HISTORIA EN BREVE

  • Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), que suelen recetarse para tratar el dolor, se relacionan con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca en personas con diabetes tipo 2
  • Los datos demuestran que aún sin tomar los AINE, las personas con diabetes tienen el doble de riesgo de insuficiencia cardíaca, mayor riesgo de dolor lumbar crónico y trastornos degenerativos de la columna lumbar, lo que, a su vez, incrementa el riesgo de recurrir a este tipo de medicamentos
  • A pesar de todas las investigaciones al respecto, no existe un respaldo sólido sobre la correlación entre el colesterol y las enfermedades del corazón; pero el Dr. Malcolm Kendrick afirma que los ataques cardíacos se relacionan con una patología trombogénica, por lo que recomienda evitar los AINE, ya que provocan agregación plaquetaria, lo que incrementa el riesgo de coágulos de sangre
  • La insuficiencia cardíaca se produce cuando el músculo cardíaco no funciona bien. Los datos demuestran que optimizar los niveles de grasas omega-3 y vitamina D reduce las complicaciones y el riesgo de insuficiencia cardíaca
  • Algunos alimentos y suplementos tienen propiedades antiinflamatorias que producen un efecto similar al del diclofenaco, un medicamento antiinflamatorio no esteroideo que suele prescribirse para la artritis de leve a moderada. La curcumina, el incienso, la capsaicina, las grasas omega-3 y los alimentos fermentados o artesanales son muy buenas opciones para ayudar a reducir la inflamación y controlar el dolor

Por el Dr. Mercola

Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE)1 se utilizan para tratar el dolor de leve a moderado. Una investigación2 que se presentó en agosto de 2022 en la Sociedad Europea de Cardiología, demostró que este tipo de medicamentos de venta libre pueden incrementar el riesgo de insuficiencia cardíaca en personas con diabetes tipo 2.

Los AINE se utilizan para tratar problemas de salud como el dolor de espalda, los esguinces, las torceduras, los dolores de cabeza, las migrañas, la osteoartritis y los cólicos menstruales. El dolor lumbar es uno de los problemas de salud más comunes en todo el mundo y es una de las causas principales por la que las personas tienen que vivir con discapacidad.3

Según la Organización Mundial de la Salud,4 la cantidad de personas con diabetes a nivel mundial incrementó de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014, mientras que los CDC señalaron que5 6.2 millones de adultos tienen insuficiencia cardíaca y alrededor de 37.3 millones de personas tienen diabetes.6

Por desgracia, cuando las personas con diabetes tipo 2 utilizan medicamentos antiinflamatorios incrementan su riesgo de insuficiencia cardíaca, el problema es que estas personas también tienen mayor riesgo de dolor lumbar crónico, lo que podría llevarlos a recurrir a este tipo de medicamentos. También existe una fuerte relación entre las personas con diabetes tipo 2 y los trastornos degenerativos de la columna lumbar,7 lo que puede causar dolor lumbar.

La diabetes tipo 2 con diagnóstico reciente también se relaciona con un mayor riesgo de dolor lumbar crónico,8 un problema que es más común en mujeres que en hombres. En 2017, un estudio9analizó la relación entre la progresión de la diabetes y el dolor de espalda. Los datos demostraron que los pacientes sin un buen control de su enfermedad tenían mayor riesgo de desarrollar dolor de espalda crónico.

La relación entre los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos y la insuficiencia cardíaca

El estudio10 que se presentó en la Sociedad Europea de Cardiología en Barcelona, España, demostró que utilizar los AINE a corto plazo se relaciona con insuficiencia cardíaca en personas con diabetes tipo 2.11

Los científicos escribieron12 que desde antes ya se había demostrado la relación entre los AINE y un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca en la población general,13,14 pero ahora trataron de determinar si las personas con diabetes tipo 2 que toman los AINE podrían tener mayor riesgo de insuficiencia cardíaca, dado que aun sin utilizar este tipo de medicamentos, las personas con diabetes tipo 2 tienen el doble de riesgo de sufrir este problema de salud.15

Los investigadores incluyeron a 331 189 participantes con una edad promedio de 62 años. Los participantes del grupo de los AINE recibieron prescripciones para ibuprofeno, diclofenaco, naproxeno y celecoxib. En el análisis, no se incluyeron los AINE de venta libre.

Se registró una mediana de seguimiento de 5.85 años y, durante este periodo, 23 308 personas ingresaron al hospital con insuficiencia cardíaca por primera vez. Luego, los investigadores analizaron por separado a las personas que reportaron que tras tomar los AINE como diclofenaco o ibuprofeno incrementaron su riesgo de hospitalización por insuficiencia cardíaca. Pero no encontraron el mismo riesgo en los participantes que tomaron naproxeno o celecoxib.

