📝HISTORIA EN BREVE

  • Se ha demostrado que un tipo específico de fibra llamada betaglucano, que se encuentra en la avena y la cebada, reduce en cuatro semanas los niveles de sustancias químicas nocivas, PFAS, en la sangre
  • Los participantes que consumieron betaglucano tuvieron disminuciones significativas en los compuestos PFAS heredados, como PFOA y PFOS, que están vinculados con el cáncer y la alteración hormonal
  • El grupo que consumió fibra fue el único que presentó una reducción significativa en las siete PFAS de mayor riesgo identificadas por las Academias Nacionales de Ciencias, tales como las que aumentan el riesgo de enfermedad de la tiroides, cáncer y colitis ulcerosa
  • En un estudio de seguimiento en ratones, los animales expuestos a niveles altos de PFAS pero que consumieron betaglucano tuvieron niveles más bajos de PFAS en la sangre, un mejor metabolismo de las grasas y menos estrés hepático que los del grupo de control
  • La clave del efecto del betaglucano es su acción formadora de gel en el intestino, que atrapa los PFAS e interrumpe su ciclo de reabsorción, lo que permite que el cuerpo los elimine a través de las heces

🩺Por el Dr. Mercola

La mayoría de las personas no tiene idea de que llevan consigo una carga química oculta que sus cuerpos no pueden manejar con facilidad, ya que no están diseñados para hacerlo. Pero la realidad es que vivimos en un mundo saturado de las sustancias perfluoroalquilo y polifluoroalquilo, que se conocen como PFAS. Estos compuestos sintéticos están diseñados para resistir el calor, el agua y el aceite, y no solo permanecen en la superficie.

Una vez que estas sustancias entran al torrente sanguíneo, es muy difícil eliminarlas. Por eso los investigadores buscan soluciones reales y prácticas. Muchos creen que la desintoxicación de PFAS es una causa perdida, que una vez que están en el cuerpo, se quedan para siempre. Pero las evidencias sugieren lo contrario.

Resulta que el intestino, y no el hígado o los riñones, es una de las claves para cambiar esta situación. Y la solución no incluye protocolos duros ni dietas extremas. Comienza con algo tan simple como la forma en que digiere los alimentos y si existe el tipo adecuado de fibra para ayudar a eliminar estas sustancias químicas.

Si alguna vez se ha preguntado por qué sufre de fatiga persistente, inflamación, problemas hormonales o problemas digestivos crónicos, los PFAS podrían ser parte de la historia. Estos productos químicos secuestran su sistema de forma lenta y silenciosa. Pero ahora existe un camino realista para reducir esa carga, y empieza por centrarse en lo que ocurre en su intestino.

Consumir fibra por cuatro semanas logró reducir los PFAS tóxicos en la sangre

Un estudio publicado en Environmental Health evaluó a 72 hombres adultos con colesterol LDL elevado que ya estaban inscritos en un ensayo para comprobar los efectos del betaglucano de la avena en el colesterol.

Los betaglucanos son un tipo de fibra soluble que se encuentra en la avena y la cebada y que forma una sustancia gelatinosa en el intestino, lo que ayuda a atrapar y eliminar compuestos como los ácidos biliares y, como exploró este estudio, también los PFAS. Los químicos PFAS, también conocidos como "sustancias químicas permanentes", son difíciles de eliminar del cuerpo, por lo que los investigadores querían saber si una intervención con fibra podría tener algún efecto.

• Los participantes recibieron un suplemento rico en fibra o un placebo durante cuatro semanas. Todos los participantes siguieron el protocolo original y consumieron una bebida de betaglucano de avena (1 gramo (g) de betaglucano y 1.9 g de fibra total por porción, tres veces al día) o una bebida de arroz integral sin fibra activa. Se tomaron muestras de sangre al inicio y después de cuatro semanas para medir 17 tipos diferentes de PFAS.

• Los niveles de PFAS bajaron de manera significativa, pero solo en el grupo de fibra y en el caso de los PFAS heredados: aunque los PFAS de cadena corta disminuyeron en ambos grupos, quizá debido a sus vidas medias más cortas, el estudio descubrió que sólo el grupo que consumió betaglucano presentó reducciones significativas en los PFAS de cadena larga, conocidos por persistir durante años en el cuerpo.

Entre ellos se encontraban el ácido perfluorooctanoico (PFOA) y el perfluorooctanesulfonato (PFOS), dos de los compuestos PFAS más estudiados, ambos asociados a un mayor riesgo de cáncer y alteraciones hormonales.

• Las reducciones de PFAS se produjeron incluso en hombres con niveles de exposición típicos de la población general: los investigadores observaron que todos los participantes tenían niveles detectables de PFAS al inicio del estudio. Los niveles de ciertos PFAS fueron más altos que lo informado antes en las poblaciones de Canadá, lo que sugiere una creciente exposición de fondo. A pesar de ello, la intervención con betaglucano redujo los niveles de PFAS, lo que resulta prometedor incluso para las personas sin exposición laboral o ambiental a altas dosis.

