📝HISTORIA EN BREVE
- La pérdida de audición aumenta el riesgo de insuficiencia cardíaca hasta en un 28 %, incluso después de hacer cambios en el estilo de vida y en los factores genéticos, de acuerdo con una investigación que monitoreó a más de 164 000 adultos
- La alta necesidad de flujo sanguíneo del oído interno lo hace vulnerable a problemas circulatorios, lo cual sirve como señal de advertencia temprana de problemas vasculares que afectan al corazón
- La angustia psicológica derivada de las dificultades auditivas es responsable del 17 % del aumento en el riesgo de insuficiencia cardíaca debido a la inflamación, el estrés oxidativo y los cambios cardiovasculares negativos
- Los aparatos auditivos no evitan que aumente el riesgo de insuficiencia cardíaca, lo que sugiere que la causa es un daño vascular subyacente y no solo problemas auditivos
- Reducir los alimentos procesados, controlar el estrés, realizar movimientos suaves y tomar suplementos de magnesio ayudan a proteger la audición y la salud del corazón
🩺Por el Dr. Mercola
La pérdida auditiva suele considerarse un inconveniente menor, una parte natural del envejecimiento con la que se aprende a vivir. Pero ¿Y si es una señal de advertencia de que algo más profundo se está desarrollando dentro de su cuerpo?
Sus oídos no están aislados del resto de su salud. De hecho, dependen de una compleja red de vasos sanguíneos y de energía metabólica que refleja el estado de todo su sistema cardiovascular. Cuando ese sistema empieza a fallar, el oído es uno de los primeros sentidos en manifestarlo. Y cuando se ignoran, las consecuencias no se limitan a los oídos.
La insuficiencia cardíaca, que es una enfermedad en la que el corazón se esfuerza por bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo, se desarrolla poco a poco en la mayoría de los casos. A menudo, comienza con signos vagos, como fatiga, disnea e inflamación leve, y progresa en silencio hasta trastornar todos los aspectos de su vida. Lo que hace que sea aún más difícil detectarla a tiempo es la frecuencia con la que sus primeros indicadores se confunden con problemas no relacionados.
Por esta razón, la pérdida auditiva merece un examen más detallado. No es solo un síntoma; es una señal. Si su audición ya no es la misma que antes, es posible que su corazón se encuentre en una situación delicada. Entender cómo interactúan estos sistemas es el primer paso para protegerlos. Y una investigación reciente brinda una gran oportunidad para comprenderlo.
Los problemas auditivos son una señal de alarma del corazón
Un estudio publicado en la revista Heart analizó si las deficiencias auditivas pueden aumentar las probabilidades de padecer insuficiencia cardíaca.1 El equipo utilizó datos de 164 431 adultos, ninguno de los cuales tenía insuficiencia cardíaca al comienzo del estudio.
En el transcurso de casi 12 años, los investigadores siguieron los historiales médicos de los participantes para ver quién desarrollaba insuficiencia cardíaca y cómo influía su estado auditivo inicial. La capacidad auditiva se evaluó mediante una prueba estandarizada para determinar la capacidad de cada persona para comprender palabras en un entorno ruidoso.
• Los participantes con peor audición, sobre todo los que no utilizaban aparatos auditivos, tuvieron un riesgo mayor de padecer insuficiencia cardíaca: se clasificó a las personas en cuatro categorías: con audición normal, con audición insuficiente, con audición deficiente y los que utilizaban aparatos auditivos. El estudio reveló que las personas con audición insuficiente presentaron un riesgo 15 % mayor de desarrollar insuficiencia cardíaca, mientras que las personas con audición deficiente tuvieron un riesgo 28 % mayor.
Incluso quienes usan aparatos auditivos experimentaron un aumento del 26 % en el riesgo, lo que sugiere que restaurar la función auditiva no aborda la causa subyacente que impulsa esta conexión.
