📝HISTORIA EN BREVE
- Los microplásticos presentes en los artículos cotidianos como las botellas de agua alteran la función de las células del hígado, ya que dañan las mitocondrias, que son las estructuras que producen energía dentro de las células
- Incluso las dosis bajas de plásticos comunes provocaron estrés oxidativo, daño al ADN y crecimiento celular anormal en células del hígado humano
- El proceso de limpieza celular, que se conoce como autofagia, se activó pero no se completó, lo que provocó una acumulación de material dañado y una mayor disfunción
- Los fragmentos de plástico del mundo real causaron más daños que las perlas de plástico sintético, lo que destaca cómo los plásticos con los que interactuamos a diario son muy dañinos
- Para reducir su exposición, evite los contenedores y utensilios de cocina de plástico, cambie a fibras naturales y filtre su agua; para favorecer la función de las mitocondrias, elimine los aceites vegetales de su alimentación
🩺Por el Dr. Mercola
La contaminación plástica no es solo un problema del medioambiente, sino que se ha convertido en un problema biológico. Lo consume, lo bebe y lo respira. Y aunque esas partículas son demasiado pequeñas para verlas, ese tamaño es suficiente para afectar la salud. El hígado es uno de los primeros lugares donde llegan estos plásticos microscópicos, lo cual es un problema.
Este órgano es responsable de descomponer toxinas, regular el azúcar en la sangre, producir proteínas vitales y ayudar al cuerpo a procesar las grasas. Cuando siempre está bajo ataque, todo lo que viene después, desde la digestión hasta las hormonas, sufre las consecuencias. Quizás no lo sienta todavía, ya que la exposición a microplásticos no produce síntomas evidentes de inmediato.
Sin embargo, daña las mismas estructuras de las que depende su cuerpo para obtener energía y repararse. Ese daño comienza a nivel celular, dentro de las mitocondrias, que son las fuentes microscópicas de energía que lo mantienen vivo y en funcionamiento. Cuando dejan de funcionar, todo lo demás también.
Exploremos las investigaciones recientes que demuestran cómo los microplásticos comunes interfieren con la energía celular, dañan el equilibrio interno del hígado y provocan una respuesta de estrés que el cuerpo no puede controlar.1 Lo más importante es que le mostraré lo que puede hacer para comenzar a protegerse a partir de hoy.
Cómo los microplásticos alteran la función del hígado y agotan la energía celular
En un estudio que se publicó en Particle and Fiber Toxicology, los investigadores analizaron cómo dos tipos de microplásticos comunes, el polietileno (PE) y el tereftalato de polietileno (PET), afectan a las células del hígado humano durante tres días.2 Estos no eran microplásticos hechos en laboratorio. Eran partículas reales extraídas de artículos plásticos de uso cotidiano, como botellas de agua, molidas en pedazos diminutos con el suficiente tamaño para introducirse en las células. El objetivo fue simular el tipo de exposición al plástico al que estamos expuestos en la vida real y ver qué le hace al cuerpo a nivel celular.
• En lugar de morir, las células del hígado comenzaron a multiplicarse demasiado rápido: cuando las células del hígado entraron en contacto con las partículas de plástico, no se apagaron. Al contrario, empezaron a crecer más rápido. Eso suena inofensivo o incluso bueno, pero no es así. El crecimiento celular descontrolado es una señal de alerta.
Quiere decir que las células están bajo estrés y no funcionan como deberían. Este tipo de respuesta genera problemas como crecimiento anormal de tejido o incluso cáncer si continúa a largo plazo. Y esto ocurrió en dosis muy bajas (niveles de microplástico que podrían aparecer en el agua o los alimentos que consumimos todos los días).
• Las células tuvieron signos elevados de estrés oxidativo: una vez que las partículas de plástico entraron en las células, provocaron un aumento en las especies reactivas de oxígeno (ROS, por sus siglas en inglés). Piense en las ROS como si fueran chispas que vuelan dentro de su cuerpo. Cuando hay demasiadas chispas, estas dañan partes importantes de las células, incluyendo las membranas y el ADN. En este estudio, las células del hígado expuestas al plástico se iluminaron con señales de advertencia, lo que demuestra que estaban en un estado de inflamación y estrés internos.
