📝HISTORIA EN BREVE
- En los Estados Unidos, las tasas de autismo incrementaron un 17 % en solo dos años, lo que equivale a 1 de cada 31 niños, y los expertos afirman que se trata de una crisis de salud pública que ya no se puede ignorar
- La mayoría de los niños con un diagnóstico de autismo tienen discapacidades intelectuales, lo que desmiente las afirmaciones de que las crecientes tasas se deben a una mejor detección de los casos leves
- El informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos ignoró por completo los factores ambientales, a pesar de que, cada vez más investigaciones demuestran que las toxinas como el glifosato, los metales pesados y los campos electromagnéticos se relacionan con daños neurológicos y autismo
- El secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr. está lanzando una investigación sin precedentes sobre los factores ambientales que influyen en esta enfermedad, y pidió a los investigadores que "se basen en la ciencia" y entreguen los hallazgos iniciales para septiembre, de modo que pueda comenzar a tomar acciones
- Las diferencias en las tasas de autismo entre los grupos raciales plantean preguntas urgentes, ya que los niños de origen asiático, afroamericano e hispano representan la mayoría de los diagnósticos, una señal de que los factores sistémicos y ambientales requieren más atención
🩺Por el Dr. Mercola
En su informe, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), confirmaron que en la actualidad, uno de cada 31 niños que vive en los Estados Unidos tiene un diagnóstico de autismo.1 En 2020, la tasa era de 1 de cada 36, por lo que, hubo un incremento importante.
Pero ¿a qué se debe? Pues, esta es la pregunta que muchas agencias de salud esperan responder. El secretario de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (HHS), Robert F. Kennedy Jr. también presentó un plan que consiste en "una serie de pruebas e investigaciones" que ayuden a comprender mejor e identificar las causas ambientales de esta creciente epidemia.
Las causas ignoradas de las crecientes tasas de autismo
Según el sitio web Children's Health Defense,2 los últimos hallazgos de los CDC sobre la prevalencia del autismo en los Estados Unidos se obtuvieron de la Red de Monitoreo del Autismo y Discapacidades del Desarrollo (ADDM), que hizo un seguimiento de las tasas de autismo entre niños de 8 y 4 años en varios lugares del país. Sus hallazgos revelaron un cambio preocupante: las tasas de autismo incrementaron un 17 % en solo dos años.3
• Este incremento no se limitó a un solo grupo: los niños son los más afectados, ya que representan un promedio nacional de 1 de cada 20. En California, esa cifra alcanzó 1 por cada 12.5.
• El informe también enfatiza que existe una diferencia racial importante: las tasas eran mayores entre los niños de origen asiático, afroamericano, hispano y multirraciales que entre los niños de origen caucásico. Estos patrones sugieren que no solo se trata de una cuestión de "mayor conciencia" o "definiciones amplias", sino que hay algo más profundo detrás de esta situación.
• Las causas subyacentes no reciben la atención que merecen: Mary Holland, directora de Children's Health Defense, comentó sobre estos hallazgos y dijo que, a pesar de que las tasas han incrementado de manera constante durante décadas, no ha habido una iniciativa de investigación integral sobre las causas subyacentes.
“Miles de padres han levantado la voz en las últimas décadas para decir que creen que las vacunas causaron el autismo de sus hijos. A pesar de esto, la ciencia convencional, los medios de comunicación y las autoridades gubernamentales se niegan, incluso a considerarlo", dijo Mary. “La cifra de 1 en 31 solo es una muestra del fracaso del sistema médico actual”.
La teoría del "mejor diagnóstico" no es suficiente para explicar las crecientes tasas de autismo
El artículo de CHD afirma que este informe es difícil de ignorar debido a la naturaleza de los nuevos casos. En contra de la opinión popular de que este incremento podría deberse a que se agregaron al espectro casos más leves o de alto funcionamiento, los datos de 2022 demuestran que casi dos tercios de los niños con un diagnóstico de autismo tenían una discapacidad intelectual o un funcionamiento límite, que se define como un coeficiente intelectual de 85 o menos.
