📝HISTORIA EN BREVE
- La musicoterapia es reconocida como una intervención efectiva para diversas afecciones, entre ellas los derrames cerebrales, las lesiones cerebrales, la enfermedad de Parkinson y la demencia, ya que ayuda a restaurar el habla, favorece el movimiento y reduce la ansiedad
- Las investigaciones demuestran que los pacientes quirúrgicos expuestos a la música antes y después de las operaciones necesitan menos analgésicos, experimentan menos ansiedad y reportan mejores resultados generales de recuperación
- La música involucra múltiples regiones cerebrales al mismo tiempo, lo que crea una estimulación de "todo el cerebro" que las terapias convencionales no logran, esto la hace muy valiosa para la rehabilitación
- La musicoterapia regula el sistema nervioso autónomo, reduce los niveles de cortisol, reduce la inflamación y promueve una curación más rápida sin los efectos secundarios de los medicamentos
- Crear listas de reproducción personalizadas para diferentes estados emocionales y practicar la escucha consciente permiten que aproveche los efectos neurológicos de la música para el bienestar emocional y físico
🩺Por el Dr. Mercola
La música es útil cuando las palabras fallan. La música se utiliza en hospitales, clínicas y centros de rehabilitación como una estrategia para ayudar a los pacientes a recuperar funciones perdidas, aliviar la angustia emocional y recuperarse de daños neurológicos graves. La música es diferente al ruido de fondo pasivo, ya que involucra al cerebro de formas complejas y coordinadas, lo cual activa la emoción, la memoria, el movimiento y los circuitos de recompensa a la vez. Por ello, tiene un rango bastante amplio de poder terapéutico.
La musicoterapia ahora es reconocida como una intervención efectiva para afecciones como los derrames cerebrales, lesiones cerebrales traumáticas, enfermedad de Parkinson y demencia, ya que restaura el habla, mejora la forma de andar, estimula la memoria y reduce la ansiedad o el dolor sin los efectos secundarios de los medicamentos. Los investigadores no solo describen la música como un entretenimiento, sino como un estímulo neurológico capaz de reconfigurar el cerebro.1
La evidencia publicada en algunas revistas médicas demuestra que este efecto no se limita a las enfermedades crónicas. Incluso los pacientes quirúrgicos que son expuestos a la música antes y después de las operaciones obtienen mejores resultados de recuperación, lo que refleja los cambios profundos en cómo el cerebro y el cuerpo responden al estrés y a las señales de curación.2
Si alguna vez ha sentido escalofríos durante una canción o ha recurrido a la música para sentirse mejor en un momento difícil, ya ha experimentado parte de este efecto. Sin embargo, ahora se sabe que el efecto de la música es más amplio, ya que no solo lo hace sentir mejor, sino que cambia el funcionamiento del cerebro de maneras que promueven la resiliencia, la reparación y la recuperación. Para entender cómo funciona esto, exploremos lo que demuestran las investigaciones más recientes sobre la influencia de la música para curar las emociones, la recuperación del cerebro y la resiliencia física.
La música es un tratamiento, no solo un pasatiempo
Un artículo destacado publicado en The Journal for Nurse Practitioners enfatizó que cada vez es más común el uso de la música como herramienta terapéutica en los entornos de atención médica.3 La música no se utilizó como entretenimiento o relajación, sino como parte activa de la atención clínica.
Desde unidades de cuidados intensivos hasta clínicas psiquiátricas, los hospitales utilizan intervenciones musicales estructuradas para favorecer los resultados de los pacientes. La música se utiliza no solo para brindar consuelo, sino como herramienta para tratar derrames cerebrales, demencia, enfermedad de Parkinson e incluso el dolor postoperatorio.4
• Los pacientes con afecciones neurológicas tuvieron respuestas notables: la música estimula múltiples redes cerebrales a la vez en las personas con lesiones cerebrales o enfermedades degenerativas. Esto incluye las regiones involucradas en la emoción, la memoria, el movimiento e incluso el lenguaje.
