📝HISTORIA EN BREVE

  • Contrario a lo que afirman sus seguidores, el Dr. Ray Peat no recomendaba consumir mucho azúcar. Aunque consumir azúcar con moderación no representa un problema, el azúcar refinado, sobre todo en grandes cantidades, puede ser muy dañino debido a su impacto en el microbioma. También existe debate con respecto a la mejor fuente de carbohidratos. Por lo general, la fruta se considera una mejor fuente que el almidón. Sin embargo, es probable que el almidón sea una mejor opción, siempre y cuando su microbioma intestinal esté en óptimas condiciones, lo cual es algo poco común en el mundo moderno
  • Es fundamental que sus mitocondrias funcionen de forma correcta, ya que proporcionan la energía que necesita para mantener un microbioma saludable. Cuando las mitocondrias no funcionan de forma correcta, se puede producir un desequilibrio en el microbioma intestinal que provoca que las bacterias patógenas superen por número a las beneficiosas
  • La bacteria Akkermansia es muy beneficiosa, sobre todo en el intestino grueso, y ayuda a mantener una buena salud intestinal, por lo que debería componer alrededor del 10 % de su microbioma. El problema es que muy pocas personas tienen niveles óptimos de esta bacteria, lo que podría deberse a que sus mitocondrias no funcionan de forma correcta y eso provoca que entre oxígeno en el intestino. Los antibióticos también pueden alterar el microbioma al matar las bacterias, tanto las buenas como las malas, esto provoca que haya más bacterias patógenas que producen endotoxinas dañinas
  • El perfil de aminoácidos del colágeno es responsable de muchos de los beneficios de esta proteína, incluyendo los siguientes: promover la salud de la piel, fortalecer las articulaciones y reforzar la salud intestinal. Lo ideal es que el colágeno represente alrededor del 5 % de su consumo diario de calorías, ya que superar el 10 % puede ser contraproducente
  • Los investigadores que utilizan un enfoque prometabólico (que mejora la producción de energía) están experimentando con vitaminas y un análogo de la aspirina para combatir el metabolismo del cáncer, al inducir la apoptosis como respuesta a un pH bajo en las células. Los estudios preliminares obtuvieron resultados prometedores, ya que se logró detener el crecimiento e incluso alcanzar la regresión tumoral

🩺Por el Dr. Mercola

La medicina bioenergética es un campo innovador que está en constante evolución, y su objetivo es descifrar la compleja relación entre nuestra alimentación, microbioma y salud en general. Uno de los impulsores principales de este novedoso campo de la medicina fue el Dr. Ray Peat, cuyas teorías sobre el consumo de azúcar y la función metabólica han provocado debate e interés entre investigadores y entusiastas de la salud por igual.

He tenido la oportunidad de entrevistar en distintas ocasiones a Georgi Dinkov, quien también es un experto en medicina bioenergética, y hemos hablado a detalle sobre el impacto de la alimentación en el microbioma, en particular de la controversia sobre cuál es la mejor fuente de carbohidratos, si el almidón o la fruta. Georgi Dinkov también analiza las investigaciones y tratamientos innovadores que tienen como objetivo manipular las vías de energía celular para combatir el cáncer.

Mi opinión con respecto al debate sobre la mejor fuente de carbohidratos

Muchos de los seguidores de Ray Peat afirman que él promovía el consumo de grandes cantidades de azúcar, pero no es así. El azúcar, o la glucosa, es fundamental para la salud de las células, pero el azúcar refinado, sobre todo en grandes cantidades, puede ser muy dañino.

Y aquí es donde entra el microbioma, que es un área que Ray Peat no entendía del todo, y que desde aquel entonces ha tenido avances importantes. Claro que Ray Peat advertía sobre los peligros de las endotoxinas, pero creo que jamás entendió por completo la importancia del microbioma.

La comunidad de la medicina bioenergética recomienda que evite el almidón y lo remplace con fruta madura. Casi todos afirman que la fruta es la mejor fuente de carbohidratos, pero ahora sospecho que el almidón podría ser una mejor opción, siempre y cuando su microbioma intestinal esté en óptimas condiciones.

El problema es que la mayoría de las personas tienen una mala salud intestinal y, por esa razón, no obtiene los beneficios del almidón. La mayoría también tiene mitocondrias disfuncionales, lo que significa que no producen la energía que necesitan para tener un tracto gastrointestinal saludable.

