📝HISTORIA EN BREVE

  • En la actualidad, se sabe que las amígdalas son fundamentales para nuestra respuesta inmunológica
  • Durante mucho tiempo, la opinión científica decía que eran órganos “inútiles”, y los médicos recomendaban con frecuencia que se extirparan
  • En el pasado, la amigdalectomía era una cirugía muy común, pero ahora se ha demostrado que podría generar más daños que beneficios
  • Se ha determinado un vínculo entre la amigdalectomía y la poliomielitis, incluso hace algún tiempo, los principales medios de comunicación escribieron acerca de esta relación
  • La amigdalectomía podría ser un factor que favorece la obesidad, las enfermedades autoinmunes y del corazón

🩺Por el Dr. Mercola

La historia de la amigdalectomía demuestra cómo la “fe en la ciencia” puede ser ciega y apasionada, y prevalecer sobre la humildad y el sentido común. En el pasado, la amigdalectomía era una cirugía muy común en niños, pero ahora se ha demostrado que podría generar más daños que beneficios.

¿Qué son las amígdalas?

En la actualidad, se sabe que las amígdalas son parte de nuestro sistema inmunológico y ayudan a proteger contra los patógenos que ingresan al cuerpo a través de la nariz y la boca. 1,2Existen diferentes tipos de amígdalas:

  • Amígdalas palatinas
  • Las adenoides (amígdala faríngea)
  • Amígdalas tubáricas
  • Amígdala lingual

Las dos amígdalas palatinas se encuentran a ambos lados de la parte posterior de la garganta. Las adenoides están en la parte superior de la garganta, detrás de la nariz. La amígdala lingual se encuentra hasta atrás, en la base de la lengua, en su superficie posterior. Las amígdalas tubáricas se encuentran detrás de la abertura de la trompa de Eustaquio(que es el tubo que une la nasofaringe y el oído medio), en la pared lateral de la nasofaringe.

Juntas forman el anillo de Waldeyer, un anillo alrededor de la abertura de la garganta. La ubicación de las amígdalas les ayuda a evitar que los gérmenes ingresen al cuerpo a través de la boca o la nariz. También se encuentran más células del sistema inmunológico detrás del anillo de Waldeyer, a ambos lados de la garganta. Estas células podrían asumir la función de las adenoides cuando se extirpan.

Fuente: www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK279406/
Fuente: www.slideserve.com/arleen/chapter-22-powerpoint-ppt-presentation

¿Qué función tienen las amígdalas?

La opinión general es que las amígdalas ayudan a atrapar y “destruir” los patógenos que entran por la boca y la nariz. Las amígdalas contienen células inmunológicas que producen anticuerpos, los cuales eliminan los patógenos antes de que se puedan propagar por todo el cuerpo. También contienen una gran cantidad de glóbulos blancos.

Además, las adenoides están “cubiertas por mucosidad y estructuras similares a los bellos llamadas cilios. Los cilios empujan la mucosidad nasal por la garganta y hacia el estómago”.

Este artículo del 2006 sobre la inmunidad de la mucosa, brinda información adicional: “las amígdalas tubáricas favorecen el transporte activo de antígenos extraños, y actúan como sitios inductores y efectores en el sistema inmunológico de la mucosa. Nuestros resultados también señalan una importante diferencia en las funciones de las respuestas inmunológicas entre los órganos amigdalinos individuales, lo que sugiere una subcompartimentación funcional".

Mencionar el término "subcompartimentación funcional" sugiere que las cirugías sin sentido para extirpar las amígdalas palatinas y adenoides, que se realizaba a gran escala durante muchos años, ¡no fue una gran idea! Pero espere, tal vez si fue una gran idea, si solo tomamos en cuenta lo útil que ha sido para la industria farmacéutica y no consideramos nuestra salud.

Después de todo, entre menos defensas naturales tengan las personas, es más probable que compren las “soluciones” que la industria farmacéutica vende, ya sean procedimientos costosos o vacunas que salvan vidas. Y así es como la industria médica ha actuado desde hace mucho tiempo. ¡Por desgracia para nosotros!

Una perspectiva histórica

De acuerdo con esta reseña histórica, con base en menciones bibliográficas, desde hace tres mil años se practica la extirpación quirúrgica de las amígdalas.

En los años 1600s, los médicos europeos creían3 que “las secreciones de la nariz se formaban en el cerebro, y entraban en la cavidad nasal a través de la lámina cribosa del etmoides. Pensaban que la función de las amígdalas era absorber las secreciones y regresarlas. Si se extirpaban grandes cantidades de tejido amigdalino, las secreciones se acumulaban en la laringe, lo que provocaba ronquera”. 4

De acuerdo con el Ulster Medical Journal Revista, “en 1897 se comenzó a pasar de la extirpación parcial de las amígdalas a la completa. En Estados Unidos, Ballenger se dio cuenta que, en la mayoría de los casos, la extirpación parcial no aliviaba por completo los síntomas. Comenzó a extirpar la amígdala con su cápsula, con ayuda de un bisturí y fórceps”.

