📝HISTORIA EN BREVE

  • Estados Unidos destina el 90 % de sus 4.5 billones de dólares anuales de gastos sanitarios a las enfermedades crónicas, pero la mayor parte financia medicamentos y procedimientos rentables que no abordan la causa de la enfermedad
  • Los medicamentos recetados hacen que los pacientes queden atrapados en un ciclo interminable de dependencia. Una vez que los pacientes comienzan a tomar medicamentos para enfermedades crónicas, rara vez los abandonan, incluso cuando su salud sigue deteriorándose
  • Los pacientes con enfermedades crónicas enfrentan una presión financiera muy grave; el 32 % tiene deudas médicas en cobranza y su tasa de quiebra es cuatro veces mayor que la de las personas sanas
  • Más allá del costo físico, las enfermedades crónicas afectan la salud mental, dañan las relaciones y hacen que la persona se sienta aislada. Sus cuidadores también experimentan estrés, agotamiento y pérdida de ingresos
  • La medicina debe pasar del tratamiento de la enfermedad a una curación verdadera. En lugar de enmascarar los síntomas, el enfoque debe estar en restaurar la función celular y apoyar la salud metabólica para liberarse del ciclo de las enfermedades crónicas

🩺Por el Dr. Mercola

Las enfermedades crónicas constituyen la crisis sanitaria que define nuestro tiempo. A pesar de los avances médicos, las tasas de diabetes, las enfermedades cardíacas, el cáncer y las enfermedades neurodegenerativas siguen en aumento. Estados Unidos gasta más en atención sanitaria que cualquier otro país, pero las personas están enfermando más, no mejorando.

Este fracaso se debe al enfoque de la medicina convencional en productos farmacéuticos y procedimientos que solo prolongan la dependencia en lugar de reconocer la importancia de la función de las mitocondrias y la salud celular para prevenir y tratar las enfermedades crónicas. Es momento de desafiar este sistema, exponer sus deficiencias y exigir un cambio hacia soluciones que en verdad restablezcan la salud en sus bases.

El costo financiero de controlar enfermedades de por vida

La carga financiera que supone gestionar enfermedades crónicas es abrumadora, incluso para quienes tienen seguro médico. Esto ha convertido la deuda médica en una de las crisis económicas más graves en Estados Unidos hoy en día.1 El problema no es solo que estas condiciones sean costosas, sino que rara vez se resuelven. A los pacientes se les recetan medicamentos y se les realizan procedimientos de por vida que generan miles de millones de dólares en ingresos para compañías farmacéuticas y de seguros, pero no logran restablecer la salud.

•Un estudio importante revela que las enfermedades crónicas aumentan la vulnerabilidad financiera: un estudio publicado en JAMA Internal Medicine2 evaluó a más de 2.85 millones de adultos y descubrió que más del 38 % tenía al menos una enfermedad crónica. Si bien muchos suponen que el seguro de salud cubre gastos médicos importantes, los hallazgos demuestran que quienes padecen enfermedades crónicas tienen muchas más probabilidades de tener problemas con facturas médicas, deudas morosas e incluso la quiebra.

•A medida que aumenta el número de enfermedades crónicas, también aumenta la probabilidad de sufrir dificultades financieras: entre las personas sin enfermedades crónicas, solo el 7.6 % tenía deudas médicas en cobranza. Sin embargo, esa cifra aumentó hasta un 32 % para aquellos que tienen de siete a trece enfermedades crónicas. Este patrón también se observó en las deudas no médicas en cobranza, que afectaron solo al 7.2 % de las personas sin enfermedades crónicas, pero aumentaron al 24 % en aquellos con más problemas médicos.

•Las deudas morosas y los malos puntajes de crédito son más comunes en personas con enfermedades crónicas: se encontró deuda morosa, es decir, pagos atrasados de cualquier tipo de deuda, en el 14 % de las personas sanas, en comparación con casi el 43 % entre aquellas con múltiples enfermedades crónicas.

El costo financiero de las enfermedades crónicas también se extiende a las calificaciones crediticias y las tasas de quiebra. Las personas sin enfermedades crónicas solo tenían un 17 % de posibilidades de tener una puntuación crediticia baja, y un 47 % para quienes padecían entre siete y 13 enfermedades crónicas.