Empecemos por lo básico, el intestino se compone por dos tipos principales de bacterias gramnegativas: beneficiosas y patógenas. Las bacterias beneficiosas incluyen a los anaerobios obligados, que no pueden sobrevivir en presencia de oxígeno y que son esenciales para la salud, ya que no producen endotoxinas dañinas y ayudan a producir ácidos grasos de cadena corta, como butirato, propionato y péptido 1 similar al glucagón (GLP-1).

Su salud intestinal depende de la energía que producen las mitocondrias para mantener el oxígeno fuera del intestino grueso, que es donde reside el 99 % de las bacterias intestinales. Sin energía suficiente, se filtra oxígeno en el intestino, lo que daña a los anaerobios obligados sin afectar a los anaerobios facultativos y, como resultado, se produce un desequilibrio en el microbioma.

Las bacterias patógenas, o anaerobias facultativas, pueden sobrevivir en un entorno rico en oxígeno, y dado que tienen endotoxinas en sus paredes celulares, pueden ser muy dañinas. Por lo tanto, alimentarlas con almidón acelera su crecimiento y causa problemas de salud.

El jugo de fruta es el único carbohidrato del que no se alimentan estas bacterias y, para algunas personas, es más fácil de digerir que la fruta entera. Además, a diferencia de los almidones, las frutas contienen grandes cantidades de polifenoles, que también son muy beneficiosos para el microbioma intestinal.

En pocas palabras, si desea tener una buena salud intestinal es fundamental que sus mitocondrias funcionen de forma correcta, ya que eso ayuda a inhibir el crecimiento de bacterias patógenas y promueve las poblaciones microbianas beneficiosas.

La bacteria Akkermansia es muy beneficiosa, por lo que debería componer alrededor del 10 % de su microbioma. Sin embargo, los análisis de ADN sugieren que hasta un tercio de las personas tienen niveles muy bajos, o incluso nulos, de la bacteria Akkermansia, y sospecho que esto se debe a que sus mitocondrias no producen suficiente energía (metabolismo lento) para mantener el oxígeno fuera del intestino.

Los antibióticos también son una amenaza importante

Como dijo Georgi Dinkov, el uso indiscriminado de antibióticos en nuestro suministro de alimentos también daña el microbioma porque mata las bacterias, tanto las buenas como las malas. La cuestión es que las bacterias patógenas tienden a recuperarse más rápido y toman el control del microbioma, lo que es muy dañino porque estas bacterias producen endotoxinas que destruyen la barrera intestinal.

La barrera intestinal se encarga de evitar que los fragmentos bacterianos entren al torrente sanguíneo, esto significa que, cuando no funciona bien, permitirá que entren fragmentos dañinos y bloqueará compuestos beneficiosos, como los ácidos grasos de cadena corta (AGCC).

Por lo tanto, el impacto del microbioma en la salud depende mucho de la integridad, resistencia y función de la barrera intestinal que, a su vez, depende de la presencia o ausencia de endotoxinas.

Después de considerar los efectos adversos de los antibióticos en la salud intestinal, no coincido con la recomendación del Dr. Ray Peat de utilizar antibióticos para eliminar las bacterias patógenas. Creo que no es la solución ideal. Mejor fortalezca y restaure el equilibrio en su microbioma; para lograrlo le recomiendo que coma alimentos que beneficien a la Akkermansia y a otras bacterias buenas, y evite ingredientes alimentarios, como el ácido linoleico, que destruyen estas bacterias.

Una de las razones por las que la bacteria Akkermansia es tan beneficiosa es porque produce mucina, una sustancia espesa similar a un gel que recubre varias partes del cuerpo, incluyendo el tracto gastrointestinal. La mucina forma una barrera de protección en el revestimiento del intestino que protege las células epiteliales de la pared intestinal del daño mecánico, la irritación química de los ácidos del estómago y de las enzimas digestivas, al igual que lo protege de organismos patógenos, como bacterias y virus.

La mucina también refuerza el sistema inmunológico al atrapar posibles patógenos y otras partículas extrañas, que luego se eliminan a través del proceso digestivo. También contiene anticuerpos y péptidos antimicrobianos que ayudan a combatir las infecciones.

Como si todo esto no fuera suficiente, la mucina también alimenta a otras bacterias intestinales beneficiosas. Esta relación es esencial para la salud digestiva, ya que las bacterias que se alimentan de la Akkermansia realizan funciones como mejorar la digestión, producir nutrientes esenciales y ayudar a mantener el equilibrio en el microbioma.

