📝HISTORIA EN BREVE

  • La mayoría de las personas con daño hepático no presentan síntomas y solo reciben un diagnóstico después de que se produjo una cicatrización irreversible, lo que hace que la detección a tiempo y los cambios en el estilo de vida sean importantes
  • Los análisis de sangre estándar suelen pasar por alto la fibrosis hepática en etapa temprana, incluso cuando los niveles de enzimas son "normales", lo que retrasa el diagnóstico hasta que aparecen complicaciones como cirrosis o cáncer de hígado
  • La amenaza no es la grasa del hígado, sino la fibrosis, que es el tejido cicatricial que se acumula sin que se dé cuenta debido a la resistencia a la insulina, la inflamación, las grasas tóxicas como los aceites vegetales y el alcohol
  • La colina es un nutriente importante que ayuda al hígado a eliminar la grasa antes de que cause daños; las yemas de huevo de gallinas camperas son la mejor fuente, pero muchas personas no obtienen una cantidad suficiente solo de los alimentos
  • Eliminar los aceites vegetales y el alcohol, consumir alimentos ricos en colina, reducir la grasa abdominal y moverse a diario ayudan a reducir el estrés hepático y revertir la fibrosis a tiempo

🩺Por el Dr. Mercola

Estoy en el proceso de publicar un artículo científico y escribir un libro que analiza a profundidad la salud del hígado, incluyendo las causas de la disfunción hepática que se pasan por alto y lo que se puede hacer para revertirlas.

La realidad es que la enfermedad hepática se ha convertido en una de las amenazas para la salud pública más ignoradas hoy en día, y daña los órganos de millones de personas que se sienten bien. Podría tener cicatrices hepáticas importantes sin saberlo, hasta que después aparecen los síntomas, y para entonces, suele ser demasiado tarde para revertir este daño. El peligro no es la grasa del hígado en sí,

sino la acumulación de fibrosis, que es el tejido cicatricial que se forma cuando el hígado sufre varias lesiones y no tiene la oportunidad de sanar de forma adecuada. Esa cicatrización es la que sienta las bases para la cirrosis, la disfunción de órganos y el cáncer. Los problemas cotidianos comunes, como la resistencia a la insulina, el exceso de grasa abdominal y el mal funcionamiento de las mitocondrias, empeora esta forma de enfermedad hepática.

Algunos datos recientes que se publicaron en revistas médicas demuestran cuán común se ha vuelto el daño hepático avanzado, en especial en las personas mayores de 50 años.1 Lo más preocupante es que las pruebas de laboratorio convencionales no lo detectan. Es posible tener niveles de enzimas hepáticas "normales" y aún así progresar hacia una fibrosis irreversible. El riesgo es mucho mayor si tiene diabetes tipo 2.

Sin embargo, no es un caso perdido. Los investigadores advierten sobre este problema y promueven el desarrollo de herramientas de detección nuevas y no invasivas que detecten esta afección a tiempo. Además, existen cambios en el estilo de vida que pueden corregir la situación antes de que los daños al hígado sean irreversibles.

La mayoría de las personas en riesgo de insuficiencia hepática nunca se enteran de que la padecen

Un artículo publicado en The Lancet Regional Health Europe señala una deficiencia importante en la atención a las enfermedades hepáticas: la mayoría de las personas con esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica (MASH, por sus siglas en inglés) y fibrosis, lo que los investigadores denominan "MASH de riesgo",  no saben que la padecen hasta que es demasiado tarde.2

Los investigadores pidieron duplicar las tasas de diagnóstico para 2027, y advirtieron que sin una detección a tiempo, millones de personas podrían progresar a cirrosis irreversible o cáncer de hígado. Los investigadores se centraron en ampliar los diagnósticos más allá de los especialistas en hígado y trasladar las pruebas a la atención primaria, en las cuales ya se atiende con regularidad a los pacientes de alto riesgo.

• Los adultos mayores con diabetes u obesidad son los más afectados: el estudio destacó que la MASH con fibrosis moderada a avanzada es muy común en las personas mayores de 50 años y en aquellas que padecen diabetes tipo 2 u obesidad.

En estos grupos, la enfermedad a menudo avanza sin presentar síntomas perceptibles, lo que hace que no se aprovechen las oportunidades de prevención. Cuando estas personas reciben un diagnóstico (que suele darse por las imágenes no relacionadas o síntomas avanzados), las posibilidades de recuperación total suelen ser menores.

