HISTORIA EN BREVE

  • Las personas que durmieron durante nueve horas o más mostraron un riesgo 23 % mayor de sufrir un derrame cerebral, en comparación con aquellas que durmieron de siete a ocho horas por noche
  • Asimismo, aquellas personas que tomaron siestas de más de 90 minutos mostraron un riesgo 25 % mayor de sufrir un derrame cerebral, comparado con los que tomaron una siesta de 30 minutos o menos
  • El riesgo de sufrir un derrame cerebral aumenta hasta en un 85 % al dormir demasiado por la noche y al tomar una siesta de más de 90 minutos
  • Dormir menos de siete horas, así como dormir más de ocho horas por la noche se relaciona con un mayor riesgo de desarrollar presión arterial alta, que es un factor muy importante para sufrir un derrame cerebral

Por el Dr. Mercola

A pesar de que se han documentado los riesgos relacionados a la falta de sueño, también existen riesgos relacionados con dormir demasiado, lo que generalmente se caracteriza por dormir más de nueve horas por la noche. De acuerdo con un estudio chino que involucró a 31 750 personas, dormir demasiado y las siestas prolongadas pueden aumentar el riesgo de sufrir un derrame cerebral.1

Aún se desconocen las razones por las que el exceso de sueño aumenta el riesgo de sufrir un derrame cerebral, pero las siestas y el sueño prolongado tienen más probabilidades de provocar un aumento de peso e inactividad, los cuales son factores de riesgo de los derrames cerebrales.

Sin embargo, es posible que existan otros factores involucrados, ya que la relación que existe entre el sueño y la salud cardiovascular se continúa investigando.

Dormir demasiado aumenta el riesgo de sufrir un derrame cerebral hasta en un 85 %

Aquellas personas que dormían durante nueve horas o más mostraban un riesgo 23 % mayor de sufrir un derrame cerebral, mientras que aquellos que dormían menos (seis horas por noche) no mostraron ningún efecto significativo en el riesgo de sufrir un derrame cerebral.

Asimismo, aquellas personas que tomaron siestas de más de 90 minutos mostraron un riesgo 25 % mayor de sufrir un derrame cerebral, comparado con aquellos que tomaron una siesta de 30 minutos o menos.2

Sin embargo, el mayor riesgo se registró entre aquellos que durmieron durante nueve horas o más, y que además tomaron una siesta de más de 90 minutos. Esta combinación aumentó el riesgo de sufrir un derrame cerebral hasta en un 85 %, en comparación con las personas que dormían y tomaban siestas moderadas.

La calidad del sueño es de gran importancia, mientras que los investigadores encontraron que "aquellos con una mala calidad del sueño mostraron un riesgo 29 %, 28 % y 56 % mayor de sufrir un derrame cerebral total, isquémico y hemorrágico, respectivamente".3

Las personas con una mala calidad de sueño durante la noche tienen una probabilidad 82 % mayor de sufrir un derrame cerebral, en comparación con aquellos que duermen de manera moderada con un sueño de buena calidad.

Además, incluso modificar la duración del sueño, de moderada a extensa, aumentó el riesgo de sufrir un derrame cerebral. Aquellas personas que aumentaron de 7 a nueve horas o más por noche mostraban una probabilidad 44 % mayor de sufrir un derrame cerebral que las personas que durmieron de manera moderada.4

Investigaciones previas también destacan la relación que existe entre dormir más de ocho horas por noche y la posibilidad de un derrame cerebral, particularmente en ancianos y mujeres.5

La relación entre la duración del sueño y los derrames cerebrales

En los Estados Unidos, más de 795 000 personas sufren de un derrame cerebral al año, lo que equivale a un derrame cerebral cada 40 segundos.6 Aunque el derrame cerebral es la segunda causa de muerte y una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial, únicamente hasta ahora se reconoce su relación con el sueño.7

De hecho, la mayoría de los derrames cerebrales ocurren en las primeras horas del día, cuando los patrones de presión arterial disminuyen y luego aumentan por la mañana.