La estrecha relación entre la motilidad intestinal y la tasa metabólica

Como dijo Georgi Dinkov, también existe una relación muy estrecha entre la motilidad intestinal (la frecuencia y la calidad de las deposiciones) y la tasa metabólica, sobre todo con respecto a la función de la tiroides. Durante mucho tiempo, las deposiciones frecuentes (casi después de cada comida) se consideraban lo normal y se utilizaban como indicador del estado de salud de la tiroides.

Sin embargo, en la actualidad, se considera normal defecar una vez al día o incluso una vez cada dos días, a menos que el estreñimiento dure más de una semana. Dicho esto, lo ideal es defecar al menos una o dos veces al día.

La composición de las heces también dice mucho sobre el estado de hidratación y los procesos de fermentación intestinal, que son indicadores de la salud del colon y de la tasa metabólica. Los patrones de micción y defecación también proporcionan información sobre la salud metabólica, ya que las deposiciones poco frecuentes y la micción excesiva podrían ser señal de una tasa metabólica lenta.

El colágeno también es muy importante para la salud intestinal

Otra de las recomendaciones de Ray Peat, que a mi parecer no ha recibido la atención que merece, es la importancia del colágeno (o gelatina). El colágeno y la gelatina son sustancias similares, pero con diferente estructura y usos debido a la forma en que se procesan y preparan. Creo que el colágeno es más beneficioso que la gelatina.

Aunque ambos contienen los mismos aminoácidos, refuerzan la salud de la piel, fortalecen las articulaciones y los huesos y mejoran la salud digestiva. Lo que hace la diferencia es que los péptidos de colágeno son más pequeños y más biodisponibles, por lo que el cuerpo puede absorberlos mejor.

Hasta el 30 % de los huesos se compone de colágeno, y eso lo convierte en un componente alimentario esencial para prevenir la osteoporosis (pérdida ósea que se relaciona con la edad). Las fibras musculares también contienen mucho colágeno, sin mencionar los tendones y ligamentos, esto significa que no desarrollará músculo a menos que tenga suficiente colágeno. Consumir colágeno también puede ayudar a reducir el riesgo de resistencia a la insulina. Como dijo Georgi Dinkov:

“Muchos estudios demuestran que consumir colágeno con glucosa ayuda a regular la respuesta de insulina porque el colágeno puede remplazar gran parte de esta hormona. Además, algunos de los péptidos tienen una estructura muy similar, por lo que es como si consumiera insulina, pero sin hacer que el páncreas la produzca. Entonces, mejorará su sensibilidad a la insulina con cada comida”.

Por desgracia, muchas de las personas que llevan una dieta carnívora no saben que casi toda su proteína debería ser en forma de colágeno y NO de carne roja. La carne roja contiene muchos aminoácidos (metionina, histidina, triptófano y cisteína) que inducen la inflamación y que dañan la función y el metabolismo de la tiroides.1

Según Georgi Dinkov, el triptófano también incrementa el riesgo de cáncer, mientras que el colágeno contiene niveles muy altos de glicina, prolina, hidroxiprolina y alanina, que son esenciales para la salud. Según Georgi Dinkov:

“La glicina es un neurotransmisor inhibitorio de la médula espinal y regula la motilidad gastrointestinal. Por lo tanto, si no obtiene suficiente glicina, experimentará problemas digestivos, incluso cuando no hay inflamación en el tracto gastrointestinal”.

El caldo de huesos es una de las mejores fuentes de colágeno

El caldo de huesos casero no solo es la mejor fuente de colágeno, sino que es fácil de preparar, solo necesitará ingredientes básicos y una olla a presión, como la Instant Pot, y en cuatro horas estará listo. Como dije, es muy fácil, solo coloque los huesos en la olla, llene con agua purificada (lo suficiente para cubrir los huesos), agregue sal y otras especias a su gusto; luego, si los huesos provienen de animales de CAFO (operaciones concentradas de alimentación animal), cocine a temperatura alta durante dos horas, o cuatro horas si provienen de animales alimentados con pastura.

Le recomiendo que utilice huesos de carne de res de animales alimentados con pastura. Utilizar huesos de carne de res de animales de CAFO implica el riesgo de contaminación por metales pesados. Al cocinar estos huesos en la olla a presión, lo mejor es limitar el tiempo a dos horas para evitar que los metales pesados terminen en el ​​​​caldo.

