📝HISTORIA EN BREVE
- De acuerdo con un estudio de 2025, los bebés de madres que siguieron una alimentación occidental, alta en grasas nocivas y azúcares refinados durante el embarazo, presentaron indicios de daño hepático como fibrosis y alteraciones en los ácidos biliares, incluso antes del nacimiento
- Si no se trata, este daño hepático, relacionado a la alimentación de la madre, contribuye a un trastorno de crecimiento que afecta a muchos niños y que se caracteriza por acumulación de grasa, inflamación y daño hepático a largo plazo
- Incluso cuando las madres cambiaron a una alimentación más saludable después del nacimiento del bebé, el estrés y el daño hepático durante el embarazo no se revirtieron por completo, lo que destaca la importancia de la nutrición prenatal
- El estudio destacó que una alimentación occidental durante el embarazo altera la capacidad del hígado del bebé para regular los ácidos biliares y mantener los niveles de oxígeno, lo que provoca acumulación de toxinas, inflamación y crecimiento excesivo de los conductos biliares
- Para apoyar el desarrollo saludable de un bebé durante el embarazo, elimine los aceites vegetales, limite el consumo de ácido linoleico (AL), evite comer fuera y elija proteínas de origen animal con bajo contenido de AL, como carne de res, bisonte y cordero alimentados con pastura
🩺Por el Dr. Mercola
El daño hepático puede comenzar antes de que nazca el bebé. Un estudio de 2025 publicado en Liver International descubrió que los bebés que están expuestos a una alimentación poco saludable durante el embarazo mostraron signos de lesión hepática, incluso antes de nacer.1 Este daño es parte de una enfermedad hepática en aumento que ahora afecta hasta 1 de cada 3 niños en los Estados Unidos.
En pocas palabras, es una acumulación de grasa dentro del hígado que provoca inflamación, fibrosis y daños graves si no se revierte. ¿La parte sorprendente? Estos niños no parecían enfermos. No tenían sobrepeso ni presentaban signos de problemas de azúcar en la sangre o de insulina. Pero sus hígados ya mostraban daños, todos relacionados con lo que sus madres consumieron durante el embarazo.
Cómo la alimentación de la madre influye en el hígado del bebé antes de nacer
El estudio reveló que los bebés de madres que siguieron una alimentación occidental, alta en grasas nocivas y azúcares refinados durante el embarazo, presentaron indicios de daño hepático como fibrosis y alteraciones en los ácidos biliares, incluso antes del nacimiento.2 Los investigadores utilizaron macacos japoneses para demostrar que estos cambios imitaban una enfermedad hepática común en los niños, que implica acumulación de grasa, inflamación y fibrosis del hígado.
• Incluso sustituir una alimentación saludable más tarde no solucionó por completo el problema: los animales que consumieron alimentos más saludables después de nacer aún mostraron estrés hepático y sobrecrecimiento del conducto biliar. Los investigadores encontraron signos de fibrosis y células hepáticas que intentaban reparar el daño. Una vez que el proceso iniciara durante el embarazo, no se detuvo sólo porque la alimentación mejorara después.
• Aumentaron tipos específicos de proteínas cicatrizantes: los investigadores midieron dos proteínas que forman tejido cicatricial y encontraron más en los hígados de animales cuyas madres consumieron una alimentación occidental. Un marcador fue 37 % más alto en esos animales. Las células del hígado responsables de la fibrosis también eran más activas.
• El peor daño ocurrió en los animales que continuaron con la alimentación occidental después de nacer: cuando la alimentación poco saludable continuó después del destete, la fibrosis, el estrés oxidativo y la acumulación de ácidos biliares fueron aún peores. Sus hígados contenían tantos ácidos biliares que no pudieron eliminarlos, lo que mantuvo el daño.
Por qué los ácidos biliares y el oxígeno son importantes para la salud del hígado
Los ácidos biliares son sustancias químicas naturales que produce el hígado para ayudar a descomponer las grasas. Pero cuando se acumulan demasiado, son tóxicos. Una de las funciones del hígado es mantener estos ácidos en equilibrio y eliminar lo que no se necesita.
