📝HISTORIA EN BREVE

  • Los distintos síntomas requieren estrategias alimenticias específicas: la hidratación es lo primero durante las infecciones estomacales, los carbohidratos suaves ayudan con el malestar estomacal, mientras que los líquidos calientes y la fibra ayudan con el estreñimiento
  • El caldo de huesos y las infusiones calientes alivian la congestión, mientras que los alimentos fríos y las sopas calientes alivian el dolor de garganta. La miel cruda actúa como un supresor natural de la tos
  • El caldo de huesos ofrece colágeno y aminoácidos para la reparación de los tejidos, mientras que el ajo tiene efectos antivirales y antibacterianos que reducen la gravedad del resfriado y la gripe
  • El agua de coco restaura los electrolitos perdidos sin irritar el estómago y el jengibre detiene las náuseas y calma el tracto digestivo
  • Cuando esté enfermo, coma cantidades pequeñas y frecuentes en lugar de comidas copiosas, y utilice frutas y vegetales ricos en agua, como la sandía y los pepinos, como alternativas de hidratación

🩺Por el Dr. Mercola

Cuando una persona padece un virus o una infección, su necesidad de nutrientes, líquidos y energía aumenta de manera exponencial. Pero el apetito suele ir en la dirección opuesta. Ese desajuste es lo que retrasa la recuperación y, en algunos casos, lo que mete a las personas en serios problemas. Aquí es donde entran en juego sus decisiones alimentarias. Cuando tiene alguna enfermedad, comer se vuelve una cuestión de funcionalidad, no de sabor.

Los alimentos adecuados favorecen la respuesta del sistema inmunológico, alivian la irritación, reparan el tejido y propician una recuperación más rápida. Los incorrectos perjudican al sistema, empeoran los síntomas o impiden la curación. Su cuerpo siempre está trabajando detrás de escena para sanar, pero cuando está enfermo, necesita ayuda. Eso significa saber qué comer en función de sus síntomas y darle a su sistema los componentes básicos que necesita.

Diferentes síntomas requieren diferentes estrategias alimenticias

Una guía práctica en TIME se enfoca en qué comer y qué evitar cuando una persona está enferma y presenta síntomas específicos como náuseas, diarrea, dolor de garganta o acidez estomacal.1 En lugar de dar consejos universales, adapta las estrategias alimenticias en función de cómo reacciona el cuerpo. Ya sea que tenga vómito, tos o estreñimiento, el objetivo es nutrir su cuerpo de manera que no agrave sus síntomas, sino que apoye su recuperación.

• La hidratación es lo primero, en especial durante un virus estomacal: cuando tiene vómito o diarrea, no solo pierde agua, sino también electrolitos: minerales como sodio y potasio que su cuerpo necesita para funcionar.

La deshidratación provoca dolores de cabeza, mareos y fatiga. Para evitar esto, comience bebiendo agua de coco o caldo en pequeñas cucharadas (no en grandes tragos), que son más suaves para el intestino. Las frutas y vegetales con alto contenido de agua, como pepinos, melones y naranjas, también favorecen la hidratación cuando el agua sola no resulta apetecible 2

• Los carbohidratos suaves son sus mejores amigos cuando tiene malestar estomacal: una vez que pueda retener líquidos, los alimentos que contienen fibra soluble, como plátanos, puré de manzana y arroz, ayudan a aumentar el volumen de las heces sin irritar su sistema. El secreto es comer pequeñas cantidades con frecuencia en lugar de comidas abundantes que podrían empeorar las náuseas o la diarrea.

El alivio del estreñimiento requiere fibra, pero el momento es fundamental

Para el estreñimiento, considere un aumento gradual en la fibra alimenticia: consumir cantidades elevadas en poco tiempo empeorará la inflamación y el malestar. Solo debe consumir alimentos ricos en fibra una vez que su intestino esté tan estable como para manejar la fibra de forma segura. Esta es la paradoja de la fibra: es necesaria, pero si la consume cuando su intestino no está en buenas condiciones, los síntomas empeoran. Comience poco a poco y beba mucha agua para ayudar a que la fibra circule sin problemas por el sistema.

• Las bebidas calientes ayudan a que las cosas se muevan: los líquidos calientes ayudan a estimular los movimientos intestinales, por eso algunas personas recurren al café o al té a primera hora de la mañana. 3 El calor, no necesariamente la cafeína, ayuda a activar el colon.

• Las frutas y legumbres enteras ofrecen un apoyo duradero: una vez que su sistema se adapta, las frutas como las ciruelas pasas y las legumbres ricas en fibra se convierten en herramientas valiosas para mantener la digestión regular. Pero una vez más, la transición debe ser lenta y consciente para evitar que el estreñimiento empeore.

