📝HISTORIA EN BREVE

  • Fumar antes de una cirugía aumenta las complicaciones; los fumadores tienen un riesgo 14 % mayor de sufrir problemas posquirúrgicos como infecciones y cicatrización lenta
  • Dejar de fumar al menos seis semanas antes de la cirugía ofrece algunos beneficios: los pacientes necesitan al menos ese tiempo para que su cuerpo comience a recuperarse de los efectos dañinos del tabaco
  • Los fumadores jóvenes, por lo demás sanos, corren un riesgo especial; las tasas de tabaquismo más elevadas (26.8 %) se observan en pacientes de entre 18 y 40 años, que a menudo subestiman su vulnerabilidad
  • Fumar debilita las defensas y promueve la inflamación crónica al alterar el funcionamiento de las células inmunitarias, creando un entorno donde las infecciones prosperan y la cicatrización se ralentiza
  • Las cirugías programadas brindan una oportunidad ideal para dejar de fumar, ya que el período de espera ayuda a que la función inmunológica y la oxigenación de los tejidos mejoren

🩺Por el Dr. Mercola

Fumar antes de una cirugía no es solo un mal hábito, sino un riesgo considerable para la recuperación que muchas personas no lo toman en serio. Incluso si es joven y goza de buena salud, fumar antes de una operación altera la capacidad de su cuerpo para sanar. Reduce los niveles de oxígeno en la sangre, daña las defensas y aumenta la inflamación, todo lo cual hace que las infecciones y complicaciones posquirúrgicas sean mucho más probables.

Los procedimientos programados como las hernias, reemplazos de articulaciones o extirpaciones de vesícula biliar a menudo se planean con semanas o incluso meses de anticipación. Ese cronograma crea una gran oportunidad para intervenir y reducir el riesgo quirúrgico. Sin embargo, muchos pacientes (e incluso los sistemas de atención sanitaria) no aprovechan ese lapso. O bien retrasan la decisión de dejar de fumar o suponen que dejar de fumar unos días antes es suficiente. Cuando, en realidad, no es así.

Esto es un tema muy importante debido a que el cuerpo no se recupera del daño que provoca el tabaco de la noche a la mañana. Los cambios internos que ocurren cuando deja de fumar (como una función inmunológica más fuerte, mejor circulación y oxigenación de los tejidos) toman tiempo. Si lo deja para el último momento, su cuerpo llegará a la cirugía sin haberse recuperado del todo, pese a sus buenas intenciones.

A continuación, lo guiaré a través de un estudio de 2025 que hizo un seguimiento de más de 16 327 pacientes en 29 países para descubrir cómo el hábito de fumar afecta los resultados quirúrgicos y qué tipo de cronograma protege su salud.

Los fumadores más jóvenes y saludables enfrentan más riesgos quirúrgicos de lo que creen

Un estudio a gran escala publicado en The Lancet Regional Health – Europe evaluó cómo el tabaquismo influye en las tasas de complicaciones posteriores a una cirugía abdominal programada.1 A diferencia de estudios anteriores, que a menudo se centraban solo en fumadores actuales o en cirugías de emergencia, esta investigación analizó tanto a fumadores actuales como a exfumadores e incluyó a pacientes que habían planificado sus procedimientos con antelación.

• Los investigadores se centraron en pacientes adultos sometidos a procedimientos abdominales importantes: el estudio examinó a adultos de 18 años o más programados para cirugías abdominales (no urgentes), incluyendo procedimientos gastrointestinales, trasplantes, hernias y ginecológicos.

Alrededor del 20 % de los pacientes eran fumadores actuales, y fumar era mucho más común entre adultos más jóvenes, hombres y personas sin enfermedades crónicas. De hecho, la tasa de tabaquismo más alta (26.8 %) se observó en pacientes de entre 18 y 40 años.