• No es tan simple como decir que solo son pequeños retrasos o peculiaridades que se tratan con medicamentos: se trata de niños que necesitarán educación especializada, terapias y cuidados a largo plazo. Rebecca Estepp, defensora del autismo y madre, explica esta realidad:
“estos niños enfrentan desafíos permanentes en materia de aprendizaje, comunicación e independencia. Muchos necesitarán atención especializada, apoyo educativo y servicios sociales durante décadas, que son servicios que ya están al máximo de su capacidad en muchas comunidades”.
• Las tasas de autismo son “más que una epidemia”: las crecientes tasas de autismo no solo son ruido estadístico: representan una crisis de salud pública grave que no ha recibido la atención que merece. Según Toby Rogers, Ph.D., coautor del libro: “Autism Tsunami: The Impact of Rising Prevalence on the Societal Cost of Autism in the United States”:
"¿Hasta cuándo las autoridades de salud pública fingirán que no hay un problema? Una tasa del 3.2 % a nivel nacional en niños de 8 años en 2022, 4.9 % en niños, 5.3 % en California, y tasas un punto porcentual más altas en comunidades asiáticas y negras que en blancas, esto ya supera una epidemia".
• Las tasas de autismo también van en aumento entre los niños más pequeños: el informe de los CDC también analizó a los niños de 4 años y descubrió que las tasas de autismo también habían incrementado en este grupo de edad: 1.7 veces más altas para los nacidos en 2018 que los nacidos en 2014. En algunos estados, los niños más pequeños ya tienen tasas de autismo más altas que los niños mayores, lo que sugiere que las cosas no están mejorando, sino todo lo contrario.
• La omisión más evidente en el informe de los CDC, no considera en lo absoluto los factores ambientales: a pesar de una larga lista de riesgos ambientales conocidos o sospechados, como metales pesados como el aluminio y el mercurio, la exposición al glifosato, el uso de acetaminofeno durante el embarazo e incluso contaminantes industriales como el plomo y el arsénico, estos riesgos se ignoraron por completo.
¿Por qué? Toby Rogers dio una respuesta contundente: "el autismo es una industria en Estados Unidos que es demasiado lucrativa como para tratar de cambiarla. Causar y tratar el autismo genera cientos de miles de millones de dólares en ganancias cada año para las grandes farmacéuticas y diversas profesiones. Por lo que, a la industria del autismo no le conviene que esta epidemia termine".
El secretario de salud de los Estados Unidos mete presión
El trastorno del espectro autista (TEA), una enfermedad neurológica y del desarrollo que afecta la forma en que las personas se comunican, aprenden e interactúan, alguna vez fue un trastorno poco común. De hecho, durante la década de los 70's, solo 1 de cada 10 000 niños se diagnosticaba con este trastorno, pero las cosas han cambiado mucho desde entonces.4
Aunque la mayoría de las autoridades gubernamentales fingen ignorancia sobre la causa exacta, aún hay esperanza: la nueva administración, junto con Kennedy como secretario del HHS, está comprometida a encontrar una respuesta. Durante una conferencia de prensa, Kennedy habló sobre su plan de iniciar una investigación “integral” sobre las causas ambientales del autismo.5
• El enfoque de Kennedy no solo se basa en los números: sino en el impacto de estos números en la población. Presenta el autismo como una enfermedad que puede prevenirse, en lugar de un problema misterioso o hereditario y, al hacerlo, se enfoca en las causas subyacentes.
“El autismo destruye familias”, dijo en un artículo de AP News. “Y lo peor de todo es que destruye nuestro mayor recurso, que son nuestros niños, que son los menos culpables".
• Kennedy está decidido a identificar las causas ambientales: a diferencia de muchos funcionarios que tuvieron el cargo antes que él, Kennedy está dejando claro que su equipo no esconderá las causas controversiales o inconvenientes en términos políticos. También dijo que su secretaría otorgará subvenciones de investigación a universidades y científicos dispuestos a estudiar todas las variables ambientales.
“Se pedirá a los investigadores que ‘se apeguen a la ciencia, sin importar lo que descubra”, dijo. Este es un cambio importante respecto a la administración anterior, que de hecho canceló miles de millones de dólares en subvenciones científicas y detuvo todas las investigaciones en esta área.
