico (AL): los aceites vegetales como la soya, el maíz, el girasol, el cártamo y la canola contienen niveles elevados de AL. Los alimentos procesados que se elaboran con estos aceites incrementan aún más su consumo.
Una vez que llega al hígado, el AL se oxida y se convierte en aldehídos tóxicos como el 4-hidroxinonenal (4-HNE), que dañan las membranas mitocondriales, deterioran el metabolismo de las grasas y aceleran la acumulación de grasa. Evitar los aceites de semillas y los alimentos procesados elimina uno de los factores más dañinos que contribuyen a la enfermedad hepática.
• Alcohol: el etanol se metaboliza en acetaldehído, que es un compuesto que altera las enzimas mitocondriales, que causa estrés oxidativo y reduce la capacidad del hígado para producir energía. Incluso un consumo moderado de alcohol incrementa el esfuerzo que tiene que hacer el hígado, lo que dificulta mucho la recuperación.
• Suplementos de colina de mala calidad: no todos los productos de colina proporcionan un beneficio terapéutico real. El bitartrato de colina y el cloruro de colina no son fáciles de absorber, no incrementan lo suficiente los niveles de fosfatidilcolina en el hígado y producen grandes cantidades de TMAO. Los suplementos de lecitina, que se derivan de la soya o el girasol, también proporcionan algo de colina, pero requieren dosis muy elevadas y además contienen mucho ácido linoleico, lo que empeora el estrés en las mitocondrias.
• Exceso de nutrientes de fuentes alimenticias: si bien los alimentos enteros son la mejor fuente de colina, el equilibrio es importante. Comer mucho hígado puede causar toxicidad por vitamina A, y consumir mucha carne roja puede provocar una sobrecarga de hierro. El exceso de hierro acelera el estrés oxidativo y la ferroptosis, que es un proceso que mata las células hepáticas. Por eso, estos alimentos funcionan mejor como parte de una alimentación balanceada, y no como fuentes exclusivas de colina.
En realidad, casi nadie considera su exposición cotidiana al arsénico como una amenaza grave. Pero, cuando se combina con otros factores de estrés que se relacionan con la alimentación y el estilo de vida, incrementa bastante el riesgo de enfermedades del hígado. Reducir su exposición, fortalecer sus defensas nutricionales y reforzar su hígado con estrategias específicas, puede proteger este órgano vital y ayudarlo a mantener una buena salud a largo plazo.
Preguntas frecuentes sobre la exposición al arsénico y la salud del hígado
P: ¿Cómo afecta la exposición al arsénico a mi hígado?
R: El arsénico sobrecarga el hígado, ya que causa estrés oxidativo, daña las mitocondrias y activa genes que hacen que el hígado almacene más grasa de la que puede procesar. Con el tiempo, estos cambios provocan resistencia a la insulina y acumulación de grasa en las células hepáticas, que son dos características distintivas de la enfermedad del hígado graso (FLD). Incluso los niveles bajos de arsénico contribuyen a esta carga e incrementan su riesgo.
P: ¿Por qué debería preocuparme por los niveles bajos de arsénico si se consideran "seguros"?
R: Los límites regulatorios se establecen en función del riesgo de cáncer, pero investigaciones más recientes demuestran que incluso los niveles bajos de arsénico pueden alterar el metabolismo del hígado. Los estudios relacionan los niveles de arsénico por debajo del límite federal para el agua potable con un mayor riesgo de hígado graso y enfermedades cardiovasculares. En el caso del hígado, un nivel "bajo" no siempre significa que es seguro.
P: ¿Qué tipo de arroz es el más seguro de consumir?
R: El arroz blanco que se cultiva en California, el arroz basmati indio y el arroz jazmín tailandés tienen los menores niveles de arsénico. El arroz integral, sobre todo del sureste de Estados Unidos, suele tener mayores niveles. Si come arroz, remójelo durante la noche y cocínelo con agua y deje escurrir para reducir su contenido de arsénico.
P: ¿Qué nutrientes ayudan a mi hígado a protegerse de los daños del arsénico?
R: La colina es fundamental, ya que permite que el hígado envuelva la grasa y la elimine en lugar de dejar que se acumule. La mayoría de las personas no satisfacen sus necesidades nutricionales, por lo que, comer huevos o tomar un suplemento de citicolina es una de las formas más efectivas de reforzar la salud de su hígado.
P: ¿Puedo revertir el daño hepático si ya comenzó?
R: Su hígado tiene una increíble capacidad de curación, solo necesita recibir las herramientas adecuadas para hacerlo. Disminuir la exposición a toxinas, reducir el consumo de grasas dañinas, evitar el alcohol y proporcionar nutrientes beneficiosos como la colina, ayudará a que las células hepáticas reconstruyan las membranas y restauren el metabolismo de las grasas. Si combina estos hábitos con un estilo de vida saludable, le dará a su hígado todo lo que necesita para repararse.
🔎Fuentes y Referencias:
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- 2 Communications Medicine, 2024, Volume 4, Article Number: 219
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- 4 J Lipid Res. 2023 Dec 14;65(1):100485
- 5, 6, 7 Clin Mol Hepatol. 2025 Feb;31(Suppl):S32-S50
- 8 Curr Environ Health Rep. 2019 Dec;6(4):361–372
- 9 Healthy Babies Bright Futures (HBBF), “What’s in Your Family’s Rice?” 2025 Report
- 10, 12, 13, 14 Environmental Health Perspectives October 23, 2024, Volume 132, Issue 10
- 11, 15, 16, 17 CNN, March 29, 2015
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