• Se sabe que estos PFAS específicos, identificados por la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina de los Estados Unidos (NASEM), aumentan el riesgo de padecer problemas de salud graves, como enfermedades tiroideas, problemas renales, colitis ulcerosa y determinados tipos de cáncer.

Si su nivel en la sangre de estos siete PFAS alcanza solo 2 nanogramos por mililitro, se aconseja a los médicos que controlen su colesterol, su presión arterial durante el embarazo y el riesgo de cáncer de mama. A partir de 20 nanogramos por mililitro, las recomendaciones se amplían para incluir pruebas periódicas para detectar enfermedades tiroideas, cáncer testicular y otras. En el estudio, solo el grupo que consumió fibra tuvo una reducción significativa en este grupo de PFAS de alto riesgo.

• El mecanismo propuesto es la capacidad de la fibra para atrapar los PFAS en el tracto digestivo: los investigadores creen que la fibra gelificante funciona porque los PFAS comparten propiedades bioquímicas con los ácidos biliares, compuestos que ya se sabe que se unen al betaglucano y se eliminan con las heces. Tanto los PFAS como los ácidos biliares son anfipáticos, lo que significa que tienen partes que se integran en el agua y partes que se integran en la grasa. Esto les permite interactuar con los geles de fibra y excretarse en lugar de reabsorberse.

La mayoría de los PFAS no se eliminan del cuerpo con facilidad. Una vez que se excretan en la bilis, por lo general se reabsorben en el intestino y regresan al hígado para seguir con el ciclo. El betaglucano rompe este ciclo al retener los PFAS en el intestino, lo que le da al cuerpo la oportunidad de eliminarlos a través de las heces en lugar de regresarlos al torrente sanguíneo.

El beta-glucano de la avena ayudó a los ratones a eliminar las PFAS

En un estudio relacionado publicado en Toxicology and Applied Pharmacology, investigadores de la Universidad de Boston utilizaron ratones para examinar si el betaglucano de la avena podía reducir la carga de PFAS en el cuerpo.2 Expusieron a los ratones a una mezcla de siete compuestos PFAS en el agua potable mientras los alimentaban con alimentaciones que incluían inulina, una fibra no gelificante, o betaglucano de avena, una fibra gelificante.

• A pesar de beber más agua contaminada, los ratones alimentados con fibra tuvieron menos PFAS en la sangre: los ratones alimentados con betaglucano consumieron más agua contaminada con PFAS y, sin embargo, acabaron con niveles sanguíneos más bajos de algunos de los PFAS más nocivos. Esto sugiere que la fibra ayudó a bloquear la reabsorción de PFAS en el intestino. En otras palabras, incluso cuando estos ratones consumieron más sustancias químicas tóxicas, sus cuerpos las eliminaron mucho mejor antes de que pudieran volver a circular al torrente sanguíneo.

• Los ratones que consumieron fibra tuvieron un mejor metabolismo de las grasas y menor grasa hepática: los ratones alimentados con betaglucano mostraron triglicéridos hepáticos más bajos y una menor acumulación de grasa en el intestino delgado y el tejido graso en general. Esto es importante porque los PFAS se han vinculado con alteraciones metabólicas y enfermedad del hígado graso. Estos hallazgos sugieren que la fibra ofrece un doble beneficio: reducir la carga tóxica y mejorar la regulación de la grasa en el cuerpo.

• Los ratones alimentados con fibra experimentaron un mejor equilibrio lipídico sin desencadenar otras respuestas de estrés: los investigadores también analizaron marcadores de estrés hepático y desintoxicación. Una enzima clave vinculada a la desintoxicación química fue menor en el grupo que consumió fibra durante la fase de limpieza, lo que indica que sus cuerpos estaban bajo menos estrés tóxico después de la exposición a PFAS.

Cómo reducir la carga de PFAS con fibra específica y mejores elecciones alimenticias

Si padece fatiga, problemas hormonales o un aumento de peso inexplicable, y ya ha limpiado el agua, los utensilios de cocina y los productos domésticos, podría faltarle la última pieza del rompecabezas: lo que está atascado dentro de su cuerpo. Los PFAS no son solo amenazas externas; también son internas.

Una vez que estas sustancias químicas permanentes se introducen, permanecen durante años a menos que tome medidas directas para expulsarlos. Aquí es donde entra en juego una nutrición inteligente y centrada en el intestino. El tipo correcto de fibra, en el momento adecuado, marca una diferencia significativa en su carga tóxica. Pero el momento y el estado de su intestino son muy importantes. Entonces, si está intentando reducir los niveles de PFAS en su sistema, comience de la siguiente manera:

1. Primero revise su salud intestinal: si por lo general se siente inflamado después de las comidas, pasa días sin evacuar o tiene heces blandas con frecuencia, es probable que su intestino no esté preparado para alimentos ricos en fibra. No adivine: préstele atención a sus síntomas. Estas son señales de que su microbioma está desequilibrado y su revestimiento intestinal está inflamado o dañado. Por ahora, evite los carbohidratos complejos y opte por los más simples, como frutas y arroz blanco, mientras su intestino se estabiliza.

