DISPONIBLE SOLO EN INGLÉS

📝HISTORIA EN BREVE

  • El documental titulado "Genetically Modified Children" expone cómo Philip Morris y Monsanto han explotado a los agricultores de bajos recursos desde 1966, cuando el gobierno argentino autorizó el uso de cultivos transgénicos para resistir el herbicida Roundup de Monsanto
  • Los productores de tabaco en Argentina se vieron obligados a utilizar una gran cantidad de agroquímicos peligrosos para desarrollar un cultivo que fuera certificado por la compañía tabacalera estadounidense Philip Morris
  • En Argentina, un número de niños cada vez mayor nace con graves defectos de nacimiento y deformidades
  • En el documental aparece la entrevista realizada al Dr. Hugo Gomez Demaio y al Dr. Mario Barrera, quienes se dedican a destacar y tratar el vínculo entre los agroquímicos y los defectos de nacimiento
  • El documental también presenta a la activista antiagroquímicos, Sofia Gatica, quien es reconocida por su trabajo en el seguimiento de las tasas anormales de cáncer, enfermedad renal y de otros padecimientos relacionados con la fumigación aérea de glifosato en los cultivos de soya transgénica

🩺Por el Dr. Mercola

El impactante documental titulado "Genetically Modified Children" revela los horrores de décadas de prácticas agrícolas intensivas con productos químicos en Argentina, donde la mayoría de los cultivos son transgénicos (GM) y rociados de forma cotidiana con agroquímicos peligrosos.

Además, muestra el control absoluto que ejercen las grandes empresas de semillas y sustancias químicas, al igual que las tabacaleras como Philip Morris, sobre los agricultores afectados por la pobreza, desesperados por ganar un sustento para vivir.

El documental, producido por Juliette Igier y Stephanie Lebrun, demuestra los efectos devastadores que ha dejado el sector agrícola en la salud de los niños de esta región,1 ya que cada vez hay un mayor número de nacimientos con deformidades físicas. Algunos de los casos son tan graves que, sin una intervención médica, podrían resultar en la muerte de los niños antes de la edad de 5 años.

Este documental comienza cuando el equipo viaja desde el norte de Argentina, en la provincia de Misiones, hasta la frontera con Brasil, una región agrícola que fue una de las primeras del país en comenzar a cultivar transgénicos (GMO) a mediados de los años 90.

El documental presenta la humilde casa de un productor de tabaco, donde conocen a Lucas Texeira, un niño de 5 años de edad con una enfermedad genética de la piel incurable. La familia cree que fue causada por la exposición de la madre al herbicida Roundup de Monsanto al inicio de su gestación, quien indicó que nadie le informó que era tóxico.

La mutación genética que causó el padecimiento de su hijo lo dejó sin poros en su piel, lo que significa que no transpira. El calor permanece al interior de su cuerpo, lo cual le provoca picazón intensa y dolorosa, así como frecuentes ataques de llanto. El Sr. Texeira expresa su tristeza por la enfermedad de Lucas, así como su temor de tener otro hijo con una malformación similar.

Los agroquímicos incrementan los defectos congénitos y deformidades en niños argentinos

Al igual que muchas familias en las zonas rurales de Argentina, durante años, la familia Texeira ha cultivado tabaco transgénico en sus tierras, con un sin número de diversos agroquímicos necesarios para producir un cultivo certificado por la Philip Morris, una multinacional estadounidense que fabrica cigarrillos y tabaco.

Philip Morris les proporciona a los agricultores semillas de tabaco burley transgénico para cigarrillos de tabaco light. Cada año, los agricultores argentinos se ven obligados a utilizar más de 100 sustancias químicas diferentes para desarrollar un cultivo de tabaco de aspecto perfecto, si esperan obtener beneficios monetarios.

La familia Texeira no es la excepción. Durante más de una década, han tratado sus cultivos de tabaco con glifosato y otros agroquímicos, sin ningún tipo de protección. Sin embargo, después de observar un incremento en los defectos de nacimiento entre los niños de la comunidad, incluso en su propio hijo, comenzaron a temer por su seguridad y se mudaron de sus tierras de cultivo, lejos de los productos químicos tóxicos.

"No es fácil, pero uno tiene que vivir la vida como es", dijo el Sr. Texeira. "Gracias a Dios, el problema de Lucas solo es en su piel. Él está sano y puede comer casi cualquier cosa". Lucas es un milagro, indica el narrador del documental. En esta región, hay una cantidad desproporcionada de niños que nacen con deformidades.