Sin embargo, si utiliza huesos de res de animales alimentados con pastura, puede cocinarlos de manera segura hasta por cuatro horas. También le recomiendo que deje que se enfríe antes de comerlo, ya que eso ayudará a que la grasa suba y para que pueda quitarla. Aunque no es malo comer un poco de grasa de res, en exceso puede causar daños.

Por cierto, si tiene un perro, puede cortar el cartílago que está alrededor de las articulaciones para dárselo, solo espere dos horas antes de hacerlo. Si cocina los huesos durante cuatro horas o más, la mayor parte del colágeno se disolverá en el caldo, por lo que no quedará nada que pueda quitar. Y recuerde que jamás debe darle a su perro huesos cocidos, ya que pueden romperse cuando los mastica y dañar su esófago.

Otra forma deliciosa de consumir colágeno es el helado casero. Necesita la Ninja Creami para preparar mi receta de helado casero, solo agregue una cucharada de mi proteína de colágeno en polvo, tres cucharadas de jarabe de arce, dos yemas de huevo y una taza de leche de cabra. Su sabor es muy similar a la versión comercial, pero es mucho más saludable.

La dosis ideal de proteína y colágeno

Ya hablamos de sus beneficios, ahora nos enfocaremos en la cantidad de colágeno que debería consumir. Como dijo Georgi Dinkov, los estudios con roedores demuestran que agregar del 1 % al 2 % de colágeno a su alimentación podría producir los mismos efectos positivos en la longevidad que se observaron al limitar aminoácidos como la cisteína, el triptófano y la metionina.

Este hallazgo es muy interesante, ya que sugiere una posible extrapolación directa de estos beneficios a los humanos debido a la naturaleza metabólica de la intervención. En términos generales, el consenso entre los nutricionistas es que la proteína debería representar alrededor del 15 % del total de las calorías diarias.

Lo ideal sería que hasta un tercio de esta proteína, o alrededor del 5 %, fuera en forma de colágeno. Esta recomendación se basa en obtener todos los beneficios de la proteína, pero sin los efectos adversos que pueden tener otras fuentes. Como máximo, el colágeno podría representar hasta el 10 % de su consumo total de calorías.

En cuanto a la grasa, se recomienda una proporción similar (del 5 % al 30 %), ese rango podría considerarse ideal. Sin embargo, el resto de sus calorías diarias deberían provenir de carbohidratos saludables, de fuentes como frutas frescas (si puede tolerarlas) y jugos de frutas si sus mitocondrias no están en óptimas condiciones, o bien, almidones como arroz blanco y papas cocidas si tiene un metabolismo saludable, lo cual, a su vez, es una señal de que sus mitocondrias funcionan de forma correcta.

Ciertos aminoácidos pueden causar fatiga

De forma curiosa, el queso también contiene grandes cantidades de triptófano, mucho más que la clara de huevo. No obstante, según Georgi Dinkov, la caseína del queso inhibe los efectos negativos del triptófano. El calcio también produce efectos que inhiben el triptófano. Georgi Dinkov también explicó la forma en la que interactúan los diferentes tipos de aminoácidos en el cuerpo y su efecto en la fatiga y la función del cerebro.

Sin embargo, el punto clave aquí es que, hoy en día, la mayoría de los quesos se elaboran con cuajo transgénico, así que asegúrese de comprar queso a base de leche de animales alimentados con pastura, sin pasteurizar, orgánica y con cuajo natural y de origen animal.

Los aminoácidos son componentes básicos de las proteínas que tienen diferentes funciones. Algunos de los más beneficiosos son los aminoácidos de cadena ramificada o BCAA, así como los aminoácidos aromáticos, como la L-tirosina y la fenilalanina. Los aminoácidos de cadena ramificada incluyen: leucina, isoleucina y valina. La barrera hematoencefálica funciona como un filtro que controla el ingreso de sustancias al cerebro.

Los BCAA y los aminoácidos aromáticos, como la L-tirosina y el triptófano, compiten entre sí para cruzar esta barrera, y si consume grandes cantidades de BCAA, le ganarán la batalla a la L-tirosina y el triptófano, por lo que lograrán penetrar la barrera hematoencefálica. Esto reducirá los niveles de L-tirosina y triptófano en el cerebro, lo que a su vez puede disminuir los niveles de neurotransmisores como la serotonina.