• Su sistema de producción de energía se averió: sus mitocondrias son las fuentes pequeñas de energía de cada célula. Crean la energía que necesita para pensar, moverse y funcionar. Pero ese sistema de energía empezó a fallar en las células expuestas a microplásticos. Los investigadores utilizaron un tinte que demuestra qué tan fuerte es la producción de energía de las mitocondrias. ¿El resultado? Una disminución importante. Estas células lucharon por mantenerse en funcionamiento y al mismo tiempo tratar de lidiar con los daños del plástico.
• Incluso el ADN de las mitocondrias se dañó: las mitocondrias tienen su propio ADN, que las ayuda a funcionar de manera efectiva. Ese ADN comenzó a descomponerse en las células del hígado expuestas al plástico. Esta fue una señal clara de que el mecanismo más importante de la célula no funcionaba bien. Sin el ADN mitocondrial intacto, las células no pueden producir energía, repararse ni realizar funciones básicas. Es como intentar dirigir una fábrica sin electricidad y con un manual de instrucciones roto.
El sistema de limpieza falla bajo presión
Por lo general, cuando las células detectan un daño, inician un proceso llamado autofagia. Ese es el sistema de limpieza interno de su cuerpo, el cual encuentra y descompone las partes dañadas para reemplazarlas con otras nuevas. Pero en este caso, el sistema falló. Aunque se activaron las señales de limpieza, el paso final de descomposición de los desechos no ocurrió. Esto significa que las células se llenaron con material dañado, lo que hizo más difícil que se recuperaran.
• Inhibir el sistema de limpieza empeoró las cosas: para probar si el proceso defectuoso de limpieza era beneficioso o perjudicial, los científicos lo inhibieron por completo. Lo que ocurrió fue significativo, y fue que los marcadores de daño aumentaron aún más. Eso confirmó que la autofagia se había activado pero no terminaba su trabajo. Es como poner en marcha un ciclo de lavavajillas que nunca se vacía. El agua sucia solo se acumula.
• Las imágenes del microscopio demostraron un desastre visual dentro de las células: los investigadores utilizaron marcadores fluorescentes para ver cómo se acumulaba el daño. Las células tratadas con plástico brillaban más que las sanas, lo cual es una prueba de que las vesículas de limpieza se acumulaban y no se iban a ninguna parte. Con el tiempo, este desorden interno causa aún más estrés, mal funcionamiento y pérdida de control dentro de la célula.
• El plástico de fuentes del mundo real causó más daño que las perlas sintéticas: a diferencia de otros estudios que utilizaron partículas de plástico redondas y fabricadas en laboratorios, este utilizó fragmentos irregulares de botellas de PET usadas. Estos pedazos eran más irregulares, oxidados y reactivos a nivel químico, al igual que el plástico al que estamos expuestos en el agua embotellada, el polvo doméstico y los envases de alimentos. Esto los hizo aún más disruptivos una vez dentro del cuerpo.
• Múltiples problemas afectan a las células al mismo tiempo: la investigación demostró una reacción en cadena de daños, en la cual el estrés oxidativo provocó la degradación de las mitocondrias, que luego causó daños en el ADN, fallas de energía y suprimió el proceso de limpieza. La célula era atacada desde todos los ángulos, sin tiempo para recuperarse o repararse. Para un órgano como el hígado, que trabaja de manera constante para desintoxicar el cuerpo, este tipo de estrés no es sostenible.
• La exposición al plástico todos los días tiene consecuencias en el cuerpo: no se trataba de exposiciones a dosis elevadas ni a sustancias químicas exóticas. Los plásticos que se utilizaron en este estudio ya están en el agua, los alimentos y el medio ambiente. Eso significa que es probable que su hígado se enfrente a este tipo de daño de forma habitual. Y como demuestra este estudio, incluso exposiciones pequeñas y repetidas son suficientes para causar disfunción, inflamación y deterioro a largo plazo en las células.