Sin embargo, solo el 0.9 % de los participantes tomaron naproxeno y el 0.4 % tomó celecoxib. Los investigadores creen que el hecho de que estos dos tipos de AINE no se relacionaran con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca podría deberse al pequeño porcentaje de participantes que los tomaron.

Después, otro análisis demostró que la mayor relación se encontró entre los participantes que tomaron los AINE con poca frecuencia y en pacientes mayores de 65 años. Sin embargo, no se encontró ninguna relación entre los participantes menores de 65 años, ni en los participantes que tenían niveles normales de hemoglobina A1c. El Dr. Anders Holt, uno de los investigadores del estudio concluyó:16

“Nuestro estudio fue observacional, por lo que no podemos concluir que los AINE provocan insuficiencia cardíaca en pacientes con diabetes tipo 2. Pero los resultados sugieren que si las personas tomarán estos medicamentos deberían considerar un posible incremento en el riesgo de insuficiencia cardíaca. Por el contrario, los datos indican que, en pacientes menores de 65 años y en personas con diabetes bajo control, podría ser seguro prescribir el uso de AINE a corto plazo".

¿Cuál es la relación entre los coágulos de sangre y los problemas cardíacos?

Durante las últimas seis décadas, las recomendaciones convencionales en los Estados Unidos son que evite los alimentos ricos en colesterol, ya que afirman que el colesterol alimentario promueve la formación de placa arterial, lo que causa enfermedades del corazón. Y aunque ahora tenemos evidencia abrumadora que demuestra todo lo contrario,17,18,19,20 esta idea persiste.

Décadas de investigación no han podido demostrar una correlación entre el colesterol alimentario y las enfermedades del corazón. En los Estados Unidos, se actualizaron las directrices alimentarias de 2015-2020 y ahora señalan que "el colesterol no representa ningún peligro".21

Pero solo cinco años después cambiaron su postura y las directrices de 2020-202522 recomiendan que debe consumir menos grasas trans y colesterol alimentario. Por supuesto que las grasas trans deben limitarse o incluso eliminarse por completo, pero es absurdo que el USDA retome sus recomendaciones arcaicas porque ya se ha demostrado que el colesterol no es una de las causas principales de las enfermedades del corazón.

A principios de 2022, entrevisté al Dr. Malcolm Kendrick23 y hablamos sobre el mecanismo subyacente de las enfermedades del corazón, así como de los procesos patológicos que causan la formación de coágulos de sangre en las paredes arteriales. La hipótesis trombogénica de las enfermedades del corazón afirma que cuando no se eliminan estos coágulos sanguíneos, incrementa su susceptibilidad a desarrollar otros coágulos de sangre. Con el tiempo, se desarrolla una placa aterosclerótica.

Cuando las células endoteliales se dañan, se forma un coágulo para ayudar a reparar el área. Luego, esto se cubre con células progenitoras endoteliales para ayudar a crear una nueva capa endotelial. Este proceso de reparación es gradual y casi siempre es continuo. Los problemas empiezan cuando el daño y el proceso de coagulación ocurren más rápido que el proceso de reparación.

En este caso, la placa comienza a acumularse, lo que engrosa la pared arterial y obliga a la sangre a pasar por un espacio más estrecho. Hay muchos factores que causan este daño endotelial,24 como las infecciones virales, el tabaquismo, la diabetes, presión arterial alta y exposición a metales pesados, como el plomo, aluminio y arsénico.25

En su libro titulado “The Clot Thickens: The Enduring Mystery of Heart Disease”, el Dr. Kendrick analiza muchas estrategias diferentes que pueden reducir el riesgo de enfermedad, una de ellas es evitar los AINE, como el ibuprofeno, naproxeno y la aspirina. Aunque estos medicamentos inhiben la inflamación, también provocan agregación plaquetaria al bloquear la COX-2.26,27 En otras palabras, activan el sistema de coagulación de la sangre, lo que incrementa el riesgo de que se desarrollen más coágulos de sangre.

Los omega-3 y la vitamina D podrían aminorar el daño de la insuficiencia cardíaca

La insuficiencia cardíaca, que también se conoce como insuficiencia cardíaca congestiva, ocurre cuando el músculo cardíaco no funciona como debería. Esto impide que la sangre fluya y, en ocasiones, que los pulmones se llenen de líquido. Los problemas de salud que pueden causar la insuficiencia cardíaca son la presión arterial alta, la enfermedad de las arterias coronarias, la obesidad y la diabetes.28

En 2022, un estudio29 que se publicó en la revista JACC demostró que las personas con diabetes tipo 2 que tomaron suplementos de omega-3, tuvieron menor riesgo de hospitalización por insuficiencia cardíaca. Los datos se recopilaron del ensayo VITAL,30 que comenzó en 2010.

