📝HISTORIA EN BREVE

  • Los aceites vegetales procesados son el producto alimentario más dañino que puede consumir, incluso más que el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF)
  • El cuerpo metaboliza los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA, por sus siglas en inglés) omega-3 y omega-6 en eicosanoides, que son sustancias similares a las hormonas. Mientras que los eicosanoides omega-3 ayudan a combatir la inflamación, los eicosanoides omega-6 la promueven
  • Los aceites vegetales tienen enlaces muy perecederos que reaccionan con el oxígeno, lo que produce radicales libres que pueden convertir los ácidos grasos normales en peligrosas moléculas de alta energía que causan daños de forma similar a la radiación
  • Según los análisis, entre el 60 % y el 90 % de los aceites de oliva que se venden en los supermercados y se utilizan en casi todos los restaurantes están adulterados con aceites vegetales baratos que son ricos en omega-6 oxidadas como el aceite de girasol y cacahuate

🩺Por el Dr. Mercola

Cuando se trata de la alimentación, poner atención a los detalles puede hacer la diferencia entre la salud y la enfermedad. Las grasas alimentarias son un excelente ejemplo, ya que casi todos los alimentos de la dieta occidental las contienen, el detalle está en que no todas son iguales. Pero ¿cuáles grasas son dañinas y cuáles son beneficiosas?

Existe mucha confusión en torno a las grasas alimentarias y los aceites para cocinar. Por desgracia, muchos "expertos" en salud aún se aferran a las recomendaciones convencionales que sugieren a las personas consumir grasas que en realidad son dañinas y evitar las grasas que son saludables. Sin embargo, llegó el momento de aclarar esta confusión que causa tantos daños: aquí le diré todo lo que necesita saber sobre las grasas y los aceites vegetales.

Las grasas 'malas' se están apoderando de nuestro suministro de alimentos

Los estantes de los supermercados están llenos de diferentes tipos de aceites para cocinar que contienen altas cantidades de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) omega-6. De hecho, un reporte que se realizó en 2015 en los Estados Unidos reveló que la concentración de ácido linoleico (LA, por sus siglas en inglés) en el tejido graso de las personas adultas incrementó en un 136 % durante la última década. Los aceites de semillas o vegetales como el aceite de maíz y canola son ricos en ácido linoleico, que hoy en día es la grasa poliinsaturada más común en nuestro suministro de alimentos.

En 2017, un reporte del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos que se tituló: "U.S. Trends in Food Availability", obtuvo hallazgos similares, y menciona que el consumo de aceites vegetales incrementó en un 87 % entre 1970 y 2014, mientras que el consumo de grasas saturadas de origen animal (que incluyen mantequilla, manteca de cerdo y sebo de res), disminuyó en un 27 %.

Pero ¿cuál es el verdadero significado de estas cifras? Aquí un punto muy importante: estos aceites vegetales procesados ricos en grasa puliinsturada (PUFA) son el producto alimentario más dañino que puede consumir, incluso más que el jarabe de maíz alto en fructosa (JMAF).

Los aceites vegetales no solo se relacionan con enfermedades cardíacas y gastrointestinales, como el trastorno del intestino irritable y enfermedades inflamatorias, como la artritis, sino que también con enfermedades graves como el cáncer, en especial con el neuroblastoma y los cánceres de mama, próstata, colon y pulmón.

Y, a pesar que la evidencia demuestra todo lo contrario, muchas autoridades de salud aún insisten en que los aceites vegetales son más saludables que las grasas saturadas de origen animal, como la mantequilla y manteca de cerdo. Este es un mito que surgió hace mucho tiempo y que aún sigue vigente.