La búsqueda de estrategias naturales para eliminar los microplásticos
En la actualidad, se están realizando estudios con el fin de encontrar estrategias para ayudar al cuerpo humano a filtrar, atrapar y eliminar los microplásticos antes de que puedan propagarse a otros sistemas. Estos métodos ofrecen un enfoque multifuncional para ayudar a reducir la carga plástica interna y reforzar todos los aspectos de la salud. Hace poco, escribí un artículo en el que analizo a detalle estos métodos y, si bien aún se encuentra en revisión por pares, aquí puede encontrar algunos puntos clave:
• El psyllium reticulado podría ayudar a eliminar los microplásticos: un sistema importante que ayuda a eliminar los microplásticos de su cuerpo es su intestino. En 2024, un estudio demostró que el psyllium reticulado con acrilamida (PLP-AM) eliminó del agua más del 92 % de los tipos de plástico comunes, que incluyeron el poliestireno, el cloruro de polivinilo (PVC) y el tereftalato de polietileno (PET).
Su textura pegajosa y gelatinosa, así como su capacidad de absorción, hacen al psyllium reticulado una gran opción para utilizar dentro del intestino, donde podría atrapar partículas de plástico antes de que se propaguen por todo el cuerpo. Si bien el estudio se realizó en un entorno de tratamiento de agua, los resultados son prometedores para la salud humana.3
• El quitosano, que es una fibra natural derivada de los mariscos, también es prometedor para eliminar los microplásticos del cuerpo: un estudio reciente en animales que se publicó en Scientific Reports descubrió que las ratas que recibieron una alimentación enriquecida con quitosano pudieron eliminar alrededor del 115 % de los microplásticos, a diferencia del grupo de control que solo eliminó el 84 %.
Esto sugiere que el quitosano no solo ayuda a unir y eliminar las partículas nuevas de plástico, sino que incluso podría ayudar a extraer algunas que ya se absorbieron. Sin embargo, aunque suele considerarse seguro y ya se utiliza en algunos suplementos, si tiene alergia a los mariscos, lo mejor es evitarlo.4
El psyllium y el quitosano funcionan a través de la adsorción física, en la cual las fuerzas hidrofóbicas (repelen el agua) y electrostáticas adhieren partículas microplásticas a la fibra, lo que evita que se absorban. Pero, un inconveniente de estos aglutinantes es que, cuando no se utilizan con cuidado, también pueden absorber nutrientes. Por lo tanto, es importante utilizarlos de forma correcta para obtener los beneficios, como por ejemplo consumirlos junto con los alimentos procesados o empaquetados, que son fuentes probables de plásticos.
• Ciertas cepas de bacterias beneficiosas podrían ayudar a eliminar los microplásticos del intestino: en 2025, un estudio realizado en animales descubrió que dos cepas específicas, Lacticaseibacillus paracasei DT66 y Lactiplantibacillus plantarum DT88, pudieron unirse y eliminar partículas pequeñas de poliestireno en pruebas de laboratorio.
Estos probióticos forman biopelículas de protección que atrapan las partículas de plástico, lo que hace que sean más fáciles de eliminar.5 Cuando se combinan con fibras como el psyllium y el quitosano, podrían maximizar su efecto para eliminar los microplásticos del intestino antes de que se absorban.
• El hígado también es fundamental para eliminar los microplásticos del torrente sanguíneo: las células inmunológicas especializadas en el hígado, conocidas como células de Kupffer, ayudan a atrapar estas partículas extrañas y las dirigen a la bilis para eliminarlas a través de los intestinos. Pero, aunque este método podría funcionar con plásticos más pequeños, los más grandes pueden permanecer y acumularse, sobre todo en las personas que no tienen una buena salud hepática.
Para reforzar esta vía de desintoxicación natural, los investigadores analizan el uso de compuestos como el ácido ursodesoxicólico (UDCA) y su variante, el ácido tauroursodesoxicólico (TUDCA), que estimulan la producción de bilis y favorecen el flujo de partículas fuera del hígado.