Este ensayo involucró a 25 871 hombres y mujeres y su objetivo fue evaluar la suplementación con vitamina D3 o ácidos grasos omega-3, al igual que su impacto en el desarrollo de enfermedades del corazón, derrames cerebrales o cáncer en personas sin antecedentes de estos problemas de salud. Los participantes tomaron los suplementos durante una fase de intervención de cinco años y después los investigadores realizaron un seguimiento continuo.

Los datos del estudio complementario,31 en el que los investigadores evaluaron si la suplementación con omega-3 podría reducir el riesgo de la primera insuficiencia cardíaca con hospitalización u hospitalización recurrente, demostró que a diferencia del grupo de placebo, los participantes con diabetes tipo 2 que tomaron el suplemento experimentaron una tasa del 0.69 en la primera insuficiencia cardíaca con hospitalización.

También encontraron que tomar el suplemento redujo la tasa de hospitalización recurrente en participantes de raza negra. Los datos no demostraron un beneficio que previniera la insuficiencia cardíaca en personas sin diabetes tipo 2. Muchos estudios también demuestran que la vitamina D produce un poderoso efecto cardioprotector.

Un estudio encontró que, en pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva, la vitamina D puede servir como un “agente antiinflamatorio para tratar la enfermedad”.32 Asimismo, la evidencia sugiere que la vitamina D produce un impacto positivo en el metabolismo mineral y la disfunción miocárdica en pacientes con ICC. Los investigadores concluyeron que la deficiencia podría ser “un factor determinante en la patogenia de la ICC”.33

Los estudios epidemiológicos también respaldan los efectos cardioprotectores de la vitamina D,34 y los datos demuestran que la mayoría de los pacientes con ICC tienen niveles muy bajos de vitamina D, es decir, inferiores a los 20 ng/ml.35 Existen más datos que demuestran que las bajas concentraciones de vitamina D3 contribuyen a un mal pronóstico de insuficiencia cardíaca, lo que podría relacionarse con la inflamación.36

Además, la deficiencia es muy prevalente, incluso en pacientes con insuficiencia cardíaca, y es "un importante indicador del riesgo de mortalidad".37 Los investigadores encontraron que tomar suplementos de vitamina D se relaciona de forma independiente con un menor riesgo de mortalidad en personas con insuficiencia cardíaca, mientras que los niveles inferiores de vitamina D se relacionan con un índice de masa corporal alto, diabetes, menores niveles de calcio y de hemoglobina en las mujeres.38

Alimentos y suplementos con propiedades antiinflamatorias

Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos suelen prescribirse para controlar el dolor. Por suerte, existen algunas alternativas que ayudan a reducir el proceso inflamatorio y, por consiguiente, reducir el dolor.

La curcumina es una de ellas. La curcumina es el principal compuesto polifenólico de la cúrcuma y es lo que le da a esta especia su distintivo color amarillo. La cúrcuma tiene un largo historial de uso en la cultura gastronómica de la India, pero no solo eso, también se ha utilizado durante años en la medicina tradicional china y la medicina ayurvédica.39

Además, los ensayos en humanos demuestran que la curcumina es segura, incluso en dosis altas.40 Según un estudio con animales, la curcumina tiene la capacidad de retrasar la progresión de la osteoartritis y aliviar el dolor,41 mientras que un ensayo en humanos42 que incluyó a 139 participantes con osteoartritis de rodilla, demostró que no hubo una diferencia estadísticamente significativa en el dolor entre las personas que tomaron curcumina y las que tomaron diclofenaco.

Asimismo, descubrieron que las personas que tomaron curcumina experimentaron menos episodios de flatulencias, una pérdida de peso significativa y no necesitaron un bloqueador H2 para reducir el exceso de ácido estomacal, comparado con el 28 % de los participantes que tomaron diclofenaco. Otros alimentos o suplementos con propiedades antiinflamatorias incluyen:

  • Alimentos fermentados: ayudan a equilibrar el microbioma intestinal y optimizar la flora intestinal. La disbiosis intestinal puede promover la respuesta inflamatoria y causar dolor. Los alimentos fermentados como el kéfir, el natto, el kimchee, el miso, el tempeh, los encurtidos, el chucrut, las aceitunas y otros vegetales fermentados ayudarán a llenar el intestino de bacterias beneficiosas. De preferencia debe comer una gran variedad de este tipo de alimentos, ya que cada uno contiene un conjunto diferente de bacterias beneficiosas (probióticos).
  • Ácidos grasos omega-3: las grasas omega-3 de origen marino que se encuentran en los peces de agua fría casi no contienen toxinas ambientales y son muy beneficiosas para la salud del cerebro y del corazón. Las mejores fuentes de grasas omega-3 son el salmón salvaje de Alaska, las sardinas y las anchoas. Para alcanzar una proporción de 1:1 entre las grasas omega-3 y las grasas omegas 6, debe reducir el consumo de estas últimas.
  • Té matcha: este té verde rico en nutrientes viene en forma de polvo sin fermentar y molido en piedra. El mejor té Matcha proviene de Japón y es una excelente fuente de antioxidantes.
  • Hierbas y especias: estos son algunos de los alimentos más ricos en propiedades antiinflamatorias que podrá encontrar. De hecho, un estudio43 encontró que el clavo, el jengibre, el romero y la cúrcuma podrían producir un gran impacto en la inflamación sistémica. En otro estudio,44 el ajo redujo varios biomarcadores de inflamación, incluyendo la proteína C reactiva, el TNF-α y la interleucina-6.
  • Capsaicina: en 2013, un estudio en animales45 demostró que la capsaicina "producía efectos antiinflamatorios comparables a los del diclofenaco", un medicamento antiinflamatorio no esteroideo que suele prescribirse para tratar la artritis de leve a moderada.
  • Incienso (resina de Boswellia serrata): un artículo46 demostró que el incienso "contiene propiedades antiinflamatorias, antiartríticas y analgésicas" e inhibe la biosíntesis de leucotrienos, por lo que podría ser eficaz para tratar el dolor y las enfermedades que se relacionan con los leucotrienos, como los trastornos inflamatorios y degenerativos de las articulaciones. Otro estudio encontró que el incienso y la mirra son capaces de suprimir la inflamación al inhibir la expresión de citocinas inflamatorias.

Fuentes y Referencias

1 Drugs.com, March 22, 2018

2 European Society of Cardiology, August 23, 2022

3 Annals of Translational Medicine, 2020; 8(6)

4 World Health Organization, November 10, 2021

5 Centers for Disease Control and Prevention, Heart Failure, bullet 1

6 Centers for Disease Control and Prevention, The Facts, Stats, and Impacts of Diabetes, Stats bullet 1

7 Scientific Reports, 2021;11(16472)

8 BMJ Open Diabetes & Research and Care, 2021;9:e002426

9 Clinical Diabetes, 2017; 35(3)

10 European Society of Cardiology, August 23, 2022

11 Study Finds, August 23, 2022

12 European Society of Cardiology, August 23, 2022, para 3

13 Drugs, 2003;63(6)

14 Monaldi Archives of Chest Disease, 2018;88(2)

15 European Society of Cardiology, August 23, 2022

16 European Society of Cardiology, August 23, 2022, bottom of the page

17 Expert Review of Clinical Pharmacology, 2018;11(10)

18 International Journal of Clinical Practice, 2009;(163)

19 The BMJ, 2016;352:i919

20 Current Opinion in Clinical Nutrition and Metabolic Care, 2012;15(2)

21 American Journal of Cardiology, 2015;116(9)

22 USDA. Dietary Guidelines for Americans 2020-2025

23 BitChute, February 9, 2022

24 BitChute, February 9, 2022

25 Frontiers in Pharmacology, 2021; doi.org/10.3389/fphar.2021.643972

26 Iranian Journal of Pharmaceutical Research, 2011;10(4)

27 Trends in Pharmacological Science, 2009;30(10)

28 Circulation Research, 2021; 128(10) Causes of HF, Risk Factors, Prediction, and Prevention

29 JACC, 2022;10(4)

30 Clinical Trials, NCT01169259

31 JACC, 2022;10(4)

32 The American Journal of Clinical Nutrition, 2006;83(4)

33 American Journal of Cardiology, 2003;41(1)

34 Current Drug Targets, 2011;12(1)

35 Heart Failure Reviews, 2006;11(25)

36 European Journal of Heart Failure, 2014;13(6)

37 European Journal of Heart Failure, 2014;14(4)

38 European Journal of Heart Failure, 2014;14(4)

39 National Center for Complementary and Integrative Health, Turmeric Background

40 APS Journal, 2013;15(1)

41 Arthritis Research & Therapy, 2016; 18:128

42 Trials, 2019;20(214)

43 Journal of the American College of Nutrition, 2012;31(4)

44 Journal of Nutrition 2019;149(4)

45 African Health Sciences 2013;13(2)

46 Surgical Neurology International 2010; 1: 80, Boswellia serrata resin (Frankincense)

47 Scientific Reports 2015; 5: 13668