Un ejemplo son los pacientes que tuvieron dificultades para hablar después de un derrame cerebral y que lograron recuperar el habla mediante técnicas de vocalización musical. En lugar de recurrir a la terapia convencional, utilizan el canto para reeducar las vías del habla en el cerebro.5
• La música activa múltiples sistemas biológicos: cuando escucha música, su cerebro responde en varias regiones al mismo tiempo. Esto incluye la corteza auditiva, que procesa el sonido, el sistema límbico, que regula las emociones, y la corteza motora, la cual controla el movimiento. Esta estimulación de “todo el cerebro” es muy valiosa en la rehabilitación, ya que otras terapias por lo general activan solo una o dos áreas.
• La frecuencia cardíaca, la presión arterial y la respiración responden de inmediato: la música lenta y rítmica promueve la relajación debido a que se sincroniza con el sistema nervioso autónomo del cuerpo. Esto genera una respuesta parasimpática, que suele conocerse como estado de “descanso y digestión”, que reduce el ritmo cardíaco, disminuye la presión arterial y reduce la tensión muscular.6
La música activa el cerebro de maneras que la medicina no puede
Una revisión sistemática y metaanálisis publicados en The Lancet evaluó la influencia de la música en los entornos clínicos y quirúrgicos, en especial en torno a los procedimientos que involucran anestesia y la recuperación posoperatoria.7 Los investigadores evaluaron cómo la música afectaba la ansiedad, el dolor y la necesidad de intervenir con medicamentos antes y después de la cirugía.
• Los pacientes que escucharon música necesitaron menos analgésicos: uno de los hallazgos más sorprendentes fue que los pacientes que escucharon música necesitaron menos medicación opioide durante su recuperación. Los niveles de dolor disminuyeron en casi todos los casos, lo que indica que la música funciona como un analgésico natural. Esto significa que los pacientes tienen menos efectos secundarios, menos riesgo de adicción y mejores experiencias de recuperación.
• La música fue efectiva incluso cuando los pacientes estuvieron bajo anestesia: si bien se podría suponer que la música solo ayuda cuando uno está despierto, la investigación demostró lo contrario. Los pacientes de cirugía aún experimentaron menores marcadores de dolor y ansiedad, incluso cuando se reprodujo música durante la anestesia general. Esto sugiere que la música afecta más que solo el estado de ánimo consciente, sino que también interactúa con el sistema nervioso de maneras que persisten incluso cuando se suprime la conciencia.
• Los pacientes estuvieron menos ansiosos y más satisfechos con la atención: la música no solo alivió el dolor, también ayudó a que los pacientes se sintieran más seguros y en control. Los niveles de ansiedad disminuyeron, en especial en los pacientes con mayor estrés basal antes de la cirugía. Además, los pacientes reportaron estar más satisfechos con la atención que recibieron en general. Este efecto no solo tiene implicaciones en la comodidad, sino que también favorece la cooperación, el cumplimiento de la recuperación y la calidad percibida de la atención.
• La música interactúa con los sistemas de estrés y dolor del cuerpo: aunque el estudio no profundizó en los mecanismos, la música altera la actividad en las áreas del cerebro que se encargan de la percepción del dolor, la memoria y la atención. También suprime el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA), que es el sistema que regula la respuesta a la hormona del estrés (cortisol). Un nivel más bajo de cortisol implica una menor inflamación sistémica, una reparación más rápida de los tejidos y una mejor resiliencia después de la cirugía.
La música es un atajo para curar las emociones y la claridad mental
En un episodio del podcast Speaking of Psychology de la Asociación Americana de Psicología, la soprano Renée Fleming y el profesor de psicología de la Universidad de Tufts, Aniruddh Patel, explicaron cómo la música llega a partes únicas del cerebro para influir en la salud, la cognición y la recuperación de formas que la medicina convencional no puede.8
• La música tiene un impacto en las personas cuando nada más puede hacerlo: Renée Fleming compartió cómo la terapia de entonación melódica, que utiliza el canto para activar el habla en los pacientes con derrame cerebral y lesiones cerebrales traumáticas, ha restaurado el lenguaje en personas que ya no podían hablar, a veces después de solo una sesión. “Cantar les permite expresar las palabras que intentaban comunicar”, afirmó.