Pero en los bebés que estuvieron expuestos a una alimentación poco saludable durante el embarazo, este sistema dejó de funcionar. Sus hígados producían más ácidos biliares, pero no podían eliminarlos con la suficiente rapidez, lo que provocó daños y fibrosis. En resumen, el hígado de un bebé depende del equilibrio, y ese equilibrio se ve alterado por una mala alimentación, incluso en el útero.
• El “interruptor de apagado” del hígado dejó de funcionar: por lo general, el hígado tiene un sistema interno que actúa como un termostato que le indica cuándo dejar de producir ácidos biliares y cuándo eliminarlos. En estos animales, ese sistema no funcionaba de manera correcta. Algunos de los genes que ayudan a eliminar los ácidos biliares estaban activos, pero los que le indican al hígado que deje de producir más no funcionaban. Esto provocó que la bilis tóxica quedara atrapada en el hígado, lo que produjo inflamación y daño en los tejidos.
• El bajo nivel de oxígeno en el útero empeoró las cosas: los bebés cuyas madres consumieron una alimentación poco saludable durante el embarazo también tuvieron niveles más bajos de oxígeno en la sangre. El bajo nivel de oxígeno, incluso en pequeñas cantidades, hace que el hígado sea más susceptible a sufrir daños. En el estudio, los bebés con menos oxígeno tuvieron niveles más altos de ácidos biliares tóxicos y más fibrosis en el hígado. Creó la tormenta perfecta, bajo nivel de oxígeno, acumulación tóxica y estrés hepático temprano.
• Los hígados de los bebés comenzaron a crecer de forma incorrecta.: el hígado tiene tubos pequeños llamados conductos biliares que ayudan a eliminar los ácidos biliares del hígado. En los bebés sanos, estos conductos crecen de forma controlada. Pero en los bebés que se exponen a una alimentación poco saludable, el hígado comenzó a desarrollar demasiados de estos conductos antes de nacer, y estos no dejaron de crecer. Este crecimiento excesivo es una señal de que el hígado está bajo estrés constante y trata de repararse. En lugar de curar, creó más problemas.
• El daño comenzó antes de nacer y no pudo revertirse: los bebés expuestos a alimentos poco saludables ya tenían los tipos equivocados de ácidos biliares en sus hígados antes de nacer. Las enzimas que por lo general ayudan a controlar esto se ralentizaron o bloquearon. Todo esto ocurrió sin ningún signo de infección o inflamación. Solo fue el resultado de lo que comía la madre, y una vez que comenzó, comer sano después no fue suficiente para deshacer el daño.
Para tener un embarazo saludable es indispensable apoyar la producción de energía celular
El estudio de Liver International sugiere que una vez que el hígado comienza con estos problemas, es difícil revertir la situación. Por esa razón el embarazo es el momento más importante para actuar. Los alimentos que consume durante esos nueve meses sientan las bases para el hígado, el metabolismo y la salud futura de su hijo. Es el diseño y usted es quien lo construye.
Si está embarazada o planea quedar embarazada, las decisiones que tome ahora influirán en su hijo durante el resto de su vida. Esto incluye qué tan bien funciona su hígado y qué tan resistentes son a las enfermedades crónicas.
Su bebé en desarrollo es sensible al ácido linoleico (AL), una grasa poliinsaturada que se encuentra en casi todos los aceites vegetales y la mayoría de los alimentos ultraprocesados. El AL altera sus mitocondrias (las partes de sus células que producen energía) y eso hace que sea más difícil para su bebé desarrollar tejidos saludables, incluyendo en el hígado. Mi consejo es simple: proteja la salud de su bebé con su propia energía celular. Descubra cómo hacerlo:
1.Elimine los aceites vegetales de su alimentación: si está embarazada o intentando concebir, este es el cambio alimenticio más importante que puede hacer. Los aceites vegetales, como el de soya, girasol, cártamo, maíz y canola, están en todas partes: en alimentos procesados, aderezos para ensaladas, salsas, bocadillos e incluso en comidas envasadas “saludables”.
Los aceites de oliva y de aguacate a menudo se mezclan con aceites vegetales, lo que los hace poco confiables. El AL es un veneno mitocondrial que afecta tanto su salud como la de su bebé. En su lugar, utilice ghee, mantequilla de animales alimentados con pastura o sebo de res para cocinar.
