📝HISTORIA EN BREVE
- Consumir una alimentación rica en grasas (es decir, que las grasas constituyan el 60 % de las calorías diarias) aumenta de manera significativa el riesgo de desarrollar cáncer de mama y hace que la enfermedad se propague más rápido por todo el cuerpo
- Los alimentos ricos en grasas activan las plaquetas, y las vuelven demasiado adhesivas, lo que ayuda a que las células cancerosas se adhieran y crezcan en órganos vitales como los pulmones en muy poco tiempo
- Las grasas no saludables, que suelen estar presentes en alimentos procesados y comida rápida, desencadenan inflamaciones dañinas y desequilibrios hormonales que promueven de forma directa el cáncer de mama
- Realizar cambios simples en la alimentación, como reducir el consumo de alimentos procesados y aceites vegetales, reduce de manera radical el riesgo de cáncer de mama y favorece un funcionamiento más saludable de las células
- Elegir alimentos enteros y ricos en nutrientes y carbohidratos saludables ayuda a reducir la inflamación, equilibrar las hormonas y crear un entorno menos propicio para el desarrollo del cáncer
🩺Par le Dr. Mercola
El cáncer de mama, caracterizado por bultos en el seno, inflamación inexplicable, cambios en la piel y, a veces, dolor persistente, sigue siendo el segundo cáncer más común entre las mujeres en todo el mundo. Solo en Estados Unidos, la Sociedad Americana del Cáncer estima que 316 950 mujeres serán diagnosticadas con esta enfermedad en 2025.1
Aunque se tiene la idea de que el cáncer de mama ocurre debido a factores como mutaciones genéticas o genes heredados, hay varias investigaciones que revelan que la alimentación es un factor alarmante que influye mucho en el riesgo. En concreto, una alimentación rica en grasas.
Una alimentación rica en grasas hace que el cáncer se propague más rápido
Un estudio publicado en Nature Communications2 exploró cómo una alimentación rica en grasas acelera la propagación del cáncer de mama, y se enfoca en el rol de las plaquetas, que son células sanguíneas involucradas en la coagulación. En concreto, los investigadores se propusieron determinar el vínculo entre el 60 % de calorías en forma de grasa y una metástasis más rápida del cáncer (la propagación de las células cancerosas) a los pulmones.
• Una alimentación rica en grasas tuvo un efecto significativo en la activación plaquetaria: las plaquetas en ratones con una alimentación compuesta por 60 % de grasa no se comportaron de forma natural. Se volvieron muy adhesivas y agresivas, y comenzaron a formar agregados, en especial en los tejidos pulmonares.
• Las plaquetas agresivas no se agruparon de forma aleatoria: estas células liberaron una proteína llamada fibronectina, que mejora la capacidad de las células cancerosas de adherirse a los vasos sanguíneos. La fibronectina actúa como pegamento, lo que proporciona a las células cancerosas un agarre firme sobre las paredes de los vasos sanguíneos.
Sin fibronectina, las células cancerosas tendrían dificultades para adherirse a los vasos sanguíneos de los pulmones, lo que limitaría su potencial de invasión y propagación. Pero cuando los niveles de fibronectina son elevados, como sucede con las alimentaciones ricas en grasas, las células cancerosas se adhieren con facilidad, sobreviven y proliferan en nuevas áreas en poco tiempo.
• La fibronectina daña la salud celular: para confirmar cuán fundamental es, los investigadores realizaron una prueba adicional: bloquearon la acción de la fibronectina. De este modo, frenaron la propagación del cáncer, y destacaron lo perjudicial que puede ser una alimentación rica en grasas al aumentar la producción de fibronectina.
• Es posible revertir los efectos nocivos: cuando los investigadores cambiaron la alimentación rica en grasas de los ratones de prueba, notaron una reducción significativa en la activación de las plaquetas y la propagación del cáncer.
El cambio no se hizo esperar, y demostró que los ajustes en la alimentación brindan una protección rápida y poderosa contra la metástasis. Es una razón convincente para tomar medidas inmediatas, sobre todo si consume comidas ricas en grasas con regularidad.