Georgi Dinkov también mencionó investigaciones en animales que demuestran que la causa principal de fatiga durante el ejercicio intenso no es la falta de energía, sino los altos niveles de serotonina en el cerebro. Al parecer, administrar BCAA y L-tirosina evitó que se experimentara este tipo de fatiga sin agregar un número importante de calorías, lo que demuestra la importancia del equilibrio de aminoácidos en los niveles de energía.

También habló sobre algunas de las formas naturales de influir en la absorción de aminoácidos y en los niveles de serotonina, como consumir alimentos ricos en BCAA, tomar aspirina y comer queso y frutas que contienen ácido salicílico, como zarzamoras y chabacano. Todo esto inhibe la absorción de aminoácidos que producen inflamación.

Los fantásticos resultados del experimento en mi propio cuerpo

Hace poco, entrevisté a Brad Marshall, quien se especializa en biología molecular, y me dijo que los almidones son una mejor fuente de carbohidratos que la fruta, pero también advirtió que para obtener sus beneficios es importante tener un microbioma saludable. Cuando su microbioma no está en óptimas condiciones, los almidones pueden causar más daños que beneficios.

Como mi intestino y mi metabolismo están sanos, todos los días como 6 tazas de arroz blanco cocido con caldo de huesos, junto con una o dos yemas de huevo. Creo que estos tres alimentos: caldo de huesos, arroz blanco y yema de huevo con bajo en ácido linoleico constituyen una comida casi perfecta, tanto para los humanos como para los perros. Además, como casi 230 gramos de queso orgánico de animales alimentados con pastura.

Después de comer esta cantidad de queso, arroz y caldo de huesos durante un mes, me realice una prueba SECA para evaluar mi masa ósea y porcentaje de grasa corporal. Aunque crecí 1.2 cm de altura y subí casi dos kilos de peso corporal total, mi grasa corporal bajó del 8.5 % al ​​5.3 %. En pocas palabras, subí casi dos kilos de puro músculo.

Mientras que mi aumento de altura se relaciona con la mejora de la integridad estructural de mis discos vertebrales. Dado que se aplastan con el tiempo, suelen encogerse con la edad. El caldo de huesos aporta una gran cantidad de colágeno que fortalece esas vértebras. Un aumento en el tejido conectivo también estimula la producción de agua intracelular, por lo que mi agua intracelular había incrementado casi medio litro.

Las vitaminas podrían convertirse en un gran aliado contra el cáncer

Georgi Dinkov también habló sobre los hallazgos de los estudios experimentales en los que participa y en los que utilizan vitaminas y agentes farmacéuticos para atacar el metabolismo de las células de cáncer. Las vitaminas que utilizaron son la B1 (tiamina), B3 (niacinamida) y B7 (biotina), que se eligieron con base en estudios históricos, algunos de hace casi un siglo, que las relacionan con el metabolismo del cáncer.

Como dijo Georgi Dinkov, la tiamina (B1) actúa como cofactor de la piruvato deshidrogenasa, una enzima que ayuda a producir energía en las células. La tiamina también inhibe la piruvato deshidrogenasa quinasa (PDK), que a su vez inhibe la piruvato deshidrogenasa (PDH). Por lo tanto, la B1 participa de forma directa en la producción de energía al mantener activa la PDH.

La niacinamida (B3) se convierte en NAD+, lo que afecta la proporción entre NAD+ y NADH, que es fundamental para que se activen procesos metabólicos, como el funcionamiento de otra enzima, la alfa-cetoglutarato deshidrogenasa. La NAD+ también inhibe la lipólisis, lo que reduce la cantidad de grasa disponible que utilizan las células de cáncer como combustible.

Mientras tanto, en estudios con humanos, la biotina (B7) produjo efectos beneficiosos en trastornos neurológicos, como la esclerosis múltiple y la enfermedad de Huntington.

Según los estudios, las dosis altas de biotina (300 mg) ayudan a detener la progresión de la esclerosis múltiple primaria progresiva, lo que podría relacionarse con su efecto en la función de las mitocondrias. También estimuló la producción de dióxido de carbono en cultivos celulares, lo que pareció mejorar el ciclo de Krebs, un componente clave de la respiración celular.

Se descubrió que una combinación de estos tres compuestos detuvo por completo el crecimiento del tumor, pero no produjo una regresión. En esta investigación se utilizó la línea celular JEKO-1, que es un tipo de linfoma de células del manto humano.