•Las tasas de quiebra aumentan demasiado con más condiciones crónicas: las tasas de quiebra también aumentaron, con un 1.7 % de aquellos con múltiples condiciones crónicas que se declararon en quiebra, un aumento de cuatro veces en comparación con el 0.4 % de individuos sanos que tuvieron que dar ese paso. Más allá de la probabilidad de acumular deuda, la cantidad real de deuda médica en cobranza también aumentó con cada condición crónica adicional.

• La deuda médica aumenta de manera significativa con el aumento de las enfermedades crónicas: entre quienes no padecían enfermedades crónicas, el monto promedio de facturas médicas impagadas en cobranza fue de $ 784. Para quienes padecían múltiples enfermedades crónicas, esa cifra ascendió a $1 252. Esto sugiere que, incluso con seguro médico, los costos de los tratamientos, medicamentos y consultas con especialistas se acumulan en muy poco tiempo, lo cual deja a los pacientes abrumados en términos financieros.

La creciente carga económica de las enfermedades crónicas

Las enfermedades crónicas son la causa principal de los gastos de atención médica en Estados Unidos. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC),3 el 90 % de los 4.5 billones de dólares que cuesta cada año la atención médica del país se destinan al tratamiento de enfermedades crónicas, con un promedio de 13 493 dólares por persona.4 Estos gastos incluyen visitas al médico, hospitalizaciones, cirugías y el uso de medicamentos recetados a largo plazo.

•La pérdida de productividad debido a enfermedades crónicas también genera miles de millones de dólares en pérdidas económicas cada año: en 2022, los costos indirectos de la diabetes en la economía de Estados Unidos se estimaron en 106 300 millones de dólares.5 Mientras tanto, se proyecta que solo las enfermedades cardiovasculares costarán a los Estados Unidos 1.1 billones de dólares anuales para el año 2035.6

•Las enfermedades crónicas generan tensión financiera generacional: cuando el deterioro de la salud obliga a los trabajadores a abandonar sus trabajos, la tensión financiera también afecta a toda su familia. Los cónyuges y los hijos a menudo se convierten en cuidadores de tiempo completo y sacrifican sus propias carreras y seguridad financiera en el proceso.

A medida que los gastos médicos se acumulan y los ingresos disminuyen, las familias quedan atrapadas en un ciclo de inestabilidad económica que se extiende a lo largo de generaciones y convierte la recuperación financiera en un gran desafío.

•Incluso los programas de gobierno se están desmoronando bajo el costo abrumador de las enfermedades crónicas: el informe financiero de 2024 de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS)7 revela que Medicare por sí solo representa el 22 % de todo el gasto de atención médica de Estados Unidos mientras que Medicaid contribuye con otro 17 %. En total, estos programas manejan más de mil millones de reclamos de pago por servicio cada año y representan cerca del 13 % de los gastos federales.

•La mayoría de los fondos de Medicare y Medicaid se gastan en el cuidado de enfermedades crónicas: dado que las enfermedades crónicas son responsables del 90 % de los gastos de atención médica en los Estados Unidos, es probable que una parte sustancial de estos fondos de Medicare y Medicaid se destinen al control de enfermedades crónicas.

Hace más de una década, Medicare ya gastaba cantidades muy diferentes según la cantidad de enfermedades crónicas que tuviera una persona.

•Los costos de Medicare aumentan de forma drástica con el número de condiciones crónicas: en 2010, el beneficiario promedio de Medicare sin enfermedades crónicas o con solo una le costó al sistema $2025 por año. Pero para aquellos con dos o tres afecciones, esa cifra aumentó a $5698.

Los pacientes con cuatro o cinco enfermedades crónicas costaron un promedio de $ 12 174, mientras que aquellos con seis o más acumularon una asombrosa suma de $ 32 658 al año.8 Dado que las tasas de enfermedades crónicas aumentan cada año, es seguro asumir que estas cifras solo han empeorado.

•El sistema se beneficia del tratamiento de por vida en lugar de curar la enfermedad: el costo tan alto de las enfermedades crónicas es un reflejo de un sistema médico diseñado para controlar los síntomas en lugar de ayudar a sanar, con miles de millones canalizados a medicamentos, cirugías y tratamientos que garantizan un flujo constante de ganancias para las compañías farmacéuticas y la industria médica. Incluso los medicamentos más vendidos del mundo no están diseñados para tratar enfermedades, sino para mantener la dependencia.