La relación entre los ácidos grasos poliinsaturados omega-6 y el cáncer

Las grasas omega-3 y omega-6 son PUFA que su cuerpo necesita, el problema es que las personas consumen demasiadas omega-6 y muy pocas omega-3. Aunque la proporción ideal es 1:1, el desequilibrio se produce porque casi todos los alimentos se elaboran con aceites vegetales que se componen de una gran cantidad de ácidos grasos omega-6. Maria Cross, experta en nutrición, explica por qué este desequilibrio puede causar cáncer:

“Aunque realizan diferentes funciones, estas dos grasas [omega-3 y omega-6] dependen la una de la otra para producir un equilibrio metabólico, pero compiten entre sí por la absorción en el cuerpo.
Los PUFA de las grasas omega-6 no son malos en sí; de hecho, las necesitamos. Entonces, si las grasas omega-6 son esenciales para la salud, no tiene sentido que también puedan causar cáncer.
Esa es la razón por la que los científicos creen que las grasas omega-6 en sí no son malas, lo que daña la salud es el desequilibrio entre estos dos grupos de PUFA. Evolucionamos y nuestra genética se adaptó a un tipo de alimentación que proporciona cantidades más o menos iguales de grasa omega-3 y omega-6.
Debido a la industrialización de nuestra alimentación y el uso excesivo de aceites vegetales, la proporción entre las grasas omega-6 y omega-3 sufrió un desequilibrio muy marcado, ya que ahora consumimos hasta 25 veces más grasas omega-6 que omega-3.
Esta situación produce efectos negativos, tal y como lo demuestran los datos experimentales que respaldan la teoría de que este desequilibrio entre los PUFA influye en el desarrollo de tumores".

Para que entienda mejor este efecto, el cuerpo metaboliza los PUFA omega-3 y omega-6 en eicosanoides, que son sustancias similares a las hormonas. Mientras que los eicosanoides omega-3 ayudan a combatir la inflamación, los eicosanoides omega-6 la promueven. Lo que hacen las omega-3 es que bloquean los efectos proinflamatorios de los eicosanoides omega-6.

En 2016, un artículo que se publicó en el Boletín Médico Del Hospital Infantil de México, que es la publicación oficial del Hospital Infantil de México Federico Gómez, los autores señalaron que "varios estudios demuestran que los PUFA omega-6 inducen la progresión en ciertos tipos de cáncer", mientras que "los PUFA omega-3 producen un efecto terapéutico contra ciertos tipos de cáncer".

Los aceites vegetales promueven casi todas las enfermedades crónicas

Pero el cáncer solo es la punta del iceberg, ya que este grave desequilibrio entre las grasas omega-3 y omega-6 también influye en el riesgo de muchas otras enfermedades crónicas porque provoca una disfunción mitocondrial que acelera su desarrollo.

Los aceites vegetales tienen enlaces muy perecederos que reaccionan con el oxígeno, lo que produce radicales libres que pueden convertir los ácidos grasos normales en peligrosas moléculas de alta energía que causan daños de forma similar a la radiación.

Como si eso no fuera suficiente, a esta carga tóxica se suma el hecho de que los aceites vegetales se elaboran con ingredientes transgénicos, como la soya y el maíz. Los cultivos transgénicos son una fuente de exposición al glifosato, una sustancia cancerígena que también se relaciona con el daño intestinal y otros problemas de salud.

Además, cuando los aceites vegetales se calientan, se degradan y se convierten en productos de oxidación que son muy tóxicos. Un ejemplo son los aldehídos cíclicos 4-hidroxinonenal (4HNE), que producen la lipoproteína de baja densidad (LDL) oxidada que puede incrementar el riesgo de enfermedad cardíaca.

Aquí otras formas en que los aceites vegetales pueden dañar su salud:

Reducir sus defensas antioxidantes al inhibir la producción de glutatión en el hígado.

Provocar que las membranas celulares sean más permeables, lo que daña las mitocondrias y el ADN.

Inhibir la eliminación de células dañadas o lisadas que producen citoquinas inflamatorias que aceleran el desarrollo de enfermedades y el envejecimiento.