En Argentina, cada año se aplican 300 millones de litros de glifosato en los campos de cultivo

Los cultivos transgénicos empezaron a desarrollarse por primera vez en el país en la provincia de Misiones, después de que el gobierno autorizó su uso desde 1996, una decisión basada únicamente en estudios realizados por Monsanto y sin investigaciones que lo contradijeran.

Durante más de dos décadas, la tierra fue rociada con glifosato y otros agroquímicos, que contaminaron el suelo y agua de la región. Para 2013, más de 24 millones de hectáreas (59.3 millones de acres)2 de transgénicos fueron cultivadas en Argentina, incluyendo la soya, maíz, algodón y tabaco.

La acumulación de evidencia científica que relaciona el incremento del número de abortos espontáneos, defectos congénitos y cáncer por los transgénicos y agroquímicos, no disuadió al gobierno argentino de subsidiar los cultivos transgénicos. Tal vez, en parte esa decisión se deba al 35 % de los impuestos que Argentina recibe de las exportaciones de soya transgénica.

A pesar de los peligros, nadie les advirtió a los productores de tabaco sobre los riesgos. De hecho, fue todo lo contrario. Los agricultores en la provincia de Misiones fueron bombardeados con diversas formas de publicidad, incluyendo comerciales de empresas químicas que insistían en que los agroquímicos eran la clave de la prosperidad.

Los anuncios televisivos promocionaban los beneficios del herbicida Roundup de Monsanto, incluyendo su capacidad para acabar con todo, excepto los transgénicos; y en efecto, el marketing funcionó. Hoy en día, en Argentina se vierten más de 300 millones de litros (79.2 millones de galones) de glifosato cada año en más de 28 millones de hectáreas (69.1 millones de acres) de campos de cultivo.3

Deserción total

El documental muestra cuando el equipo visitó la casa de otro niño enfermo. Lucas Krauss nació con microcefalia congénita, sufre de epilepsia, retraso en el desarrollo motor y mental, atrofia muscular múltiple y muchas otras patologías relacionadas.

El primer médico que consultó la familia dijo que el padecimiento de su hijo se debía a la falta de oxígeno; sin embargo, el neurólogo tuvo una opinión diferente. Al principio, estuvo de acuerdo y dijo que era debido a la falta de oxígeno.

No obstante, cuando lo presionaron más, admitió que la falta de oxígeno no era la única causa, pero se negó a decir lo que creía que era la verdadera causa de la enfermedad de Lucas. Ni siquiera le realizaron exámenes médicos, dijo la madre del niño.

La familia entiende que el padecimiento de Lucas, al igual que el de muchos otros en la comunidad, probablemente está vinculado a los agroquímicos utilizados para cultivar el tabaco. Pero la familia no puede abandonar su negocio porque es la principal fuente de ingresos en su área y, lo más importante, es el único sector que brinda seguro social a sus trabajadores.

Sin la ayuda financiera de la industria tabacalera, el padre teme que no pueda atender a su hijo con necesidades especiales.

En 2010, la situación empezó a cambiar. Un grupo de abogados de los Estados Unidos viajó a Misiones para visitar a las familias con niños gravemente discapacitados. Uno de sus destinos incluía la casa de William Núñez, de 17 años, quien nació con una grave discapacidad.

No puede hablar ni caminar, y tiene que ser alimentado a través de un tubo de alimentación directo a su estómago. La familia no ha recibido ayuda del gobierno para el tratamiento médico que William requiere; en cambio, han aprendido por sí solos cómo cuidar a su hijo discapacitado.

Ignorancia y explotación

La familia Núñez indica que fueron visitados por abogados de los Estados Unidos, de cuatro a cinco veces en un período de seis meses, así como también por algunos médicos de México y los Estados Unidos. A la familia Núñez se le dijo que no tenían la culpa de usar agroquímicos y que se les podía otorgar hasta 3 millones de dólares en el caso de William.

Los abogados le solicitaron a la familia que firmara un contrato con el compromiso de no discutir su caso con nadie. Y hasta ahora, habían respetado el contrato. Pero no han tenido noticias de los abogados en más de cuatro años y no quieren permanecer callados por más tiempo.