• Otra omisión importante, el aspecto demográfico: el estudio afirma que las tasas de autismo son mayores entre los niños asiáticos/de las islas del Pacífico, los indígenas americanos/nativos de Alaska y los niños de origen afroamericano.6 Si forma parte de alguna de estas comunidades, merece saber por qué tienen mayores tasas de autismo y qué se puede hacer (si es posible) para prevenirlo.
• Kennedy puso una fecha límite para obtener al menos algunas respuestas: dijo a los periodistas que publicará los hallazgos en septiembre. “Para entonces, darán algunas respuestas”, afirma el artículo de AP News.7 Esto es poco común en el gobierno, lo que demuestra que estamos en el camino correcto al cambio. Si el objetivo es identificar los factores que pueden prevenirse, entonces no tendrá que esperar con los brazos cruzados: sabrá qué hacer al respecto.
• No todo el mundo está de acuerdo con afirmar que el autismo es un problema de salud que puede prevenirse: como era de esperar, la postura de Kennedy causó controversia. La Dra. Alycia Halladay, directora científica de Autism Science Foundation, insiste que este incremento refleja “los cambios en factores como el acceso a los servicios y la desestigmatización”,8 y que no tienen nada que ver con los factores ambientales.
Pero, incluso si eso es cierto para una parte de la población, la negativa a siquiera considerar otras causas deja a muchas familias sin opciones, ni esperanza.
Los factores de riego más comunes del autismo
Al igual que Kennedy, Peter Sullivan y la Dra. Martha Herbert, que coescribieron el libro: “The Autism Revolution: Whole-Body Strategies for Making Life All It Can Be”, creen que existen factores ambientales tóxicos que contribuyen al desarrollo del autismo.
• El autismo es una respuesta a la exposición ambiental, no solo a la genética: la Dra. Martha Herbert, que tiene dos hijos que experimentaron síntomas de autismo cuando eran pequeños, plantea la hipótesis de que el autismo no es algo con lo que se nace. Es algo que se desarrolla en respuesta a factores ambientales como el mercurio, los campos electromagnéticos (EMF) y el glifosato.
• Los desencadenantes ambientales provocan irritabilidad en el cerebro, lo que incrementa el riesgo de autismo: estos factores causan irritabilidad en el cerebro, y el riesgo de autismo podría predecirse con base en el nivel de irritabilidad. “Hay 10 000 formas diferentes de dañar las mitocondrias, y todo se acumula. Todas estas pequeñas exposiciones que a simpe vista parecen inofensivas, se acumulan, por lo que todo suma”, dijo la Dra. Martha Herbert.
• Los alimentos procesados son otro factor importante: “el simple hecho de reducir los alérgenos en la alimentación de la madre desde la preconcepción hasta el embarazo tendrá un impacto importante”, dijo.
• La evidencia anecdótica relaciona la exposición a los EMF con el autismo, y hay trabajos en curso para recopilar más datos: hay muchas historias anecdóticas de familias con niños que tienen autismo que sugieren que los EMF causan problemas, y tanto la Dra. Herbert como Sullivan están trabajando en crear una base de datos en línea para recopilar toda la información.
La relación entre los campos electromagnéticos y el autismo
A Peter Sullivan le apasiona ayudar a la comunidad autista a comprender el impacto de los EMF por su experiencia familiar con este espectro. Para crear conciencia sobre los efectos de los campos electromagnéticos en la salud, fundó la organización Clear Light Ventures.
• La exposición a los campos electromagnéticos se relaciona con el daño mitocondrial y varios trastornos cerebrales: los campos electromagnéticos dañan las mitocondrias a través de los radicales libres. Cuando se expone de forma crónica a estas fuentes de EMF, no solo desencadena autismo sino también otras enfermedades que se relacionan con el cerebro, como la enfermedad de Alzheimer, ansiedad y depresión.