•Los medicamentos más vendidos generan miles de millones mientras las enfermedades persisten o empeoran: el Lipitor, que es un medicamento para reducir el colesterol, ha generado más de 150 mil millones de dólares en ventas,9 sin embargo, las enfermedades cardíacas siguen siendo la principal causa de muerte. De manera similar, los costos de la insulina siguen aumentando,10 a pesar de que la diabetes tipo 2 se puede prevenir en gran medida con cambios en la alimentación y el estilo de vida.

Mientras el sistema se beneficie de mantener a las personas medicadas, seguirán ignorando la prevención y las soluciones reales. Si quiere liberarse, tiene que empezar a mirar más allá de la medicina convencional.

Agotamiento del paciente: cuando los medicamentos se convierten en cadena perpetua

El ciclo interminable de búsqueda de alivio es la realidad que define a millones de personas que están atrapadas en el sistema médico moderno. Por ejemplo, un paciente que lucha contra un dolor crónico, puede comenzar con una prescripción leve para aliviarlo y luego ir aumentando el tratamiento a medicamentos más fuertes a medida que su condición empeora.

•Las prescripciones de opioides aumentan con el tiempo, pero no ayudan a mejorar la salud del paciente: un estudio publicado en Pain Medicine11 encontró que entre los pacientes con dolor crónico no relacionado con cáncer, las tasas de prescripción de opioides aumentaron del 59.6 % al inicio hasta un 74.3 % en dos años, con un preocupante 71 % de usuarios que siguieron tomando los medicamentos a largo plazo.

El consumo de opioides fuertes aumentó más del doble, pues pasó del 13 % al 31 %. A pesar de este aumento en las prescripciones, los pacientes siguieron reportando dolores severos y altos niveles de interferencia en la vida diaria.

•Los usuarios de opioides a largo plazo experimentan más dolor y rara vez interrumpen su uso: además, el estudio encontró que los usuarios de opioides tuvieron más probabilidades de experimentar dolor y discapacidad continuos en comparación con aquellos a quienes no se les recetaron opioides. Lo más notable es que solo el 1 % de los pacientes lograron interrumpir con éxito el uso de opioides durante el período de dos años, lo que demuestra que una vez que los pacientes comienzan la terapia con ellos, rara vez la abandonan, incluso cuando su dolor no mejora.12

•Los opioides empeoran el dolor con el tiempo al reducir el umbral del dolor del cuerpo: las investigaciones también han demostrado que el uso de opioides a largo plazo conduce a hiperalgesia inducida por opioides, que es una afección en la que el sistema nervioso se vuelve más sensible al dolor.

En lugar de brindar un alivio duradero, los opioides reconfiguran las vías del dolor, reducen el umbral del dolor y hacen que el malestar sea aún más intenso. Los mismos medicamentos que pretenden aliviar su sufrimiento en realidad lo exacerban con el tiempo y lo atrapan en un ciclo de creciente dolor y dependencia de los medicamentos.13

• Para quienes padecen trastornos de la salud mental, el patrón es muy similar: Brooke Siem, escribiendo para The Washington Post,14 relata cómo pasó casi la mitad de su vida tomando antidepresivos, sin que ningún médico la desafiara a reconsiderar la necesidad de estos medicamentos. Como muchas otras personas, aceptó la idea de que sus únicas opciones eran "lidiar con la depresión o lidiar con los antidepresivos".15

Años más tarde, se encontró mirando por la ventana de su rascacielos de Manhattan, contemplando el suicidio a pesar de los medicamentos que se suponía que la mantendrían estable. Solo cuando dejó de tomar los medicamentos (lo que implicó un proceso insoportable que duró meses y estuvo lleno de síntomas de abstinencia), se dio cuenta de lo grave que era su dependencia.16

•La historia de Brooke no es un caso aislado: se estima que casi 15.5 millones de personas del país han tomado antidepresivos durante más de cinco años, a menudo sin reevaluación.17

Además, una revisión sistemática y metaanálisis de 2024 publicados en The Lancet Psychiatry18 encontraron que cerca del 15 % de las personas que suspendieron los antidepresivos experimentaron síntomas de abstinencia causados por la interrupción. En casi el 3 % de los pacientes, estos síntomas fueron graves.