• Los sistemas de diagnóstico actuales están obsoletos y no detectan la enfermedad en sus etapas iniciales: en la actualidad, la enfermedad hepática suele diagnosticarse con el uso de enzimas hepáticas como la alanina aminotransferasa (ALT) y la aspartato aminotransferasa (AST), pero los valores de corte son demasiado elevados y están desactualizados.

Según el artículo, muchos laboratorios aún utilizan límites superiores que no detectan la fibrosis temprana. Los investigadores sugirieron reducir los umbrales para alinearlos con estándares más modernos de ALT, mayores a 33 UI/L para los hombres y mayores a 25 UI/L para las mujeres.

Sin embargo, en mi entrevista con el Dr. Bryan Walsh, un médico naturópata muy capacitado en vías biológicas moleculares y profesor asociado en la Universidad de Western States, explicó que los estudios médicos "demuestran que, en primer lugar, los hombres y las mujeres deben tener diferentes rangos de referencia AST y ALT, y en segundo lugar, el rango ideal no es muy superior a 20 U/L".

• Los proveedores de atención primaria pierden oportunidades claras de detección: las personas con enfermedades cardiometabólicas, incluyendo prediabetes, obesidad y diabetes tipo 2, suelen tener visitas frecuentes al médico, las cuales no aprovechan la oportunidad para realizar pruebas de detección de fibrosis hepática. El documento recomienda aprovechar estas visitas para incorporar herramientas de detección rutinaria en los registros médicos electrónicos. El objetivo es hacer que las revisiones del hígado sean tan comunes como las pruebas de presión arterial, colesterol o A1C.

La cicatrización del hígado es lo que lo pone en riesgo, no la grasa

Si bien, la grasa en el hígado (esteatosis) ha sido el principal objetivo de diagnóstico durante décadas, el artículo de The Lancet Regional Health Europe enfatizó que la etapa de fibrosis, no el contenido de grasa, es el principal factor que predice la muerte o la progresión al cáncer. 3 La fibrosis moderada indica el momento en que el hígado comienza a perder su función. Una vez que la fibrosis alcanza etapas más avanzadas o cirrosis, el daño es más difícil (o a veces imposible) de revertir.

• La fibrosis progresa poco a poco debido a una disfunción metabólica crónica: los investigadores explicaron que la inflamación crónica que causa la resistencia a la insulina, la acumulación de grasa tóxica y el estrés oxidativo promueve la formación de tejido cicatricial en el hígado. Con el paso del tiempo, esta cicatrización altera el flujo sanguíneo, endurece el tejido y produce numerosas disfunciones que afectan a todo el cuerpo, desde el metabolismo hasta el sistema inmunológico.

• La fibrosis es más reversible cuanto antes se detecte: la fibrosis en la etapa de poca cicatrización a menudo se puede revertir a través de la alimentación, el estilo de vida y terapias dirigidas si se detecta a tiempo. Pero una vez que la fibrosis progresa más allá de este punto, es más difícil revertir el daño, incluso con un tratamiento agresivo. La detección a tiempo no solo es útil, sino que es necesaria para lograr una recuperación a largo plazo.

La influencia de las palabras en la decisión de recibir atención médica para el hígado

Un análisis publicado en Nature Medicine examinó cómo el estigma, en especial en torno al consumo de alcohol, impide que las personas acudan a tiempo al diagnóstico y tratamiento de las enfermedades hepáticas.4 Los autores argumentaron que el lenguaje obsoleto, incluyendo las denominaciones como "cirrosis alcohólica", no solo es inexacto sino también perjudicial. Los autores propusieron una terminología nueva que prioriza a la persona y enfatiza el estado de salud por sobre la culpa, con el objetivo de favorecer el acceso a la atención y la participación del paciente.

• Los pacientes demoran o evitan la atención médica debido a la vergüenza que se asocia a la denominación de la enfermedad: los investigadores descubrieron que los pacientes con enfermedades hepáticas a menudo experimentan culpa, vergüenza internalizada y discriminación por parte de los proveedores de atención médica y las aseguradoras, en especial cuando su enfermedad se relaciona con el alcohol. Incluso las personas con enfermedades metabólicas hepáticas como MASH, que no beben mucho o en absoluto, a menudo temen ser juzgados y posponen buscar ayuda. Esto contribuye a diagnósticos tardíos y a una menor posibilidad de supervivencia.