• El impacto de la música es biológico y evolutivo: Aniruddh Patel explicó que los humanos parecen ser los únicos primates con una habilidad natural para sincronizarse con el ritmo. Los simios y los monos no comparten esta capacidad rítmica predictiva, pero se observa en los loros y algunas aves, lo que sugiere que existe un mecanismo neuronal especializado que evolucionó junto con el aprendizaje vocal complejo. Esto quiere decir que la música está incorporada a la biología humana de maneras que apenas comenzamos a comprender.
• Interactuar con la música de forma mental o física produce cambios en el cerebro: la mejora y la recuperación cognitiva requieren una participación activa, como cantar o tocar un instrumento, que a menudo tiene beneficios más duraderos que escuchar de forma pasiva.
No obstante, el compromiso mental también importa. Renée Fleming relató que se sometió a una exploración cerebral en la que imaginarse que cantaba activó más su cerebro que cantar o hablar de manera física. “Esto requirió un nivel diferente de concentración”, explicó.
• El esfuerzo para convertir la musicoterapia en un tratamiento común: doce estados de Estados Unidos ahora otorgan licencias a musicoterapeutas y los Institutos Nacionales de Salud ya han invertido 40 millones de dólares en investigaciones en este campo. Renée Fleming instó a los estados a ampliar las licencias para terapeutas musicales y que los hospitales e instalaciones infantiles incorporen programas de música y arte en las consultas de rutina.
Cómo utilizar la música de forma intencional para un mejor bienestar emocional y físico
Si se ha sentido desanimado, abrumado o atrapado en un bucle de pensamientos ansiosos, necesita una forma de interrumpir ese ciclo. La música es un atajo para lograrlo. A diferencia de otras estrategias que requieren que siga adelante o que lo resuelva todo, la música se adapta a su situación. La música le da estructura a sus emociones, calma su sistema nervioso y devuelve su atención al presente.
Sin embargo, no solo tiene efecto en sus emociones, también es útil si lidia con un dolor crónico, se recupera de una cirugía o trata de no depender tanto de los analgésicos. Las investigaciones demuestran que los pacientes que escuchan música antes y después de los procedimientos experimentan menos ansiedad, tienen niveles de dolor más bajos y requieren tomar menos opioides. La música es una de las pocas herramientas que funciona tanto en el cerebro como en el cuerpo, al mismo tiempo.
Si ha pasado por un trauma, un duelo, agotamiento o cualquier periodo prolongado de estrés, quizá haya notado lo difícil que es volver a sentirte bien. La música ayuda a mejorar sus emociones, ya que accede a áreas del cerebro que la lógica o el lenguaje no controlan. Incluso cuando no puede o no quiere hablar de sus emociones, su cuerpo comienza a regularse y repararse. A continuación, le indicamos cómo utilizar la música como parte de sus herramientas de recuperación emocional y física:
1. Comience con lo que amaba en su infancia: busque las canciones que solía escuchar una y otra vez, aquellas que bailaba, con las que lloraba o cantaba en el asiento trasero del automóvil. Estas canciones no son solo nostálgicas, sino que están vinculadas a nivel neurológico para ayudarlo a reconectar con las partes que están sepultadas bajo el estrés. Si sabe tocar un instrumento o cantar, intente hacerlo de nuevo, aunque sea por cinco minutos.
2. Elabore una lista de reproducción que lo “cambie de estado”: elabore al menos tres listas de reproducción: una que lo calme, una que le dé energía y una que lo ayude a llorar. Utilícelas de forma intencional, como si fueran recetas médicas para sus emociones. Cuando se sienta ansioso, reproduzca la lista que lo calme. Si se siente desanimado, prueba la lista más animada. Por otro lado, utilice la lista de reproducción para llorar para expresar las emociones que están reprimidas. El objetivo no es arreglar de golpe sus emociones, sino fluir con ellas.