Elija alimentos fáciles de digerir como frutas enteras y arroz blanco para comenzar. A medida que su intestino se cura, comience a agregar capas de almidones como papas peladas o calabaza cocida. Más tarde, pase a los vegetales de raíz y, por último, a los alimentos ricos en fibra.

Cuando tiene congestión, la comida reconfortante hace más que aliviarlo

Las sopas a base de caldo hidratan y aportan nutrientes sin requerir mucha digestión. El calor también ayuda a abrir las fosas nasales, y facilita la respiración cuando hay congestión por un resfriado o gripe.4

• Los tés calmantes son un buen complemento: el té de jengibre o menta calma el estómago, hidrata y ayuda a despejar la congestión de los senos paranasales. Estas hierbas también tienen efectos antimicrobianos y antiinflamatorios, lo que las convierte en aliadas para combatir infecciones de las vías respiratorias superiores.

• Tanto los alimentos fríos como los calientes ayudan con el dolor de garganta: las paletas heladas hechas en casa con jugo de fruta, yogur de animales alimentados con pastura (variedades caseras, no comerciales) y los batidos tienen un efecto refrescante cuando hay dolor de garganta. Pero las sopas calientes también alivian el dolor y aportan nutrientes cuando no está comiendo casi nada más. Para los niños mayores y los adultos, hacer gárgaras con agua salada (1/2 cucharadita en 8 onzas de agua tibia) también reduce la inflamación de garganta.5

• La miel sin procesar es curativa: la miel es conocida por sus propiedades antibacterianas y se ha utilizado durante mucho tiempo en el cuidado de heridas. El té con miel ayuda a reducir la inflamación de garganta y suprimir la tos. De acuerdo con la Clínica Mayo, la miel recubre la garganta y actúa como un supresor natural de la tos, lo cual es útil durante la noche.6 Intente mezclar la miel con un té tibio o tomar una cucharada.

Cuando el problema es la acidez estomacal, es fundamental evitar los alimentos que la provocan

La acidez a menudo empeora con los alimentos ácidos, grasosos o picantes. Los tomates, los cítricos, la cafeína, el chocolate y la menta son los ejemplos principales. Comer esto relaja la válvula entre el estómago y el esófago, lo que permite que el ácido suba y cause esa sensación de ardor.7

• La acidez suele ocurrir por falta (no exceso) de ácido en el estómago: además de optimizar la función de las mitocondrias, consumir alimentos ricos en hidrógeno, como frutas frescas, vegetales y proteínas, y alimentos ricos en cloruro, como sal, apio y aceitunas, proporciona los nutrientes que su cuerpo necesita para producir ácido estomacal. Consumir chucrut o jugo de repollo también le ayudarán a su cuerpo a producir ácido estomacal.

• El momento es tan importante como lo que come: comer cerca de la hora de acostarse o acostarse justo después de una comida aumenta las probabilidades de sufrir reflujo. Cene más temprano y manténgase en posición vertical durante al menos una hora después de comer.

Ciertos alimentos brindan beneficios inmunológicos y de recuperación

Ya sea que esté lidiando con un resfriado, gripe, náuseas o fatiga general, ciertos alimentos son fáciles de tolerar pero aun así tienen efectos poderosos. Estos incluyen caldo de huesos, ajo, agua de coco, jengibre, miel sin procesar, frutas, vegetales de hoja verde y yogur de animales alimentados con pastura. Cada uno de estos alimentos tiene un impacto beneficioso en la recuperación, la producción de energía y el control de la inflamación cuando estamos enfermos.8

• El caldo de huesos ofrece colágeno y aminoácidos que ayudan a reparar el tejido: es suave para el sistema digestivo y al mismo tiempo proporciona componentes básicos para la restauración del revestimiento intestinal y la producción de células inmunes. Debido a que está caliente y es un líquido, el caldo de huesos también alivia la congestión nasal y la garganta.

• El ajo tiene efectos antivirales y antibacterianos: el ajo reduce la gravedad de los resfriados y la gripe.9 Se ha demostrado que el extracto de ajo añejado mejora la función inmunológica10: es un ejemplo bien documentado de cómo los alimentos actúan como medicina. El ajo actúa al estimular las células inmunitarias y es posible que reduzcan la replicación de los virus.

• El agua de coco restaura los electrolitos perdidos sin irritar el estómago: si experimenta vómito, sudoración o fiebre, no solo está perdiendo líquido, sino también potasio y sodio. El agua de coco reemplaza los dos y agrega un toque de azúcar natural para obtener energía en poco tiempo. A diferencia de las bebidas deportivas sintéticas, no contiene colorantes ni aditivos.

• El jengibre detiene las náuseas y alivia el intestino: el jengibre tiene efectos antináuseas. Calma el tracto digestivo y evita los espasmos que desencadenan el vómito. Puede preparar té de jengibre fresco para obtener sus beneficios.