• El lenguaje influye en los sesgos médicos, las políticas y las decisiones de tratamiento: el artículo demostró que el lenguaje estigmatizador influye en la prestación de atención médica. Las personas con enfermedad hepática a menudo reciben peor atención, no se les da prioridad para los trasplantes y enfrentan un manejo del dolor de menor calidad debido a las causas conductuales percibidas de su enfermedad. Este sesgo también se extiende a la financiación y las políticas de atención sanitaria, lo que refuerza un ciclo de negligencia.

• Replantear la enfermedad hepática en términos humanos ayuda a mejorar los resultados: los autores recomiendan que, en lugar de utilizar "alcohólico" o "hígado graso", se utilicen frases como "persona con enfermedad hepática esteatósica" o "persona que padece MASH". Estos términos reducen el juicio basado en la identidad y centran la atención en las soluciones y el apoyo. Al igual que el cáncer y la salud mental se han beneficiado de la modificación del lenguaje que se utiliza, el cuidado del hígado debería adoptar el mismo cambio.

• Los investigadores pidieron cambios amplios en los sistemas globales de clasificación de enfermedades: según el documento, los sistemas de codificación global como la Clasificación Internacional de Enfermedades aún utilizan términos obsoletos y estigmatizantes, lo que refuerza el daño en todos los niveles de atención. La actualización de estos sistemas para reflejar un lenguaje centrado en la persona y sin prejuicios podría ayudar a aumentar la detección a tiempo por parte de los médicos, reducir las demoras en el tratamiento y favorecer las tasas de supervivencia.

La mayoría de las personas con daño hepático no saben que lo padecen hasta que está avanzado

Una revisión narrativa de 2023 publicada en Cureus se centró de manera similar en la progresión desapercibida de la enfermedad hepática crónica y la necesidad urgente de una detección más temprana, en especial en las personas con factores de riesgo metabólico.5 El artículo destacó cómo el hígado sufre daños continuos durante años sin presentar síntomas, lo que dificulta la intervención a tiempo. Como resultado, muchas personas solo son diagnosticadas cuando desarrollan cirrosis o complicaciones como retención de líquidos, confusión o sangrado interno.

• Los pacientes suelen permanecer sin diagnóstico hasta que aparecen síntomas graves: los investigadores observaron que los primeros signos, como fatiga, malestar abdominal leve o inflamación, son poco claros o los pacientes y los proveedores los descartan con demasiada facilidad. Esto es muy peligroso para las personas con condiciones metabólicas subyacentes, como resistencia a la insulina u obesidad, que ya corren un riesgo mayor.

• Los factores comunes que causan la enfermedad hepática se clasificaron en cuatro tipos principales: la revisión agrupó la enfermedad hepática en cuatro causas superpuestas: consumo de alcohol, virus de la hepatitis, hígado graso relacionado con disfunción metabólica y trastornos autoinmunes o genéticos. En la vida real, muchos de estos factores se superponen. Una persona podría consumir alcohol con moderación y también tener sobrepeso o diabetes, lo que acelera la progresión. Esta complejidad es parte de la razón por la cual la enfermedad no se detecta, ya que no sigue un camino o perfil claro.

• Los investigadores identificaron las deficiencias de diagnóstico más grandes en la atención clínica: a pesar de los factores de riesgo conocidos, los médicos rara vez realizan pruebas de detección de fibrosis hepática a menos que las enzimas hepáticas estén elevadas o aparezcan síntomas. Sin embargo, las pruebas de enzimas hepáticas suelen ser normales en las primeras etapas, por lo que la fibrosis continúa sin ser percibida. La revisión enfatizó que confiar solo en las enzimas es un mal enfoque. Las pruebas de imágenes y biomarcadores no invasivos son herramientas mucho mejores para la detección en etapa temprana.

• Cada vez surgen más diagnósticos de vanguardia, pero se utilizan poco: el artículo presentó métodos de prueba más nuevos que cada vez tienen más presencia en la investigación y la práctica clínica, incluyendo la elastografía (que es un tipo de ultrasonido que mide la rigidez del hígado), los marcadores de microARN y los puntajes de riesgo poligénico. Estas herramientas detectan el daño hepático antes de que aparezcan los síntomas, sobre todo en las personas con disfunción metabólica. Sin embargo, el acceso y la concientización aún son escasos, sobre todo fuera de los entornos especializados.