2. Mantenga su consumo total de AL por debajo de 5 gramos al día: si puede mantenerlo por debajo de los 2 gramos, será aún mejor. Lleve un registro de su consumo durante algunos días con ayuda de un rastreador nutricional en línea para obtener una visión clara de su situación actual. Si sale a comer a restaurantes, es casi seguro que se pasará. Incluso los alimentos procesados orgánicos y sin gluten a menudo contienen aceites vegetales. Si viene en un paquete, asuma que tiene AL a menos que se diga lo contrario.
3. Evite comer fuera durante el embarazo: sé que es un inconveniente, pero la comida de restaurante (en especial la comida rápida y la comida para llevar) contiene muchos aceites vegetales. Hasta los establecimientos “sanos” casi siempre cocinan con aceites ricos en AL porque son más baratos y duran más.
No los verá en el menú, pero se esconden en aderezos, adobos, vegetales salteados y más. Si en realidad desea proteger el hígado de su bebé, prepare sus comidas en casa con grasas saludables.
4. Consuma proteína de origen animal con bajo contenido de AL, como bisonte, cordero o carne de res alimentada con pastura: si sus proteínas preferidas son el pollo y el cerdo, llegó el momento de hacer un cambio. Esta carne suele tener una gran cantidad de AL. En lugar de eso, concéntrese en incorporar carne de bisonte, cordero y otros rumiantes como sus principales fuentes de proteínas.
5. Prepare sus comidas en torno a la energía, no a la restricción: el embarazo no es el momento para tener un plan alimenticio bajo en carbohidratos, grasas o calorías. Su bebé necesita combustible y eso significa que usted también. Priorice las comidas que apoyan la función mitocondrial: carbohidratos de frutas, proteínas de fuentes ricas en colágeno y grasas saturadas de fuentes animales alimentados con pastura.
Estas medidas no sólo reducen el riesgo de que su hijo sufra una enfermedad hepática. Sino que le aportan más energía, mejor digestión y un embarazo más fácil. No solo está alimentando a un bebé, está construyendo todo su mapa metabólico.
Preguntas frecuentes sobre la alimentación de la madre durante el embarazo
P: ¿Cómo afecta una alimentación poco saludable durante el embarazo al hígado de mi bebé?
R: Una alimentación occidental rica en grasas no saludables y azúcar refinada, en especial de aceites vegetales, daña el hígado del bebé desde el útero. Altera la regulación de los ácidos biliares, provoca estrés oxidativo y causa fibrosis (cicatrices que persisten durante años, incluso si su hijo sigue una alimentación saludable después de nacer).
P: ¿Existen signos visibles de daño hepático en los bebés?
R: No siempre. Los bebés pueden parecer saludables y no tener sobrepeso, pero sus hígados podrían mostrar signos de estrés y daño.
P: ¿Por qué el ácido linoleico es tan dañino durante el embarazo?
R: El ácido linoleico, presente en los aceites vegetales y alimentos procesados, envenena las mitocondrias y altera las vías de señalización de los ácidos biliares. Esto provoca acumulación de ácidos biliares y estrés hepático tanto en usted como en su bebé. El resultado es una disfunción hepática a largo plazo y un mayor riesgo de enfermedad.
P: ¿Cambiar a una alimentación saludable después del parto puede revertir el daño?
R: No. Las investigaciones demuestran que el daño hepático causado por la alimentación de la madre continúa en la infancia incluso si el niño come bien después de nacer. Por eso es tan importante reducir las grasas dañinas como el AL durante el embarazo, antes de que comience el daño.
P: ¿Qué medidas puedo tomar para proteger la salud del hígado de mi bebé durante el embarazo?
R: Elimine los aceites vegetales, mantenga el ácido linoleico por debajo de los 5 gramos al día, evite comer fuera de casa, concéntrese en las proteínas de oriegn animal de rumiantes como el cordero y el bisonte, y alimente sus mitocondrias con carbohidratos saludables, proteínas ricas en colágeno y grasas saturadas. Estos pasos ayudan a construir una base metabólica sólida para su bebé.