• Fumar se relacionó con complicaciones en los primeros 30 días después de la cirugía: los pacientes que fumaban tuvieron un riesgo mayor de experimentar problemas como infecciones, cicatrización lenta u otros problemas médicos en el mes posterior a la cirugía. En comparación con las personas que nunca fumaron, los fumadores tuvieron una probabilidad 14 % mayor de desarrollar complicaciones postoperatorias.

De hecho, las personas que habían dejado de fumar hasta un año antes tuvieron más probabilidades de sufrir complicaciones que las que nunca habían fumado. Los que lo dejaron entre seis semanas y un año antes de la cirugía tuvieron un riesgo 30 % mayor, mientras que los que lo dejaron un año antes de la cirugía mostraron un riesgo 13 % mayor.

• Cuanto más joven sea, es más probable es que ignore los riesgos: muchas personas asumen que fumar solo daña a las personas con enfermedades cardíacas o problemas en los pulmones. Pero en este estudio, las personas que más fumaban, por lo general, eran las que no tenían ninguna enfermedad crónica. Entre los pacientes que no tenían enfermedades crónicas, el 24.6 % eran fumadores, en comparación con el 16.6% de los que tenían dos o más enfermedades crónicas. La idea de que los fumadores jóvenes o “sanos” tienen un riesgo menor no es cierta.

• Las cirugías programadas ofrecen una oportunidad para ayudar a las personas a dejar de fumar: debido a que las cirugías programadas se planean con semanas o meses de anticipación, ofrecen una oportunidad para cambiar los hábitos. Si los hospitales y los médicos utilizaran ese tiempo para ayudar a dejar de fumar (ofreciendo herramientas conductuales o incluso técnicas de estimulación cerebral), podrían reducir las posibilidades de complicaciones. Pero eso no ocurre.

• El daño biológico causado por fumar tarda en resolverse: el artículo sugiere que la supresión del sistema inmunológico causada por fumar desempeña un papel fundamental en la mala cicatrización y el riesgo de infección. Fumar altera el modo en que los glóbulos blancos responden a las lesiones y el modo en que los pulmones eliminan los microbios. Algunas células inmunitarias no regresan a la normalidad hasta seis meses o más después de dejar de fumar.

Fumar daña las defensas y contribuye al desarrollo de diferentes tipos de cáncer provocados por la inflamación

Antes de que su cuerpo llegue al quirófano , el hábito de fumar ha estado trabajando detrás de esa escena, lo que debilita sus defensas inmunológicas, altera el proceso de cicatrización y sienta las bases para enfermedades a largo plazo. Los hallazgos sobre el riesgo quirúrgico de The Lancet Regional Health – Europe coinciden con un conjunto más amplio de evidencia que demuestra que los cigarros no solo causan complicaciones serias.

Provocan cambios profundos y duraderos en el sistema inmunológico que aumentan el riesgo de inflamación y cáncer, incluso después de dejar de fumar.

• El humo del cigarro debilita el sistema de defensa natural del cuerpo: de acuerdo con una revisión publicada en Environmental Pollution, fumar altera la forma en que el sistema inmunológico identifica y responde a las amenazas.2

Las células inmunitarias son esenciales para defenderlo contra infecciones y diferentes tipos de cáncer. Pero el humo del cigarro, que contiene más de 7 000 sustancias químicas tóxicas, perjudica su capacidad de funcionar de manera correcta. Esto significa que su cuerpo se hace menos capaz de reconocer y destruir células dañinas, incluyendo las células tumorales.

• Fumar a largo plazo promueve una inflamación de bajo grado que provoca enfermedades: la inflamación se considera una respuesta a corto plazo a una lesión o infección. Pero cuando fumar mantiene el cuerpo en un estado constante de activación inmunológica, esa inflamación se convierte en un problema crónico.

Con el tiempo, la inflamación crónica daña los tejidos sanos y crea un entorno donde prosperan las células de cáncer. Esto no sólo afecta a los pulmones. La inflamación relacionada con el tabaquismo se relaciona con enfermedades cardíacas, problemas digestivos, trastornos endocrinos y deterioro neurológico.