Las personas con diabetes son el foco de la epidemia de enfermedades hepáticas

Según la Asociación Americana de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés), alrededor de 7 de cada 10 personas con diabetes tipo 2 tienen algún grado de acumulación de grasa en el hígado.6 Lo más preocupante es que casi 1 de cada 5 personas ya tiene cicatrices ocultas, que a menudo conducen a cirrosis si no se tratan.

• Se insta a los médicos a comenzar a controlar la salud del hígado como controlan el nivel de azúcar en la sangre: la ADA recomienda un proceso sencillo de detección de dos pasos que comienza con un análisis de sangre llamado índice de fibrosis-4 (FIB-4). Si el nivel es elevado, se debe realizar una exploración para comprobar el estado del hígado. Esto demuestra signos tempranos de daño hepático antes de que aparezcan los síntomas.

• La enfermedad hepática en la diabetes afecta todo el cuerpo, no solo el hígado: cuando el daño hepático progresa, aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, problemas renales, cáncer e incluso muerte prematura. Las personas que padecen diabetes y enfermedad hepática tienen incluso más probabilidades de morir de forma prematura en comparación con las que no padecen ninguna de las dos afecciones.

• Detectar problemas de hígado de forma temprana le brinda la mejor posibilidad de recuperación: la buena noticia es que la cicatrización del hígado suele ser reversible si se detecta a tiempo. Implementar cambios sencillos en el estilo de vida, como eliminar los aceites nocivos, perder grasa abdominal y mejorar la alimentación, pueden ayudar mucho a detener el daño antes de que se convierta en algo más grave.7

Cómo detener la enfermedad hepática antes de que empiece

Si le han dicho que sus enzimas hepáticas están "un poco elevadas", si tiene diabetes tipo 2 o grasa abdominal persistente, o si tiene más de 50 años y nunca se ha hecho un control del hígado, comience a partir de hoy. Cuanto antes actúe, mayores serán sus probabilidades de revertir la cicatrización del hígado y prevenir la cirrosis o el cáncer en el futuro. La enfermedad hepática no se manifiesta hasta que está avanzada, pero el daño comienza años antes. Por eso queremos que evite esto. Hágalo de la siguiente manera:

1. Elimine los aceites vegetales y el alcohol de inmediato: si consume alimentos envasados hechos con aceite de soya, canola, aceite de maíz o cualquier cosa que diga "aceite vegetal", su hígado sufre las consecuencias. Estos aceites contienen niveles elevados de ácido linoleico (AL), que es perjudicial para las mitocondrias y altera la energía celular, favorece la acumulación de grasa en el hígado y provoca inflamación. Deseche estos aceites y cocine con mantequilla, sebo, ghee o aceite de coco.

Reducir el consumo de alcohol es igual de importante que eliminar los aceites vegetales. El alcohol y las grasas poliinsaturadas como el AL abruman el hígado de maneras similares. Cuando el cuerpo metaboliza aceites vegetales, estos se convierten en subproductos tóxicos llamados metabolitos de ácido linoleico oxidado (OXLAMs, por sus siglas en inglés). Estos son un tipo de aldehído reactivo, es decir, moléculas inestables y muy dañinas que alteran las membranas celulares y provocan una inflamación crónica.

El alcohol tiene un efecto muy similar, ya que se descompone en acetaldehído, que es otro aldehído reactivo que daña las mitocondrias y acelera el envejecimiento a nivel celular. Ambos tipos de aldehídos interfieren con la habilidad del hígado para desintoxicarse, regenerarse y almacenar energía. Si ya tiene síntomas de resistencia a la insulina, grasa abdominal o niveles elevados de enzimas hepáticas, evitar los aceites vegetales y el alcohol le dará a su cuerpo la mejor oportunidad de revertir el daño antes de que sea permanente.

2. Agregue alimentos ricos en colina para ayudar a su hígado a eliminar la grasa antes de que cause daños: la colina es esencial para eliminar la grasa del hígado. Sin la suficiente cantidad de colina, la grasa comienza a acumularse en las células del hígado, lo que a la larga provoca inflamación y cicatrización. Piense en la colina como el nutriente que permite que su hígado funcione de manera adecuada, y sin ella, todo se descontrola.

