📝HISTORIA EN BREVE

  • Sustituir la mantequilla, la manteca de cerdo y el sebo por aceites de semillas (como soya, maíz y canola) aumentó el consumo de omega-6, lo que contribuye a la inflamación y la disfunción metabólica
  • El consumo de azúcar en los Estados Unidos aumentó de niveles mínimos en el siglo XIX a un promedio de 34 cucharaditas por día, y los productos ultraprocesados ahora representan el 60 % de las calorías diarias
  • La vida industrial moderna introdujo más de 85 000 productos químicos sintéticos en nuestro medio ambiente (pesticidas, plásticos y más) que contaminan nuestros alimentos, agua e incluso tejidos humanos
  • Solo alrededor del 24.2 % de los adultos en Estados Unidos cumplen con las pautas federales de ejercicio, mientras que el trabajo sedentario, el tiempo frente a la pantalla y la tecnología han reducido el movimiento físico diario
  • Antes de la electricidad, las personas dormían alrededor de nueve horas por noche. Hoy en día, la luz artificial, el uso de tecnología por la noche y la agenda tan apretada implican menos horas de descanso y ritmos circadianos alterados

🩺Por el Dr. Mercola

La vida moderna ha cambiado por completo la forma en que comemos, nos movemos y descansamos, y las consecuencias no son buenas. Cada vez son más comunes las enfermedades crónicas como diabetes, cardiopatías, trastornos autoinmunes y obesidad, a pesar de que ahora el conocimiento médico y la información sanitaria son más accesibles que antes. Entonces ¿qué pasó?

A continuación, analizaremos cómo el reemplazo de grasas naturales por aceites vegetales, el aumento del azúcar refinado y los alimentos ultraprocesados, las toxinas ambientales desenfrenadas, el aumento de los campos electromagnéticos (EMF), los estilos de vida sedentarios y la privación crónica del sueño se unieron para destruir nuestro bienestar.

¿Por qué se reemplazaron las grasas naturales por aceites vegetales?

Durante miles de años, los humanos cocinaron con grasas animales como mantequilla, manteca de cerdo y sebo.1 Eso cambió a partir de 1900, cuando los aceites vegetales procesados de manera industrial (también llamados aceites de semillas) se hicieron famosos, en parte debido a agresivas campañas de mercadotecnia que demonizaban las grasas animales.

• Aumento descontrolado del consumo de omega-6: entre 2023 y 2024, el consumo mundial de aceite vegetal superó los 200 millones de toneladas métricas, un aumento de más de ocho veces desde 1961.2,3 En Estados Unidos, el aceite de soya es la principal opción y representa más de 12 millones de toneladas métricas de consumo de aceite comestible al año.4

• Desequilibrio en las proporciones de grasa: en el pasado, los humanos comían cantidades muy similares de grasas omega-6 y omega-3 (1:1). La alimentación moderna cambió esta proporción a 20:1, y el ácido linoleico (el principal omega-6 de los aceites de semillas) ahora representa el 25 % de las calorías diarias totales en la alimentación occidental.5,6

• Inflamación crónica y disfunción metabólica: el exceso de ácido linoleico se oxida muy fácil, lo que daña las células y perjudica la función de las mitocondrias. Esto provoca inflamación crónica, un factor clave de trastornos metabólicos como la obesidad, enfermedades cardíacas y la diabetes tipo 2.7

• Almacenamiento de grasa en el cuerpo: la vida promedio del AL en el tejido humano es de alrededor de 600 a 680 días, lo que significa que puede tardar varios años en reducir los niveles de ácido linoleico incluso si elimina los aceites de semillas ahora mismo.8

Para obtener más información sobre los riesgos del exceso de ácido linoleico, consulte "Es peor que el azúcar y la causa principal de ataques cardiacos". Sin embargo, si desea conocer más sobre cómo los cambios agrícolas afectan la alimentación y la salud, lea "No deje que este veneno entre en su cuerpo: está en más alimentos de los que cree"

¿Cómo los azúcares refinados y los alimentos ultraprocesados afectaron la alimentación moderna?

En el pasado, los antojos de dulces se satisfacían con alimentos enteros y mínimamente procesados, como frutas y miel.9 La industrialización cambió eso, convirtiendo el azúcar en un alimento básico de uso diario y los alimentos ultraprocesados en una industria multimillonaria.

• Aumento del consumo de azúcar: en 1822, las personas en Estados Unidos consumían en cinco días la misma cantidad de azúcar que contiene un solo refresco de 12 onzas en la actualidad. Hoy en día, la persona promedio en Estados Unidos consume 34 cucharaditas de azúcar al día (más de 100 libras por año).10

• El predominio del jarabe de maíz con alto contenido de fructosa (JMAF): el JMAF reemplazó a la sacarosa (azúcar de mesa) en muchos productos y ahora representa alrededor del 8 % de las calorías diarias en la alimentación de las personas en Estados Unidos, a pesar de no estar disponible para uso doméstico.11,12

• Harina blanca vs. granos enteros: los granos tradicionales se procesaban muy poco y se fermentaban o remojaban para mejorar la disponibilidad de nutrientes. La harina blanca moderna, a menudo tratada con pesticidas y fortificada con hierro sintético, se digiere muy rápido, lo que provoca aumentos en los niveles de azúcar.