Posteriormente, el documental presenta a un hombre llamado Emilio, hijo de un productor de tabaco que ha creado un sindicato independiente para lidiar con las dos empresas tabacaleras de la región, que a menudo apoyan a las grandes tabacaleras.

El cultivo de tabaco es un trabajo arduo, señaló Emilio, y agregó que las personas sufren mucho porque trabajan todo el año y el incentivo financiero no es muy bueno. Emilio describe a la industria del tabaco en San Jacinto, Argentina, como un sistema de esclavitud, encapsulado por la ignorancia y explotación.

El equipo de filmación visitó un almacén donde todos los productores de tabaco de la región acuden a vender su producto. La cosecha de tabaco de los agricultores es transportada hasta allí al final del ciclo de cultivo, que incluye la siembra, tratamiento, cosecha, secado y clasificación.

Este es el único lugar donde pueden vender su producto, indicó Emilio. El equipo de filmación estuvo ahí el día en que los productores supieron cuánto valdría su trabajo de todo el año.

"Es el momento cuando uno se siente feliz o se enoja, porque si todo sale bien, sabrá que podrá comprar lo que necesita o lo que soñó cuando se esforzaba por lograrlo. Entonces, ahí es cuando lo sabe", señaló Emilio.

El cultivo debe cumplir con los estrictos estándares establecidos por la cooperativa, que inspecciona cada paquete con rapidez. Examinan la textura, anchura y color de las hojas. El tabaco en su estado natural nunca pasaría la prueba, solo utilizar los agroquímicos podría garantizar un buen resultado.

Las grandes tabacaleras dominan la industria

En el documental aparece la opinión de uno de los agricultores sobre su sentir acerca de las ganancias. Indica que recibió aproximadamente 610 dólares por 975 kilos de tabaco. Eso es alrededor de 3.50 dólares por libra de tabaco. Es un precio bajo, señala el agricultor, y agrega: "Para mí, es como un robo. Es injusto".

Los productores señalan que sus ingresos fueron especialmente bajos este año como resultado de los costosos insumos químicos que fueron obligados a utilizar. Las empresas químicas los cobran en dólares estadounidenses, pero pagan en pesos, indica un agricultor frustrado, y agrega que no tiene la manera de abandonar su negocio porque no puede arriesgarse a perder su seguro social.

Las grandes tabacaleras dominan la industria en San Jacinto, Argentina, de tal manera que las empresas como Philip Morris han cambiado por completo el cultivo del tabaco. Hoy en día, los agricultores se encuentran esclavizados por las empresas que producen y venden los agroquímicos necesarios para desarrollar un cultivo que pueda ser certificado por la Philip Morris.

El equipo de filmación logró capturar imágenes dentro de un almacén donde los agricultores acuden a comprar pesticidas. Ahí, había estantes altos con herbicidas, fungicidas e insecticidas alineados en las paredes, y todo era manipulado con las manos y sin guantes.

Entre los insecticidas había un producto químico fabricado por la empresa Bayer, llamado Confidor, que contiene los insecticidas clotianidina, imidacloprid, tiametoxam y methiocarb,4 que a excepción del methiocarb, pertenecen a una clase de pesticidas para matar abejas, conocidos como neonicotinoides, y que hace poco tiempo fueron prohibidos en todos los cultivos que se producen al aire libre en Europa.5

Tóxico: una palabra constante en Argentina

Antes de abandonar la región, el equipo de filmación hizo una última parada para visitar a Raul Gómez, quien ha creado una lista de todas las sustancias químicas que ha tenido que manipular en las últimas dos décadas, ahora la mayoría están prohibidas debido a su toxicidad.

A Gómez le preocupa tener almacenadas tales sustancias químicas en su propiedad, ya que muchas son demasiado peligrosas para poder eliminarlas.

Según comenta, se le había dicho que alguien vendría para llevárselas, pero nadie acudió, por lo que construyó chozas para almacenarlas. Gómez cree que definitivamente fue un conejillo de indias porque se vio obligado a trabajar con sustancias tóxicas muy peligrosas sin tener conocimiento de las implicaciones para la salud de su familia.

Tanto él como otros agricultores señalan que la pregunta no es si se enfermarán, sino cuándo ocurrirá. Todos en esta región tienen sustancias tóxicas presentes en sus cuerpos, indica, y aunque ahora no lo sienten, en algunos años sí lo harán. "Así es como sucede. Las consecuencias ocurren después".

