📝 HISTORIA EN BREVE

  • Se dice una persona tiene intolerancia a la fructosa cuando su cuerpo no absorbe de forma correcta este azúcar. Existen dos tipos de intolerancia a la fructosa: hereditaria y alimentaria
  • Según un artículo que se publicó en Current Gastroenterology Reports, se cree que las crecientes tasas de intolerancia a la fructosa podrían relacionarse con la prevalencia de este azúcar en la dieta moderna
  • Si bien, se recomienda que todos limiten su consumo, esta estrategia será aún más beneficiosa para las personas con intolerancia a la fructosa
  • Primero, deje de comer alimentos que contengan mucha fructosa, en especial los productos procesados que se elaboran con azúcares añadidos y jarabe de maíz de alta fructosa

 🩺Por el Dr. Mercola

La fructosa es un tipo de carbohidrato simple (azúcar) que se encuentra de forma natural en las frutas, los vegetales y la miel. Además, es uno de los ingredientes principales de los productos procesados, como las bebidas carbonatadas y otros alimentos que contienen azúcares añadidos y jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF). La cuestión es que, la prevalencia de fructosa en la dieta moderna se relaciona con el marcado incremento que han sufrido las tasas de obesidad, diabetes y enfermedades crónicas en la última década.

Pero, como suele suceder con muchos ingredientes alimentarios, también hay personas que deben evitar la fructosa porque son intolerantes a este azúcar. Si conoce a alguien que hayan diagnosticado con este problema de salud, entonces este artículo le interesará, ya que aquí le hablaré sobre las mejores estrategias para mantener los síntomas bajo control.

Primero aclaremos qué es la intolerancia a la fructosa

Se dice una persona tiene intolerancia a la fructosa cuando su cuerpo no absorbe de forma correcta este azúcar. Hay dos tipos diferentes de intolerancia a la fructosa, que se diferencian por sus causas y gravedad:

  • Intolerancia hereditaria a la fructosa (IHF). Este trastorno genético se caracteriza por la falta de aldolasa B, que es la enzima que se encarga de convertir la fructosa en glucosa. Sin esta enzima, la fructosa se acumula, lo que puede dañar el hígado y los riñones. Este problema de salud es poco común y suele afectar a 1 de cada 18 000 a 30 000 personas.

La IHF pocas veces se diagnostica en adultos, ya que suele identificarse durante la infancia, cuando los niños comienzan a comer alimentos sólidos como purés de frutas y vegetales. Algunos de los síntomas de este trastorno incluyen náuseas, distensión y dolor abdominal, diarrea, vómitos, niveles bajos de azúcar y problemas de crecimiento y desarrollo. Si no se trata, puede causar daño hepático y renal, convulsiones e insuficiencia en los órganos.

  • Intolerancia alimentaria a la fructosa. A diferencia del IHF, este no es un problema genético. Esto se produce cuando las células de los intestinos no pueden metabolizar la fructosa de forma correcta. Este problema de salud también se conoce como malabsorción de fructosa y causa síntomas muy similares a la IHF, que incluyen flatulencias, distensión abdominal, diarrea y dolor de estómago.

Algunas de las diferencias principales entre este tipo de intolerancia y la IHF son que: es menos grave, no daña el hígado, ni los riñones y es más común en adultos. Según las investigaciones, tener un problema intestinal preexistente, como síndrome del intestino irritable, incrementa el riesgo de intolerancia alimentaria a la fructosa. Otra de las causas principales de este trastorno es consumir más fructosa de la que el cuerpo puede procesar.

De acuerdo con un artículo que se publicó en Current Gastroenterology Reports, se cree que las crecientes tasas de intolerancia a la fructosa podrían relacionarse con la prevalencia de este azúcar en la dieta moderna.

El primer paso para controlar cualquiera de estos dos tipos de intolerancia es: limitar el consumo de fructosa. Dado que, cada caso de intolerancia a la fructosa es diferente, es difícil decir con exactitud cuánta fructosa puede consumir al día cuando tiene este problema de salud. A las personas con intolerancia, se les recomienda que limiten su consumo de fructosa a una cantidad mínima (unos 5 gramos por día) durante dos semanas para aliviar sus síntomas y después, se les prescribe una dieta de eliminación para determinar qué y en qué cantidad pueden tolerar los alimentos que contienen fructosa.