• La coagulación sanguínea proporciona una pista sobre el riesgo de cáncer: otra observación se relacionó con los tiempos de coagulación sanguínea. La sangre de los animales con alimentaciones ricas en grasas se coaguló más rápido, y este cambio predijo con precisión que no habría buenos resultados. En esencia, una coagulación sanguínea más rápida indica hiperactividad plaquetaria, lo que hace que el torrente sanguíneo sea un entorno más propicio para las células cancerosas.
Al monitorear los tiempos de coagulación sanguínea, los proveedores de atención médica pueden identificar a las personas con mayor riesgo de propagación agresiva del cáncer debido a factores alimenticios, lo que permite intervenciones más tempranas y más específicas.
• El mecanismo de hiperactivación plaquetaria está vinculado a las grasas de la alimentación: como se indicó antes, las plaquetas activadas secretan altas cantidades de fibronectina, lo que prepara el escenario para la metástasis del cáncer al mejorar la adhesión de las células cancerosas a los vasos sanguíneos y los tejidos pulmonares. Pero hay otro mecanismo en juego: también protegen a las células cancerosas del sistema inmunológico.
Por lo regular, las células inmunes patrullan el torrente sanguíneo para identificar y eliminar las células cancerosas perjudiciales. Sin embargo, estas plaquetas agrupadas forman una barrera protectora alrededor de las células cancerosas, lo que las hace invisibles a la vigilancia del sistema inmunológica. Como resultado, las células cancerosas sobreviven más tiempo, se multiplican con rapidez y se propagan mejor por todo el cuerpo.
• La obesidad agrava los riesgos de una alimentación rica en grasas: de acuerdo con los investigadores, el exceso de peso empeora la metástasis:
"Además de afectar el crecimiento del tumor primario de cáncer de mama, la obesidad aumenta la metástasis de estas células a los pulmones de una manera que depende de los neutrófilos, lo que implica disfunción vascular y una mayor transmigración endotelial de las células tumorales.
Además, la obesidad también induce inflamación crónica, al tiempo que mejora la señalización protrombótica tanto en las plaquetas como en las células endoteliales y promueve un estado de hipercoagulabilidad en pacientes con cáncer".
Otras investigaciones respaldan el vínculo entre el consumo de grasas y un riesgo mayor de cáncer de mama
En un estudio similar que se publicó en Cureus,3 varios investigadores realizaron un metaanálisis para determinar si las alimentaciones ricas en grasas influyen de forma directa en el riesgo de cáncer de mama. Eligieron ocho estudios de varios países, que involucraron tamaños de muestra grandes y diversos, desde grupos tan pequeños como de 172 personas hasta 91 779.
Cada uno de los estudios seleccionados midió el consumo de grasas en la alimentación de los participantes mediante cuestionarios alimenticios y rastrearon los diagnósticos de cáncer de mama a través de registros médicos confirmados por histología o métodos radiológicos. Al igual que el estudio de Nature Communications, los resultados fueron claros en este caso: una alimentación rica en grasas aumenta de forma significativa el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
• El consumo elevado de grasas poliinsaturadas (PUF) es perjudicial: el estudio identificó las PUF, en particular las omega-6, como perjudiciales. Como lo señalaron los investigadores:
"El consumo general de calorías tiene un mayor impacto en el desarrollo de la obesidad, que está vinculada a anomalías redox y hormonales que promueven la proliferación de tumores.
El estrés oxidativo excesivo puede activar muchos factores de transcripción, incluidos aquellos que controlan la expresión de genes implicados en vías proinflamatorias. Se ha demostrado que el efecto de los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) en el riesgo de cáncer depende de la proporción de -6 a -3 PUFA. Los hallazgos in vivo demostraron que los PUFA -6 estimulan el desarrollo de tumores, mientras que los PUFA -3 son protectores".
• El momento y la duración del consumo de grasas influyen en el riesgo de cáncer: los investigadores observaron que el consumo constante de alimentos ricos en grasas durante varios años aumentó el riesgo de forma considerable. En otras palabras, la exposición prolongada a estas grasas alimenticias causó un daño acumulativo, lo que aumentó la probabilidad de un diagnóstico de cáncer de mama en etapas posteriores de la vida.