Cuando se trasplantó en animales con inmunodeficiencia, esta línea celular se describió como muy maligna y fatal, ya que se produjo una tasa de mortalidad del 100 % y 0 % de posibilidades de regresión, ya sea espontánea o en respuesta al tratamiento. Esto demuestra la naturaleza agresiva del tumor y lo difícil que es tratarlo.

En busca de otras opciones de tratamiento, el investigador utilizó una dosis de unos 1.5 gramos de aspirina al día, que se considera alta, pero aún por debajo de los niveles tóxicos que suelen relacionarse con tratamientos para otros problemas de salud, como la artritis reumatoide. Como resultado, tres ratones experimentaron una regresión total de los tumores.

Después de la regresión de todos los tumores, se logró controlar la recurrencia. Un ratón mostró signos de una posible recurrencia, pero el efecto comenzó a disminuir y, después de 70 días (un período que se considera largo cuando se compara con la esperanza de vida de dos semanas debido a la letalidad de los tumores), ninguno de los ratones tenía tumores.

Después de los resultados positivos que se obtuvieron con la aspirina, se enfocaron en un análogo más potente, el ácido 2,6-dihidroxibenzoico, que tiene mayor acidez y lipofilicidad, por lo que podría ayudar a reducir el pH en las células de cáncer. Este cambio en el pH es muy importante porque las células de cáncer suelen evitar la apoptosis (muerte celular programada) gracias a que tiene un ambiente alcalino. Asimismo, se cree que reducir el pH puede activar la apoptosis.

En el pasado, el ácido 2,6-dihidroxibenzoico se utilizaba para tratar la artritis reumatoide con dosis menores que las que se requerían con la aspirina, y en este estudio produjo los mismos resultados que la aspirina, pero en dosis menores. En los resultados iniciales sobre el uso de este compuesto, combinado con vitaminas, no solo se produjo una regresión de los tumores, sino que el tratamiento fue efectivo en dosis mucho más bajas.

En resumen, esta combinación de vitaminas y un análogo de la aspirina podría ayudar a combatir el cáncer, mientras minimiza los efectos secundarios de las dosis altas de aspirina convencional. Esto demuestra que la combinación adecuada de suplementos y agentes farmacéuticos podría ayudar a atacar las vulnerabilidades metabólicas de las células de cáncer, lo que se logra al manipular el pH intracelular para inducir la apoptosis.

Los ácidos grasos poliinsaturados también se relacionan con el riesgo de cáncer

Georgi Dinkov también habló sobre otros enfoques experimentales que tienen como objetivo comprender y manipular el comportamiento de las células de cáncer a través de intervenciones alimentarias y farmacológicas. En uno de los experimentos que me pareció fascinante, alimentaron a ratones con una dieta sin grasas durante dos semanas antes de intentar implantar el tumor.

De manera sorprendente, estos ratones mostraron resistencia al crecimiento tumoral, lo que sugiere que la deficiencia de ácidos grasos, sobre todo de grasas poliinsaturadas, podría ayudar a prevenir la formación de cáncer. Este hallazgo contradice por completo todas las teorías sobre los beneficios de la cetosis y del uso de dietas con alto contenido de grasas como una estrategia para controlar el cáncer.

En este momento, el equipo de Georgi Dinkov trabaja en la transición de modelos animales a protocolos en humanos. Confía en que lo lograrán porque ya hay mucha información disponible sobre la farmacocinética (la forma en la que el cuerpo absorbe, distribuye, metaboliza y excreta un medicamento) de las sustancias químicas involucradas.

Esto incluye el análogo ácido de la aspirina (ácido 2,6-dihidroxibenzoico), que, aunque es menos popular, tiene algunos datos históricos en humanos que respaldan su uso. El proceso implica determinar el equivalente de las dosis que recibieron los ratones en humanos, lo que se basará en la superficie corporal y las diferencias metabólicas, y dado que también hay mucha información disponible al respecto, no será tan difícil hacer los ajustes necesarios.

También mencionó que entre los años de 1950 y 1960 se utilizaron dosis elevadas de tiroides natural desecada para casos de cáncer terminal, lo que coincide con lo que establecen las teorías de Otto Warburg sobre el metabolismo del cáncer. Otto Warburg planteó la hipótesis de que el cáncer se desarrolla en respuesta a la energía que se produce por la fermentación de la glucosa; por lo tanto, un enfoque prometabólico (que mejora la producción de energía), como en el que está trabajando el equipo de Georgi Dinkov, podría ser mucho más efectivo que una terapia antimetabólica (que reduce la producción de energía).


🔍Fuentes y Referencias