• Reducir la exposición a los campos magnéticos en el hogar es una de las estrategias clave de Peter Sullivan: en su experiencia, evitar las fuentes de campos magnéticos, como transformadores y cajas de energía, y limpiar la electricidad sucia fueron las estrategias más efectivas. Los electrodomésticos como el refrigerador son otra fuente común; apáguelo o manténgase lejos. Según Peter Sullivan, cada vez que duplica la distancia, reduce su exposición en un 75 %.
• Un entorno de sueño libre de EMF es crucial para obtener un descanso de calidad: Peter Sullivan también recomienda eliminar las fuentes de EMF de su habitación. De hecho, uno de los síntomas más comunes a la exposición excesiva a los EMF son los problemas de sueño. "Me gusta aconsejar a las personas para que creen un espacio libre de electrónicos alrededor de sus camas", dijo.
• El Dr. Martin Pall también identificó un mecanismo biológico con respecto al daño que causan los EMF en el cerebro: el Dr. Martin Pall descubrió que las microondas que emiten los teléfonos celulares y otras tecnologías inalámbricas dañan el cerebro a través de los canales de calcio dependientes de voltaje (VGCC) que se encuentran en las membranas celulares.
El cerebro tiene niveles elevados de VGCC, y estudios en animales demuestran que incluso una baja exposición a los EMF de microondas produce un impacto profundo en la función cerebral. Cuando los campos electromagnéticos activan estos VGCC, se producen varios problemas neuropsiquiátricos.
El Dr. Martin Pall publicó un estudio muy completo9 que analiza a detalle el efecto de los campos electromagnéticos en nuestros VGCC y su relación con el autismo. Para más información estos hallazgos, consulte: “¿Podría la exposición a los campos electromagnéticos influir en este trastorno del desarrollo?”, le recomiendo mucho que lea este artículo, ya que ofrece información muy completa sobre lo dañinos que son los EMF, y su impacto no solo en el riesgo de autismo, sino también en otros problemas de salud como la infertilidad y el cáncer.
Algunas estrategias para reducir el riesgo de autismo de su hijo
Las crecientes tasas de diagnósticos de autismo no son una casualidad, ni solo cuestión de genética. Es hora de analizar más de cerca los factores ambientales que incrementan el riesgo de este trastorno y comenzar a reducir la exposición de su familia desde este momento. Según la evidencia de los datos recientes, estas estrategias podrían ser de gran ayuda:
1. Sacar los aceites de semilla de su vida: la toxina más ignorada en la alimentación moderna se oculta a simple vista, y se trata de los aceites de semillas industriales. Estos aceites (como el aceite de soya, canola, girasol y cártamo) se encuentran en casi todos los alimentos procesados y comidas de restaurante.
Contienen niveles elevados de ácido linoleico (AL), que se relaciona con problemas como la disfunción mitocondrial, el estrés oxidativo y una mayor susceptibilidad al daño ambiental. Si tiene hijos pequeños que consumen estos productos, eliminarlos de su alimentación es la medida más importante que puede tomar. En su lugar, utilice ghee, sebo o mantequilla de animales alimentados con pastura.
2. Filtrar el agua y evitar los alimentos contaminados con glifosato: el glifosato, que es el ingrediente principal del herbicida Roundup, está en todos lados, desde cereales hasta alimentos para bebés. Altera el microbioma intestinal, altera las vías de desintoxicación y los investigadores lo mencionan una y otra vez como un posible factor ambiental detrás de los trastornos neurológicos. Instale un filtro de agua de alta calidad que elimine el glifosato y otras sustancias químicas agrícolas.
Elija productos orgánicos siempre que sea posible, sobre todo los alimentos que más comen sus hijos. Si tiene un presupuesto limitado, priorice las versiones orgánicas de los productos que se enumeran en la lista “Dirty Dozen” del Grupo de Trabajo Ambiental (EWG).
3. Evitar el acetaminofén durante el embarazo y la infancia: puede que los CDC jamás hablen de esto, pero desde hace mucho tiempo, las investigaciones y los informes de los padres relacionan el uso de acetaminofén (Tylenol) en los primeros años de vida con cambios neurológicos.