• Alimentos ultraprocesados y antojos: casi el 60 % del total de calorías de los Estados Unidos provienen de productos ultraprocesados formulados para ser "hiperpalatables", lo que anula las señales naturales de saciedad y promueve el consumo excesivo.13

Para entender por qué la glucosa es esencial para las células pero puede ser dañina cuando se consume en exceso, lea "El mejor aliado para el funcionamiento óptimo de sus células".

¿A qué toxinas ambientales estamos expuestos hoy en día?

Aunque nuestros antepasados tenían una exposición mínima a las toxinas, la industria moderna ha liberado decenas de miles de productos químicos sintéticos. Estos contaminantes (desde pesticidas y plásticos hasta productos farmacéuticos) son casi imposibles de evitar.

• Pesticidas: cada año se rocían más de 1000 millones de libras en los Estados Unidos,14 un aumento de 50 veces desde la década de los 50s.15 El glifosato, que es el herbicida más común, es detectable en el 80 % de las muestras de orina de los humanos.16

• Microplásticos: se encuentran en la sangre, los pulmones, el hígado, la placenta, el corazón, el cerebro e incluso el tejido de los testículos de los humanos.17 En promedio, las personas consumen el equivalente a una tarjeta de crédito en plástico cada semana.18

• Disruptores hormonales: los productos químicos como el bisfenol A (BPA) y los ftalatos interfieren con el estrógeno y la testosterona, lo que contribuye a un menor recuento de espermatozoides, pubertad precoz y un riesgo mayor de desarrollar diferentes tipos de cáncer relacionados con las hormonas.19

• Productos farmacéuticos en el agua: los medicamentos pasan por el tratamiento de aguas residuales y terminan en los suministros de agua potable. En algunas ciudades importantes de Estados Unidos se encontraron restos de antibióticos, estabilizadores del estado de ánimo y hormonas en el agua de la llave.20

Para profundizar en las exposiciones tóxicas y cómo minimizarlas, consulte el artículo "Las sustancias cotidianas que nos enferman más que nunca".

¿Los campos electromagnéticos son una amenaza oculta para nuestra salud?

La tecnología inalámbrica nos ha traído el 5G, el Wi-Fi y el Bluetooth, junto con una exposición mayor a los campos electromagnéticos (EMF). Aunque los campos electromagnéticos naturales de la Tierra son seguros, los campos electromagnéticos artificiales podrían suponer riesgos.

• Cómo afectan los campos electromagnéticos al cuerpo: los campos electromagnéticos pueden activar los canales de calcio dependientes del voltaje (VGCC), lo que lleva a la formación de peroxinitrito, un radical libre reactivo que daña las células, las mitocondrias y el ADN.21

• Preocupaciones neurológicas: las altas densidades de VGCC en el cerebro significan que el sistema nervioso es muy vulnerable.22 La exposición crónica a los campos electromagnéticos podría debilitar la barrera hematoencefálica, lo que permite que las toxinas penetren y estimulen la neuroinflamación.23

• Alteración del sueño: los campos electromagnéticos reducen la producción de melatonina, lo que provoca una mala calidad del sueño y desequilibrios del ritmo circadiano.24,25

La investigación aún está en sus inicios, pero si sufre dolores de cabeza inexplicables, fatiga o problemas para dormir, considere reducir la exposición a los campos electromagnéticos, apague el Wi-Fi por la noche y use conexiones por cable siempre que sea posible.

¿La vida moderna nos hace movernos menos?

La actividad física solía ser parte de la vida cotidiana, desde el trabajo manual hasta caminar como principal medio de transporte. Si avanzamos hasta los trabajos de oficina actuales, los servicios de streaming y las aplicaciones de entrega de alimentos a domicilio, tenemos una receta para una inactividad severa.

• Estadísticas alarmantes: solo el 24.2 % de los adultos en Estados Unidos cumplió con las pautas aeróbicas y de fortalecimiento muscular en 2020.26 Entre los estudiantes de preparatoria, solo el 23.9 % informó 60 minutos de actividad diaria.27

• Aumento del tiempo frente a las pantallas: los millennials suelen pasar sentados más de 60 horas a la semana, dividiendo su tiempo entre el trabajo, el transporte y el uso recreativo de las pantallas.28

• Reducción de la educación física en las escuelas: solo un 4 % de las escuelas primarias y un 2 % de las escuelas secundarias y preparatorias ofrecen educación física diaria durante todo el año, y el 22 % ha eliminado la educación física por completo.29

• Implicaciones para la salud: la inactividad física se relaciona con la obesidad, las enfermedades cardíacas, la resistencia a la insulina y más. Se estima que cada año 5 millones de muertes en todo el mundo se atribuyen a la poca actividad física.30

Si desea un punto de partida sencillo, realizar períodos breves de movimiento (como caminar, ejercicios con peso corporal o estiramientos) a lo largo del día reduce los riesgos que se relacionan con estar sentado.