• El aumento del riesgo fue más evidente en personas sin enfermedad cardíaca ni derrame cerebral previo: lo curioso es que la relación entre la pérdida auditiva y la insuficiencia cardíaca fue más fuerte en aquellos que de otro modo se consideraban de bajo riesgo (participantes sin antecedentes de derrame cerebral o enfermedad cardíaca coronaria). Esto sugiere que la pérdida auditiva podría servir como una señal de alerta temprana de futuros problemas cardiovasculares, no solo un síntoma en personas que ya padecen una enfermedad.
• Incluso después de ajustar el estilo de vida y los factores genéticos, la pérdida auditiva todavía predecía insuficiencia cardíaca: los investigadores controlaron una amplia gama de factores que podrían haber influido en los resultados, tales como la edad, el sexo, el índice de masa corporal, la actividad física, el tabaquismo, el consumo de alcohol y el nivel socioeconómico. Sin embargo, persistió el vínculo entre la pérdida auditiva y la insuficiencia cardíaca.
• El oído interno depende de un flujo sanguíneo intenso, lo que lo hace muy vulnerable a los problemas vasculares: los investigadores proponen una explicación biológica de lo que ocurre. La cóclea, que es el órgano en forma de espiral del oído interno que procesa el sonido, está llena de vasos sanguíneos muy pequeños. También tiene una alta demanda metabólica, lo que significa que necesita mucho oxígeno y nutrientes para funcionar de forma adecuada.
Si el flujo sanguíneo se ve comprometido debido a problemas vasculares, la cóclea podría mostrar signos de daño. Es por eso que la pérdida auditiva podría ser una de las primeras formas en que el cuerpo indica que hay problemas de circulación.2
• Los problemas auditivos también se relacionan con otras afecciones subyacentes: además de la insuficiencia cardíaca, la pérdida auditiva, incluso si es leve, aumenta de forma significativa el riesgo de enfermedad de Parkinson, lo que sugiere que los problemas auditivos podrían ser una señal de alerta temprana de neurodegeneración.3 La pérdida auditiva también se ha identificado como un factor de riesgo de demencia.4
Estas conexiones refuerzan la idea de que la pérdida auditiva no es un problema aislado, sino una señal de alarma que refleja desequilibrios más profundos que afectan al cerebro, el corazón y la salud metabólica general.
El estrés podría explicar cómo la pérdida de audición daña el corazón
Uno de los aspectos más reveladores del estudio de la revista Nutrients fue cómo influyen los factores de estrés emocional y social en la salud del corazón. Los investigadores descubrieron que la angustia psicológica, que incluye factores como sentirse ansioso, triste o abrumado, representaron el 16.9 % del aumento total del riesgo.5 El aislamiento social y un rasgo de personalidad conocido como neuroticismo, o tendencia a la inestabilidad emocional, sumaron otro 3 % cada uno.
• El estrés por problemas auditivos desencadena cambios perjudiciales en los sistemas nervioso y hormonal: cuando hay dificultades constantes para escuchar las conversaciones, los entornos sociales se vuelven más estresantes. Ese estrés continuo activa el sistema nervioso simpático, el mismo sistema de lucha o huida que aumenta el ritmo cardíaco y la presión arterial.
Con el tiempo, este tipo de activación crónica contribuye a la inflamación, el estrés oxidativo y el endurecimiento de las arterias, lo que aumenta el riesgo de insuficiencia cardíaca.6
• La inflamación y el estrés oxidativo por la angustia relacionada con la audición produce cambios en el corazón con el tiempo: cuando el cuerpo está bajo estrés psicológico de forma constante por algo tan frustrante como la pérdida auditiva, afecta mucho más que el estado de ánimo. Cambia el comportamiento del corazón y de los vasos sanguíneos.
La inflamación crónica daña el revestimiento de los vasos sanguíneos, mientras que el estrés oxidativo provoca daños en las células. Ambos procesos favorecen la reestructuración cardíaca. Es en ese momento cuando la estructura del corazón cambia en respuesta al estrés, y se vuelve menos eficiente y más vulnerable a los fallos.7
• El uso de aparatos auditivos no eliminó todo el riesgo, lo que sugiere que hay algo más profundo en juego: se podría pensar que el uso de un audífono solucionaría el problema, pero ese no fue el caso en este estudio. Los que utilizaban aparatos auditivos seguían teniendo un nivel de riesgo mayor similar al de los que tenían una audición deficiente y no utilizaban dispositivos.