"Se ha sugerido que el aumento de la presión arterial por la mañana conduce a un aumento de los eventos cardiovasculares y cerebrovasculares al alterar las placas vulnerables, lo que lleva a la ruptura y la trombosis", explicaron los investigadores en la revista Frontiers in Neurology.8

La duración del sueño también se relaciona con un mayor riesgo de presión arterial alta, el cual es un factor muy importante para los derrames cerebrales. Un estudio reveló que dormir menos de siete horas, así como más de ocho horas por la noche, está relacionado con un mayor riesgo de hipertensión arterial.9

La interrupción del sueño, incluyendo la apnea del sueño o moverse durante la noche, también puede aumentar el riesgo de sufrir un derrame cerebral; tal como se señaló en el Journal of Stroke, esto se debe al estrés causado al sistema cardiovascular:10

"Cualquier restricción o fragmentación del sueño, como la interrupción del sueño, apnea del sueño, el insomnio, moverse durante la noche y los trabajos nocturnos, perjudican la restauración cardiovascular y causan estrés en el sistema cardiovascular.
Se ha informado que las alteraciones del sueño son muy importantes para el desarrollo de los derrames cerebrales y otros trastornos cardiovasculares".

Es importante optimizar la calidad del sueño para reducir el riesgo de sufrir un derrame cerebral y otras afecciones crónicas, pero ¿cuántas horas son suficientes? Los adultos necesitan un promedio de siete a nueve horas de sueño por noche, mientras que la mayoría logra conciliar el sueño por aproximadamente ocho horas.

Factores de riesgo adicionales

Existen una serie de factores de riesgo para los derrames cerebrales, muchos de ellos de naturaleza física. Como se mencionó anteriormente, el factor más importante es la presión arterial alta, ya que duplica o cuadriplica el riesgo de sufrir un derrame cerebral.11

Otras afecciones de salud, como las enfermedades cardíacas, la diabetes, aterosclerosis y obesidad, también aumentan el riesgo, al igual que fumar y la inactividad física.

El uso prolongado de antibióticos durante la mediana edad o la vejez también puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluyendo ataques cardíacos y derrames cerebrales, en las mujeres.12

Entre los adultos más jóvenes, los hombres tienen un mayor riesgo de sufrir un derrame cerebral que las mujeres, mientras que los afroamericanos e hispanoamericanos tienen aproximadamente dos veces más probabilidades de sufrir un derrame cerebral que los caucásicos.13

Además, según el Dr. Lee H. Schwamm, neurólogo en el Hospital General de Massachusetts, y el Dr. Lawrence R. Wechsler, profesor de neurología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, los factores de riesgo entre las personas menores a los 50 años difieren de aquellos en las personas mayores, e incluyen los siguientes:14

Disección arterial que origina coágulos sanguíneos: la disección arterial, que es cuando se desgarra el revestimiento de las arterias, puede ser causada con los movimientos repentinos del cuello, incluyendo las lesiones atléticas y las sacudidas de las montañas rusas.

Orificio en el corazón (foramen oval permeable): alrededor de 1 de cada 4 personas presenta este padecimiento, lo que puede incrementar la probabilidad de algún derrame cerebral, ya que podría permitir que un coágulo de sangre pueda acceder al corazón y cerebro.

Coágulos de sangre.

Defectos cardíacos o alteración en la frecuencia cardíaca.

Contracción arterial causada por estimulantes o medicamentos, que puede causar una falta repentina de oxígeno en el cerebro.

Aneurisma o malformación arteriovenosa.

El ejercicio reduce el riesgo de derrame cerebral

Dormir demasiado, ser inactivo y permanecer sentado durante mucho tiempo es peor que dormir en exceso por sí solo. De hecho, un estudio encontró que "la inactividad, sentarse durante mucho tiempo y dormir demasiado se relacionaban fuertemente con la mortalidad por todas las causas".15

La buena noticia es que el ejercicio puede mejorar la calidad del sueño y reducir el riesgo de sufrir un derrame cerebral, incluso en pequeñas dosis. Menos de una hora de entrenamiento de fuerza por semana puede reducir entre el 40 % y 70 % el riesgo de un ataque cardíaco y derrame cerebral.16

Menos de una hora de entrenamiento de fuerza disminuyó el síndrome metabólico, el cual es responsable de aumentar en un 29 % su riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedad cardíaca y derrame cerebral.17

Caminar diariamente puede tener un efecto protector, ya que reduce la gravedad de los derrames cerebrales en caso de que ocurran.