• Las sustancias tóxicas presentes en los cigarrillos alteran su biología a nivel celular: entre los ingredientes más peligrosos se encuentran la nicotina, el formaldehído, los hidrocarburos aromáticos policíclicos y metales pesados como el cadmio y el arsénico.

Estas toxinas no sólo irritan los pulmones, sino que también provocan daños en el ADN, interfieren con la señalización celular normal y causan cambios dañinos en la forma en que se expresan los genes. Estas alteraciones contribuyen al desarrollo del cáncer y la disfunción inmunológica, incluso años después de que cesa la exposición.

• El desequilibrio inmunológico causado por fumar crea un ambiente propicio para el cáncer: la revisión destaca que fumar conduce a lo que se conoce como "microambiente inmunológico atípico", donde las células inmunitarias se debilitan tanto que no pueden eliminar a las células anormales, pero se activan en formas que dañan el tejido sano. Ese desequilibrio permite que los tumores crezcan sin control.

Los fumadores tienen un riesgo mayor de padecer cáncer de pulmón, pero también de vejiga, páncreas y estómago, en parte debido a esta alteración inmunológica.

Deje de fumar a tiempo y reconstruya el sistema de defensa de su cuerpo antes de la cirugía

Si planea someterse a una cirugía, en especial un procedimiento programado, tiene una oportunidad para protegerse. Fumar es uno de los pocos factores que están bajo su control. Aunque nunca es demasiado tarde para dejar de fumar, cuanto antes lo haga, mejor, independiente de si tiene programada una cirugía o no.

Las últimas investigaciones demuestran que el cuerpo necesita más tiempo del que la mayoría de las personas cree para recuperarse de los efectos del tabaquismo, en especial si se somete a una cirugía. La disfunción inmunológica, la mala circulación de oxígeno y la inflamación no desaparecen de la noche a la mañana. Incluso si se siente bien, el riesgo de sufrir complicaciones posoperatorias sigue siendo alto durante meses después de su último cigarro. Por eso es importante darle a su cuerpo el tiempo y el apoyo que necesita para repararse. A continuación encontrara mis recomendaciones para comenzar ahora mismo:

1. Deje de fumar al menos seis semanas antes de la cirugía, pero de preferencia mucho antes: si todavía fuma y tiene un procedimiento próximo, deje de hacerlo hoy mismo. La investigación descubrió que las personas que dejaron de fumar dentro de las seis semanas antes de la cirugía tuvieron un riesgo mayor de sufrir complicaciones, incluso peor que los fumadores actuales.

Lo mejor para reducir el riesgo comienza después de seis semanas, pero lo ideal es empezar varios meses antes. Cuanto antes deje de fumar, más tiempo tendrá su sistema inmunológico y tus tejidos para recuperarse.

2. Utilice el período de espera previo a la cirugía como una oportunidad: las cirugías programadas se planean con anticipación por una razón. Ésta es su oportunidad de oro para hacer cambios. Utilice ese pretexto para romper la dependencia de la nicotina y potenciar los mecanismos de reparación de su cuerpo. Si le gusta planear las cosas o tener el control, piensa en esto como un desafío personal que podría salvarlo de una recuperación larga y dolorosa.

3. Combine el movimiento con el reentrenamiento del cerebro para reconfigurar sus antojos: su cerebro es más adaptable de lo que cree, pero debe darle las señales adecuadas. Se ha demostrado que combinar el ejercicio aeróbico y la estimulación cerebral no invasiva reduce el deseo de fumar de forma más eficaz que cualquiera de las terapias por separado.3

Considere usar dispositivos de estimulación de corriente continua transcraneal seguros y de uso doméstico: algunos de ellos ya están disponibles para los consumidores. Luego, agregue movimiento diario regular, como caminar a paso ligero , antes de cada sesión para potenciar sus resultados.