Evite estos alimentos si tiene intolerancia a la fructosa

Si bien, se recomienda que todos limiten su consumo, esta estrategia será aún más beneficiosa para las personas con intolerancia a la fructosa. Es difícil evitar por completo la fructosa porque se encuentra en muchos alimentos. Por lo que, el primer paso es que, deje de comer alimentos que contengan demasiada fructosa, en especial los productos procesados que se elaboran con azúcares añadidos y jarabe de maíz de alta fructosa, que incluyen:

Sodas

Condimentos y aderezos para ensaladas

Productos horneados comerciales

Comidas empaquetadas como pizza

Jugos de frutas endulzados y frutas enlatadas

Cereales para el desayuno

Dulces y helados

Mermeladas y jaleas de frutas

Galletas saladas y barras de granola

 

También debe limitar o evitar los endulzantes como el néctar de agave, la miel, el jarabe de arce, la melaza y el azúcar de palma, así como todos los alimentos que contienen trigo como ingrediente principal. Siempre lea bien las etiquetas al momento de comprar sus alimentos para asegurarse de que tengan ingredientes con un alto contenido de fructosa.

En cuanto a las frutas y los vegetales, debe consumirlos con moderación, ya que son fuentes de nutrientes y fitoquímicos que son importantes para su salud. Aquí la clave es que, solo debe evitar las frutas y vegetales que contienen mucha fructosa, tales como:

Alcachofa

Brócoli

Ciruela pasa

Espárragos

Chatni

Toronja

Calabacita

Chalotes

Lichi

Puerros

Tomates

Mango

Okra

Manzanas y puré de manzana

Pera

Pimientos

Higos

 

Las mejores estrategias alimentarias para controlar los síntomas

¡Tranquilo, no es tan difícil como parece! Llevar una dieta baja en fructosa no significa que deba dejar de comer todo lo que le gusta, ya que también hay alternativas ricas y saludables. En el caso de las frutas, algunas buenas opciones incluyen:

Aguacates

Arándanos

Piña

Plátano

Frambuesas

Limón verde

Zarzamora

Fresa

Limón amarillo

Moras azules

Melón

Kiwi

Mandarina

Coco

 

En el caso de los vegetales, la lista es aún más larga. Según un artículo que se publicó en la revista Current Gastroenterology Report, estos son algunos de los vegetales que contienen poca fructosa y que puede incluir en su alimentación si tiene intolerancia:

Brotes de bambú

Betabel

Bok choy

Zanahoria

Apio

Cebollín

Pimiento verde

Col rizada

Chirivía

Tomate

Rábano

Espinaca

Batata

Ruibarbo

Hojas de nabo

Calabaza de invierno

 

 

Cuando coma frutas y vegetales, comience con un poco y si no experimenta ningún síntoma, incremente de forma gradual esa cantidad. Y, con respecto a las proteínas y los productos lácteos, se puede consumir leche, queso, huevos y carne como ternera y cordero. Evite las carnes procesadas como el jamón, el tocino y las salchichas, ya que muchos de estos productos suelen contener azúcares añadidos. También se deben evitar los productos lácteos con azúcares añadidos, como los yogures de sabores.

Siempre que le sea posible, compre frutas y vegetales orgánicos, así como carnes y productos lácteos de animales alimentados con pastura. Comer una variedad de alimentos enteros y frescos con poca fructosa no solo ayuda a controlar los síntomas, sino que también refuerza el microbioma intestinal, lo que puede ayudar a mejorar la capacidad del tracto gastrointestinal para descomponer este azúcar.

También es importante controlar el estrés

El estrés es otro de los factores de riesgo de la intolerancia a la fructosa. Las investigaciones demuestran que el estrés crónico causa inflamación y problemas intestinales, lo que podría reducir la capacidad del intestino para absorber la fructosa de forma correcta.

Algunas estrategias para controlar el estrés incluyen: implementar técnicas de respiración controlada, practicar meditación, escuchar música relajante y dormir bien. También puede practicar las Técnicas de Libertad Emocional (EFT), que es una forma de acupresión psicológica que consiste en dar golpecitos con las yemas de los dedos en los puntos de acupuntura mientras hace afirmaciones en voz alta.