Luego, el equipo de filmación viajó a Posadas, la capital de la provincia de Misiones, donde los médicos consideraron una hipótesis aterradora; es decir, que la exposición a los agroquímicos en realidad podría modificar el genoma humano.

Los médicos están dedicados a destacar y tratar la relación entre la exposición al glifosato y otros agroquímicos con los defectos congénitos causados por el daño en el ADN.

Con los años, los médicos han sido testigo de un número de niños cada vez mayor que padece malformaciones. "Ya no son solo observaciones empíricas, sino una estadística ineludible…", indicó el narrador del documental.

El documental presenta a dos niñas que padecen hidrocefalia, un padecimiento relacionado con una anomalía que afecta al cromosoma X. La hidrocefalia es la acumulación de fluidos en las profundidades del cerebro.

El exceso de líquidos presiona el cerebro y daña el tejido cerebral. Los síntomas de la hidrocefalia incluyen una cabeza inusualmente grande, aumento rápido en el tamaño de la cabeza y un área abultada en la parte superior.6

'Ellos obtienen el dinero y nosotros las enfermedades'

Las madres de las dos niñas con hidrocefalia dijeron que estuvieron expuestas a agroquímicos, pero de forma indirecta.

Aunque los productos agroquímicos no fueron almacenados en su hogar, indicaron que estuvieron expuestas a ellos por medio de la ropa contaminada de los miembros de la familia que cultivan tabaco. Las mujeres lavan la ropa de los hombres en un arroyo cercano, que también sirve como fuente de agua potable.

La exposición a agroquímicos podría causar daño genético que puede transmitirse a la descendencia de una persona y causar una modificación en la herencia genética.

En 2009, los Dres. Hugo Gómez Demaio y Mario Barrera, publicaron resultados de una investigación que demostraban que los abortos espontáneos y defectos congénitos entre los recién nacidos eran seis veces más altos de lo normal, mientras que el cáncer en niños pequeños era cinco veces más común que en cualquier otro lugar.7

Al principio, Demaio y Barrera trabajaron solos, pero pronto otros médicos que habían hecho observaciones similares empezaron a colaborar en su investigación.

Los médicos señalaron que los agroquímicos pasaban de las madres a sus hijos y causaban daños en los primeros 28 días de embarazo, lo que generaba monstruosas deformidades que son difíciles de solucionar.

La expresión más común es mielomeningocele,8 un defecto de nacimiento en la columna vertebral y médula espinal. Es la lesión más grave del sistema nervioso central con la que una persona podría vivir.

David contra Goliat: una batalla con grandes desventajas

El equipo de filmación visitó la oficina en Buenos Aires de los abogados que visitaron a las familias hace varios años, y quienes nunca hicieron el seguimiento posterior. Allí no estaban muy bien informados sobre el caso, por lo que el equipo de filmación visitó la oficina en Nueva York donde los abogados habían trabajado en este caso hace años.

Hablaron con Steven J. Phillips de la oficina LLP de Phillips & Paolicelli, que se especializa en defender a los niños que se han visto afectados por los productos tóxicos. Phillips indicó creer que tenía un caso bien sustentado contra Monsanto y Philip Morris. Monsanto diseñó y vendió glifosato a personas en Sudamérica bajo condiciones en las que sabía que habría mujeres embarazadas mezclando las sustancias químicas.

Monsanto sabía que era extremadamente peligroso, pero de todos modos los vendió y obtuvo grandes ganancias económicas, señaló Phillips. Philip Morris insistió en que los productores cultivasen el tabaco de una manera tan específica que incluyera el uso de glifosato, y si no lo hacían, Philip Morris no compraría el tabaco. Entonces, los agricultores no tuvieron otra opción.

"Si obliga a alguien a actuar de forma riesgosa, lo engaña al respecto y luego sus hijos son afectados, entonces esa es una razón para llevarlos a los tribunales", indicó Phillips. Si bien, los abogados reconocen que esta podría ser una batalla con grandes desventajas, como del tipo David contra Goliat, también saben que la verdad está de su lado.

A menudo, la verdad prevalece, como es el caso de un veredicto de culpabilidad en el histórico juicio contra Monsanto. Un jurado en San Francisco, California, otorgó al demandante Dewayne Johnson 289 millones de dólares como compensación por daños y perjuicios, después de determinar que su cáncer era causado por estar expuesto al herbicida Roundup de Monsanto.9 La Asociación de Consumidores Orgánicos (OCA) informó lo siguiente:

"La decisión del jurado fue unánime; Monsanto fue culpable de fabricar y vender un producto que había causado el cáncer de Johnson. Además, la empresa sabía que su producto podría causar cáncer y, sin embargo, ocultó de forma intencional este hecho a Johnson y la población".