• Los investigadores también analizan la autofagia como estrategia para eliminar los microplásticos: la autofagia es el sistema de reciclaje celular natural del cuerpo. Los investigadores buscan compuestos que puedan ayudar a estimular este sistema, en especial la rapamicina y la espermidina.
La rapamicina inhibe la vía mTOR, que es un mecanismo que detecta los nutrientes y que desactiva la autofagia. Cuando el mTOR no está activo, las células intensifican sus esfuerzos de limpieza y forman membranas que pueden recolectar y aislar partículas de plástico para descomponerlas o eliminarlas.
Mientras que la espermidina es una poliamina natural que se encuentra en los alimentos que mejora la resiliencia celular y ayuda a eliminar sustancias tóxicas. En estudios de laboratorio y con animales, combinar espermidina y rapamicina ayudó a revertir la disfunción mitocondrial y redujo el estrés oxidativo que causan los microplásticos.
La siguiente tabla resume estas estrategias nuevas para eliminar los microplásticos, incluyendo sus mecanismos de acción, la cantidad de pruebas que se han realizado y consideraciones de seguridad importantes. Esto demuestra que, si bien podrían ser necesarios varios enfoques diferentes, es posible eliminar los plásticos del cuerpo de forma natural. Por supuesto, reducir la exposición es la medida preliminar ideal.
Cómo proteger el hígado y las mitocondrias del daño que causan los microplásticos
Si los microplásticos ya dañan las células del hígado a nivel celular, entonces no basta con esperar a que las autoridades reguladoras solucionen el problema medioambiental. Debe comenzar a eliminar la fuente de exposición y fortalecer las defensas de su cuerpo. Estos pasos no se tratan de trucos de desintoxicación, sino de restaurar los sistemas de energía internos de los que depende su salud. Es como si su hígado fuera el conserje de su cuerpo. Si el hígado trabaja en exceso, otras partes no se limpian.
No necesita ser perfecto, solo debe tomar las decisiones adecuadas de forma constante. Esto es muy urgente si bebe agua embotellada a diario o prepara sus alimentos con utensilios de plástico. Estos pasos están diseñados para reducir su exposición y restaurar la función de las mitocondrias para que sus células comiencen a funcionar como deberían. Estas son las estrategias que le recomiendo adoptar ahora mismo:
1. Deje de consumir microplásticos en casa y cambie la forma en que almacena, calienta y consume los alimentos: calentar el plástico, incluso cuando calienta sobras en el microondas o deja el agua embotellada en un automóvil caliente, hace que los microplásticos se filtren en los alimentos y las bebidas. Evite los recipientes y las botellas de agua de plástico.
En su lugar utilice vidrio, acero inoxidable o cerámica para todo lo que calienta, bebe o almacena alimentos. Si utiliza una cafetera de plástico, considere sustituirla por una prensa francesa o percoladora de vidrio o acero inoxidable. Este cambio reducirá de forma significativa su exposición diaria.
2. Filtre su agua con un sistema que elimine microplásticos y contaminantes químicos: el agua de la llave, el agua embotellada e incluso muchas fuentes “purificadas” ya dan positivo en las pruebas de partículas de microplásticos. Utilice un sistema de filtración de agua de buena calidad que elimine partículas hasta el nivel de micrones. Opte por un sistema que también filtre los PFAS, o “sustancias químicas permanentes” , y los metales pesados, ambos de los cuales empeoran el estrés mitocondrial.
Para las personas que alquilan o viajan, instalar un filtro de encimera de buena calidad es mucho mejor que no hacer nada. Si el agua es dura, hiérvala antes de utilizarla para reducir en gran medida los microplásticos.6
3. Fortalezca sus mitocondrias y elimine los aceites vegetales: si quiere que sus mitocondrias se recuperen del daño que causan los microplásticos, deje de alimentarlas con toxinas. Los más perjudiciales son los aceites vegetales como el de canola, soya, maíz, girasol, cártamo y todas las mezclas de “aceites vegetales”.
Estos aceites tienen un contenido elevado de ácido linoleico (AL), que es una grasa poliinsaturada que destruye las mitocondrias y hace que las células sean más vulnerables al estrés. En su lugar, utilice sebo, ghee o mantequilla de animales alimentados con pastura. Si prepara alimentos en casa, este cambio por sí solo podría reducir de forma significativa su consumo de AL.