La mejor fuente de alimento son las yemas de huevo de gallinas de pastoreo, pero asegúrese de comprar huevos con un contenido bajo de PUFA. El hígado de res alimentados con pastura es otra opción de una forma de colina muy absorbible. La colina no es opcional, es necesaria para producir fosfatidilcolina, que es una molécula que el hígado necesita para empaquetar y exportar grasas. Sin ella, esas grasas se estancan y de esa manera empieza el daño.

3. Considere tomar un suplemento de colina si no puede obtener lo suficiente de su alimentación: si no consume productos animales, obtener suficiente colina es un gran desafío. Las fuentes de origen vegetal, como los vegetales crucíferos, ofrecen cantidades pequeñas, y necesitaría consumir cantidades poco realistas para satisfacer sus necesidades. En ese caso, un suplemento no solo es útil, sino que a menudo es necesario para evitar la deficiencia.

Una opción subestimada es la citicolina, que es una forma de colina que se ha pasado por alto en gran medida porque la mayoría de los productos utilizan dosis demasiado bajas para tener un efecto. Pero si se toma la citicolina en niveles terapéuticos, entre 500 miligramos (mg) y 2500 mg al día, esta favorece la habilidad del hígado de exportar grasas, al mismo tiempo que ayuda al cerebro a producir acetilcolina, que es un neurotransmisor importante. Si tiene problemas de estrés hepático, resistencia a la insulina o confusión mental, esta es una buena adición a su rutina.

4. Muévase todos los días y mantenga su peso bajo control: no se trata de hacer rutinas extenuantes. Solo salga a caminar a paso ligero después de las comidas, estírese y haga un circuito con peso corporal unas cuantas veces a la semana. El objetivo es mantener su nivel de la insulina bajo y que la sangre fluya a través del hígado. Si su cintura mide más de 40 pulgadas (hombres) o 35 pulgadas (mujeres), concéntrese en recortar la grasa visceral, que es el tipo que se relaciona de forma directa con la cicatrización del hígado.

Preguntas frecuentes sobre la enfermedad hepática

P: ¿Por qué la fibrosis hepática es más peligrosa que la grasa hepática?

R: La grasa hepática suele ser reversible, pero la fibrosis (que es la cicatrización causada por lesiones hepáticas repetidas) es lo que promueve que la enfermedad progrese. La fibrosis altera la función hepática, afecta la desintoxicación y aumenta el riesgo de sufrir cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer. La fibrosis es el predictor importante de los resultados malos, no la grasa.

P: ¿Por qué no se diagnostican a tantas personas con enfermedad hepática?

R: La enfermedad hepática no suele causar síntomas hasta que está avanzada. Los análisis de sangre estándar, como ALT y AST, a menudo no detectan la fibrosis a tiempo porque los valores de corte están desactualizados. Muchas personas tienen análisis de laboratorio "normales" a pesar de presentar cicatrices hepáticas importantes. Las investigaciones recientes proponen pruebas no invasivas y una detección más temprana, en especial en las personas mayores de 50 años o con diabetes tipo 2.

P: ¿Cómo se relacionan los aceites vegetales y el alcohol con el daño hepático?

R: Los aceites vegetales (con contenido elevado de AL) y el alcohol crean subproductos tóxicos llamados aldehídos reactivos cuando se metabolizan, en particular, OXLAMs de los aceites vegetales y acetaldehído del alcohol. Estos compuestos perjudican las mitocondrias, alteran las vías de desintoxicación y aceleran la cicatrización del hígado. Es importante eliminar ambos para favorecer la recuperación.

P: ¿Qué nutrientes ayudan al hígado a eliminar la grasa?

R: La colina es esencial, ya que ayuda al hígado a compactar y exportar la grasa para que no quede atrapada y cause inflamación. Las yemas de huevo de gallinas camperas con bajo contenido de PUFA y el hígado de animales alimentados con pastura son fuentes ricas de colina. Si no consume estos alimentos, los suplementos de citicolina (500 mg a 2500 mg al día) ayudan a restablecer los niveles de colina y favorecen la salud del hígado y del cerebro.

P: ¿Cuál es la mejor forma de comenzar a revertir la cicatrización del hígado?

R: Primero elimine por completo los aceites vegetales y el alcohol. Agregue alimentos ricos en colina, como las yemas de huevo de gallinas camperas o suplementos, mueva su cuerpo todos los días para reducir la resistencia a la insulina y eliminar la grasa abdominal. Estas estrategias reducen el estrés metabólico que provoca la cicatrización del hígado y le dan al hígado lo que necesita para sanar.