Qué comer y beber para acelerar la curación cuando está enfermo

Si está lidiando con un resfriado, un virus estomacal, dolor de garganta o se siente agotado, el objetivo es reducir el estrés en su sistema y al mismo tiempo brindarle el combustible que necesita para contraatacar. La alimentación y la hidratación no son opcionales: son la manera en que ayudamos al cuerpo a repararse y restaurar energía. Pero no se trata solo de comer cualquier cosa.

Lo que importa es elegir las cosas adecuadas para sus síntomas y saber cómo adaptarse a medida que su cuerpo se recupera. A continuación, encontrará cinco pasos prácticos que puede seguir cuando esté enfermo y desee mejorar más rápido, sin empeorar sus síntomas ni agotar aún más su energía:

1. Comience con la hidratación, pero beba a sorbos, no de golpe: si tiene vómito, sudoración o diarrea, no solo está perdiendo agua. También está perdiendo electrolitos como sodio y potasio, que su cuerpo necesita para funcionar. En lugar de beber agua a grandes tragos, tome pequeños sorbos de agua de coco, jugo de fruta diluido o caldo de huesos tibio a lo largo del día. Esto le ayudará a mantenerse hidratado sin provocar más náuseas o calambres estomacales.

2. Consuma alimentos que coincidan con sus síntomas, no que los combatan: si tiene malestar estomacal, opte por alimentos suaves como arroz, puré de manzana o plátanos. Son fáciles de digerir y ayudan a estabilizar el intestino. Si tiene dolor de garganta, los alimentos blandos y fríos como el yogur de animales alimentados con pastura o las paletas caseras hechas con jugo de fruta son calmantes, mientras que la miel sin procesar mezclada con el té funciona como un supresor natural de la tos.

3. Agregue ingredientes curativos que funcionen de verdad: use ajo por sus propiedades antivirales. Agregue jengibre fresco al té o mastique un trozo para calmar su estómago. Vierta miel sin procesar en agua caliente o té para recubrir la garganta y reducir la inflamación. Se trata de formas respaldadas por la evidencia para reforzar la función inmunológica y aliviar los síntomas sin tener que recurrir a medicamentos de venta libre.

4. Coma cantidades pequeñas, no se obligue a comer en exceso: si no tiene hambre, está bien, pero saltarse comidas durante demasiado tiempo lo dejará más débil. Incluso unas cuantas cucharadas de caldo o un plátano ayudan a mantener estable su energía y a evitar más fatiga o mareos.

5. Consuma frutas y vegetales como una fuente adicional de hidratación: cuando el agua no le resulte apetecible, consuma frutas y vegetales con alto contenido de agua, como sandía, pepinos, bayas o rodajas de cítricos. Este tipo de alimentos aportan líquidos y nutrientes esenciales en un solo bocado. Es una solución fácil cuando está demasiado cansado para cocinar o comer una comida completa, y le ayuda a mantenerse en el camino hacia la recuperación sin sobrecargar su sistema.

Preguntas frecuentes sobre qué comer cuando está enfermo

P: ¿Cuáles son los mejores alimentos que puede consumir cuando está enfermo?

R: Concéntrese en opciones sencillas y nutritivas que no alteren su cuerpo. El caldo de huesos, los plátanos, el arroz, el puré de manzana, el yogur de animales alimentados con pastura y los vegetales cocidos aportan energía sin afectar la digestión.

P: ¿Qué debo comer si tengo dolor de garganta o tos?

R: Elija alimentos suaves y reconfortantes como paletas caseras hechas con jugo de fruta, batidos o yogur de animales alimentados con pastura. Agregue miel sin procesar al té tibio para calmar la irritación y reducir la tos. El caldo de huesos tibio también ayuda a aliviar la inflamación y aportar nutrientes.

P: ¿Qué debo comer para aliviar las náuseas o el vómito?

R: El jengibre, ya sea en té o fresco, ayuda a calmar el estómago. Beba agua o caldo de coco poco a poco para mantenerse hidratado sin provocar más náuseas.

P: ¿Cómo me mantengo hidratado si no puedo tomar una gran cantidad?

R: Tome pequeños sorbos de agua de coco o infusiones de hierbas tibias a lo largo del día. Las frutas con alto contenido de agua, como la sandía, las naranjas y los pepinos, también cuentan para el consumo de líquidos y ayudan a prevenir la deshidratación.

P: ¿Existen alimentos que en verdad ayuden a combatir las enfermedades?

R: Sí. El ajo apoya la función inmunológica con propiedades antivirales y antibacterianas. El jengibre alivia las náuseas y calma el estómago. La miel sin procesar recubre la garganta y actúa como un antimicrobiano natural.