• Los mecanismos biológicos subyacentes del consumo de grasas y el cáncer: el consumo excesivo de grasas eleva los niveles de sustancias nocivas del cuerpo llamadas especies reactivas de oxígeno (ROS). Se trata de moléculas inestables que provocan estrés oxidativo en las células, lo que provoca daños en el ADN y cambios cancerosos.
El estrés oxidativo crónico no solo daña células individuales, sino que genera una reacción en cadena de reacciones inflamatorias, lo que activa genes conocidos por promover el crecimiento del cáncer de mama.
• El consumo elevado de grasas no saludables altera los niveles hormonales: los investigadores observaron que el exceso de tejido graso corporal produce estrógeno de forma activa, y los niveles elevados de estrógeno se correlacionan con el desarrollo de cáncer de mama, sobre todo en mujeres con posmenopausia. La actividad estrogénica acelera el crecimiento de las células mamarias. De esta forma, consumir alimentaciones ricas en grasas también amplifica de forma indirecta el entorno hormonal del propio cuerpo.
Al igual que el estudio anterior, esta investigación deja claro que la cantidad de grasa que consumimos cada día influye en el riesgo de padecer cáncer de mama. Reducir las grasas de la alimentación, en particular aquellas que desencadenan inflamación crónica y desequilibrios hormonales, como las grasas omega-6, mejorará el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
Haga cambios en su alimentación para reducir su riesgo de cáncer de mama
Para lograr esto, es necesario abordar la causa raíz, que es su alimentación. Como lo demuestran los estudios, una alimentación rica en grasas prepara el terreno para la inflamación, los desequilibrios hormonales y el crecimiento agresivo del cáncer.
Le recomiendo que tome medidas inmediatas para revertir los riesgos mencionados y construir un futuro más saludable. Estas son las cinco estrategias que lo pondrán en el camino correcto:
1. Reduzca el consumo de ácido linoleico: el ácido linoleico (AL) es un tipo de grasa nociva que se encuentra en los aceites vegetales y los alimentos procesados, ya que promueve la inflamación que alimenta el crecimiento del cáncer. Comience a revisar las etiquetas con cuidado y evite los alimentos que contengan aceite de soya, de maíz, de girasol, de cártamo y los alimentos ultraprocesados.
Elija grasas más saludables como mantequilla de animales alimentados con pastura, ghee o sebo, ya que estas grasas no contribuyen a la inflamación y ayudan a proteger su salud celular. Para obtener más información sobre cómo el AL causa daño celular, lea mi artículo: "Es peor que el azúcar y la causa principal de ataques cardiacos".
2. Modere su consumo de grasas: como indicaron investigaciones anteriores, los niveles altos de grasa están vinculados con el cáncer de mama, pero eliminar la grasa por completo no es realista ni saludable: la clave es la moderación. Procure mantener una alimentación equilibrada, ya que el cuerpo aún necesita grasa para funcionar.
Para lograr una eficiencia metabólica, intente que las grasas constituyan alrededor de 30 % de su consumo diario de calorías, y asegúrese de que provengan de fuentes saludables, como productos lácteos enteros y sin pasteurizar, que son una fuente principal de la grasa esencial de cadena impar C15:0. La glucosa es el combustible preferido de las células, por lo que estas deberían constituir la mayor parte (45 % a 55 %) de sus calorías.
3. Consuma alimentos enteros y ricos en nutrientes: si consume alimentos procesados o fritos con regularidad, ahora es el momento adecuado para hacer un cambio. Cambie las comidas y los refrigerios procesados por alimentos enteros naturales y ricos en nutrientes.
Algunas opciones incluyen vegetales frescos, frutas, carnes de animales criados en pasturas, animales marinos capturados en estado salvaje, huevos de gallinas camperas y productos lácteos sin pasteurizar de animales alimentados con pastura. Estos alimentos aportan nutrientes esenciales que apoyan el sistema inmunológico y promueven una salud óptima.
4. Optimice su consumo de carbohidratos para tener células saludables: las células dependen en gran medida de los carbohidratos para obtener energía, por lo que no es buena idea limitarlos demasiado. En lugar de eso, elija carbohidratos saludables para alimentar la energía celular sin provocar inflamación.
Las frutas enteras (con pulpa), los vegetales de raíz cocidos y fuentes de fácil digestión como el arroz blanco proporcionarán carbohidratos estables y beneficiosos. Estos carbohidratos favorecen el equilibrio de los niveles hormonales y reducen el estrés oxidativo que alimenta el crecimiento del cáncer.