Las amígdalas se consideraban órganos "inútiles" hasta mediados del siglo XX, y se desconocía su función contra los patógenos. Por esta razón, la amigdalectomía se consideraba un procedimiento útil y seguro, y era muy común en todo el mundo, en particular en niños.

Por desgracia, los médicos sabelotodo “siguieron a ciegas la ciencia”, los padres creyeron de forma ingenua en los médicos, y millones de niños se sometieron a esta cirugía. Era considerada una cirugía tan inofensiva y beneficiosa que los médicos afirmaban que las preocupaciones de los pacientes (o de los padres) sobre las consecuencias a largo plazo de dicha cirugía, no tenían bases científicas o eran solo viejas creencias.

Como anécdota de alguien que creció en una familia médica en Moscú, escuché que en las décadas de los 50s y 60s en Rusia, la postura oficial era que las personas estaban mejor sin las amígdalas, y a menudo estas cirugías se realizaban solo por si acaso. Se creía que las amígdalas eran un órgano inútil, y en las escuelas de medicina no se analizaba su función en el sistema inmunológico.

De acuerdo con la revista Medical History, incluso a principios del siglo XX, “la amigdalectomía era muy común, en Gran Bretaña se realizaba en por lo menos 80 000 niños cada año”. No fue sino hasta la década de 1960 que los investigadores comenzaron a entender la importancia de las amígdalas en el sistema inmunológico. 5 Sin embargo, el NHS realizó cerca de 37 000 amigdalectomías en niños desde abril de 2016 hasta marzo de 2017.6

De acuerdo con este artículo del 2007, “la T&A fue la cirugía más realizada en los Estados Unidos entre 1915 y 1960. Una de las razones fue la teoría de la infección focal, que menciona que las infecciones localizadas o generalizadas podrían provocar una enfermedad sistémica en cualquier parte del cuerpo.

Las amígdalas se consideraban como 'portales de infección', y por lo tanto, la amigdalectomía se volvió una terapia justificada... La amigdalectomía continuo a pesar de la poca evidencia de apoyo.

A pesar de que en la década de 1930 había muchas críticas sobre la cirugía, fue hasta 1945 que comenzó a disminuir, e involucró debates sobre la naturaleza de la evidencia, la importancia de la experiencia clínica para validar una terapia específica y la función de las especialidades médicas competentes. ”

Un interludio: Quitar a los guardias de la puerta de entrada

Me encantaría compartirle esta gran metáfora. Es una metáfora sencilla, pero explica bien el caso.

Imaginemos un pueblo que está rodeado por una muralla. En la puerta hay guardias para proteger a los ciudadanos del pueblo. Digamos que la ciudad es atacada con frecuencia por bandidos, y los guardias hacen lo que se supone que deben hacer: que es pelear.

Por lo general, luchan con éxito, pero después de sus batallas, terminan golpeados y maltratados. El rey los ve y dice: "¡nuestros guardias están haciendo el ridículo, quítenlos de la puerta!", los guardias son enviados a casa, y la próxima vez que los bandidos ataquen, podrán entrar con facilidad a la ciudad. Fin.

El efecto de la amigdalectomía en la inmunidad amplia

Las objeciones en contra de la amigdalectomía comenzaron a aumentar a mediados del siglo XX.  Los médicos comenzaron a observar una relación entre la amigdalectomía y el desarrollo de polio paralítica.

De acuerdo con esta revisión de la inmunología de las amígdalasde 1994, la amigdalectomía podría reducir la resistencia a los poliovirus.

“Los niños que fueron inmunizados con la vacuna oral con virus vivos contra la poliomielitis [otra terrible situación], redujeron de tres a cuatro veces sus títulos después de la amigdalectomía y la adenoidectomía. Los intentos por vacunar a los niños seronegativos que habían sido sometidos a una amigdalectomía o adenoidectomía, provocaron una reducción y retraso de las respuestas inmunológicas secretoras nasofaríngeas, según lo medido por los anticuerpos IgA contra el poliovirus”.

De acuerdo con otro estudio de 2002, “las amígdalas palatinas podrían tener una relación con el crecimiento y control de las bacterias bucales fisiológicas”.

Un estudio reciente, encontró que los niños que se sometieron a una amigdalectomía, y que se les dio seguimiento durante 4 a 6 años, presentaron una menor producción de anticuerpos (IgM, IgA e IgG).

También señalaron que “el CD10 como marcador de linfocitos B en niños que se sometieron a una amigdalectomía, fue mucho menor que en niños sanos. Esto podría sugerir una disminución de las células B y de la producción de anticuerpos en estos pacientes”.