Reducir la fluidez de la membrana celular, lo que afecta los transportadores de hormonas en la membrana celular y ralentiza la tasa metabólica.

Inhibir la delta-6 desaturasa (delta-6), que es una enzima que ayuda a convertir los omega-3 de cadena corta en omega-3 de cadena más larga.

Los aceites vegetales no son saludables, aunque la etiqueta diga lo contrario

Hay algunos tipos de aceite para cocinar que se promocionan como opciones saludables, pero, eso no es cierto.

Un ejemplo es el aceite de oliva. Según los análisis, entre el 60 % y el 90 % de los aceites de oliva que se venden en los supermercados y se utilizan en casi todos los restaurantes están adulterados con aceites vegetales baratos que son ricos en omega-6 oxidadas como el aceite de girasol y cacahuate. Los aceites de oliva que no son de grado alimentario también son dañinos. Incluso el aceite de oliva extra virgen puede contener aceites poco saludables como aceite de soya, maíz, sésamo, semilla de uva y palma, aunque no lo mencionen en la etiqueta.

El aceite de aguacate, que también se promociona como saludable, suele ser de mala calidad y estar adulterado. Un reporte de Food Control señala que hasta el 82 % de estos aceites “refinados” y “extra vírgenes” se rancian antes de su fecha de caducidad.

Cuando se trata de estos dos aceites saludables, es importante comprar productos de la mejor calidad. No se deje engañar por las etiquetas que dicen que el aceite de oliva está hecho en Italia, porque eso no siempre garantiza que sea de alta calidad. Mejor, verifique su color (debe tener un color verde casi luminiscente) y sabor.

El aceite de oliva de alta calidad tiene un aroma y un sabor fresco y afrutado. Otros lo describen con un sabor a hierba, manzana, plátano verde, herbáceo, amargo o picante (el sabor picante es una señal de antioxidantes saludables). Pero, solo utilice aceite de oliva frío y guárdelo en un lugar fresco y oscuro.

Lo mismo sucede con el aceite de aguacate. Si encuentra un producto de alta calidad, solo consúmalo frío. No utilice estos aceites para cocinar. Esto se debe a que, como lo demostró un estudio en 2018, aunque el aceite de aguacate tiene un alto punto de humeo (entre 190 y 204 °C o 375 y 400 °F) cuando se calienta suele producir muchos más compuestos dañinos, como las grasas trans.

Entonces, si quiere obtener sus beneficios, lo mejor es que lo consuma frío, una opción es rociarlo en sus ensaladas favoritas. O aún mejor, consuma la fruta entera que es rica en grasas saludables, fibra, potasio, proteína, folato y vitamina K.

Los mejores tipos de aceites y grasas

Como mencioné, las grasas alimentarias son esenciales, pero es muy importante que aprenda a diferenciar entre las grasas beneficiosas y las dañinas. Además del aceite de oliva y el aceite de aguacate de alta calidad (solo para consumo en frío), estos son algunos de los tipos de grasas que recomiendo:

Sebo de animales alimentados con pastura. Esta es la mejor grasa para cocinar. La manteca de cerdo también es una buena opción para cocinar.

Aceite de coco. También es una buena opción para cocinar debido a que tiene un alto punto de calentamiento y produce muchos beneficios.

Mantequilla orgánica elaborada con leche sin pasteurizar de vacas alimentadas con pastura. Es más saludable que la margarina o productos para untar de aceites vegetales.

Ghee. Una grasa pura sin carbohidratos, ya que se eliminan los sólidos lácteos que pueden causar algunos efectos en ciertas personas.

Asegúrese de consumir alimentos ricos en grasas saludables, como aguacates, frutos secos y lácteos sin pasteurizar.

Por último, optimizar sus niveles de omega-3 también es muy importante, algunas buenas fuentes de estas grasas beneficiosas incluyen salmón salvaje, sardinas, caballa y arenque. También puede tomar un suplemento de aceite de kril.