2. Evite la fibra y los carbohidratos fermentables si su digestión está alterada: un intestino dañado no puede tolerar ni siquiera alimentos "saludables". Los frijoles, los vegetales de hoja verde, los vegetales crucíferos y los granos enteros fermentan en poco tiempo y alimentan a los microbios equivocados cuando el intestino está comprometido. Esto provoca más inflamación y gases. En esta fase, necesita el combustible adecuado: fruta entera y almidones cocidos que se digieran fácil sin fermentar demasiado rápido.

3.Reintroduzca las fibras fermentables en pequeñas cantidades una vez que su intestino se calme: cuando su inflamación se detenga y su digestión se regularice, esa es su luz verde. Comience con almidones resistentes como papas blancas cocidas o plátanos verdes. Estos alimentan a las bacterias productoras de butirato, el tipo que protege el revestimiento intestinal y regula la inflamación. Agregue de forma gradual ajo, puerros y cebollas. Mantenga las porciones pequeñas y aumente a medida que mejore su tolerancia.

4. Coma alimentos ricos en betaglucanos una vez que su intestino esté estable: la avena y la cebada contienen betaglucano, que se une a los PFAS en el tracto digestivo y ayuda al cuerpo a eliminarlos a través de las heces. Una vez que su digestión esté en buena forma, incorpore la fibra en su alimentación diaria. Otras buenas fuentes incluyen centeno orgánico, hongos maitake y shiitake y algas como el kombu.

Sin embargo, hay que tener cuidado con las raciones, ya que la mayoría de las algas contienen grasas poliinsaturadas, entre ellas el ácido linoleico, que es perjudicial para la salud en cantidades excesivas. Elija formas enteras y muy poco procesadas de betaglucanos siempre que sea posible para obtener el máximo beneficio.

5.Detenga la exposición a los PFAS: mientras trabaja para eliminarlos, no introduzca más a su cuerpo. Utilice un filtro de agua certificado para PFAS. Deje de almacenar alimentos en recipientes o envoltorios antiadherentes. Reemplace sus utensilios de cocina antiadherentes con acero inoxidable, cerámica o hierro fundido esmaltado. Evite los tratamientos antimanchas en ropa y muebles. Los PFAS están en todas partes, pero cuanto más los evite ahora, menos tendrá que combatir su cuerpo más adelante.

Preguntas frecuentes sobre eliminar los PFAS con fibra

P: ¿Qué son los PFAS y por qué son peligrosos?

R: Los PFAS son productos químicos sintéticos que se utilizan en utensilios de cocina antiadherentes, envases de alimentos, telas resistentes a las manchas y espumas ignífugas. Se acumulan en la sangre, el hígado y los tejidos grasos y no se descomponen con facilidad. La exposición a largo plazo se ha relacionado con daño hepático, alteración hormonal, cáncer, supresión inmunitaria e infertilidad.

P: ¿Cómo permanecen los PFAS en mi cuerpo durante tanto tiempo?

R: Una vez que los PFAS entran en su cuerpo, por lo general a través de agua o alimentos contaminados, se reabsorben en los intestinos y vuelven a circular hacia el hígado. Este reciclaje es lo que le da a los PFAS vidas medias tan largas: muchos permanecen en el cuerpo durante años a menos que se interrumpa ese ciclo.

P: ¿La fibra en verdad ayuda a eliminar PFAS de mi cuerpo?

R: Sí. La investigación clínica en humanos y animales ha demostrado que las fibras gelificantes como el betaglucano de avena se unen a los PFAS en el intestino y evitan que se reabsorban. Esto permite que su cuerpo los elimine a través de las heces, lo que reduce su carga general de PFAS con el tiempo.

P: ¿Debo agregar fibra a mi alimentación de inmediato?

R: No del todo. Si tiene síntomas de disfunción intestinal, como inflamación, estreñimiento, heces blandas o intolerancias alimentarias, primero debe sanar su intestino. Comenzar a consumir fibra tan pronto empeora las cosas. Comience con carbohidratos simples y bajos en fibra, como fruta entera o arroz blanco, y luego reintroduzca la fibra poco a poco una vez que su digestión se estabilice.

P: ¿Cuáles son las mejores formas de reducir la exposición a PFAS y favorecer la desintoxicación?

R: Evite las fuentes de exposición a PFAS. Utilice filtros de agua certificados que eliminen los PFAS, deje de utilizar utensilios de cocina antiadherentes y productos resistentes a las manchas y limite los alimentos envasados. Una vez que su intestino esté listo, incluya pequeñas cantidades de alimentos ricos en betaglucano como avena o cebada orgánicas. Con el tiempo, esto ayuda a reducir los niveles de PFAS a la vez que mejora la salud intestinal y la resistencia del sistema inmunológico.