Los adultos involucrados en actividades leves a moderadas pueden sufrir derrames cerebrales con menor gravedad a diferencia de las personas físicamente inactivas; los investigadores recomiendan caminar cerca de cuatro horas, así como nadar dos o tres horas a la semana para reducir la gravedad de los derrames cerebrales.18

Elevar la temperatura corporal a través del ejercicio, las salas de vapor, los baños calientes o las saunas, ayuda a optimizar las proteínas de choque térmico (HSP, por sus siglas en inglés) dentro de las células, lo que limita el daño celular, facilita la recuperación celular y mejora el plegamiento y la reparación de proteínas.19

El daño de las HSP puede conducir a la formación de placa en el cerebro o sistema cardiovascular, lo que aumenta el riesgo de sufrir un derrame cerebral o enfermedad cardiovascular. Con ese fin, los investigadores también han relacionado el uso de la sauna con un menor riesgo de derrame cerebral y presión arterial alta, ya que aumenta las proteínas de choque térmico.20

La mayoría de los derrames cerebrales son causados por el estilo de vida

La gran mayoría de los derrames cerebrales están relacionados con factores de estilo de vida modificables, por lo que se recomienda realizar cambios en su vida para reducir el riesgo, así como consultar las estrategias de prevención de derrames cerebrales. Si duerme demasiado, busque las razones subyacentes.

Sin embargo, muchos de los factores de riesgo que aumentan el riesgo de enfermedad cardíaca, como la obesidad, el tabaquismo y la inactividad, también aumentan el riesgo de un derrame cerebral. Las deficiencias de vitamina D y magnesio también aumentan el riesgo.

Se recomienda medir sus niveles de vitamina D dos veces al año y mantenerlo entre 60 y 80 ng/ml (150 y 200 nmol/L) durante todo el año, ya sea por medio de la exposición moderada al sol o los suplementos orales.

Para elevar los niveles de magnesio, es necesario consumir alimentos ricos en magnesio o tomar suplementos de magnesio equilibrados con vitaminas D3, K2 y calcio. Otras estrategias de prevención incluyen las siguientes:

  • Consumir alimentos de buena calidad: los alimentos enteros mínimamente procesados y ricos en grasas saludables, así como los alimentos fermentados y aquellos bajos en carbohidratos netos, pueden proteger la salud cardíaca y cardiovascular.
  • Controlar el estrés: el estrés está relacionado con un alto riesgo de derrame cerebral y, aunque es inevitable, la manera de manejarlo puede marcar la diferencia en cómo afecta la salud.21 La mejor herramienta para controlar el estrés es por medio de las técnicas de libertad emocional (EFT).

Qué hacer ante un derrame cerebral

Los medicamentos de emergencia pueden disolver los coágulos que bloquean el flujo sanguíneo al cerebro. Sin embargo, es muy importante actuar con rapidez, ya que es necesario tratarlo dentro de las tres primeras horas, o cuanto antes mejor.22

La mayoría de los derrames cerebrales son inesperados, por lo que conocer los síntomas y llamar al 911 puede hacer la diferencia. Recuerde siempre los siguientes síntomas:

  • Debilidad o entumecimiento repentino de la cara, brazo o pierna, en especial cuando ocurre en un solo lado del cuerpo; así como el rostro caído de un solo lado.
  • Confusión repentina; problemas para hablar o entender las palabras.
  • Problemas oculares repentinos, en uno o ambos ojos, o visión doble.
  • Problemas repentinos para caminar, mareos o pérdida del equilibrio o coordinación.
  • Dolores de cabeza severos y repentinos, sin causa conocida; náuseas o vómito.

Incluso si los síntomas son breves y desaparecen, podría ocurrir un mini derrame cerebral; por lo tanto, debe buscar ayuda de urgencia si usted o un ser querido experimenta alguno de estos síntomas. Un acrónimo útil que le recomiendo memorizar es FAST (o rápido, en español):

F: Facciones caídas

A: Agotamiento de la fuerza en los brazos

S: Sin habilidad de lenguaje

T: ¡Tiempo de llamar al servicio de emergencia!

La neuroplasticidad también puede ayudar a recuperar la función perdida si se implementa de inmediato.

El libro de Bob Dennis, titulado "Stroke of Luck: Master Neuroplasticity for Recovery and Growth After Stroke", y la versión Stroke of Luck: NOW! Fast and Free Exercises to Immediately Begin Mastering Neuroplasticity Following a Stroke, son excelentes opciones de referencia que pueden ayudarle a optimizar su recuperación después de sufrir un derrame cerebral.