•La polifarmacia reduce la calidad de vida ya que empeora la salud mental y física: un estudio de 2021 en Patient Related Outcome Measures19 también encontró que los pacientes con un alto índice de carga de medicamentos (DBI), que mide la exposición a medicamentos con efectos sedantes (como las benzodiazepinas y los opioides), al igual que los anticolinérgicos (como algunos antihistamínicos, antidepresivos y medicamentos para la vejiga), informaron un bienestar psicológico mucho peor, limitaciones funcionales y una peor calidad de vida general.

En otras palabras, cuanto más medicamentos toma una persona, más probabilidades tiene de experimentar deterioro cognitivo, fatiga y angustia emocional. Incluso cuando estos medicamentos se recetan con buenas intenciones, sus efectos a largo plazo a menudo hacen que la vida diaria sea más difícil, en lugar de mejorarla.

Los costos ocultos de las enfermedades crónicas: tensión mental, emocional y social

Si vive con una enfermedad crónica, ya sabe que la lucha va mucho más allá de los síntomas físicos: el costo mental y emocional puede ser igual de abrumador. De acuerdo con un estudio publicado en Middle East Current Psychiatry,20 el 68.7 % de los pacientes con enfermedades crónicas experimentan estrés, el 51.1 % sufre ansiedad y el 58.8 % lucha contra la depresión.

•La tensión psicológica es más grave en caso de padecer múltiples enfermedades crónicas: estas enfermedades son frecuentes entre personas con enfermedades cardiovasculares, trastornos metabólicos, cáncer, enfermedades respiratorias y degenerativas, enfermedad renal crónica y trastornos hepáticos crónicos.

El estudio Patient Related Outcome Measures21 confirma además que aquellos con tres o más enfermedades crónicas tienen muchas más probabilidades de perder su bienestar psicológico.

•Las enfermedades crónicas también afectan a las familias de los pacientes: las investigaciones demuestran que el 95 % de los pacientes con enfermedades crónicas dependen de un cuidador, por lo general de un familiar, para ayudar con las tareas diarias, los medicamentos y las citas médicas.

Las exigencias del cuidado pueden volverse abrumadoras, y provocar agotamiento y tensión emocional. Muchos cuidadores luchan con la fatiga constante, la falta de apoyo y la gran responsabilidad de gestionar la salud de otra persona mientras intentan seguir el ritmo de sus propias vidas.22

•Además, las enfermedades crónicas hacen que las personas se sientan aisladas: la fatiga, el dolor o los problemas de movilidad hacen que sea difícil participar en actividades sociales y llevan a las personas a retirarse de reuniones y pasatiempos que antes disfrutaban. Algunas amistades se rompen porque los planes se cancelan y las invitaciones dejan de llegar. La soledad empeora la depresión, lo cual crea un ciclo que alimenta el deterioro emocional y físico.23

•Las enfermedades crónicas afectan los matrimonios, las relaciones e incluso a los hijos: si está casado o en una relación a largo plazo, la transición de ser iguales a ser paciente y cuidador puede ser difícil de afrontar.

Las investigaciones24 demuestran que las enfermedades crónicas aumentan el riesgo de divorcio y ruptura de relaciones, a menudo debido al estrés financiero, el agotamiento emocional y la pérdida de intimidad. Si tiene hijos, es posible que tengan dificultades emocionales o académicas a medida que el enfoque del hogar se desplaza hacia el manejo de su condición.25

En última instancia, las enfermedades crónicas afectan todos los aspectos de la vida. Mientras el sistema médico siga centrándose solo en controlar los síntomas, millones de personas seguirán atrapadas en un ciclo que perjudica su calidad de vida.

El punto ciego de la medicina convencional

La medicina moderna se enorgullece de sus avances en productos farmacéuticos e intervenciones quirúrgicas, pero sigue ignorando el factor más fundamental de la salud: la función de las células. Pocos investigadores entendieron esto mejor que el difunto Dr. Ray Peat, biólogo y pionero en medicina bioenergética y metabolismo humano, cuyo trabajo desafió casi todos los dogmas alimenticios y metabólicos.