Esto apunta a la idea de que no se trata solo de la pérdida auditiva en sí, sino de lo que la causa y lo que le hace a su cuerpo, lo que aumenta el riesgo de insuficiencia cardíaca.
• Los investigadores fomentaron un enfoque más amplio de la salud cardíaca, comenzando por los oídos: el estudio enfatizó que las evaluaciones auditivas deben ser parte de la detección cardiovascular y pidió sistemas de apoyo más fuertes para las personas que enfrentan pérdida auditiva. Esto sugiere que se puede reducir el riesgo de insuficiencia cardíaca con el apoyo emocional y un menor estrés.
Según los investigadores:8
"Reforzar la intervención psicológica en personas con discapacidad auditiva puede ser fundamental para frenar el riesgo de insuficiencia cardíaca".
Cómo proteger su corazón al abordar el estrés relacionado con la audición
Si le cuesta trabajo oír con claridad, sobre todo en entornos ruidosos, es hora de considerar esto como una señal, no solo por el bienestar de sus oídos, sino también de su corazón. Su audición es una especie de canario en la mina de carbón, que le alerta de los peligros silenciosos.
Los datos demuestran que la pérdida auditiva está relacionada con la insuficiencia cardíaca a través de vías relacionadas con el estrés y la tensión vascular oculta. Eso significa que la solución no son solo los aparatos auditivos; se trata de apoyar su salud mental, restablecer el flujo sanguíneo y reducir el estrés biológico que subyace a ambas afecciones. A continuación, se explica cómo interrumpir esa reacción en cadena antes de que provoque problemas cardíacos:
1. Evite los aceites vegetales y consuma carbohidratos saludables para proteger la energía celular: recomiendo evitar los aceites vegetales como el de maíz, soya, cártamo y canola. Estos aceites, que se encuentran en los alimentos procesados, tienen un gran contenido de ácido linoleico (AL), que es una grasa poliinsaturada que interfiere con la función de las mitocondrias, lo que obstaculiza la capacidad de las células para producir energía.
Esto es importante cuando se sufre estrés, inflamación y tensión cardiovascular, ya que las mitocondrias necesitan trabajar, no luchar.
Incorpore carbohidratos saludables, como frutas frescas, para favorecer la función de las mitocondrias y la producción de energía celular; además, céntrese en alimentos enteros, como el sebo o la mantequilla de animales alimentados con pastura y proteínas ricas en colágeno. Cuando salga a comer, pregunte qué aceites se utilizan y evite los platillos elaborados con aceites vegetales. Este cambio alimenticio ayuda a proteger las mitocondrias de los daños acumulados, lo que favorece la salud del corazón a largo plazo.
2. Reduzca su carga general de estrés antes de que aumente la inflamación: si su capacidad auditiva disminuye y las conversaciones le hacen sentirse ansioso o aislado, su sistema nervioso se queda atascado en un modo de "lucha o huida". Esa respuesta al estrés incrementa la presión arterial, aumenta el cortisol y produce inflamación.
Recomiendo programar actividades diarias que obliguen a su cuerpo a bajar el ritmo. Camine al aire libre durante 60 minutos, respire despacio durante 10 minutos o comience el día con estiramientos ligeros al aire libre. Lo que necesita es enseñarle a su sistema nervioso que es seguro relajarse.
3. Fortalezca su resiliencia psicológica para reducir la tensión cardiovascular: la angustia emocional es una de las causas principales de la relación entre la pérdida auditiva y la insuficiencia cardíaca. Si se siente abrumado con facilidad o su motivación o estado de ánimo han bajado, el siguiente paso es restablecer su tolerancia al estrés. Esto incluye escribir un diario, exponerse al frío, tomar el sol antes de las 10 de la mañana o utilizar la terapia de luz roja para estimular la reparación mitocondrial.