Que podría provocar poliomielitis

Time Magazine publicó en 1942, una historia que no se podría publicar hoy. El título de la historia era, “Medicine: Tonsils and Polio Medicina”:

“El verano pasado, a cinco de los seis hijos de una familia de Akron les quitaron las amígdalas, y en 48 horas los cinco sufrieron parálisis infantil. Tres de ellos murieron. El sexto hijo no contrajo parálisis. No se había registrado ninguna epidemia de esta enfermedad en Akron, y ninguna apareció después.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan, la Universidad de Western Reserve y el Hospital de Niños de Akron, estudió este extraño caso, y hace dos semanas publicaron sus hallazgos en el A.M.A. Journal.
Los investigadores encontraron el virus de la parálisis infantil (poliomielitis) en las heces del sexto niño. También encontraron el virus en dos grupos de primos con los que los niños habían tenido contacto, y en una familia de amigos del vecindario: diez niños en total. Sin embargo, a pesar de que estos niños eran portadores del virus de la polio, ninguno contrajo la enfermedad.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que en el caso de los cinco niños que sufrieron parálisis, la operación de amígdalas fue "el factor desencadenante", advierten médicos y padres que las operaciones de amígdalas son peligrosas durante la temporada de poliomielitis (verano y otoño), a pesar de que dicha enfermedad "no es muy frecuente en una comunidad".
La posible relación entre las amigdalectomías y la poliomielitis: los nervios que se dañan con la cirugía son más propensos a infectarse por el virus de la polio, por lo que dicho virus podría viajar con facilidad desde los nervios dañados de la garganta, hasta el bulbo raquídeo, donde la médula espinal ingresa al cerebro”.

Aquí hay otro artículo de la Universidad de Cambridge (2013), que menciona la relación entre la amigdalectomía, ciertas vacunas infantiles y el parálisis:

“En 1980, investigadores de salud pública que trabajaban en África Occidental, encontraron una tendencia inquietante entre los niños diagnosticados con poliomielitis paralítica. Algunos de los niños habían quedado paralizados de la extremidad que había recibido una vacuna contra alguna enfermedad infantil común, como la difteria y la tos ferina.
Nuevos estudios realizados en la India, podrían confirmar una relación similar entre el diagnóstico de poliomielitis y la vacunación reciente [énfasis mío].
Estos informes provocaron que se volviera a retomar un debate conocido como la teoría de la provocación de la poliomielitis, que ha tenido altibajos desde principios del siglo XX, y que, en ocasiones, ha influido en la política de vacunación. La teoría de la provocación de la poliomielitis sostenía que las intervenciones médicas, como la amigdalectomía o las vacunas, podrían provocar poliomielitis paralítica.
La polémica que generó dicho debate, obligó a los profesionales médicos a la situación incómoda de replantear si los programas y prácticas destinados a prevenir algunas enfermedades, también podrían provocar otras. Y aquí está lo que escribió the Lancet(2014):
Una de las primeras intervenciones relacionadas con la causalidad de la poliomielitis, fue la cirugía de amígdalas. Un estudio de más de 2 000 historias clínicas de la década de los 40s, que fue realizado por la Comisión de Parálisis Infantil de Harvard, llegó a la conclusión de que la amigdalectomía podría aumentar el riesgo de parálisis respiratoria, debido a la poliomielitis bulbar [énfasis mío].
Si bien los defensores de esta teoría no se oponían por completo a las amigdalectomías, advirtieron que deberían evitarse durante las epidemias. Debido a la creciente evidencia de que las amigdalectomías podrían provocar polio, muchos médicos en Estados Unidos, modificaron sus procedimientos quirúrgicos para considerar los factores endémicos de la enfermedad.
En 1948, el mayor general EA Noyes, reconoció que “la política del ejército de los Estados Unidos, ha sido evitar las operaciones de amígdalas y adenoides durante las epidemias”. A pesar de que la tecnología de los laboratorios no era tan avanzada en ese tiempo como para descubrir el mecanismo, la evidencia publicada influyó en la práctica clínica.
Las inquietudes sobre las amigdalectomías, coincidían con la evidencia de que las vacunas infantiles también podrían provocar la parálisis por poliomielitis. Médicos Alemanes publicaron por primera vez la evidencia de esta correlación, y señalaron que los niños que habían recibido tratamiento para la sífilis congénita, quedaron paralizados en la extremidad donde les pusieron la vacuna.
A pesar de que estudios posteriores realizados en Italia y Francia, confirmaron esta relación, fue hasta el final de la Segunda Guerra Mundial que la poliomielitis inducida por una vacuna se volvió un problema de salud pública. Aplicar métodos estadísticos y de vigilancia epidemiológica, permitió a los investigadores monitorear el aumento constante en el índice de la poliomielitis, así como de la expansión de los programas de vacunación contra la difteria, la tos ferina y el tétanos [énfasis mío].
Un informe de 1950, de los hospitales Guy's y Evelina en Londres, señaló que se desarrollaron 17 casos de parálisis por poliomielitis en la extremidad que fue inyectada con vacunas contra la tos ferina o el tétanos. El médico australiano Bertram McCloskey, publicó resultados que también demostraban una relación significativa entre las vacunas y la parálisis por poliomielitis. Por otra parte, investigadores de salud pública de Nueva York y Pensilvania llegaron a conclusiones similares”.

Aquí hay una cita visual del New York Times (1950). ¡Oh, cómo han cambiado los tiempos! ¡En la actualidad, la presentación de un artículo como este sería denunciado como "desinformación peligrosa", y nunca se publicaría! Cita:

Y, por último, aquí está el American Journal of Public Health (1954, PDF)