5. Haga ejercicio con regularidad: apoyar su buena alimentación con el ejercicio regular es una forma eficaz de protegerse contra el cáncer. Las investigaciones demuestran que una mayor fuerza muscular y condición cardiovascular redujeron entre un 31 % y 46 % la mortalidad por todas las causas en diferentes tipos y etapas del cáncer.4
Ahora bien ¿qué tipo de ejercicios son buenos para usted? El más fácil y efectivo que puede realizar de inmediato es caminar: intente dar 10 000 pasos al día. Si realiza entrenamiento de fuerza, el punto ideal es alrededor de 40 a 60 minutos por semana.
Si se prolonga más tiempo, su longevidad será la misma que si no hiciera ejercicio en absoluto. Para obtener una explicación más detallada sobre este tema, lea mi artículo: "Haga esto y aumente sus posibilidades de sobrevivir al cáncer".
Preguntas frecuentes sobre la relación entre las alimentaciones ricas en grasas y el cáncer de mama
P: ¿Cómo influye una alimentación rica en grasas en la propagación del cáncer de mama?
R: Una alimentación con alto contenido de grasas acelera la metástasis de las células del cáncer de mama ya que altera el comportamiento de las plaquetas. Las plaquetas se vuelven hiperactivas y liberan fibronectina, una proteína que ayuda a las células cancerosas a adherirse a las paredes de los vasos sanguíneos e invadir otros órganos, en especial los pulmones. Este patrón de alimentación también conduce a una coagulación sanguínea más rápida, lo que predice una progresión más agresiva del cáncer.
P: ¿Cambiar mi alimentación puede reducir el riesgo de cáncer de mama?
R: Sí, los cambios en la alimentación reducen de forma rápida y significativa el riesgo de cáncer. Las investigaciones demuestran que cambiar de una alimentación rica en grasas a una basada en alimentos enteros con énfasis en los carbohidratos como combustible celular disminuye la activación de las plaquetas y la producción de fibronectina, lo que reduce la probabilidad de que las células cancerosas se propaguen.
P: ¿Qué tipos de grasas son más dañinas en lo que respecta al cáncer de mama?
R: Las grasas poliinsaturadas (PUF), en especial los ácidos grasos omega-6 que se encuentran en los aceites vegetales (como el de maíz, soya y girasol), son más peligrosas. Promueven el estrés oxidativo, los desequilibrios hormonales y la inflamación crónica, los cuales son factores que contribuyen al crecimiento y la metástasis de tumores. Si bien el omega-3 es beneficioso para la salud general, se requiere moderación porque no es beneficioso consumir grasas saludables en exceso.
P: ¿Cómo interactúa la obesidad con la grasa alimenticia y afecta el cáncer de mama?
R: La obesidad agrava los efectos nocivos de una alimentación rica en grasas. Provoca inflamación crónica, disfunción vascular y aumento de la coagulación sanguínea, factores que favorecen la metástasis del cáncer. Las personas con obesidad también experimentan desequilibrios hormonales, en particular niveles elevados de estrógeno, que estimulan el crecimiento de células de cáncer de mama, sobre todo después de la menopausia.
P: ¿Qué pasos se recomiendan para reducir los riesgos alimentarios del cáncer de mama?
R: Para reducir este riesgo, siga las siguientes recomendaciones:
• Evite los aceites vegetales: tome nota de los productos que contienen aceite de soya, maíz, cártamo y canola.
• Procure que su consumo de grasas no supere el 30 % de sus calorías diarias: busque grasas saludables de origen animal, como ghee o mantequilla de animales alimentados con pastura. También se recomienda el aceite de coco.
• Coma alimentos integrales, sin procesar: algunos ejemplos incluyen vegetales, frutas y productos lácteos sin pasteurizar de animales alimentados con pastura.
• Concéntrese en los carbohidratos saludables: las recomendaciones alimenticias incluyen vegetales de raíz y arroz blanco.
• Haga ejercicio con regularidad: el objetivo es dar 10 000 pasos por día y realizar entre 40 y 60 minutos de entrenamiento de fuerza cada semana.