3. Escuche con toda su atención, aunque sea una sola canción: no solo deje que la música pase a un segundo plano, dedíquele entre tres y cinco minutos para escucharla en verdad. Acuéstese, cierre los ojos y déjese llevar por el sonido. Este tipo de escucha concentrada activa los circuitos de curación en el cerebro. Si nunca le ha gustado la meditación, utilizar la música tiene beneficios similares para el sistema nervioso, pero sin el silencio.
4. Utilice el ritmo para restablecer su reloj biológico: el ritmo ayuda a restablecer el orden de sus patrones de sueño, apetito o energía en caso de que no funcionen de manera adecuada. Intente escuchar música con mucha percusión o con un ritmo uniforme a la misma hora todos los días, por ejemplo, justo cuando se despierta o antes de dormir. Su cerebro utiliza el ritmo para hacer un seguimiento del tiempo y crear una rutina. Es una de las formas más rápidas de volver a regular el reloj interno.
5. Haga que la música sea una actividad social siempre que sea posible: únase a un coro, asista a un círculo de tambores en su comunidad, cante en el auto con sus hijos o solo tararee en voz alta delante de otras personas. La música compartida conecta con partes del cerebro que se relacionan con la unión y la liberación de oxitocina. Si se siente aislado o desanimado, este paso es más importante de lo que cree, ya que su cerebro responde a la música grupal de la misma manera que responde al afecto físico.
Deje que la música sea imprescindible en su proceso diario de recuperación, tanto emocional como física. La música es de bajo costo, no implica medicamentos, no es invasiva y siempre es accesible. Su sistema nervioso ya sabe qué hacer con la música, solo tiene que reproducirla.
Preguntas frecuentes sobre el efecto de la música para el bienestar emocional y físico
P: ¿Cómo ayuda la música a la recuperación emocional y a la salud del cerebro?
R: La música estimula regiones del cerebro que se relacionan con la memoria, las emociones y el procesamiento sensorial. Esto le permite calmar el sistema nervioso, mejora el estado de ánimo y favorece la recuperación del trauma o el estrés crónico sin depender del procesamiento verbal. La música actúa de forma directa sobre los centros emocionales del cerebro, y lo ayuda a sentirse mejor cuando la lógica y el lenguaje fallan.
P: ¿Qué tipos de música son más beneficiosos para el proceso de recuperación y la claridad mental?
R: La música más efectiva depende de cada persona. Sus canciones preferidas durante la infancia, la música que lo hace llorar, los ritmos que le dan energía y las melodías relajantes tienen efectos únicos. Lo importante es que las use de forma intencional, por ejemplo, elabore listas de reproducción basadas en sus necesidades emocionales, como calmar la ansiedad, favorecer el estado de ánimo o ayudarlo a vivir un duelo, y utilícelas como herramientas para sus emociones.
P: ¿La musicoterapia tiene beneficios mensurables para la salud?
R: Sí, según una revisión publicada en The Lancet, las intervenciones musicales redujeron la ansiedad, mejoraron el estado de ánimo e incluso disminuyeron la necesidad de analgésicos en los pacientes hospitalizados. Estos hallazgos destacan cómo la participación musical estructurada regula la respuesta del cuerpo al estrés y favorece la curación física.9
P: ¿Cuáles son algunas formas prácticas de utilizar la música para el proceso de recuperación en el hogar?
R: Escuche con toda su atención una canción al día, elabore listas de reproducción específicas para sus diferentes estados emocionales, escuche música con un ritmo constante para favorecer el sueño y la regulación de la energía, y vuelva a tocar instrumentos o a cantar si lo hizo en su pasado. Incluso cantar con otras personas o asistir a eventos relacionados con la música ayuda a reconstruir la resiliencia emocional.
P: ¿Existe respaldo científico para el uso de la música en los entornos clínicos?
R: Por supuesto. La música se utiliza cada vez más en los hospitales para tratar traumas, depresión, dolor y trastornos neurológicos. El personal clínico la ha considerado una buena herramienta que reduce la ansiedad del paciente, favorece la expresión emocional y fomenta la conexión social durante la atención médica.