La energía celular es la base de la salud: la investigación del Dr. Peat sobre la medicina bioenergética, que se convirtió en la base de mi libro "Los secretos de la salud celular", enfatiza el rol fundamental de la energía celular para prevenir enfermedades y restaurar la salud. Rechazó el enfoque bajo en carbohidratos, y argumentó que los carbohidratos son esenciales para alimentar la función de las mitocondrias y la salud metabólica.

•Las alimentaciones bajas en carbohidratos pueden dañar la salud de las mitocondrias al restringir la glucosa: en una ocasión, estuve entre aquellos que promovían una alimentación baja en carbohidratos, pero el trabajo del Dr. Peat me abrió los ojos a la realidad de que las mitocondrias prosperan con la glucosa, y que negarle a su cuerpo este combustible esencial empeora las mismas condiciones que las alimentaciones bajas en carbohidratos pretenden tratar.

En lugar de promover la restricción calórica y evitar los macronutrientes, el trabajo del Dr. Peat demuestra que el consumo adecuado de carbohidratos impulsa la producción de energía, reduce las hormonas del estrés y favorece la función tiroidea.26

•El Dr. Peat advirtió sobre los aceites de semillas y sus efectos metabólicos dañinos: él también fue uno de los críticos más activos de las grasas poliinsaturadas (PUF) que se encuentran en los aceites de semillas, mucho antes de que la medicina convencional reconociera sus riesgos.

Su investigación demostró cómo el exceso de ácido linoleico, que es un componente principal de los aceites de semillas, altera la función de las mitocondrias y promueve la inflamación.27 Mientras la comunidad médica sigue promoviendo los aceites vegetales como "saludables para el corazón", el modelo bioenergético revela su impacto devastador en el metabolismo.

•Se han ignorado investigaciones importantes como la del Dr. Peat por no estar alineadas con las ganancias: este es solo un ejemplo en el que se han ignorado investigaciones innovadoras de forma sistemática en favor de pautas alimenticias impulsadas por las ganancias.

Los conocimientos del Dr. Peat tienen grandes implicaciones para enfermedades que abarcan desde el hipotiroidismo hasta las enfermedades neurodegenerativas, pero la medicina moderna sigue sin reconocerlos. No resulta sorprendente que la medicina convencional descartara el trabajo del Dr. Peat por considerarlo demasiado oscuro o creer que no es digno de una consideración clínica seria, por lo que se sometió a la censura y al ridículo.

•La industria médica se resiste al cambio que podría reducir la dependencia a los medicamentos: esta supresión deliberada limitó su alcance, al igual que el trabajo de los investigadores pioneros en los que se basó. No existe motivación financiera para promover intervenciones alimenticias y de estilo de vida que restablezcan la función de las mitocondrias, ni para reducir la dependencia a los medicamentos o revertir las enfermedades crónicas. Después de todo, la industria médica está estructurada en torno a tratamientos rentables más que a la prevención de enfermedades.

Como resultado, la investigación prometedora sobre la salud celular y las terapias metabólicas permanece al margen de la atención médica, mientras que los pacientes deben navegar por el sistema por su cuenta. La epidemia de enfermedades crónicas seguirá fuera de control hasta que se cambie el enfoque y se apoye la función de las mitocondrias, se aborden las deficiencias nutricionales y se evite la exposición a sustancias tóxicas. Las verdaderas soluciones para la salud no están ocultas, pero se ignoran.

El sistema de salud necesita un cambio urgente

La medicina moderna le está fallando a las mismas personas a las que debería ayudar. Las enfermedades crónicas han alcanzado niveles epidémicos, pero la única respuesta del sistema de salud es administrar más medicamentos, más procedimientos e intervenciones más costosas, ninguna de las cuales aborda las causas reales de la enfermedad.

Al cuerpo no le faltan productos farmacéuticos, sino que está privado de las condiciones esenciales que necesita para que las células tengan un funcionamiento óptimo. La mala nutrición, la disfunción metabólica, las toxinas ambientales y el estrés crónico son las verdaderas causas de las enfermedades modernas. No obstante, estos factores se ignoran en favor de intervenciones muy costosas y grandes ganancias que no hacen nada para revertir la enfermedad a nivel celular.

Este ciclo no tiene por qué continuar. La verdadera salud sí es posible, pero requiere pasar de un simple control de la enfermedad al restablecimiento de la función a nivel celular. En lugar de enmascarar los síntomas, la medicina debe priorizar las condiciones que le permitan al cuerpo curarse a sí mismo. La buena noticia es que ya existen soluciones. La investigación en bioenergética y terapias metabólicas está abriendo paso a un futuro donde las enfermedades crónicas ya no serán la norma.

El cuerpo humano es muy resistente cuando se le brindan las herramientas adecuadas, y la curación está al alcance de las personas que estén dispuestas a salir del modelo convencional. Al cambiar el enfoque hacia la salud de las células, el futuro de la medicina podrá ir más allá del simple control de enfermedades y avanzar hacia una vitalidad real y duradera.

Preguntas frecuentes sobre la causa de las enfermedades crónicas

P: ¿Por qué Estados Unidos gasta tanto en atención sanitaria pero las consecuencias de las enfermedades crónicas empeoran?

R: A pesar de asignar el 90 % de su presupuesto anual de salud de 4.5 billones de dólares a enfermedades crónicas, Estados Unidos sigue viendo tasas crecientes de afecciones como enfermedades cardíacas, diabetes y cáncer. ¿Por qué? La mayor parte del gasto se destina a tratamientos farmacéuticos y cirugías rentables que no abordan la disfunción celular subyacente. En lugar de apoyar la curación, estas intervenciones promueven la dependencia de por vida y no logran evitar que la enfermedad progrese.

P: ¿Cómo afectan las enfermedades crónicas a los pacientes en términos financieros y emocionales?

R: Las enfermedades crónicas causan dificultades económicas muy importantes, incluso para quienes tienen seguro médico. Los pacientes con múltiples afecciones tienen una probabilidad cuatro veces más elevada de declararse en quiebra, y la deuda médica promedio aumenta de $ 784 (sin enfermedad) a $ 1 252 (múltiples afecciones).

Más allá de las finanzas, los pacientes y sus familias enfrentan una intensa tensión emocional, estrés, aislamiento y rupturas de relaciones. Los cuidadores, que a menudo son miembros de la familia, sufren agotamiento y pérdida de ingresos mientras hacen malabarismos con las tareas de cuidado diarias.

P: ¿Por qué los medicamentos recetados, como los opioides y los antidepresivos, son problemáticos para las enfermedades crónicas?

R: Los medicamentos recetados a menudo se convierten en una sentencia de por vida en lugar de un camino hacia la curación. Los estudios demuestran que los pacientes rara vez interrumpen los opioides, incluso cuando su dolor no mejora, debido a una mayor sensibilidad al dolor (hiperalgesia inducida por opioides).

De manera similar, el uso de antidepresivos a largo plazo está muy extendido: 15.5 millones de personas en Estados Unidos los toman durante más de cinco años, a menudo sin reevaluación. Los síntomas de abstinencia son comunes y a veces graves, y la polifarmacia empeora el bienestar mental y físico general.

P: ¿Cuáles son los “costos ocultos” de las enfermedades crónicas más allá de los síntomas físicos?

R: Las enfermedades crónicas afectan en demasía la salud mental, emocional y social. Casi el 70 % de los pacientes sufre estrés, ansiedad o depresión, en especial aquellos con múltiples afecciones. El aislamiento social, la soledad y los matrimonios y relaciones tensas entre padres e hijos son situaciones comunes.

La carga emocional también se extiende a los cuidadores, quienes experimentan fatiga y una peor calidad de vida. El enfoque del sistema en el manejo de los síntomas, en lugar de la curación real, solo empeora estos resultados.

P: ¿Qué enfoque puede ayudarme a romper el ciclo de la enfermedad crónica y la dependencia?

R: La curación comienza cuando se abordan las causas fundamentales a nivel celular. Priorizar la salud mitocondrial, el consumo adecuado de glucosa, la menor exposición a los aceites de semillas y las alimentaciones ricas en nutrientes favorecen la capacidad del cuerpo para recuperarse. Este enfoque va más allá del control de los síntomas y apunta a reconstruir la producción de energía, equilibrar las hormonas del estrés y reducir la dependencia de los productos farmacéuticos, lo que contribuye a una salud duradera en lugar de una dependencia crónica.