Agota los niveles de glutatión, el principal desintoxicante del cuerpo, justo en el momento en que más se necesita: mientras se desarrolla el cerebro del bebé. Si está embarazada o tiene un hijo pequeño, evite este medicamento. Hay otras formas de controlar el dolor o la fiebre que no ponen en riesgo la salud neurológica a largo plazo.
4. Evitar las inyecciones que contengan aluminio durante el desarrollo temprano: si está considerando recurrir al programa actual de vacunación infantil, es importante que sepa lo que meterá al cuerpo de su hijo durante las etapas más frágiles de su desarrollo cerebral. Muchas de estas inyecciones contienen adyuvantes a base de aluminio: que son aditivos que se utilizan para estimular la respuesta inmunológica.
5. Crear en su hogar un entorno con niveles bajos de toxinas para proteger la salud del cerebro: su hogar es el primer ecosistema de su hijo. Esto significa que todo, desde velas aromáticas y aerosoles de limpieza hasta los metales pesados en los utensilios de cocina, podrían alterar su desarrollo. El primer paso es eliminar cualquier material sintético o perfumado: aromatizantes, toallitas para secadora y limpiadoras. En su cocina, utilice utensilios de vidrio, acero inoxidable o hierro fundido.
Limpie el polvo de forma regular, ya que en el polvo doméstico se acumulan toxinas como retardantes de llama y microplásticos. El cerebro de su hijo construye conexiones durante sus primeros años de vida, por lo que, eliminar las toxinas de su entorno le proporciona la base más sólida posible.
Tomar medidas ahora ayudará a su hijo a desarrollar la resiliencia que necesita para este mundo cada vez más tóxico. Hacer algo está en sus manos, y no depende de cosas externas como la política. Empiece por donde pueda, elija la estrategia que mejor se adapte a sus necesidades desde hoy, y ese será el primer paso para recuperar el poder sobre su salud y la de sus seres queridos.
Preguntas frecuentes sobre los factores de riesgo del autismo
P: ¿Por qué las tasas de autismo van en aumento en los Estados Unidos?
R: Las tasas de autismo incrementaron un 17 % en sólo dos años y esta enfermedad ahora afecta a 1 de cada 31 niños. Aunque suele decirse que este incremento se debe a las mejoras en el diagnóstico, la mayoría de los casos nuevos involucran a niños con discapacidades intelectuales, lo que sugiere que la concientización o el cambio en las definiciones no son la única causa de este problema.
P: ¿Qué factores ambientales se están investigando como posibles causas del autismo?
R: A pesar de que los informes principales, como el de los CDC, no mencionan nada al respecto, se están investigando varios riesgos ambientales, que incluyen los metales pesados (aluminio, mercurio), el glifosato, el acetaminofén y los campos electromagnéticos. Expertos como RFK Jr., Peter Sullivan y la Dra. Martha Herbert creen que estas exposiciones podrían ser factores importantes en el desarrollo del autismo.
P: ¿Qué medidas está adoptando el gobierno federal gracias a Robert F. Kennedy Jr.?
R: Como nuevo secretario de Salud y Servicios Humanos, RFK Jr. anunció su plan para investigar las causas ambientales del autismo. Su secretaria financiará investigaciones independientes y publicará los resultados preliminares en septiembre, todo con base en la ciencia y la transparencia.
P: ¿Existen factores raciales o demográficas que influyan en los diagnósticos de autismo?
R: Sí, el último informe de los CDC encontró que las tasas de autismo son mayores entre los niños de origen asiático, afroamericano, hispano y multirracial. Estas diferencias demuestran la necesidad de examinar no sólo la genética sino también los factores sociales y ambientales que contribuyen a ese aumento.
P: ¿Qué pueden hacer los padres ahora para reducir el riesgo de autismo en sus hijos?
R: Los expertos sugieren medidas prácticas como eliminar los aceites de semillas industriales, filtrar el agua para evitar el glifosato, evitar el acetaminofén durante el embarazo y la infancia, limitar la exposición a los campos electromagnéticos y eliminar las fuentes de toxinas del hogar. Crear un entorno bajo en toxinas podría favorecer un desarrollo neurológico más saludable en los niños.