Incluso los cambios más pequeños en la rutina reducen la ansiedad y estabilizan las hormonas del estrés que, con el tiempo, dañan los vasos sanguíneos.
4. Use magnesio para calmar su sistema nervioso y apoyar la función mitocondrial: si tiene problemas de baja resiliencia, falta de sueño o tensión alta, el magnesio podría ser lo que necesita. Es esencial para más de 600 reacciones enzimáticas, muchas de las cuales regulan la respuesta al estrés y la presión arterial. Prefiero el L-treonato de magnesio, el glicinato de magnesio y el malato de magnesio, ya que se absorben bien y son amigables con el sistema digestivo.
5. Fortalezca el sistema circulatorio con movimiento, no con intensidad: si la pérdida auditiva refleja un suministro vascular débil, su prioridad es mejorar el flujo sanguíneo de maneras que requieran poco estrés. Evite los entrenamientos intensos y concéntrese en la circulación. Camine 60 minutos todos los días, de preferencia bajo el sol de la mañana. Si ya lo hace, puede comenzar a subir escaleras, hacer saltos ligeros o utilizar bandas de resistencia.
El objetivo es un movimiento constante que haga que el cuerpo reconstruya los capilares y mejore el suministro de oxígeno sin provocar más estrés oxidativo.
Preguntas frecuentes sobre la pérdida auditiva y la insuficiencia cardíaca
P: ¿Cómo se relaciona la pérdida auditiva con la insuficiencia cardíaca?
R: La pérdida auditiva refleja problemas en el sistema vascular que también afectan al corazón. La cóclea, en el oído interno, tiene necesidades elevadas de oxígeno y flujo sanguíneo, por lo que es uno de los primeros lugares en mostrar signos de deterioro de la circulación. De acuerdo con los datos de más de 160 000 adultos, las personas con audición insuficiente o deficiente tenían un riesgo hasta 28 % más elevado de desarrollar insuficiencia cardíaca, incluso después de ajustar los factores genéticos y de estilo de vida.
P: ¿El uso de aparatos auditivos reduce el riesgo de insuficiencia cardíaca?
R: No del todo. Incluso los participantes que utilizaban aparatos auditivos experimentaron un riesgo 26 % más elevado de insuficiencia cardíaca. Esto sugiere que el problema subyacente no es solo la dificultad auditiva, sino el daño sistémico, que incluye el estrés vascular y la inflamación, y revela la pérdida auditiva. Los audífonos mejoran la percepción del sonido, pero no solucionan lo que está causando el daño en primer lugar.
P: ¿Cuál es el rol del estrés en la relación entre la pérdida auditiva y la salud cardíaca?
R: La angustia psicológica, como la ansiedad, la tristeza o la sobrecarga emocional, representó casi el 17 % del aumento del riesgo de insuficiencia cardíaca entre las personas con pérdida auditiva. El estrés crónico activa el sistema nervioso simpático, lo que provoca inflamación, estrés oxidativo y, tarde o temprano, cambios estructurales en el corazón. El aislamiento social y la reactividad emocional también agravan el problema.
P: ¿Qué otras afecciones se relacionan con la pérdida auditiva?
R: La discapacidad auditiva también se identificó como un factor de riesgo para las enfermedades neurodegenerativas. Incluso una pérdida auditiva leve aumenta el riesgo de enfermedad de Parkinson y demencia, lo que refuerza que no se trata de un problema aislado. Es una señal de tensión metabólica y neurológica más amplia que suele preceder a diagnósticos más graves.
P: ¿Qué medidas puedo tomar para reducir el riesgo si tengo pérdida auditiva?
R: Comience por eliminar los aceites vegetales como el de maíz, soya, cártamo y canola para proteger sus mitocondrias. Priorice los alimentos enteros, realice movimientos regulares de baja intensidad y utilice magnesio para regular su respuesta al estrés. Hábitos diarios como caminar bajo la luz del sol, el trabajo respiratorio y la terapia con luz roja también ayudan a aliviar el sistema nervioso y favorecen el sistema circulatorio, lo cual es importante para proteger el corazón y restablecer el equilibrio.