4. Deje de utilizar y cocinar con plástico para reducir su exposición general: si todavía utiliza tablas de cortar y utensilios de cocina de plástico, o viste telas sintéticas como poliéster, nailon o acrílico, todo esto aumenta su carga de microplásticos todos los días. Esas tablas de cortar liberan plástico en sus alimentos y la ropa sintética libera fibras en su hogar y en su lavadora. Sustituya las tablas de plástico por madera o vidrio y elija utensilios de acero inoxidable.
Cuando se trata de ropa, opte por comprar algodón, lino o lana orgánicos. Para las prendas sintéticas que ya tiene, lávelas con menos frecuencia, séquelas al aire cuando sea posible y utilice una bolsa de lavandería con microfibra para atrapar las fibras que se desprenden. Estas estrategias sencillas mantienen el plástico fuera de sus alimentos, de su torrente sanguíneo y del suministro de agua.
5. Considere tomar progesterona natural para contrarrestar los efectos hormonales de la exposición al plástico: muchos plásticos actúan como estrógeno en su cuerpo, lo que altera su equilibrio hormonal y dificulta que sus células funcionen de manera normal. Si tiene síntomas como cambios de humor, aumento de peso o fatiga crónica, podrían ser señales de un predominio de estrógeno.
En esos casos, la progesterona natural ayuda a restablecer el equilibrio. Funciona como un agente que contrarresta el efecto estrogénico de los plásticos y ayuda a su cuerpo a recuperar un ritmo hormonal más saludable.
Preguntas frecuentes sobre los microplásticos y las mitocondrias
P: ¿Qué demostró el estudio reciente sobre los microplásticos y la salud del hígado?
R: El estudio que se publicó en Particle and Fiber Toxicology descubrió que dos microplásticos comunes causaron respuestas de estrés en las células del hígado humano. Estos plásticos causaron estrés oxidativo, degradación mitocondrial, daño al ADN y un proceso fallido de limpieza celular que se denomina autofagia, incluso en dosis bajas que imitan la exposición en el día a día.
P: ¿Por qué son tan importantes las mitocondrias y cómo las afectan los plásticos?
R: Las mitocondrias son las fuentes de energía de las células. Estas crean la energía necesaria para que el cuerpo funcione. El estudio demostró que los microplásticos interrumpieron la producción de energía mitocondrial y dañaron su ADN. Esto deja a las células con poca energía y sin poder repararse de manera adecuada, lo que aumenta el riesgo a largo plazo de sufrir enfermedades y degeneración.
P: ¿Los plásticos del mundo real son más peligrosos que los sintéticos fabricados en laboratorio?
R: Si. Los investigadores utilizaron fragmentos de plástico extraídos de botellas de agua PET usadas, que son más irregulares y reactivos a nivel químico que los fragmentos fabricados en laboratorio. Estos plásticos del mundo real causaron daños más severos, lo que sugiere que los tipos de plástico a los que estamos expuestos en la vida cotidiana son aún más dañinos para nuestras células.
P: ¿Cómo interfiere la exposición a los microplásticos con el sistema de desintoxicación natural del cuerpo?
R: El hígado depende de un proceso llamado autofagia para eliminar las partes dañadas de las células. El estudio descubrió que los microplásticos provocaron esta respuesta de limpieza, pero evitaron que finalizara. El material dañado se acumula dentro de las células, lo que causa aún más estrés y disfunción con el tiempo.
P: ¿Cuáles son las formas más efectivas de reducir la exposición a los microplásticos?
R: Comience por eliminar los recipientes de plástico para calentar alimentos, utilice un filtro de agua que elimine los microplásticos y elimine los aceites vegetales de su alimentación para proteger las mitocondrias. Utilice fibras naturales como algodón y lana y evite tablas de cortar y utensilios de plástico. Implementar estas estrategias todos los días reduce la carga corporal y favorece la salud del hígado y de las células a largo plazo.