Este caso es inquietantemente similar al de los productores y sus familias que sufren por la exposición a los agroquímicos, incluyendo al glifosato. Y los productores de tabaco no son los únicos afectados, hay otra región en Argentina que se ha convertido en el símbolo de la lucha contra los agroquímicos.

Córdoba, la tierra de la soya transgénica

El equipo de filmación viajó a Córdoba, la segunda ciudad más importante de Argentina, y el último destino de su investigación. Córdoba se caracteriza por la siembra de soya transgénica, donde se aplica glifosato por medio de fumigación aérea.

La ciudad está llena de grafitis contra Monsanto. En 2012, se obtuvo un veredicto histórico10 cuando un agricultor y dueño de un avión de fumigación en Córdoba fue condenado a tres años de prisión por fumigación aérea ilegal. Habían rociado glifosato a menos de 2500 metros de un área muy poblada.

El documental presenta a la activista antiagroquímicos, Sofia Gatica, cofundadora de Madres de Ituzaingó,11 un grupo de madres que trabaja para detener el uso indiscriminado de agroquímicos que han intoxicado a los niños de la región.

Gatica perdió a su hija pequeña por una malformación renal, mientras que su hijo perdió la habilidad para caminar después de estar expuesto a una fumigación local de agroquímicos.

Gatica es reconocida por su trabajo en el seguimiento de las tasas anormales de cáncer, enfermedad renal y otros padecimientos, en áreas cercanas donde el glifosato se aplicó a los cultivos de soya transgénica. Las Madres de Ituzaingó realizaron análisis sanguíneos en sus hijos y descubrieron que 3 de cada 4 niños que vivían en su comunidad tenían rastros de agroquímicos en su sangre, incluyendo pesticidas, cromo, plomo y arsénico.

Con la esperanza de obtener ayuda del gobierno, el grupo presentó los resultados ante funcionarios argentinos, quienes les dijeron que solo mejorarían el agua si las familias renunciaban por escrito a su derecho para demandar por la contaminación del agua.

Gatica ha sido amenazada y agredida físicamente en repetidas ocasiones por sus esfuerzos en la lucha contra las empresas químicas. En una ocasión, en 2014, fue amenazada con un arma de fuego y un hombre le dijo que, si no dejaba de manifestarse contra Monsanto, le "volaría los sesos".

Los avances hasta el momento

A pesar de la batalla contra la corriente, las Madres de Ituzaingó y otros activistas han tenido algunas victorias. Como informó OCA:12

"En 2008, el presidente de Argentina le solicitó al ministro de salud que investigara el impacto del uso de pesticidas en Ituzaingó.
El Departamento de Medicina de la Universidad de Buenos Aires realizó un estudio y los resultados se corroboraron con la investigación que las madres habían realizado, que vinculaba la exposición a los pesticidas con muchos de los problemas de salud que padecían las personas de la comunidad.
Además, Gatica logró que se aprobara un decreto municipal que prohibía la fumigación aérea en Ituzaingó a una distancia menor a 2500 metros de los hogares.
Y también obtuvieron una gran victoria, ya que un fallo de la Corte Suprema de 2010 prohibió la fumigación de agroquímicos cerca de áreas pobladas y modificó la carga de evidencia, ahora el gobierno y los productores de soya deben probar que las sustancias químicas que utilizan son seguras, en vez de que los habitantes tengan que demostrar que la fumigación los enferma".

En 2021, según una revisión sistemática de la literatura científica publicada entre 2006 y 2018, se estimó que 385 millones de casos de intoxicación aguda no intencional por plaguicidas (UAPP) ocurren anualmente en todo el mundo.13Sin embargo, los agroquímicos arrojan ganancias por 40 mil millones de dólares al año, y se proyecta que lleguen a dejar ganancias por 308 mil millones de dólares para el año 2025.14

¿Acaso las empresas que elaboran estos agroquímicos sacrificarán sus ganancias para proteger la salud pública? Solo el tiempo lo dirá; sin embargo, probablemente la solución se encuentre en el sistema legal, que ha dado grandes pasos a nivel mundial para proteger a la población de los agroquímicos nocivos.