4. Entrene su cerebro para interrumpir los ciclos de antojos con herramientas corporales: los antojos de cigarros no son solo hábitos: son ciclos de retroalimentación entre sus pensamientos, emociones y cuerpo. Las Técnicas de Libertad Emocional (EFT), también llamadas tapping, son una forma poderosa de romper ese círculo. También puede descargar una aplicación de atención plena que lo impulse a tomar descansos para respirar o lo guíe a través de técnicas para reducir el estrés cuando más lo necesite.

Estas herramientas simples le brindan una manera de responder de manera diferente cuando aparecen los antojos, en especial durante los altibajos emocionales.

5. Reconfigure su entorno diario para cortar los vínculos con los desencadenantes del tabaquismo: observe en qué lugares suele fumar. ¿En la terraza? ¿En su coche? ¿En la sala de descanso en el trabajo? Comience por limpiar esas áreas de cualquier cosa que se relacione con fumar, como ceniceros y encendedores. Luego cambie el entorno. Añada algo nuevo: una silla con un libro, una botella de agua o música relajante.

Esto le enseña a su cerebro que esos espacios ahora tienen un propósito diferente y que la nicotina ya no es parte de él.

Si es un fumador joven o "saludable" que nunca se ha sometido a una cirugía antes, no permita que eso le dé una falsa sensación de seguridad. Su riesgo no solo tiene que ver con su edad: también tiene que ver con lo que sucede dentro de su cuerpo. Dele tiempo y el apoyo que necesita su cuerpo para recuperarse de años de exposición al humo. Cuanto antes comience, más seguro será el resultado quirúrgico y mejor será su salud.

Preguntas frecuentes sobre el tabaquismo y las complicaciones de la cirugía

P: ¿Por qué es tan importante dejar de fumar antes de la cirugía?

R: Fumar debilita el sistema inmunológico, reduce los niveles de oxígeno en la sangre y aumenta el riesgo de complicaciones quirúrgicas. Dejar de fumar le da al cuerpo tiempo para reparar esas funciones, lo que reduce la probabilidad de infecciones, mala cicatrización de heridas e incluso la muerte después de la cirugía.

P: ¿Con cuánta anticipación debo dejar de fumar antes de una cirugía planificada?

R: Los beneficios más significativos comienzan a aparecer si deja de fumar más de seis semanas antes de la cirugía. Cuanto antes deje de hacerlo, más tiempo tendrá su cuerpo para reconstruir sus defensas y mejorar el resultado quirúrgico.

P: ¿Cómo el fumar debilita el sistema inmunológico y aumenta el riesgo de cáncer?

R: El humo del cigarro contiene más de 7 000 sustancias químicas, incluyendo toxinas como la nicotina, el formaldehído y metales pesados. Estas sustancias alteran la función de células inmunitarias clave, lo que hace que sea más difícil para el cuerpo combatir infecciones y detectar el crecimiento de tumores. Con el tiempo, esta disfunción inmunológica alimenta la inflamación crónica y crea un entorno favorable para que el cáncer se desarrolle y se propague.

P: ¿Existen estrategias para que dejar de fumar sea más efectivo o más fácil?

R: Sí. Se ha demostrado que combinar ejercicio aeróbico con estimulación cerebral no invasiva reduce los antojos de manera más efectiva que cualquiera de los dos métodos por separado. Otras herramientas como las EFT (tapping) y aplicaciones de atención plena ayudan a reentrenar la respuesta del cerebro al estrés y a las señales del tabaquismo.

P: ¿Cómo puedo evitar volver a caer en el hábito de fumar?

R: Reestructure su entorno para evitar desencadenantes comunes. Elimine de su casa y de su automóvil los elementos relacionados con el tabaco y cambie la función de las áreas donde solía fumar. Reemplazar esas rutinas ayuda a que su cerebro forme nuevas relaciones y favorece el cambio a largo plazo.