¿Por qué dormimos menos?

En 1910, el adulto promedio en Estados Unidos dormía alrededor de nueve horas cada noche.31 Con la llegada de la luz eléctrica, la televisión, el trabajo por turnos y los teléfonos inteligentes, muchas personas ahora consideran que el sueño es opcional.

• Estadísticas de sueño: los adolescentes se ven más afectados, ya que hasta el 84 % de los estudiantes de preparatoria de Estados Unidos no logran dormir ocho horas, según la Encuesta nacional sobre conductas de riesgo en jóvenes de 2021 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.32

• Exposición a la luz azul: los dispositivos como teléfonos y tabletas emiten luz azul que altera la producción de melatonina. Esto afecta la calidad del sueño y el ritmo circadiano general.33,34

• Exceso de trabajo y estrés: las normas culturales en torno al "esfuerzo" y la productividad incentivan trabajar hasta altas horas de la noche.35 El café se convierte en un apoyo que altera aún más los ciclos naturales del sueño.36

• Consecuencias para la salud: la falta crónica de sueño se relaciona con un aumento en los casos de obesidad, la resistencia a la insulina, los trastornos del estado de ánimo, un funcionamiento inmunológico más débil e incluso una esperanza de vida más corta.37,38,39

5 maneras de recuperar la calidad de salud que solía ser normal

Nuestros antepasados se mantuvieron saludables por defecto: alimentos no procesados y ricos en nutrientes, movimiento constante, exposición mínima a toxinas y ritmos alineados con la luz del día y la oscuridad. Las comodidades modernas han hecho la vida más fácil en algunos aspectos, pero han minado nuestra fisiología en otros.

1. Aliméntese como sus antepasados: opte por alimentos enteros, minimice los aceites de semillas y reduzca el consumo de azúcar agregado para restablecer un equilibrio más saludable de omega-6 a omega-3 y estabilizar el nivel de azúcar en la sangre.

2. Muévase más, siéntese menos: incorpore descansos breves de movimiento, entrenamiento de resistencia y actividades al aire libre para favorecer la salud cardiovascular y metabólica.

3. Disminuya las toxinas: compre productos orgánicos cuando sea posible, filtre el agua, evite los plásticos y busque productos domésticos libres de toxinas.

4. Limite la exposición a los campos electromagnéticos (EMF): apague los dispositivos inalámbricos innecesarios durante la noche, utilice Internet por cable y aleje los teléfonos de su cuerpo.

5. Priorice el sueño: establezca una hora de acostarse, reduzca el tiempo frente a la pantalla antes de acostarse y cree un ambiente para dormir oscuro y fresco.

El objetivo no es abandonar la vida moderna, sino aprovechar sus beneficios manteniendo nuestros cuerpos en sincronía con las necesidades biológicas fundamentales. Al realizar cambios pequeños y constantes, puede nutrir la salud metabólica, la energía celular y la vitalidad general.

Preguntas frecuentes sobre la vida moderna y el deterioro de la salud

P: ¿Por qué los aceites vegetales reemplazaron a las grasas naturales?

R: Los aceites de semillas se hicieron más populares en el siglo XX debido a la producción industrial en masa y las campañas de mercadotecnia contra las grasas animales. Como resultado, son más baratos de producir y más fáciles de incorporar a los alimentos procesados, lo que provocó un aumento en el consumo de omega-6 y problemas de salud relacionados.

P: ¿Cuánta azúcar consumimos hoy en día?

R: El adulto promedio de Estados Unidos consume alrededor de 34 cucharaditas de azúcar al día (más de 100 libras al año), mucho más que las cantidades mínimas típicas en el siglo XIX. Este consumo tan alto desempeña un papel importante en la obesidad, la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico.

P: ¿Cuáles son las toxinas más preocupantes en la vida moderna?

R: Los principales infractores incluyen pesticidas como el glifosato, plásticos (por ejemplo, BPA, ftalatos) y residuos farmacéuticos en el agua. Muchos tienen efectos que alteran las hormonas y contribuyen a enfermedades crónicas, desde el cáncer hasta la infertilidad.

P: ¿Qué puedo hacer respecto a la exposición a los campos electromagnéticos?

R: Lo mejor es limitar o reducir la exposición. Apague el Wi-Fi por la noche, utilice conexiones por cable, aleje los teléfonos de su cuerpo y considere usar un protector para los dispositivos si es más sensible. La investigación está en curso, pero muchos expertos recomiendan adoptar una actitud precautoria.

P: ¿Por qué es tan importante dormir y cómo puedo mejorar mi calidad de vida?

R: El sueño es esencial para todo, desde la regulación de las hormonas hasta la función cognitiva. Para mejorar el sueño, establezca horarios de acostarse, reduzca el tiempo que pasa frente a las pantallas por la noche (en especial la luz azul) y optimice su entorno para dormir (fresco, oscuro y tranquilo).


🔎Fuentes y Referencias: