📝HISTORIA EN BREVE

  • Las investigaciones demuestran que los microplásticos quedan atrapados en los vasos sanguíneos del cerebro cuando los consumen las células inmunitarias, lo que disminuye el flujo sanguíneo y deteriora la función cognitiva en ratones
  • El tejido cerebral humano contiene de siete a treinta veces más contaminación por microplásticos que otros órganos, y se descubrieron concentraciones muy elevadas en las personas diagnosticadas con demencia
  • Los investigadores identificaron una vía directa por la cual los microplásticos ingresan al cerebro a través de la nariz; por medio de esta vía se evita la barrera hematoencefálica mediante el sistema olfativo
  • Se descubrió polipropileno, que es un plástico común utilizado en envases y bienes de consumo, en más del 40 % de las muestras de tejido cerebral, lo que destaca el impacto de exponerse todos los días al plástico
  • Soluciones prácticas como filtrar el agua, elegir ropa de fibras naturales y usar envases de alimentos que no sean de plástico ayudan a reducir la exposición a los microplásticos

🩺Por el Dr. Mercola

Donde quiera que mire, el plástico forma parte de la vida moderna. Desde los envases hasta la ropa, es casi ineludible. Sin embargo, lo que quizás no sabe es que el plástico no solo está a su alrededor: se acumula cada vez más en su interior. Las partículas plásticas microscópicas, conocidas como microplásticos y nanoplásticos, son ahora reconocidas en todo el mundo como un contaminante del ambiente omnipresente que afecta el aire, el agua y las fuentes de alimentos.

Los niveles crecientes de contaminación por microplásticos generan preocupaciones importantes sobre su impacto en la salud humana. Los científicos empiezan a comprender hasta qué profundidad estas partículas diminutas penetran nuestros cuerpos y qué daños causan.

De hecho, las investigaciones actuales sugieren que los microplásticos no sólo llegan al cerebro, sino que también alteran de forma activa su funcionamiento. Estos hallazgos señalan una crisis pública para la salud neurológica y justifican tomar medidas proactivas para disminuir la exposición a la contaminación por microplásticos.

Los plásticos de tamaño micrométrico obstruyen los vasos sanguíneos del cerebro

Un estudio de 2025 publicado en la revista Science Advances exploró un mecanismo por el cual los microplásticos impactan de forma directa la función del cerebro.1 El estudio usó técnicas de imágenes avanzadas para observar, en tiempo real, los efectos de los microplásticos en los cerebros de ratones. No solo hubo microplásticos presentes en el cerebro, sino que alteraron de forma activa el funcionamiento normal del cerebro, ya que bloquearon de manera física el flujo sanguíneo dentro de la red de vasos del cerebro.

• Investigan los efectos de los microplásticos en el cerebro humano: para comprender cómo se comportan los microplásticos en el cerebro, los investigadores utilizaron una técnica sofisticada llamada microscopía en miniatura de dos fotones. Esto les permitió observar el interior del cerebro de ratones despiertos y visualizar los vasos sanguíneos a una profundidad que antes no era alcanzable.

Los investigadores introdujeron partículas microplásticas fluorescentes en los ratones y luego rastrearon su movimiento dentro de la corteza cerebral, que es la capa externa del cerebro responsable de funciones de nivel superior como el pensamiento y el movimiento voluntario.

• Los microplásticos causan obstrucciones en el cerebro: las imágenes captadas mediante el microscopio demostraron que, una vez en el torrente sanguíneo, los microplásticos son engullidos con rapidez por las células inmunitarias. Estas células inmunitarias, que fueron diseñadas para proteger el cuerpo al absorber los invasores extraños, sin querer se convierten en portadoras de contaminantes plásticos. El equipo de investigación denominó a estas células inmunitarias rellenas de plástico como células marcadas con microplástico o células MPL (por sus siglas en inglés).

Los investigadores demostraron que las células MPL, cargadas de microplásticos, quedaron atrapadas dentro de los estrechos capilares de la corteza cerebral, lo que causó obstrucciones físicas que impidieron de forma directa el flujo sanguíneo.

• El tamaño de las partículas de plástico influye en esta obstrucción: los investigadores también notaron que los microplásticos más grandes (5 micrómetros) tuvieron muchas más probabilidades de causar estos bloqueos, en comparación con las partículas más pequeñas (2 micrómetros) y las diminutas (0.08 micrómetros).

• Las consecuencias de estos bloqueos inducidos por microplásticos son significativas: un menor flujo sanguíneo en el cerebro provoca una cascada de problemas neurológicos. El estudio utilizó imágenes de contraste de moteado láser para confirmar que la perfusión sanguínea (el flujo de sangre a través del tejido cerebral) era menor en áreas donde las células MPL obstruían los vasos.

• El flujo sanguíneo deficiente genera efectos neurológicos y cognitivos: este menor suministro de sangre priva al tejido cerebral de recursos esenciales y provoca una serie de anomalías neuroconductuales que afectan todo, desde el movimiento hasta la función cognitiva.

Para evaluar estos impactos neurológicos, los investigadores aplicaron una serie de pruebas de comportamiento a los ratones tratados con microplásticos. En pruebas de campo abierto, que miden el comportamiento exploratorio y la ansiedad, los ratones expuestos a microplásticos se movieron menos y a velocidades más lentas en comparación con los grupos de control.

Además, en pruebas de laberinto, diseñadas para evaluar la memoria espacial y la memoria de trabajo, los ratones tratados con microplásticos presentaron una reducción pronunciada de la memoria espacial. Incluso la coordinación motora simple se vio afectada, lo que señala un menor equilibrio y resistencia. Los investigadores observaron que estos cambios de comportamiento reflejaron estados depresivos a menudo asociados con un flujo sanguíneo del cerebro alterado.

El cerebro humano acumula más microplásticos que otros órganos

Un estudio de 2025 publicado en la revista Nature Medicine también demostró hallazgos preocupantes sobre el alcance de la contaminación por microplásticos dentro de nuestros cuerpos.2 Los investigadores analizaron muestras de hígados, riñones y cerebros humanos para comparar los niveles de microplásticos en estos tejidos. El cerebro resultó ser un gran punto de acumulación de microplásticos, ya que acumuló muchos más de estos contaminantes que otros órganos importantes.

• El tejido cerebral contiene concentraciones de microplásticos mucho más elevadas: en general, las muestras de cerebro tuvieron concentraciones mucho más elevadas de microplásticos totales en comparación con los tejidos del hígado y del riñón. De hecho, el tejido cerebral albergó, en promedio, entre siete y treinta veces más microplásticos que los demás órganos examinados.

Cuando se observaron los tipos de polímeros plásticos presentes, el polietileno resultó ser el más común en todos los tejidos. El polietileno es uno de los plásticos más comunes producidos a nivel mundial, y es usado en gran medida para envases, envolturas y diversos productos de consumo.

• Los niveles de microplásticos aumentan con el tiempo: cuando se compararon las muestras de tejido recolectadas en 2016 con las de 2024, los investigadores descubrieron un aumento marcado en las concentraciones de microplásticos tanto en el tejido hepático como en el del cerebro durante este periodo de ocho años. Esta trayectoria ascendente sugiere que, a medida que empeora la contaminación ambiental por los microplásticos, nuestra carga corporal interna también aumenta.

• Los cerebros afectados por la demencia contienen concentraciones de microplásticos aún más elevadas: de manera inquietante, al analizar el tejido cerebral de individuos con demencia diagnosticada, incluyendo la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular, los investigadores descubrieron concentraciones más elevadas de microplásticos en comparación con los tejidos cerebrales de individuos sin demencia.

De hecho, los niveles de microplásticos en los cerebros de pacientes con demencia fueron varias veces mayores que los niveles ya elevados que se encontraron en muestras de cerebro "normales".

La diferencia en la carga de microplásticos en los cerebros con demencia plantea preguntas serias sobre la influencia de estos contaminantes en las enfermedades neurodegenerativas. El examen microscópico del tejido cerebral aportó evidencia visual adicional de la contaminación por plásticos: los investigadores observaron fragmentos nanoplásticos similares a esquirlas dentro del parénquima cerebral, que es el tejido funcional del cerebro.

En los cerebros con demencia, estos fragmentos se concentraron particularmente en áreas con células inflamatorias y a lo largo de las paredes de los vasos sanguíneos.

Las fosas nasales son una ruta directa para que los microplásticos lleguen al cerebro

Como complemento a la creciente evidencia de la invasión de microplásticos en el cerebro, una serie de casos de 2024 publicados en la revista JAMA Network Open señaló una vía muy directa por la que estos contaminantes llegan al cerebro: la nariz.3 Esta investigación analizó el bulbo olfatorio, que es la región del cerebro conectada de forma directa a los conductos nasales y responsable del sentido del olfato.

• Los investigadores examinaron los bulbos olfativos de personas fallecidas: las 15 personas incluidas en este estudio vivieron en São Paulo, Brasil, durante al menos cinco años. Analizaron muestras de tejido y filtrados de tejido digeridos de estos bulbos olfativos. Este enfoque dual garantizó que se detectaran microplásticos en la superficie e incrustados en el tejido.

• Se detectaron microplásticos en los bulbos olfativos de más de la mitad (ocho de cada 15) de las personas estudiadas: en total, se identificaron 16 partículas y fibras de polímeros sintéticos dentro de estos tejidos cerebrales. La mayoría, el 75 %, fueron partículas y el resto fibras.

Entre las partículas, los fragmentos fueron más frecuentes que las esferas. El tamaño de estos microplásticos también fue notable, ya que osciló entre 5.5 y 26.4 micrómetros para las partículas, y con longitudes de fibra que promediaron los 21.4 micrómetros.

• Su tamaño minúsculo permite que se inhalen con facilidad: gracias a estas dimensiones tan pequeñas, pueden ser inhaladas y penetrar de forma profunda en los conductos nasales, y llegar al bulbo olfatorio en la base del cerebro. Según los tipos de plástico, el polipropileno fue el polímero más frecuente que se encontró, ya que representó el 43.8 % de los microplásticos identificados.4

Esto es muy relevante debido a que el polipropileno es uno de los plásticos más producidos a nivel mundial, y se utiliza en gran medida para envases, textiles y bienes de consumo.

• Estar expuesto todos los días contribuye a la acumulación de microplásticos: la presencia de polipropileno, junto con otros plásticos comunes como la poliamida (nailon), el acetato de vinilo polietileno y el polietileno, sugiere sin lugar a duda que estar expuesto todos los días a estos materiales en ambientes interiores y exteriores contribuye a su acumulación en el bulbo olfativo.

• Los investigadores proponen una vía anatómica clara para esta invasión: destacan la placa cribiforme, la cual es un hueso poroso en la base del cráneo que separa la cavidad nasal del cerebro, como la puerta de entrada clave. Las neuronas olfativas, que son responsables del sentido del olfato, se extienden desde la cavidad nasal, a través de pequeñas perforaciones en la placa cribiforme, de manera directa hasta el bulbo olfatorio.

• Esta conexión directa evita la barrera hematoencefálica: esta es la defensa habitual del cuerpo contra los patógenos transmitidos por la sangre, lo que ofrece una ruta muy vulnerable para que los microplásticos inhalados ingresen al tejido cerebral.

Además, el estudio señala que el líquido cefalorraquídeo, que rodea y amortigua el cerebro, también se drena en parte a través de los vasos linfáticos a lo largo de estos axones olfativos, lo que podría facilitar el transporte de partículas desde la mucosa nasal hasta el cerebro.

Las investigaciones anteriores ya demostraron que las partículas de carbono negro, el cual es otro contaminante atmosférico común, se acumulan en el bulbo olfativo, y estudios epidemiológicos relacionaron la exposición a la contaminación del aire por partículas finas (PM2.5, por sus siglas en inglés), que a menudo incluye microplásticos, a trastornos neurológicos y psiquiátricos, incluyendo la demencia.5

El estudio de la revista JAMA Network Open proporciona un mecanismo físico tangible de cómo esto podría suceder, y demostró que la vía olfativa no es solo una ruta para los olores, sino también un punto de entrada directo para que la contaminación por microplásticos llegue al cerebro.

Tome medidas para reducir su exposición a los microplásticos

Después de conocer cómo los microplásticos amenazan su cerebro y salud general, es importante que tome medidas proactivas para disminuir su exposición. Aunque la magnitud de la contaminación ambiental por plásticos es inmensa, existen cambios significativos que puede realizar en su vida cotidiana para reducir su carga personal de estas partículas dañinas.

1. Mejore su sistema de filtración de agua y elimine las botellas de plástico: dado que los microplásticos son frecuentes en el agua del grifo, filtrar el agua potable ya no es opcional, sino esencial. Invierta en un filtro de agua de buena calidad diseñado para eliminar microplásticos y asegúrese de que esté certificado. Si compra agua embotellada, opte por botellas de vidrio en lugar de plástico.

Además, si tiene agua del grifo dura, hervirla antes de usarla reduce en gran medida los microplásticos.6 Esta es una acción simple pero poderosa para reducir su exposición a los microplásticos cuando se haga una taza de té o cuando prepare comidas.

2. Elija bien los envases de alimentos: los envases de plástico son una gran fuente de contaminación por microplásticos en sus alimentos. Conviértase en un detective de etiquetas y elija productos envasados en vidrio siempre que sea posible. Cuando almacene alimentos en casa, cambie el envoltorio y los recipientes de plástico por alternativas más seguras que no sean de plástico.

Si toma estas decisiones conscientes, reduce de forma significativa la cantidad de plástico que entra en contacto directo con los alimentos que usted y su familia consumen. Además, establezca como regla en su casa no calentar nunca alimentos en recipientes de plástico en el microondas. El calor hace que los plásticos liberen aún más sustancias químicas de forma directa en las comidas.

3. Reevalúe los elementos esenciales de su cocina: cambios pequeños en su cocina pueden generar una menor exposición al plástico. Un cambio sencillo es reemplazar las tablas de cortar de plástico con alternativas de madera o vidrio. Las tablas de cortar de plástico se degradan con el tiempo y liberan microplásticos de forma directa en los alimentos mientras los pica y prepara.

Cambiar a madera o vidrio no solo reduce este desprendimiento de plástico, sino que también proporciona superficies más duraderas y, a menudo, más higiénicas. Si todavía usa utensilios de plástico, considere reemplazarlos con opciones de acero inoxidable.

4. Elija fibras naturales y cuide de su ropa: la ropa que usa es otra fuente de exposición a microplásticos, en especial si usa con frecuencia telas sintéticas como el poliéster. Siempre que sea posible, elija ropa y textiles para el hogar elaborados con fibras naturales como algodón orgánico, lana y lino. Para la ropa sintética que ya tiene, lávela con menos frecuencia.

Cada vez que lave las prendas sintéticas, considere utilizar un filtro de microfibra en su lavadora. Estos filtros están diseñados para atrapar las microfibras que liberan las telas sintéticas durante el lavado, lo que evita que fluyan al sistema de agua, regresen a su entorno y, en última instancia, a su cuerpo.

5. Considere la progesterona para el equilibrio de estrógenos: es importante entender que los plásticos tienen efectos estrogénicos, ya que contienen xenoestrógenos, los cuales son un tipo de sustancia química disruptora del sistema endocrino que altera su equilibrio de hormonas, ya que imita el estrógeno en su cuerpo.

Esta es una preocupación importante, ya que el predominio de estrógenos, alimentado por la exposición a estos químicos derivados del plástico y otros compuestos estrogénicos, afecta de forma negativa la salud de las células y la función de las mitocondrias.

Aunque es fundamental reducir la exposición al plástico, si le preocupa el predominio del estrógeno, la progesterona natural es una contramedida útil. La progesterona natural actúa como un antagonista del estrógeno, ya que mitiga algunos de los efectos adversos de la exposición excesiva al estrógeno de los plásticos en el ambiente.

Preguntas frecuentes sobre los microplásticos en el cerebro

P: ¿Cómo llegan los microplásticos al cerebro?
R:
Los microplásticos pueden ingresar al cerebro al ser transportados por el torrente sanguíneo y quedar atrapados en diminutos vasos sanguíneos cerebrales. Otra vía directa es a través de la inhalación por la nariz, donde evitan la barrera hematoencefálica y llegan al cerebro mediante el sistema olfativo.

P: ¿Qué efectos tienen los microplásticos en el cerebro?
R:
En ratones, los microplásticos causaron obstrucción del flujo sanguíneo en los vasos cerebrales, lo que provocó deterioro cognitivo, problemas de memoria, ansiedad y reducción de la coordinación motora. En humanos, se han encontrado mayores niveles de microplásticos en cerebros afectados por demencia.

P: ¿Qué tipos de plásticos se encuentran con mayor frecuencia en el cerebro?
R:
El plástico más comúnmente encontrado en el tejido cerebral es el polipropileno, utilizado en empaques y productos de consumo, seguido por el polietileno y el nailon. Estos plásticos provienen de la exposición diaria a empaques, ropa y contaminación ambiental.

P: ¿Por qué el cerebro acumula más microplásticos que otros órganos?
R:
Las investigaciones demuestran que el tejido cerebral humano contiene de 7 a 30 veces más microplásticos que el hígado o los riñones. Esto podría deberse a que los vasos sanguíneos del cerebro se obstruyen fácilmente con células inmunitarias cargadas de plásticos y a la vía directa desde la nariz hacia el cerebro.

P: ¿Cómo puedo reducir mi exposición a los microplásticos?
R:
Algunas medidas prácticas incluyen filtrar el agua potable, evitar envases de alimentos de plástico, usar utensilios de cocina de vidrio o madera, elegir ropa de fibras naturales, instalar filtros para microfibras en lavadoras y contrarrestar los efectos estrogénicos de los plásticos con progesterona natural si es necesario.